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mi corazon no es antibalas..

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barbie_wAy
Marie Ackles
xXSLEEP-OR-DEADXx
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1mi corazon no es antibalas.. Empty mi corazon no es antibalas.. Miér Mar 19, 2008 6:11 am

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Gabii aquiiestaa

El timbre marcando el inicio del receso retumba en los tímpanos de los alumnos del colegio entero. Todos se levantan de sus asientos y, como si el tiempo fuese escaso, corren hacia las salidas de los salones con mochilas al hombro. Platican, bromean, sonríen; saben que son propietarios de los próximos 30 minutos. Pero una chica no sonríe, incluso sigue sentada en su pupitre. Acomoda con lentitud y paciencia todos los útiles en el interior de su mochila. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Al verla uno se da cuenta de que no es como los demás. A ella le da igual la hora que sea, cómo es el clima en el exterior de aquel salón, incluso si vivirá o no mañana; siente cada día más duramente la monotonía de su vida, cada día más fuerte desde hacía 4 años… Es difícil lograr ver sus ojos ocultos tras la manta castaña que los cubre, pero en el instante en el que logras verlos, la palabra “Soledad” se puede leer en ellos.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Termina ya de vacilar con la idea de salir o no de aquel salón, y se dirige a la puerta. Su caminar es lento, cosa contraria a sus pensamientos. “Pienso, luego existo”, era su frase, su filosofía de vida; y en ese momento su cabeza debatía la difícil decisión de ir a la cafetería o no; sabía lo que le esperaba si entraba en ese lugar, pero igualmente sabía el hambre que tenía. Sólo bastó el ligero rugir de su estómago para hacerla tomar la decisión, y giró entonces hacia la izquierda. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Ya estaba ahí, justo frente a la puerta. Podía oír los gritos, las risas… Al parecer el lugar estaba lleno, eso empeoraría su situación. Por un momento pensó en irse, aguantar el hambre hasta que el día terminara y llegara a su casa; pero se contradijo a sí misma, convenciéndose de vivir con miedo no era vida. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Tomó una bocanada de aire para darse valor, y empujó firmemente la puerta. En el momento en el que su nariz entró al establecimiento, el mundo pareció haberse detenido, o al menos así lo pensó cuando se percató del silencio que se hizo. <<Te lo dije>> se gritó a sí misma en su interior. Decenas de ojos curiosos la recorrían de arriba abajo, se sentía, hasta cierto punto, acosada, y el sonido de la puerta cerrándose fue la señal que tomó para decidir salir de ahí. Giró rápidamente sobre sus talones y antes de que pudiera siquiera tocar la puerta, escuchó exactamente la vos que no quería oír y temió que sucediera lo que sabía que sucedería.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

— ¿Cómo te atreves a aparecerte por aquí?, fenómeno —gritó una chica al tiempo que se ponía de pie y acomodaba su brilloso cabello castaño con un ligero y coqueto movimiento de su cabeza. Su nombre: Laura; alta, delgada, y con una maravillosa tez morena clara que la asemejaba aun más a una modelo. Y si la gente viviera con la palabra que mejor los describe tatuada en la frente, la suya dictaría Ególatra.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Intentó ignorarla, y de nuevo se dispuso a empujar la puerta para salir de aquel lugar, y una nueva una vos la detuvo.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

—Oye, no haz respondido la pregunta.<o:p></o:p>

—Así es, Laura quiere una respuesta— habla otra chica. Ambas se habían puesto de pie también. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Marie y Carolina, las “amigas” cercanas de Laura, es decir, si ser amiga de alguien son sinónimo de seguirla a donde sea como si fueras la mismísima cola del diablo, repetir con palabras similares lo que ella dijo antes, y siempre decirle lo que quiere escuchar cuando pregunta algo y luego quejarse de la manera en que las trata, pero que eso se olvide en el momento en el que te das cuenta de que gracias a su compañía eres popular; entonces ellas son las amigas más fabulosas del mundo. El trío más conocido del colegio. Y claramente lo que buscaban en ese momento era burlarse un rato de ella, y no precisamente que respondiera la pregunta. Pero ignorarlas le pareció mejor opción por el momento, no era amante de llamar la atención de las personas, y en un lugar tan lleno como la cafetería todo lo que sucedía, todos lo sabrían, y eso le sumaría mas miradas curiosas de lo normal.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Así es que, después de un minuto de silencio, descartó ese adorable impulso de caminar hacia ellas y arrancarles cada uno de sus castaños cabellos y empujó al fin la puerta para recibir el aire fresco del exterior de nuevo y comenzar a caminar. El ligero viento que soplaba peinaba su cabello, pero poca atención prestaba a esto y de nuevo pensaba, esta ves, en cuanto tiempo más podría soportar los acosos de Laura. El semestre pasado la había soportado, pero ya no creía lograr suprimir esas ganas de hundir su puño en aquella cara llena de hipocresía. Apenas se cumplía la primera semana del nuevo semestre y ya no la soportaba, era una batalla que ninguna ganaría. Y que ella jamás había deseado que comenzara, es decir, ¿acaso pidió ser la compañera de trabajo el novio de Laura en el proyecto “mama y papa” de la clase de ética? Era sólo una tarea, cuidar a un estúpido muñeco. Pero el rencor no estaba concentrado en sólo ese suceso, no, también la acusaba de que él terminara con ella apenas termino el proyecto. Probablemente pensaba que la odiaba o envidiaba en tal magnitud que había influenciado a Bob para que terminase con ella. Por supuesto nada de eso era verdad. Pero el rencor de Laura hacía ella crecía cada día.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Llegó a una zona cercana al área de universidad donde le gustaba pasar los recesos y parte de su tiempo libre. Se sentó sobre el césped y recargó su espalda en el tronco de uno de los numerosos árboles e intentó ignorar el rugido de su estómago escribiendo. Dejando su mochila a un lado, posó una carpeta llena de hojas, con contenido muy personal que llevaba siempre con ella, sobre sus piernas. Cerró sus ojos un momento, y sintió el viento, no había prestado atención al clima en mucho tiempo. Sintió cómo su cabello suelto se revolvía, le agradaba eso. Pero una brusca ráfaga, nada agradable, interrumpió sus pensamientos. Abrió entonces sus ojos, y gritó; sus hojas eran llevadas por el viento. Rápidamente se puso de pie y corrió tras ellas, pero su lenta reacción permitió que éstas le llevaran la delantera. Algunas de las hojas, caían al piso, cómo si el viento jugase con ella y le dejara un camino de migajas; ella las recogía sin perder de vista las que aun volaban. <o:p></o:p>

— ¿Por qué a mi?—murmuraba continuamente al ritmo que corría. Y del suave pasto, llegó al firme concreto del estacionamiento de los alumnos de universidad.<o:p></o:p>

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<o:p> </o:p>

Mas adelante había una de las hojas en el piso, Pero a medida que se acercaba, más llamaba su atención… No recordaba haber guardado un dibujo entre aquellas hojas… menos haber hecho alguno ella misma. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Paró en seco frente la hoja, no era algo a lo que ella llamaría con exactitud Artísticos, era un plano. Se inclinó para tomarlo, pero al hacer esto su falda se alzó con ayuda de una pequeña brisa, y por instinto llevó sus manos a bajarla; pero en el proceso soltó las hojas que había acumulado hasta el momento, acción por completo inútil, pues el estacionamiento parecía desierto, pero pensó en la mala suerte de la cual siempre gozaba y decidió cuidar que su falda no se volviera a alzar.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Maldijo una y otra ves al viento mientras pisaba las hojas que aun seguían en el piso, a causa de una brisa menor, para luego tomarlas con la mano que no se encontraba sosteniendo la parte trasera de su falda, y odió más que nunca el uniforme de la escuela. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Ya casi terminaba con todas, cuando vio de nuevo el dibujo. Llamó su atención igual o más poderosamente. Se acercó lentamente, temiendo que sus pasos provocarán la brisa suficiente como para alejarlo, y se percató de la firma que tenía en una de las esquinas inferiores; definitivamente no era la suya, ni la de su madre… Se inclinó de nuevo para tomarla, esta ves sosteniendo firmemente su falda, pero el viento la había elegido ese día a ella para jugar y, con una fuerte ráfaga levanto la hoja por el aire, la vio alejarse y corrió tras ella. Quería ver el nombre de la persona que había hecho aquel dibujo, no entendía qué hacía aquella hoja entre las de su carpeta. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Corría muy rápido, empujada por el viento, aun tenía una de sus manos el pendiente de que su falda no se alzara, mientras la otra la estiraba en lo alto tratando de alcanzar la hoja. Se empezaba a agotar, pero no le importaba, ella quería esa hoja. Continuó corriendo, el viento empezó a disminuir lentamente y cada vez se encontraba más cerca del misterioso dibujo. Más cerca… mas cerca… y… el mundo pareció moverse por completo, o eso creyó hasta que sus ojos veían otra cosa más que el grisáceo color del pavimento y su boca se encontraba besándolo, literalmente hablando. Había caído.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Sintió un punzante dolor en ambas rodillas, seguido de la vergüenza, y en seguida, dolor en varias partes más de su cuerpo. Alzó ligeramente su cabeza para asegurarse de que nadie hubiera presenciado tan penosa caída, y lo vio: como una tierna disculpa de parte del viento por tan mala jugarreta, el dibujo se encontraba a su alcance. Sin pensarlo aceptó la disculpa tomando el dibujo en sus manos. Se giró y alzó el dibujo hacía el cielo para verlo mejor.<o:p></o:p>

—Es un bonito dibujo— dijo para sí misma. Miró hacia la esquina en la cual se encontraba la firma. Pero lo único que entendía de aquellas letras amontonadas era una letra. Se dio por vencida y bajó el dibujo. —Lo bueno es que al parecer nadie me vio—habló de nuevo a la nada. —Debo de verme patética…--exclamó, para luego cerrar los ojos, intentando lidiar con el dolor de sus rodillas, principalmente. <o:p></o:p>

—Yo no diría patética…—comentó una vos cerca de ella, quien con gran sorpresa abrió los ojos y vio un par de zapatos cerca de su hombro derecho.—Yo diría más bien… adolorida.<o:p></o:p>

2mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Miér Mar 19, 2008 6:19 am

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Capitulo 2<o:p></o:p>

“Me llamo…”<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Alzó la vista con el fin de ver la cara de la persona que presenciaba tan vergonzoso suceso, pero le fue imposible distinguir rasgo alguno de su rostro, pues los pocos rayos de sol que se asomaban entre las nubes lastimaban a su vista. Lo único que lograba ver era una silueta.<o:p></o:p>

—Y no te culpo —volvió a hablar. Su vos indicaba que sin duda alguna se trataba de un hombre—. Ese codo no se ve nada bien —comentó poniéndose en cuclillas para admirarlo mejor, luego dirigió su vista hacia las piernas de la chica, quien con rostro ceñudo acomodó rápidamente su falda de forma que le cubriera todo lo posible. Ante esta reacción el chico rió—. Te aseguro que mi intención no era esa —aclaró—, tan sólo quería ver las heridas de tus rodillas; se ven profundas —concluyó con una mueca de dolor en su rostro ahora visible. Al tenerlo cerca, lo primero que notó fue su cabello: era rizado y alborotado, claramente no llevaba una tendencia—. Vamos, te ayudo a levantarte —dijo sonriente y ofreciendo su mano. Ella negó, aún con el ceño fruncido —. Entiendo, debe de dolerte mucho y prefieres no levantarte. <o:p></o:p>

La misma negación con su cabeza, como una réplica exacta de la primera, fue la respuesta que recibió de su parte. Él no entendió la razón de tanta frialdad de su parte. La miró fijamente un par de segundos, pensativo, para luego volver a hablar:<o:p></o:p>

—De acuerdo, lo haré más sencillo para ambos y te cargaré —dijo con ligereza y enseguida acercó sus brazos hacia ella con toda la intención de cumplir con sus palabras.<o:p></o:p>

— ¡No! —exclamó ella al tiempo que se incorporaba.<o:p></o:p>

—Ah, ¡al fin hablas!<o:p></o:p>

—Si, sólo que intento no hacerlo con extraños —contestó cortante.<o:p></o:p>

—Veo que te enseñaron bien eso de “no hables con extraños” —dijo riendo.<o:p></o:p>

—Así es, sin embargo, creo que no aprendí bien la lección; continuo hablando.<o:p></o:p>

Continuó riendo, cosa que a ella le molestó, pues a su parecer lo que había dicho no había sido un chiste.<o:p></o:p>

—Así es... —dijo al fin, dejando de reír—, pero nos hemos visto anteriormente…<o:p></o:p>

— ¿En verdad? —interrumpió—, lo dudo. No recuerdo haberte visto en la preparatoria. Ni siquiera llevas el uniforme—dice después de escudriñarlo con la mirada—. ¿Eres maestro?<o:p></o:p>

— ¿Tan mayor me veo? —exclama sorprendido, para luego volver a reír—. No, no.<o:p></o:p>

Soy alumno de universidad. Estudio arquitectura, y me temo que la hoja que llevas en tu mano es de mi propiedad. Siento mucho los problemas que te causó.<o:p></o:p>

— ¿Ésta?, ¿el dibujo de la casa? —el asintió—. Pues, siendo sincera, es muy bonito.<o:p></o:p>

—Muchas gracias.<o:p></o:p>

—Un momento, ¿qué hacía tu hoja en mi carpeta?—cuestiona recordando que esa era<o:p></o:p>

la duda con la que había comenzado su persecución por ella.<o:p></o:p>

— ¿Cómo dices? —pregunta sorprendido por la acusación—. Ah… no, creo que no<o:p></o:p>

he sido claro —dice comprendiendo la situación—; mis hojas también fueron arrastradas por el viento —explicó—. De hecho—dijo tomando su mochila y escrutando en su interior—, yo también tengo algunas tuyas. En cuanto las hojas estuvieron a su vista las tomó arrebatándoselas, y pegándolas a su pecho cómo si temiera que alguien viniera de la nada y se las quitara. Su verdadero temor estaba en el hecho de si él había leído sus contenidos—. No te preocupes, no leí nada, me imagine que era algo personal.<o:p></o:p>

La confesión de su parte le pareció sincera, y ganó un poco de su confianza.<o:p></o:p>

—Gracias— contestó tímida—, aquí tienes la tuya.<o:p></o:p>

—Muchas gracias. ¿Sabes?, es mi tarea. Una muy importante, mi profesor me mataría si<o:p></o:p>

no la hubiera traído.<o:p></o:p>

—Que felicidad que mi caída sirviera de algo —dijo dibujando una pequeña y tímida sonrisa en sus labios.<o:p></o:p>

—Pues si, y lo siento mucho —dijo serio—. Vamos, te acompaño.<o:p></o:p>

—No… digo… yo…—comenzó a tartamudear.<o:p></o:p>

—No seas modesta, después de todo te debo una—y ofreció de nuevo su mano hacia ella.<o:p></o:p>

—Es que no se supone que deba de hablar con extraños ¿recuerdas?<o:p></o:p>

Él rió.<o:p></o:p>

—Cierto, cierto… pero eso se arregla. Me llamo Raymond, pero mis amigos me dicen Ray. Mucho gusto —dijo sonriente y extendiendo su mano, esta ves en señal de presentación.<o:p></o:p>

—Lo mismo digo— dijo estrechando su mano—, yo me llamo Gabriela. Y si tuviera amigos, creo que me llamarían Gabi. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Acto seguido, la ayudó a levantarse, fueron por su mochila, y comenzaron a caminar en dirección a la preparatoria. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

La plática fue escasa. Gabriela era del tipo de chica que pensaba que lo que sea que saliera de su boca sería tan interesante, como ver crecer el césped; Ray, era el tipo de chico que platicaba de cualquier cosa, pero la actitud de Gabi lo tenía sorprendido, no era como otras, y no podía descifrar el tipo de conversación que a ella le agradaría.Su tobillo le molestaba enormemente, sin embargo, prefirió no mencionarlo. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Llegaron al edificio.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

—¿En que piso está tu salón?<o:p></o:p>

—En el tercer piso —dijo con dolor, recordando su tobillo.<o:p></o:p>

—Te acompaño.<o:p></o:p>

—No, prefiero que no. <o:p></o:p>

—No podrás con tu mochila y tus heridas todas las escaleras.<o:p></o:p>

—Si puedo —exclamó ofendida.<o:p></o:p>

—Bueno, pero no debes — le dijo serio—. Vamos— le dijo ofreciéndole su brazo de apoyo, el cual fue de mucha ayuda.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Llevaban poco menos del primer tramo de escalones hacia el primer piso.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

—¡Ay no! —dijo ella con cara de fastidio.<o:p></o:p>

—¿Qué pasó? — dijo mientras subían.<o:p></o:p>

—Ven— le ordena y toma firmemente su brazo.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Ambos corren, pero Gabi falla en su intención de pasar desapercibida y llama la atención de Marie, quien no confundiría ese largo cabello oscuro y esa falda tan larga en ningún lado, y sabe bien qué es lo que vio. Toca ligeramente el hombro de Laura y apunta el lugar en donde vio a “Gabi con un chico” frase que llama enormemente la atención de Laura y deja a lucir una mirada maliciosa.

3mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Miér Mar 19, 2008 6:20 am

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Capitulo 3

"Pure hate"

--¿Qué sucede? --pregunta Ray sin entender la situación, sólo se deja llevar por Gabi.

Ella se ahorra la respuesta y se concentra en correr lo más rápido que sus piernas le permiten, teniendo sólo en mente lo que sucedería si la llegan a ver con Ray.
</DIR>

Parecían llevar la delantera y Ray no dejaba de hacer preguntas, todas ignoradas por ella. Ésto le molestó y comenzó a bajar su velocidad. Gabi notó esto solo cuando Ray paró en seco.

--¿Me diras lo que sucede o piensas que te seguiré por siempre?--preguntó enojado.

--Raymond, por favor. Sólo corre--suplica jalando ligeramente de su brazo, pero el se resistía de tal manera que su mano resbaló hasta que ambas se unieron.

--Explicame algo, lo que sea--exclama desesperado--. En verdad no entiendo por qué corremos.

--Despues te explicaré, lo juro --le dice paciente y acercándose a él--. Pero por favor, tenemos que correr --y le brinda una mirada suplicante.

--No esperaba menos de ti-- dice una vos burlona a la espalda de Gabi--. Eres la rara, y ahora resultas la prosti. Se ve que un titulo no era suficiente para ti... Aunque, mal gusto no tienes --le dice jugueteando con un mechon de su cabellos entre los dedos de su mano y llevando la otra a su cadera, manteniendo una mirada coqueta fija en Ray para ahora dirijirse a el--. Pero chico, haz caido muy bajo al elejir a esta --dice para luego lanzar una mirada llena de desprecio a Gabi.

Gabi soltó con coraje la mano de Ray en cuanto se dió cuenta de que éstas estaban unidas y bajó rápidamente la mirada.

--Si, muy prosti, pero tu novio me prefirió a mí, ¿no recuerdas? --habla al fin Gabi, procurando que las palabras fueran lo más hirientes posible, y alzando la mirada con una burlona sonrisa dibujada en su rostro, vió su objetivo cumplido.

Laura tenía los ojos muy abiertos, casi sin poder creer lo que había dicho, incluso que hubiese hablado. Abría y cerraba la boca varias veces, queriendo hablar, pero sin encontrar una buena respuesta. Y a su espalda, Marie y Caro susurraban igualmente sorprendidas.

Gabi, quien saboreaba la victoria, sintió de repente cómo se posaban suavemente unas manos sobre sus hombros; Ray quería entrar en el juego. Ocultó la sorpresa que le ocacionó la acción de Ray y mejor la aprovechó:

--Vámonos Raymond, no vale la pena hablar con unas abandonadas urgídas.

Y esta pareció ser la frase que hirvió por completo la sangre de Laura, pues en cuanto Gabi se giró y le dió la espalda junto con Ray, corrió hacia ella y la empujó, cayendo ambas al piso.

Gabi sintió que le habían sacado todo el aire de los pulmones, se giró con el fin de buscar una manera de agarrar aire, pero lo que recibió fue un puñetazo mal dado en una de sus mejillas. Laura estaba encima de ella, golpeándola torpemente y jalando de su blusa. Gabi parecía ser ahora la sorprendida, quedo atontada por unos segundos, hasta que cayó en la cuenta de lo que sucedía; con todas las fuerzas que logró sacar de las veces que había deseado hacer lo que el instinto le susurraba al oido, tomó a Laura de los hombros y, con un ágil movimiento, era ella la que ahora estaba arriba.

La abofeteó varias veces, y otras más jaló firmemente de su cabello, manteniéndo siempre una mano en su hombró para no dejarla ir. ¡Vaya que disfrutaba eso! Se detuvo un segundo, la miró fijamente a los ojos, fue entonces cuando decidió hacer aquello que en verdad anhelaba desde hacia mucho tiempo: "hundir su puño en esa cara llena de hipocrecía". Unió sus dedos en un firme puño, llevó su codo hacía atrás, gozando enormemente de la mirada aterrorizada de Laura, y justo en el instante en el que llevaba su mano directamente hacia su nariz, alguien la tomó de ambos brazos y la jaló, alejándola de su víctima y haciéndola quedar en pie a unos metros alejada de ella.

Vió cómo se levantaba y la miraba con rencor, Gabi quizo seguir, al igual que Laura, pero los brazos que la sosotenían no se lo permitieron, y antes de que ella pudiera tocarla, Caro y Marie tomaron uno de sus brazos cada una de ellas y le susurraron al mismo tiempo cosas que la pusieron pálida. Su mirada lució perdida, y al segundo siguiente giró su cabeza. La directora presenciaba todo.

Su mirada seria y fría, y sus labios fruncidos no daban a la vista buenas noticias para ninguna de las dos. El timbre sonó.

--¡Todos a sus salones! --gritó dirijiéndose a la multitud que se había juntado al verlas, multitud que ambas habían ignorado ante la adrenalina de la pelea. Algunos alumnos obedecieron al instante; otros más vacilaron ante la orden, pero igual accedieron y se retiraron; la gente se fue hasta dejarlos solos. Ambas se encontraban más tranquilas ahora, la sorpresa las había dejado en shock; lentamente los brazos que las sostenían las soltaban conforme notaban esa tranquilidad. Laura abrió la boca, pero la directora interrumpió alzando un dedo--. No quiero escuchar nada hasta llegar a mi oficina --y dicho ésto comenzó a caminar.

Todos se miraban entre sí, incluso Laura y Gabi; sabían que nada resultaía bien. El trío comenzó a caminar detrás de la directora, Laura era peinada por dos pares de manos, en vanos intentos de que sus cabellos no lucieran alborotados.

--Vamos --habló Ray a espaldas de Gabi, quien emprendió el camino.

La directora los esperaba al pie de las escaleras, separó a los grupos: Laura, Marie y Caro iban enfrente de ella, Ray y Gabi detrás; temía que en el primer contacto se reanudara el pleito.

--Espero no estés molesta por haberte jalado, pero noté lo que estabas a punto de hacer y preferí intervenir antes de que la directora lo viera cumplido --susurró Ray. Y con un gesto y un ligero movimiento de su cabeza, Gabi le dio a entender que todo estaba bien.

Y de nuevo una caminata silenciosa.

Llegaron a la oficina, pasaron todos. La directora se dirijió a su escritorio, hecho que la hacía lucir aún más seria y estricta, y al tomar asiento, parecía tener un mayor aire de superioridad. Y sin que ningún sonido quebrantara el silencio del lugar todos entendieron la acción y tomaron asiento; Laura y Gabi quedando en cada extremo de la hilera.

--Ahora, ¿quién me explicará lo que sucedió?

Laura alzó la mano. La directora asintió. Y el estómago de Gabi se comprimió, sabía que lo que saldría de su boca serían sólo mentiras.

--Directora, yo sólo le pregunte si él era su novio --dijo apuntando a Ray--, y al parecer eso le enojó, porque corrió hacia mí, me tiró al piso y me comenzó a golpear --dijo Laura con fingidos gemidos referentes aun llanto.

--¡Eso no es verdad!--gritó Gabi, levantándose de su asiento--. ¡¡¡Ella comenzó llamándome rara y prostituta!!! --dijo apuntándola con su dedo índice.

--Señorita, le prohibo que grite, y menos palabras tan fuertes y ofensivas.

--¿Se refiere a "prostituta"? ¡Por dios! Ni siquiera es grosería --responde renegando.

--¡Por favor! No vuelva a repetir esa palabra --gritó ofendida.

--De acuerdo... Ella me llamo "mujer de mala vida". ¿Le agrada mas el significado? --dijo para luego tomar asiento de nuevo.

--Pero eso no es razón suficiente como para actuar violentamente y agredir a su compañera --respondió ignorando la pregunta.

--¡Yo no comenzé los golpes! --contestó frenética.

--Claro que sí. Ella comenzó --gritó Marie.

--Tú no hables --exclamó Ray--, obviamente afirmarás todo lo que Laura diga, asi es que tu opinión no vale.

--Y tú afirmarás lo que diga Gabi, asi es que no veo porqué no tomar nuestro testimonio --habló ahora Caro.

--La gran diferencia es que yo hablaré con la verdad.

--Tú hablarás lo que ella te pida.

--Por supuesto, porque será la verdad.

--¿Éstas de su lado?

--Estoy del lado de la justicia.

--Oh, Ray, mis tios se enterarán de ésto. Les contaré qué clase de gente frecuentas --gritó Caro amenazante y con enorme furia en su mirada.

--Lo mismo digo -- contestó Ray sin dejarse intimidar.

--¡Silencio! --gritó la profesora por décima desde que Ray y Caro habían comenzado a gritar, y hasta ese momento parecieron percibir su voz porque ninguno de los dos abrió de nuevo la boca para pronunciar palabra alguna, se limitaban a miradas llenas de cólera--. Ésto me ha ayudado a comprender que las testificaciones no son materia confiable para juzgar la situación, es más que claro que todos defenderán su lado --tomó aire--. Y es por eso que he decidido tomar sólo en cuenta lo que mis ojos presenciaron --en cuanto Gabi escuchó esas palabras, supo de quien sería la victoria en esa ocasión; cerró sus ojos y bajo la cabeza, sintió una mano en su hombro, pero se alejó con ligereza, la compasión era uno de los sentimientos que más detestaba--. Los hechos apuntan en su contra, señorita Gabriela. Será castigada con labores escolares que le serán explicadas en cuanto las jovencitas se retiren. No sin que antes Laura reciba una disculpa de su parte.

--¡Me rehuso rotundamente a eso último! --brindarle a Laura el placer de una disculpa lucía más terrorífico que el infierno mismo--. Póngame doble castigo, tortúreme, crucifíqueme; pero no logrará que yo le pida una disculpa a alguien culpable --gritó.

--Muy bien, viendo su actitud ante algo tan sencillo cómo una disculpa, su primera propuesta me suena muy tentadora --gritó también la directora poniéndose de pie.

--Pues tómela --gritó desgarrando su garganta y golpeando el escritorio con ambas manos y poniéndose a su altura.

La sala se hundió en el silencio por primera ves. Ambas se desafiaban con la mirada, mientras Ray reflexionaba que hacer enojar a una mujer podía llegar a ser mortal y se prometía a sí mismo nunca hacerlo.

--Pueden retirarse --habló al fin la directora apartando la mirada de Gabi.

4mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Miér Mar 19, 2008 6:21 am

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--Usted no, señorita Gabriela --ordenó la directora.<o:p></o:p>

Gabi paró en seco, estaba a punto de salir y detrás de ella estaba Ray. Laura alcanzó a oir éso, a pesar de que ya se encontraba afuera, y lanzó una mirada burlona antes de alejarse. Esta acción la hizo enfurecer.<o:p></o:p>

--Necesito hablar con usted... --volvió a hablar al ver que no había reacción de su parte--, a solas --agregó.<o:p></o:p>

Ray miró con dureza a la directora, esa indirecta le había parecido demasiado directa. Y un par de miradas entre Gabi y él bastaron para que entendiera que no había problema alguno en la petición de la directora, que ella estaría bien. <o:p></o:p>

<o:p></o:p>

Se retiró cerrando la puerta tras él y ella volvió a su asiento.<o:p></o:p>

--Es usted una jovencita desvergonzada e irrespetuosa --le espetó mirándola fijamente.<o:p></o:p>

--Las herramientas para tener éxito en esta vida --respondió con ligereza.<o:p></o:p>

--Tal ves --habló después de un corto silencio--. Pero le quiero aclarar que de no ser por el respeto que le tengo a la memoria de su padre y a la gentileza de su madre hacia esta institución, usted estaría expulsada.<o:p></o:p>

--Pues aceptaría con orgullo éso si tan sólo hubiera sido yo la culpable de lo que sucedió.<o:p></o:p>

--¡No comience de nuevo con eso! --dijo alzando la voz--. La única razón por la que pedí hablar a solas con usted es para darle los detalles de sus castigos --Gabi soltó un bufido, el cual la directora ignoró--. Su primer castigo será trabajar en la biblioteca, hará las labores que se le pidan durante un mes, de lunes a sábado, sin derecho alguno a faltas --hizo una pausa, esperando la revoltosa reacción por parte de Gabi. Sólo recibió un silencio--. Bien --continuó acomodándose en su asiento--, el segundo castigo consiste en guiar a un alumno participante del intercambio escolar internacional de este año por la escuela. En su expediente se aclara que usted posee un gran conocimiento del idioma inglés, por lo cual la comunicación no será problema entre ustedes; además, tendrá un nuevo amigo.<o:p></o:p>

--Perdóneme si mi cara no expresa la enorme felicidad que la noticia me provoca, es tanta que no se cómo reaccionar --contestó con sarcasmo.<o:p></o:p>

--Me alegra --dijo sin darle importancia--. Y aclarado eso, se puede retirar. Se tendrá que presentar en la biblioteca después de clases y el alumno de intercambio llegará el lunes, aquí está un papel con su nombre...<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Mientras la directora decía ésto Gabi se dirijía a la puerta, y no le permitió terminar lo que diría, pues claramente le oyó decir que se podía retirar y fue lo único que quizo escuchar. Dió un portazo con verdadera intención de tirar la puerta, y gozó imaginando la cara de aquella vieja ante su acción. Y caminó por el pasillo, con la mirada fija en la fina loza pensando en cómo explicarle a su madre que se tendría que quedar en el colegio todas las tardes para trabajar en la biblioteca para cumplir con un castigo por golpear a Laura. En conjunto, las acciones sonaban devastadoras y explicarlas le sería dificil. Y tal ves lo mejor sería callarlo todo.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Llegó al vestíulo del edificio y unas voces conocidas la obligaron a alzar la mirada.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

--¡Gabriela!<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Un joven rubio alzaba la mano para llamar su atención. Bob, quien estaba con Ray y otro chico que ella no conocía. Al parecer se encontraban platicando, pues se encontraban parados formando un triángulo. <o:p></o:p>

Gabi se acercó con pesadez.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

--¿Qué te dijo? --preguntó al instante Ray.<o:p></o:p>

--Nada importante --contestó Gabi sin dar importancia a los detalles.<o:p></o:p>

--Intentamos entrar --dijo de repente Bob--, vimos todo y sabíamos que Laura sabría ingeniárselas para salir libre, pero la secretaria nos lo impidió, y luego llamó a los guardias y pues... <o:p></o:p>

--Resumámoslo en que el subdirector nos otorgó el puesto de ayudantes del conserge por un tiempo --interrumpió el otro chico con una sonrisa pícara dibujada en su cara, al parecer sentía que el castigo había sido más que justo, y pasaba una mano suavemente por su brazo. Gabi no pudo ignorar ésto y fijó la vista en ese punto; una enorme marca morada cubría su piel, miró entonces a Bob, en su frente había también una gran herida cubierta por su cabello, pero aún visible. <o:p></o:p>

--Lo siento --dijo bajando la mirada--. Si les hace sentir mejor, seré ayudante de la bibliotecaria por un tiempo.<o:p></o:p>

--¿Cómo nos va a hacer sentir mejor? Laura salió libre como temíamos --respondió Bob--. Ray nos lo contó todo. Simplemente fue injusto, es por eso que insistimos en entrar.<o:p></o:p>

--Ya no importa --dijo Gabi en tono derrotado--, alegar no logrará que nos sean retirados los castigos.<o:p></o:p>

--Pues si...<o:p></o:p>

--¿Y a qué hora tienen que ir? --preguntó Ray.<o:p></o:p>

--Me dijeron que después de clases --respondió ella.<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

El timbre se oyó. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

--Allá va nuestra última clase del día --dijo el chico cuyo nombre Gabi no conocía.<o:p></o:p>

--¡Demonios! --exclamó Ray--. Mi clase comenzó hace veinte minutos --dijo mirando su reloj--. Nos vemos luego --dijo para luego correr, saliendo del vestíbulo por la puerta de cristal.<o:p></o:p>

--Olvidó su mochila --gritó Bob--. Ray, espera--. y corrió tras él con la mochila en mano, dejando a Gabi en compañía de un extraño.<o:p></o:p>

--Bob es un idiota, no nos presentó --dijo riendo--. Me llamo Frank --ofreció su mano.<o:p></o:p>

--Yo soy Gabriela --contestó estrechando la mano ofrecida.<o:p></o:p>

--Fui testigo de la pelea, y permiteme decir que golpeas muy bien.<o:p></o:p>

--Gracias... supongo.<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

Bob asomó su cabeza por la puerta.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

--Lo alcanzé --dijo sonriente--. Vamos, se nos hará tarde.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Los tres caminaron charlando acerca de lo sucedido, hasta llegar al punto en el que tuvieron que separarse; Gabi se dirijió a la biblioteca, y Bob y Frank subieron los escalones al segundo piso, donde se encontraba el conserje.<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

----- <o:p></o:p>

<o:p></o:p>

Su estómago daba vueltas, siempre sucedía cuando subía a un avión, y sin importar la frecuencia con la que viajaba en ellos, la sensación de ascos siempre era la misma. Y a su mal se sumaba el hecho de vivir un tiempo fuera de su hogar, si es que a ese lugar se le podía dignar a llamar de aquella manera. Un tiempo lejos era justo lo que necesitaba. No más gritos, no más peleas, no más... Bueno, siplemente "no más". Lo único que le preocupaba era dejar a su hermano...

5mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Miér Mar 19, 2008 6:22 am

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"Sé amable"

Acomodaba cada uno de los libros del carrito tan meticulosa y exactamente cuidadosa como la propietaria de los ojos que a ratos se clavaban en su nuca le había dictado. Se encontraba cansada, los libros de la bibloteca no eran lo que se podría llamar compactos y el estirarse para llegar a la parte superior de los estantes la obligaban a hacer un esfuerzo enorme. Cada que terminaba con una torre de libros, miraba el reloj, y comenzaba a sospechar que éste se encontraba descompuesto. Una eternidad, eso era exactamente lo que describía su trabajo. No podía creer lo lento que avanzaba el tiempo.

Al abrir espacio en el estante para una de las enormes enciclopedias, vió una cara y la sorpresa la hizo saltar.

--¿Qué haces ahí? Me asustaste --susurró enojada, reconociendo al dueño de la cara y poniendo una mano en su pecho para sentir su acelerado palpitar.

--Lo siento --dijo Ray riendo--. No era mi intención. Me pareció gracioso. Lo siento --repitió.

--No hay problema.

--¿Te diviertes?

--Uy si... bastante...

--¿A qué hora sales?

--A las siete y media --dijo poniendo el libro en el espacio por el cual se asomaba la cara de Ray.

--¡Ey! --lo oyó gritar en el otro pasillo--. Eso fue descortés --dijo, ahora caminando hacia ella.

--Lo siento, el buitre pasó.

--¿Buitre?

--Es un ave que come carroña, suele deambular alrededor de su presa esperando a que muera para luego...

--Sé qué es un buitre, pero no entiendo a quien te refieres --interrumpió.

--Es la biliotecaria, pasa cada diez o quince minutos. Parece desear verme hacer algo mal para tener una queja de mí para la directora. ¡Es odiosa! --dijo sin dejar de acomodar libros.

--Oh, entiendo --dijo fingiendo ver los libros en el mismo estante en el que ella los acomodaba para ahorrar problemas en caso de que la bibliotecaria pasara. Y de repente el estómago de Gabi rugió tan fuerte que aún sin el silencio del lugar Ray lo hubiera logrado oir--. ¿Eso fue tu estómago? --preguntó soprendido.

--Eso temo --contestó apenada.

--Vaya... --exclamó--. Te invito a cenar --dijo sonriente.

--No, no hay problema. Termino en una hora, comeré algo al llegar a casa.

--Vamos, tenemos que celebrar tu victoria en la pelea con Laura.

--Y mi derrota en la oficina de la directora ¿no? --dijo con mala cara.

--No seas pesimista. Piensa en lo bueno. El recuerdo de los golpes y el rumor de la pelea durará incluso años. Sabes que las peleas están estrictamente prohibidas aquí. ¿El castigo?, eso durará unas semanas. Pero de ahora en adelante, Laura pensará dos veces las cosas antes de acercarse a tí o decirte algo.

Gabi meditó un momento esas palabras, concluyendo en una sonrisa en sus labios.

--Tienes razón. Hay que celebrar.

--¡Bien! Estaré por aquí haciendo tarea. Te veo a las siete y media.

--De acuerdo.

Ray se alejó. Gabi no podía creer la gentileza que una persona que acababa de conocer tenía hacia ella, ¿era su intención verdadera ser su amigo? "Caras vemos, corazones no sabemos" era una frase que había oído desde pequeña de boca de su abuela, pero decidió no dudar de alguien que se había portado tan amable y quien horas antes la había defendido y ayudado. <<Sé amable>>. Tal ves una amistad no sería mala, después de todo, Bob era la única persona a quien le hablaba en todo el colegio, y ella no se atrevería a utilizar la palabra amigo para referirse a él, aunque lo que se había atrevido a hacer ese día había sido muy generoso de su parte.

Y entre esos pensamientos la hora faltante para concluir su trabajo del día llegó a su fin. Se encontró con Ray en la entrada de la biblioteca y juntos caminaron hacia el estacionamiento, donde se encontraba su auto. Gabi intentó disimular su asombro ante el maravilloso modelo deportivo que conducía Ray, pero fue imposible que sus ojos salieran de sus orbitas al subir a él.

--No es mío --comentó mientras salían del área del colegio para integrarse a el río de carros que corría por el bulervar--, es de mi padre. Me lo suele prestar. Yo me limito a modelos menos... extravagantes.

--Pues es en verdad muy lindo.

--Si... ¿Avisaste a tus padres que llegarías tarde?

--Créeme, no se preocupará.

--De acuerdo. Entonces, ¿qué tipo de comida te gusta más?

--Sinceramente, no tengo preferencia alguna.

--Vamos, debe de existir una que te atraiga más.

--En este momento incluso el pasto me luce apetitoso.

--Entiendo. Entonces, lo dejaremos a la suerte.

--¿Cómo?

--En el bolso pequeño de mi mochila hay varios anuncios de distintos restaurantes, saca uno --Gabi obedeció. Tomó los papeles y sacó uno cerrando los ojos, pasó con su mirada el contenido--. ¿Qué dicta la suerte?

--Comida china.

--Comida china será --dijo pisando el acelerador.



Al llegar, una joven muy amable los acompañó hacia una mesa "al lado de la ventana" como Ray le había especificado y ordenó la comida, al parecer frecuentaba el lugar, pues ni siquiera se dió tiempo de ver el menú. Los ojos de Gabi se encontraban distraidos con cada pequeño detalle del lugar, parecía encontrarse viendo uno de esos catálogos de muebles modernos.

--Lo se, pareciera que estás en uno de esos programas de diseño y decoración de departamentos al estilo actual --habló Ray al ver la mirada de Gabi sumergirse en cada rincón del restaurante.

--Yo pensaba más en un catálogo de muebles, pero un programa de ésos es muy parecido también --contestó.

--Me encanta este lugar, sobretodo por su arquitectura contemporánea.

--¿Es eso lo que estudias?

--Sí, arquitectura. Mi padre y mi tío son los dueños de una empresa constructora de viviendas. Media ciudad vive en casas hechas por dicha empresa. Pienso trabajar en ella.

--¿Te apellidas Toro? --exclamó de repente.

--Sí, ¿cómo supiste? --preguntó sorprendido.

--Caro mencionó a unos tíos --continuó hablando, sin prestar atención a la pregunta--. Se refería a tus...

--Padres, sí.

--Quiere decir que ella es tu...

--Prima --afirmó Ray--. ¿Cómo supiste? --repitió.

--Todos saben de qué empresa son dueños los padres de cada persona en ese colegio. Y sólo existe una constructora en la ciudad cuyo dueño resultan ser dos hermanos.

--Muy lista. Y ¿qué me cuentas de tí?

--Pues, vivo sólo con mi madre.

--¿Divorciada?

--Viuda.

--Oh, lo siento mucho.

--No hay problema, fue hace mucho. Uno lo supera --se hizo un incómodo silencio--. Mi padre era el dueño de la escuela de artes de la ciudad, seguro la conoces.

--Sí, el lugar donde suelen presentar galerías de arte ¿no?

--Así es. Ahora es poseción de mi madre, cuando cumpla dieciocho años pasará a ser mía, según el testamento.

El celular de Ray comenzó a sonar y, disculpándose, se alejó para contestar. El mesero se acercó y posó los platos en la mesa, todo se veía delicioso, pero le pareció de mala educación comenzar a comer sin que Ray estuviera y esperó. En menos de un minuto regresó sonriente y tomó asiento.

--Lo siento, era una amiga --dijo tomando un cubierto y comenzado a comer, Gabi hizo lo mismo.

--No hay problema --contestó antes de llevar un trozo de lo que parecía ser pollo a la boca.

--¿Te puedo pedir algo? --preguntó Ray después de unos minutos sin hablar.

--Seguro.

--¿Me concederías el honor de ser mi acompañante en una fiesta?

Gabi, quien tomaba un poco de agua, tosió cubriéndo su boca para impedir que el líquido saliera.

6mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Miér Mar 19, 2008 6:22 am

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Capitulo 6

"Fue un largo día"



La pregunta en verdad la había tomado por sorpresa. Ray la miraba nervioso, no sabía cómo ayudar. Pensó primero en ofrecer agua, pero reflexionó enseguida que era justo éso lo que había provocado la tos así es que soltó el vaso que estaba a punto de alzar y se limitó a levantarse de su asiento para dirijirse a ella, pero Gabriela alzó una mano en petición de que no lo hiziera y él obedeció. Su ataque de tos cesó después de un rato.

--¿Estas bien? --preguntó preocupado.

--Sí, lo siento.

--Uff, me asustaste --contestó aliviado.

--Lo siento --repitió.

Él rió. Y después, todo cayó en silencio, lo único audible era el chocar de los cubiertos con los platos y los pasos de los meseros de una mesa a otra.

--Bueno --comenzó a hablar Ray--, entiendo si prefieres pensarlo.

--¿Pensar qué? --preguntó sin entender sus palabras.

--Sobre la fiesta... --le recordó.

--Ah si --contestó pensativa--. Raymond --habló despues de una par de minutos--, sinceramente no creo servir para las fiestas...

--No es algo para lo que se defina que uno sirve o no --dijo riendo.

--Prefiero evadirlas.

--Si te incomoda ir con alguien a quien acabas de conocer, entiendo, no hay problema --dijo continuando con su comida.

--No, no es eso --exclamó nerviosa--. En verdad, después de lo que haz hecho por mí es lo menos que podría hacer...

--No, tampoco quiero que te sientas, de alguna forma, comprometida a dar algo a cambio por lo que ha sucedido --le interrumpió--. Ni por la cena --agregó enseguida.

--Yo... lo sé. Pero la verdad es que no soy una persona a quien se le pueda catalogar como social. Nunca he ido a una fiesta que no sea para niños. La gente siempre me mira raro, e incluso los niños hullen de mí. Hecharía a perder todo. Sinceramente, no entiendo por qué me lo pides a mí.

--Te lo pido porque me caes bien. Además, no es exactamente una fiesta, es una de esas excusas que toman los padres para juntar a toda una cominudad de exéntricos millonarios igual que ellos para arreglar negocios o entablar algunos nuevos. En realidad es la fiesta de cumpleaños de mi amiga, pero su padre acaba de ser nombrado gobernador del estado y cree que es un buen gancho para atraer a la prensa.

--¿Es Natia, la hija única del gobernador Lombardo? --preguntó sorprendida.

--Esa misma. Es una vieja amiga, y me ha pedido que la acompañe para poder soportar el estar rodeada de tanta gente desconocida.

--Oh, entiendo... --ella misma se había visto en casos similares, y en su momento deseó tener a alguien conocido para platicar entre ese mar de gente extraña. Y reflexionando en esto habló de nuevo--. Me gustaría ir... --dijo aun no muy convencida de lo que acababa de decir.

Ray sonrió de oreja a oreja.

--¿En verdad? ¡Genial! Verás que la pasarás bien --exclamó más que feliz.

- - -

Miraba por la ventanilla del avión lo pequeña que se veía una ciudad desde esa altura; el mareo y la molestia en su estómago habían pasado ya. Lo sorprendía lo sencillo que se podía admirar a millones de mundos distintos kilometros bajo sus pies. Cada cabeza es un mundo, era una frase que no podía apartar de sus pensamientos, frase que reflexionaba y vivía a diario.

Sus múltiples intentos por dormir habían fallado una y otra ves. En cada ocasión que cerraba sus ojos, imágenes acerca de la última pelea entre sus padres venían a su mente. Y le dolía saber que no era sólo eso de lo que huía...

Tomó su reproductor de música, se puso los auriculares, y lo encendió subiendo todo el volumen, esperando que el sonido alejara aquellas imágenes y recuerdos. Cerró los ojos, y al fin descansó.

- - -

Gabriela caminaba hacia la puerta de su casa, estaba cansada y lo único que tenía planeado hacer en ese momento era dormir. Pero aún cuando sus pasos eran lentos y torpes, su memoria se movía rápidamente; no dejaba de reproducir una y otra ves la pregunta de Ray.

<<¿Cual es tu color favorito?>>

Hacía tanto tiempo que vivía en luto que en el momento en el que le había hecho esa pregunta, su mente había quedado en blanco. No recordaba haber utilizado nada colorido en los últimos cuatro años. Por más que su madre la había presionado, nunca se probó la ropa que le compraba para reuniones familiares ni festividades.

<<No lo sé. Supongo que el negro.>>

Había contestado sincera, pero aún así confusa.

<<Ése no es color.>>

Había reclamado él, pidiéndole que pensara en otro.

<<También me agrada el gris.>>

Contestó después de pensarlo. Pero a decir verdad eran los únicos colores con los que se sentía segura.

<<Vamos, el gris es triste.>>

Había exclamado él pidiéndole, de nuevo, pensara en otra respuesta. A lo cual ella se negó, no tenía más que responder a esa pregunta.

Y el tema cayó en el olvido. Continuaron platicando de varias cosas, hasta llegar a casa de Gabi...

Se dejó caer sobre su cama pensando en el por qué de la pregunta de Ray. ¿Qué importaba si le gustaba un color u otro? Y sumergida en esa duda cayó dormida. Había sido un día agotador; golpear a Laura y luego sufrir las consecuencias de su acto trabajando en la biblioteca eran una mezcla que había cobrado toda su energía y fuerza.

- - -

--¡¿En qué demonios pensabas?! ¿Acaso es ese el comportamiento que te hemos enseñado en casa? ¡Golpear a un guardia de seguridad de la escuela! ¿Qué sucede contigo?

--De hecho eran dos..

--Maldita sea, Robert. ¿Importa acaso el número? ¡Lo que haz hecho es imperdonable! Simplemente vergonzoso...

Y así continuaban los gritos de su padre. Para mala suerte de Bob, la directora se había encargado de hablar por teléfono a su casa para que su padres estuvieran bien informados de la "atrocidad" que había cometido su hijo aquel día en la escuela.

Y Bob intentaba desconectarse del momento fijando una mirada al vacio, para lograr ignorar las palabras de su padre. Al parecer ni a su madre ni a Yas -su hermana- les sorprendía presenciar tal reacción de parte de ambos; siempre era así.

El Sr. Bryar era el dueño de una de las empresas más destacadas de cosméticos para la cual su madre trabajaba también; tenía un temperamento demasiado fuerte, y era impulsivo, características que no había heredado a su hijo, y por ésto era que sus mundos simplemente se veían desconectados y chocando en cada momento, manteniendo como único lazo una muy escasa comunicación entre ambos basada en los gritos y los castigos, cosas que obviamente Bob odiaba.

--...ni auto, ni televisión, ni computadora... Irás sólo de la casa a la escuela y de la escuela a la casa. El chofer te llevará.

--¿Por cuánto tiempo será éso? --preguntó Bob lo más respetuoso que su ira contenida le permitió.

--¡Hasta que aprendas la lección! --gritó eufórico--. Ahora, vete a tu habitación --ordenó sin bajar su tono de voz.

Bob obedeció, lo que menos le apetecía en aquel momento era estar un segundo más en esa habitación y más aún el estar cerca de su padre. Salió de la oficina y se encamino por las escaleras hasta la segunda planta de la casa para llegar a sus aposentos. Yas iba tras él, la podía oír, pero su humor permitió que sus manos azotaran la puerta tras él, cerrándola en sus narices. Al parecer su padre lo tenía todo arreglado, ni su computadora ni su televisor de hallaban en sus respectivos lugares. Aborrecía el hecho de haber sido castigado tan injustamente.

Alguien tocaba a la puerta, sabía que se trataba de su hermana, no contestó. El lugar quedó en silencio unos segundos antes de que de nuevo los ruidos huecos del golpear de los nudillos contra la firme madera rompiera tan agradable quietud.

--¡Pasa! --gritó con fastidio.

Una cara de tez pálida y bella como la porcelana apareció por el marco de la puerta.

--¿Se puede saber el por qué de la pelea que tuviste hoy? --preguntó acercándose a su hermano--. Oh, ¿sabes algo?, mis poderes psiquicos gritan "Gabriela, Gabriela" por alguna extraña razón --dijo sarcástica.

--Callate. Si venías sólo a molestar, mejor ni hubieras entrado --grunó.

--Uy, lo siento. Pero tu respuesta me dice que estoy en lo correcto --dijo en un pequeño cántico de burla--. Bob, no entiendo por qué te preocupas tanto por ella --habló ahora seria--. ¿Acaso es porque te gusta? --preguntó dirijiéndo sus bellos ojos verdes azulados a los de él.

--No seas idiota Yas. Ya te le he dicho miles de veces, no es que me guste --dijo él dándole la espalda.

--¿Entonces por qué?

--Es sólo que... --hizo una pausa--. Me siento culpable por cómo es tratada ahora. La gente la mira raro...

--Eso ha sido desde siempre, Bob...

--No --le interrumpió--. Desde que Laura esparció el rumor de que la culpable de nuestra fallida relación había sido ella, la gente la mira aún peor. Ya no es una mirada de curiosidad por su vestir y su seriedad, ahora es una mirada de asco, de fastidio. Y me siento mal porque eso es por mi culpa. ¿Cómo es que se me ocurrió terminar con Laura justo cuando me hice amigo de Gabriela?

--Bob, no es tu culpa. Laura es la que está obsecionada contigo, Gabriela es sólo una víctima al igual que tú.

--Aún así, yo la metí en ésto. No es justo. Hoy Gabriela también fue castigada, por pelearse con Laura.

--¿También? Vaya, jamás creí que tu amiguita fuera tan violenta.

--Ella no comenzó, fue Laura.

--¿Y ella no fue castigada? --Bob negó con la cabeza--. ¡Es una perra! --gritó furiosa--. ¿Pero sabes qué es lo que haré? --dijo con una sonrisa maliciosa.

--¡Nada! ¡No hagas nada! --esclamó Bob más en plan de súplica que de orden.

--¿Cómo es que me pides eso? No puedo quedarme sin hacer nada... --la interrumpió su celular timbrando, rápidamente lo saco de su bolsillo y contestó--. ¿Hola?... Si... ajá... lo se... si, si... ¿En verdad? --y entre risas salió de la habitación como si nada hubiera sucedido.

En ocaciones Yas era tan impulsiva como su padre, era algo que a Bob le divertía más que estresarlo. Estaba exausto, se recostó con pesar sobre su cama agradeciendo que cuando el sol saliera sería sábado.

- - -

Un brusco movimiento la sacó repentinamente de su sueño. Abrió los ojos asustada y sin entender la razón de aquello.

--¡Gabriela! ¡Despierta niña!...

Oía que alguien le gritaba al tiempo que la golpeaba con los almohadones de su cama, pero sus ojos aún no percibían más que borrosas figuras.

--...¡Despierta! --chillaba.

--¡Ya estoy despierta! --gritó ella identificando a la persona.

--No me alzes la voz --la regañó su madre, quien vestía un blusón bastante corto color blanco con encajes, y su castaño y rizado cabello rodeando su piel clara y adornada con pequeñas y casi invisibles pecas, provocaban que su imagen luciera tan semejante a la de un angel si uno ignoraba aquella mirada fúrica. Su increible atractivo físico la hacía entender por qué su padre se había enamorado de tan egoísta mujer.

--Pues tú me pegues con la almohada -- la retó --. Y vístete por lo menos cuando estés en mi presencia.

--Levántate --ordenó intentando ignorar aquello último dicho por Gabi.

--¿Sucede algo? --preguntó incorporándose en su cama.

--Sucede que llegaste tarde a casa sin siquiera avisar, eso sucede.

--Ni siquiera estabas en casa cuando llegué --renegó Gabi.

--Claro que estaba.

--Claro que no. De hecho, supongo que te encontrabas en alguna de esas "fiestas" a las que sueles ir los viernes. En las que sólo Dios sabe qué tanto harás.

--¡Eres una grosera! Merezco más respeto de tu parte por ser tu madre.

--Y mi padre lo merece también de tu parte.

--Tu padre está muerto --contestó fríamente.

--¿Y es por eso que te la pasas con todos esos "amigos"? --Su madre levantó la mano, con clara intención de darle una bofetada--. Sí, vamos, pégame. Llevas mucho tiempo deseando hacerlo ¿no? --y ofreció su mejilla.

La habitación quedó en silencio, pero no era necesario sonido alguno para entender lo que sucedía en el lugar. Se podía respirar la tensión entre ambas en el aire y la ira se transmitía firmemente en sus miradas.

--Señora, le hablan por teléfono --irrumpió la sirvienta desde el marco de la puerta, y quedó petrificada al ver aquella imagen.

La mujer bajó lentamente la mano sin dejar de ver a Gabriela.

--¿Quién es? --preguntó luego.

--Dice ser su "amigo".

Gabi sonrió maliciosamente.

--Ve, contesta. No lo hagas esperar, debe de estar muy ansioso por oir tu vos --dijo sonriente, mientras en su interior sentía algo retorcerse del coraje y dolor que aquello le causaba.

Su madre se retiró, no sin antes brindarle una mirada tan fría y encolerizada como siempre lo hacía cada que Gabi la hacía rabiar.

--Señorita Gabi, ¿acaso su madre estaba a punto de golpearla?

--No Flor, sólo soñaba que tenía el coraje para hacerlo.

--De acuerdo --contestó aún no muy convencida--. Le ha llegado un paquete.

--¿A qué se refiere?

--Pues un paquete, un caja. Al parecer es un regalo porque está envuelto en un papel muy lindo y tiene un gran liston de adorno.

--Es raro, no es mi cumpleaños ni estamos en fechas cercanas --dijo pensativa.

--Lo se, ¿se lo traigo?

--Por favor.

Y la joven se fue cerrando tras de sí la puerta. Gabriela viéndose sola en la habitación, se quitó el uniforme, que aún tenía puesto desde el día enterior, y se vistió más cómoda. Miró el reloj, era cerca del medio día, en verdad había dormido mucho.

Flor llegó al fin cargando con dificultad una enorme caja dorada adornada con un listón rojo y lo posó sobre la cama.

--Tiene tarjeta --dijo apuntando un pequeño cuadro color blanco con una fina escritura. Gabi lo tomó y comenzó a leer.

--¡Es de parte de Ray!

7mi corazon no es antibalas.. Empty :D Miér Mar 19, 2008 8:25 pm

Marie Ackles

Marie Ackles
Romance
Romance

si!!!

ke bien que lo vayan a seguir x aca!!!

yo aun no me acostumbro a este foro Rolling Eyes , pero espero hacerlo pronto

Bueno, espero lo sigan prontooo!!!! yo kiero mas!!!! wi!!!!

adios! albino

8mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Jue Mar 20, 2008 8:05 am

barbie_wAy

barbie_wAy
Romance
Romance

wiiiiiiiiiiii Wink

ayy io recien me inscribi a sta foro Razz

voy a seguir tu fic aki

siguelo pronto!!! ^^

9mi corazon no es antibalas.. Empty xDDDD Jue Mar 20, 2008 9:38 pm

poison_girl

poison_girl
Romance
Romance

*.*
uuuhhhh seee lo posteaste aki =)
juro q me alegrast el dia xDDDD
xDDDD
WIIII
espero lo puedan seguir prontoooohhhh
xDDDD

Cuidenc Razz

--*Gabi*--


mi corazon no es antibalas.. Lalala17

10mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Jue Mar 20, 2008 10:36 pm

MissxDestroy

MissxDestroy
Vampires will never hurt you
Vampires will never hurt you

Que bueno que lo allas seguido aqui!!! me encanta tu fic, ojala lo sigas prontito!!

Saluditos a tod@s

11mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Lun Mar 24, 2008 1:07 am

poison_girl

poison_girl
Romance
Romance


*.*
SIGUELO!!!

bezohz!! xDDD
--*Gabi*--

pd: si ya se que soi pesada ... pero siguelo *.*

12mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Lun Mar 24, 2008 8:50 pm

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En señal de nuestras más sinceras disculpas... Hoy dejamos dos caps largos!!! =D espero los disfruten como nosotras los disfrutamos al hablar de ellos... xk, chicas, las autoras de "mi corazon no es antibalas" se conocieron!!! xD si!! Kenia i io nos vimos frente a frente x) e ideamos estos caps ablando asi normal =D i no x msn como siempre =P es por eso tmb que son tan especiales...



Capítulo 7

"La vida brinda sorpresas"



--Disculpe, ¿de quién?<o:p></o:p>

--Ah, es una persona a quien acabo de conocer --contestó sin pensar en lo que decía, mantenía su mirada fija en la caja <<¿Qué será?>>.<o:p></o:p>

--Niña, tiene un pretendiente --gritó alegre la mucama y la abrazó.<o:p></o:p>

--No, no --contestó nerviosa--. Lo acabo de conocer ayer, no es nada. <o:p></o:p>

--¿Cómo de que "nada? ¡Si hasta le ha enviado un regalote! <o:p></o:p>

--Pues sí, eso ha hecho.<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

Y ambas sumergieron su mirada de nuevo en la caja.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

--¿No lo abrirá?<o:p></o:p>

--Sí, es sólo que me pregunto qué será.<o:p></o:p>

--Ay niña, para eso se abren.<o:p></o:p>

--Sabes, hacía mucho tiempo que no me entusiasmaba un regalo --dijo sonriente--. Tengo miedo de desilusionarme.<o:p></o:p>

--¿Desilusionarse? Pero, ¿ya vio el tamaño de la caja? No luce como algo de lo cual alguien se pueda desilusionar, ¡es enorme!<o:p></o:p>

--Los regalos no se juzgan por su tamaño.<o:p></o:p>

--Bueno, pues abra la caja para juzgar el regalo.<o:p></o:p>

--De acuerdo.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Desató el listón lentamente y lo dejó caer a un lado, y luego ambas se miraron, sonrieron. Como si de niñas pequeñas se tratase, desgarraron el papel dorado con sus manos riéndose y empujándose entre sí; girándolo hasta dejar al descubierto una caja color púrpura. Gabriela estiró los brazos hasta posar sus manos en la tapa, y después de tomar aire la alzó.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

--¡Qué hermoso! --exclamó Flor.<o:p></o:p>

--Sí... --contestó hipnotizada.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Una gran variedad de flores de todo tipo y color existentes en el mundo se abrió ante sus ojos. Rosas, claveles, tulipanes... todas en colores tan únicos que sólo se podrían apreciar en aquel fruto vivo de la tierra. Los rayos de sol que entraban por la ventana lograban que tan fascinante imagen se viera aun mejor y más bella. Gabriela no soportó la tentación, y pasó su mano a lo largo y ancho de la caja por encima de cada una de las flores, rozando con sus dedos los suaves y frescos pétalos. Sonreía.<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

--Allí hay otra tarjeta.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Gabriela la tomó y leyó.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Son los colores los que alegran la vida…<o:p></o:p>

Con esa frase he crecido, y esto no es mas que <o:p></o:p>

un intento para que entiendas esa frase.<o:p></o:p>

Así mismo, espero y disculpes mi atrevimiento,<o:p></o:p>

es sólo que supuse que no tendrías vestido de <o:p></o:p>

noche y éste me pareció lindo<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Giró su mirada confusa hacia Flor quien acercaba una de las rosas a su nariz para hundirla en los pétalos. <<¿Vestido?>>. Entonces miró el pequeño orificio que había quedado en el lugar perteneciente a aquella rosa que Flor sostenía entre sus manos. Veía algo; y no eran más flores.<o:p></o:p>

Apartó con ambas manos las flores, dejando ante sus ojos una hermosa tela color rojo, un tono algo llamativo para su gusto. La tomó y extendió ante sí. Efectivamente, se trataba de un vestido, uno muy hermoso. Su sorpresa ante una caja, que creía, llena de flores de todo tipo, era poca en comparación a la que sentía en ese preciso momento al descubrir que el regalo también incluía un vestido. Y girando su mirada de nuevo hacia la caja se dio cuenta de que en la vida uno nunca terminaba de sorprenderse al encontrarse con tres pequeñas cajas que se podían ver entre las flores, rojas, al igual que el vestido que sostenía en alto. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

--¿Puedo verlo? --preguntó la sirvienta interrumpiendo la curiosidad de Gabriela hacia aquellas cajas que llevaba sus manos a abrirlas. <o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Gabriela ofreció la prenda a Flor, quien la tomó, y retomando su acción llena de intriga se dirigió hacia las pequeñas cajas. Las sacó con delicadeza, posándolas sobre la cama. Abrió primero la más grande, se trataba de un par de zapatillas con tacón no muy alto, negras, perfectamente combinables a las costuras y pedrería del vestido. La cerró y la dejó a un lado, tomando otra en sus manos y abriéndola también. Una gargantilla con la letra “G” como dije, un par de pendientes, y un brazalete, todos en colores negro y rojo perfectamente mezclados. Fascinada, abrió la tercera. Una máscara, una muy pequeña, color negra, que sólo cubría el área alrededor de los ojos y una parte de su frente. Con el ceño fruncido la examinó.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

--¡Otra nota! --exclamó Flor tomándola. Gabi la tomó de sus manos y leyó en voz baja mientras oía a Flor renegar. --¡Este chico le ha podado un campo entero para un mísero regalo! Tanta florcita... tanta cartita... ya no sé si fascinarme o enojarme... Pero, ¿cómo enojarse con tan bello detalle? ¿No? Se ve rapidito que es niño de buen dinero, niña. Mucho le conviene emparejarse con él.<o:p></o:p>

<o:p> </o:p>

Gabriela hacía oídos sordos a toda opinión de este tipo que le hacía Flor, dado que eran frecuentes en ella. Flor pensaba que el dinero no era todo, sin embargo abarcaba una gran parte de lo denominado "Ser feliz" su baja condición económica y la vida le habían mostrado eso, y era algo que Gabi comprendía y no juzgaba, incluso ella agradecía el hecho de haber nacido en tales condiciones que le permitían lujos que pocos en el planeta gozaban tan plenamente como ella. <o:p></o:p>

<o:p></o:p>

La fiesta tiene tema, El carnaval. Es esa <o:p></o:p>

la razón del antifaz.<o:p></o:p>

Elegí los colores del conjunto pensando<o:p></o:p>

en que el rojo es un color vivo, y que<o:p></o:p>

queda perfectamente a tu piel; y el negro <o:p></o:p>

tomando en cuenta que es tu color <o:p></o:p>

preferido.<o:p></o:p>

Espero te agraden.<o:p></o:p>

Llegaré por ti a las siete.<o:p></o:p>

Para cualquier contratiempo o queja<o:p></o:p>

(completamente válida) dejo mi <o:p></o:p>

número telefónico.

--Niña, ¿me está oyendo o acaso estoy hablando sola? La pared me presta más atención que usted.

--Lo siento Flor. Me quedé pensando, aquí dice que vendrá por mí a las siete, ¿qué hora es?

--Pasan de las doce, no hay problema, aún le queda tiempo para arreglarse. Yo le ayudo en lo que necesite.

--Gracias Flor. Por el momento me agradaría desayunar.

--Dirá usted almorzar.

--Pues sí.

--¿Puedo robarle esta florcita? --preguntó apenada.

--Claro que sí, yo no sé que haré con toda la que tengo aquí --respondió Gabi apuntando la caja repleta.

Flor sonrió, y ambas bajaron a la cocina. Gabi tomó asiento mientras le era servida la comida.

--¿Mi madre no almorzará? Ya sabes lo fascinante que es para ella el fingir que se preocupa por mí y sentarse a la mesa unos minutos para comer a mi lado.

--Pues creo que hoy le es más importante ese almuerzo con la directora de su escuela.

--¡¿Cómo dices?! --gritó. El hambre se fue.

--Ay, no grites. Pues te digo que la señora se fue y me dijo que iría a almorzar con la señora Robles, es tu directora, ¿no? Me lo dijo --prosiguió sin esperar respuesta--, cuando baje por la caja.

--Estoy muerta.

-¿Por qué dice eso? --pregunta alarmada.

- - -

Al fin pisaba tierra firme. Se encontraba abatido y agitado por el viaje. Salió a paso lento en busca de un cartel con su nombre escrito. Lo vio. Un hombre mayor y con uniforme lo sostenía en alto. Se acercó a él.

--Yo soy Gerard.

--Ah, joven Way, me presento, soy su chofer --dijo sonriente.

--Mucho gusto --dijo entre dientes. Se encontraba de un humor poco favorable para gente optimista, como lo era aquel señor.

El hombre tomó sus maletas y caminaron hacia el coche. El viaje fue silencioso, ninguno de los dos pronunció palabra alguna.

Llegaron, bajo del auto y caminó hacia la puerta sin siquiera esperar al chofer. Abrió la puerta y una docena de personas uniformadas lo recibieron calurosamente. Buscaba entre las caras sonrientes a los dueños de la casa. Estaban en el comedor esperándolo, le dijo una de las sirvientas, y lo acompañó hasta allá. Era una casa grande, cosa que no tomó su atención, su casa en New Jersey lo era también.

Entró al comedor, y tomó asiento después de saludar a sus nuevos anfitriones. Comenzaron el almuerzo con recurrentes pláticas acerca de su vida en su ciudad natal. Y al final, no dejaban de hablar de una fiesta que habría esa misma noche.

- - -

Gabi termina su relato y mira el impacto que causó en Flor, quien con la boca abierta y mirada perpleja le regañó.

--Pues si, creo que está muy muerta. ¿Cómo se le ocurre pelearse en la escuela?

--Yo sólo me defendí de esa bestia --reniegó ella.

--Pero a su madre no le importará eso.

--Lo sé.

Y, a lo lejos, el estruendo de la puerta de entrada se escucha, avecinando un pequeño infierno que ambas sabían llegaría.

--¡Gabriela! ¡Gabriela! --grita fúrica. Sus mejillas encendidas en rojo vivo no dan buena señal para la chica. --¡Gabriela, ven aquí! --ordena desde el recibidor.

Gabriela respira hondo, dándose paciencia para recibir otra ronda de gritos de parte de su madre y se levanta de su asiento para encaminarse a ella.

--Ah, aquí estás. ¿Me puedes explicar porqué golpeaste a Laura ayer?

--No --respondió secamente.

Su madre, quien ya se hallaba con los labios abiertos a punto de gritar otra pregunta los cerró al instante al oír la corta respuesta. Esa era una respuesta que ella no esperaba. La desafió con la mirada durante unos segundos antes de volver a hablar.

--Tu directora me dijo que golpeaste a Laura sin razón alguna --dijo esperando una respuesta.

--No es verdad.

--Pero ella lo vio --gritó desesperada al no tener la respuesta deseada.

--Pues vio mal --contestó con sencillez y se giró para subir las escaleras.

--¿A dónde vas?

--Donde sea que sea lejos de ti estará bien --contestó sin siquiera mirarla.

--No, ven aquí --dijo apuntando un punto frente a ella. Gabi, quien estaba desesperándose por la situación, tomó de nuevo aire y caminó hasta el punto que su madre señalaba. --¿Sabes lo que me sugirió la directora? ¡Qué te mandara a terapia psicológica! ¡Cómo si mi hija fuera una loca! Gabriela, muchos chicos te vieron pelear. ¿Sabes lo que dirá la gente de nosotras? ¡Que somos una familia de locas! Eso dirán. Gabriela, no permitiré que mi hija se comporte como una infructífera. Sólo esto faltaba; nos fue muy difícil ocultar la verdadera razón de muerte de tu padre --dijo con clara repulsión ante su recuerdo--, y aún así la gente sospechó, Gabriela. ¡Y ahora la gente tacha de loca a mi única hija! Gabriela… --cada repetición de su nombre era un impulso ahogado por gritarle. Pero se mantenía serena, no quería alterar sus nervios. --… ¡Y además no te disculpaste! Gabriela, ¿cómo se te… --y no dejaba de hablar. Pero Gabi intentaba más fuertemente alejar su mente de las palabras huecas de aquel ser, a quien le era obligado llamarle madre. --¡Estás castigada! -- fue la frase que logró que Gabi depositara su atención de nuevo en sus palabras. --No saldrás de la casa mas que a la escuela, ¿me oíste?

No hubo respuesta de su parte, sólo le lanzó una mirada fría antes de girar sobre sus talones para correr escaleras arriba. La verdad no le importaba en absoluto el hecho de ser castigada, es decir, en todo caso, ella no solía salir de casa, simplemente eran palabras. Se encerró en su cuarto poniendo seguro a su puerta, necesitaba estar sola. Y al voltearse se encontró con los regalos acomodados en su cama. ¡La fiesta! Lo había olvidado, y se dio cuenta de que por primera vez en su vida estaba bajo castigo, y sintió la furia y el coraje que recorría su estómago de arriba abajo, en verdad estaba castigada. En verdad le había hecho ilusión el ir a una fiesta.

13mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Lun Mar 24, 2008 8:54 pm

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NOO me agan caso a este pozt



Última edición por xXSLEEP-OR-DEADXx el Lun Mar 24, 2008 8:58 pm, editado 1 vez

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Capítulo 8

"La fiesta"

Siete de la tarde, siete en punto. Era la hora en la que dictaba la carta que Ray la recogería a la puerta de su casa. Pero al parecer el castigo de su madre incluía el teléfono, pues en su intento de hacer uso de él se lo había arrebatado de las manos, diciéndole que estaba castigada. ¡Siquiera había hecho mención de ello! Pero ya no importaba, Flor le diría. Le diría que había sido castigada y que no podría usar todos esos bellos presentes aquella noche. Que rabia.

El timbre de la entrada sonó, siete en punto, aún no cambiaba la manecilla del reloj, ¡vaya que era puntual! Y vaya desilusión que recibiría. Pero no había nada que pudiera hacer, se limitaba a esperar, recostada en su cama, oír la puerta se cerrarse indicándole que se había ido. Y la escuchó, el estruendoso cerrar de la puerta de entrada. Sintió tristeza, desilusión… hacía tiempo que no los sentía en tal potencia.

Alguien tocaba desesperadamente a su puerta. Exaltada, abrió, pensando en que sería Flor para contarle su reacción. Pero su sobresalto fue visible al ver a su madre sonriente entrar a la habitación en cuanto ella retiró el seguro.

--¿Por qué no me dijiste que tu amigo era el hijo de uno de los hermanos Toro? --su sonrisa parecía ser imborrable.

--¿Importa acaso?

--No seas tonta. Por supuesto que es importante --exclamó--. Ahora, vístete --ordenó ofreciéndole una prenda que llevaba en su mano.

--¿Para qué? ¿Qué es eso? --preguntó sin tomarla.

--Para la fiesta tontuela. Y esto --le dijo extendiendo la tela y dejando a la vista un vestido de tela blanca con tul azul cubriéndola--, es un vestido que compró tu padre cuando eras muy pequeña. Me imaginé que no tendrías vestido de noche, y esto es lo más parecido que encontré. Vístete rápido --ordenó de nuevo arrojándole el vestido.

--No, yo ya…

--¡Póntelo! --gritó.

--Pero no se supone que estoy…

--¡Deprisa! Yo tengo que salir, así es que tu amiguito estará en la sala. No lo hagas esperar mucho, y no te preocupes por la hora de llegada --dijo guiñándole un ojo, seña que para nada agrado a Gabriela, y salió de la habitación, dejándola sola.

Justo la prenda que odiaba usar, y ahora estaban dos a su completa disposición. Tomó la tela y la extendió frente a ella para admirarla mejor. Eran colores claros, ambos colores que tampoco solía usar, pero era un vestido que su padre había comprado años atrás con la ilusión de que llegara el día en el que se lo vería puesto, aquella idea fue la que la hizo tomar la decisión de ponérselo, esperando que Ray comprendiera.

Bajó las escaleras, tambaleando un poco por el peso de la caja que llevaba en brazos, y se dirigió a la sala de estar para encontrarse con Ray. Ahí estaba él, y su rostro reflejó la sorpresa de no verle puesto el vestido rojo puesto, pero igualmente admiró la belleza de aquel que portaba. El vestido dejaba al descubierto sus hombros sin llegar a un escote pronunciado; la tela se plisaba justo debajo del busto, dándole más volumen, y dejándola caer hasta rozar por debajo de sus rodillas; y las mangas, cubrían por completo sus brazos y parte del dorso de su mano. La sencillez de todos estos detalles adquirían gracia con la sola elegancia que su ser llevaba.

Dejó la caja sobre el primer sofá que encontró a su paso, acomodó su cabello y antes de que Ray diera falsas expectativas ante la situación, habló.

--Lo siento, pero es que mi padre me regaló este vestido y yo…

--No es necesario que me expliques --le interrumpió sonriente. --Luces muy linda.

--Gracias --contestó sumamente alagada, bajando la mirada--, también tú --dijo notando el traje negro que llevaba puesto.

--Vamos, yo te ayudo con esto --dijo tomando la caja y ambos se encaminaron a la puerta.

Llegaron al auto, ahora se trataba de uno color negro; subieron.

--Y, ¿usarás máscara? --preguntó Ray mientras conducía.

--Claro, pero dudo que combine con los colores de este vestido.

--Cambiemos, yo traje blanca. Pero la negra me sentará mejor --dijo ofreciéndole la máscara.

--De acuerdo.

Llegaron a la casa. Había sido un tramo corto de camino, la casa se encontraba en la misma área de la ciudad, cosa que no le sorprendió, toda la gente adinerada vivía en esa zona. Bajaron del auto, se pusieron las máscaras y se encaminaron a la entrada caminando por el bello jardín. Ya frente a la puerta se lograba oír las risas y las voces de la gente en su interior, acompañadas de una suave música. Ray presionó el timbre y no tardaron en abrir, siendo recibidos por un sirviente que amablemente pedía los abrigos, que en aquel sobrecogedor ambiente ya no eran necesarios.

--¡Ray! --se escuchó entre aquel zumbido estridente de voces desconocidas. --¡Ray, aquí! --se oyó de nuevo. Ray giraba su cabeza de un lado a otro del lugar, mirando por encima de las cabezas.

--¡Natia! --gritó de repente alejándose unos pasos de Gabriela para ser recibido por un abrazo de aquella chica. --¿Cómo es que me reconociste?

--Vaya pregunta --exclamó ella después del abrazo--. Tu cabello es reconocible a kilómetros de distancia --dijo riendo--. Mira a tu alrededor, esta es la gente con la que he estado desde que la fiesta comenzó. No conozco ni una cuarta parte de esta masa, y no es exactamente porqué lleven máscaras puestas. ¿Dónde estabas? --reclamó sonriente.

--Oh, fui por una amiga --contestó y giró su mirada en busca de Gabriela, quien al ver a Ray buscar algo entre la multitud supuso que se trataba de ella y acudió a su lado--. Ah --exclamó al verla--, Natia, ella es Gabriela. Gabriela, ella es Natia, la amiga de la que te hable y la anfitriona de la fiesta.

Un par de Mucho gusto y miradas amistosas se repartieron entre ambas chicas quienes estrecharon sus manos con ligereza y sonrieron amablemente luego.

--¿Les parece si vamos por algo para tomar? --propuso Natia.

Ambos asintieron. Y entraron en aquel mar de gente, abriéndose paso empujando hombros y con consecuentes disculpas al pisar las puntas de los pies de una u otra persona que chillaba de dolor, hasta llegar a la barra de bebidas, cada quien tomó una, pero Ray y Natia parecían estar tan sumergidos en su conversación que Gabi comenzó a sentirse algo ausente, y decidió alejarse un momento, caminar.

Se dejó envolver de nuevo por la gente, y se encaminó hacia ningún lugar definido, sólo se dejó llevar. Nadie la miraba, todos parecían tener una calurosa plática con una o dos personas más. Las mujeres por un lado, los hombres por otro; mujeres hablando sobre maquillajes, ropas; y hombres sin tocar otro tema que no fuera de negocios o economía. Todo eso comenzó a asquearla de manera tal que llegó el punto en el que necesitó salir de esa masa, y comenzó a empujar más bruscamente la gente que la rodeaba. Pero no logró salir, pues en su desesperado intento de mover a una joven de su camino provocó que la bebida de ésta se derramara sobre su vestido, haciéndola gritar y chillar del coraje. Y absorta, Gabi reconoció aquella voz, y deseó aún más lograr salir de ahí, pero su paso apresurado se vio interrumpido por una mano que jaló de su brazo para girarla y quedar de frente con dos enmascaradas y furiosas chicas: Laura, cuyo vestido rosa y escotado era el que se encontraba empapado de un líquido; y Caro, quien no soltaba aún su brazo.

--Oye --comenzó a hablar Caro--, ¿cómo te atreves a empujar a Laura así?

--Yo… --balbuceó, no podía creer que fuera Caro la que sostuviera su brazo, Gabriela solía ser víctima de Laura prácticamente por ley.

--¡Idiota! --gritó ahora Laura aventando su máscara al piso--. ¡Mira cómo haz dejado mi vestido! ¿Qué te sucede? --chilló.

--Yo… --balbuceó de nuevo. La máscara, eso era. No sabían que la persona detrás de la máscara era Gabriela--. Lo siento -- dijo melosa, para que no pudieran reconocer su voz.

--Un "Lo siento" no basta, estúpida --gritó Caro presionando aún más su brazo.

--Me lastimas --se quejó Gabriela. No quería pelear en la fiesta de la mejor amiga de Ray y arruinar así todo.

--Ay, perdón. ¿Así está mejor? --dijo ahora con verdadera intención de dejar marcadas sus uñas.

--¡Suéltame! --chilló forcejeando. Pero en su intento de soltarse de la garra de Caro su máscara se deslizó detenida por la punta de su nariz, y rápidamente la colocó de nuevo en su lugar.

- - -

--Su bebida, joven --hablaba una voz cerca de su oído.

Él la tomó entre sus manos, y sin girarse agradeció al mesero. Mantenía la vista fija en aquellas chicas, parecían estar discutiendo, y aquello le pareció divertido. Se acercó para admirar mejor la escena. Al fin algo bueno que ver después de tal monotonía a su alrededor.

15mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Lun Mar 24, 2008 8:59 pm

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No entendía del todo lo que sucedía. Veía a una chica muy bella cuyo vestido se encontraba empapado, al lado otra chica que sostenía rudamente a una más, la culpable al parecer, sin dejarla ir a pesar de su esfuerzo. Y luego, algo repentino; la chica bella tomaba la máscara de la que era apresada por la mano de su compañera, y viendo su rostro se quedaba atónita. Al parecer se conocían.

Se acercó aún más, quería ver el rostro de la recién desenmascarada chica; su posición sólo le permitían admirar su cabello y espalda. Se abrió paso entre la gente, y en su camino hacia aquella escena una acción más lo sorprendió: la chica bella tomaba a bebida de una persona que en ese momento pasaba a su lado y sin vacilar la vertía furiosa sobre la chica culpable. Dios. Tenía que oír lo que dirían. Llegó a la espalda de la chica de vestido blanco y azul, y notó que no era el único que estaba atento a lo que sucedía; se había formado un círculo de gente curiosa alrededor de las tres chicas.

--Así aprenderás --dijo sonriente la chica bella.

La otra chica --la de vestido blanco y azul-- se mantenía callada, miraba boquiabierta lo que le había hecho a su vestido y sintió cómo una energía subía desde sus pies, concluyendo en un impulsivo brinco hacia la chica bella.

Ahora sí que se divertía. Miraba atento cada uno de los golpes, de las bofetadas; estaba fascinado por la forma de pelear de aquella joven, quien tenía presa a la de vestido rosado que chillaba y pedía ayuda a gritos.

La gente a su alrededor se vio ansiosa, vacilaban en la idea de separarlas. Todos miraban pasmados. Y todos profirieron un unísono "Ah" en el momento en el que la chica bella recibía un puñetazo en el centro de su cara. ¡Dios! ¡Ese sí que era un buen golpe! Ninguna chica que él conocía habría dado semejante puñada, ni se hubiera atrevido a abalanzarse a iniciar una pelea de aquella manera tan fiera. Se sentía atraído a aquella energía salvaje que poseía la joven.

--¡Gabriela! --gritaba un chico que se abría paso por entre la gente y rodeaba con sus brazos su cintura para alejarla de la chica noqueada.

Gabriela. Memorizaría ese nombre…

- - -

Lo había hecho. Al fin lo había hecho. Había dejado a Laura noqueada, tendida e inmóvil en el suelo por el impacto del golpe que siempre le había dado. ¡Y vaya que lo había disfrutado! Sí, era la victoria, el dulce sabor de la victoria lo que recorría todo su cuerpo. Y su mente sólo se concentraba en eso, sin dar plena atención a que era alejada del círculo que se formaba alrededor de Laura. La adrenalina aún corría por sus venas.

Subía las escaleras. ¿De dónde? No importaba, nada importaba. Su cabeza se concentraba en repetir numerosas veces el momento en el que su puño se dirigió a aquella cara aterrada.

Ahora entraba a una habitación, y sentía que era sentada en una superficie blanda. Y sus pensamientos fueron obstaculizados por dos manos en sus hombros y una mirada preocupada.

--Gabriela --su cuerpo era sacudido ligeramente por esas manos--. Gabriela… Responde… --su mirada al vacío no indicaba que lo oyera--. ¡Gabriela! --y sus ojos enfocaron al fin los de Ray--. ¿Estás bien? ¿Te lastimó?

--Sí… y no.

--¿Cómo dices?

--Estoy bien, no estoy herida --susurró apenada--. Lo siento.

--¿Por qué te disculpas?

--Por haberme peleado. Tu amiga me debe de odiar.

--Para nada --dijo una voz más entrando a la habitación y cerrando la puerta a su espalda--. Eso fue asombroso --exclamó sonriente y colocó una pequeña caja blanca al pie de la cama, frente a Ray. --¿Dónde está tu zapatilla? --exclamó sorprendida.

Gabriela miró a sus pies, efectivamente, no tenía puesta una de sus zapatillas, y tomando la otra en sus manos, notó que no tenía tacón.

--¡Demonios! --dijo en un quejido.

--No te preocupes. Curamos tus heridas, te cambias de ropa y bajamos a buscarla --le tranquilizó Ray. Y acto seguido abrió la pequeña cajita y sacó de ella instrumentos para desinfectar y curar heridas. Se trataba de un botiquín.

--¿Para qué es eso?

--Para ti --contestó con sencillez colocando una gasa humedecida en medicina sobre su mejilla, muy cerca de su ojo; ella soltó un aullido de dolor. --Lo siento, pero así se curará. Natia, ¿podrías mandar a uno de tus sirvientes a mi coche por una caja dorada que está en el asiento trasero, por favor?

--Yo voy --contestó para luego abandonar la habitación.

--¿Para qué la caja? --preguntó Gabi, temiendo la respuesta.

--Para que te cambies de ropa.

--Me imaginaba.

--Si lo deseas, podemos irnos.

--No, eso es lo que no quiero. No sería justo.

--Si lo dices por Natia, créeme que no le importará.

--Claro que le importará. Mejor hay que quedarnos. En todo caso dudo encontrarme a Laura o a Caro de nuevo.

--De acuerdo, si así lo deseas, nos quedamos.

- - -

Gabriela… Aún recordaba su nombre, aún observaba su zapatilla blanca, la cual había tomado en cuanto el área en el que se habían peleado se despejó. Tenía que conocer mejor a aquella chica, lo sentía necesario. Pero, ¿a quién preguntarle acerca de ella, si no conocía a nadie? Mejor era esperar al lunes, un par de días no lo matarían; en la escuela podría preguntar acerca de ella. Pero, ¿qué ocurrencia era esa? Tan sólo conocía su nombre, debía de existir más de una en la ciudad, o en la zona.

Jamás había visto tal rudeza, tal viveza. Sentía que sería una persona interesante de conocer, pero no quería dar falsas esperanzas a su corazón.

Y pensamientos semejantes eran los que acompañaba con su vaso rebosante de Brandy, el cual había conseguido con un billete y un mesero hipnotizado por el dinero. Pero su atención se vio desviada de su vaso hacia las escaleras, donde una chica bajaba.

¡Qué belleza! Aunque su cara se hallaba cubierta por una máscara negra, su vestido rojo relucía su divina figura. Rió amargamente, tenía que admitir que era un jodido enamoradizo, pero era en verdad inevitable dejarse cegar por aquella figura cubierta por tan ardiente color. Su escote, delineado con fina pedrería negra, relucía su busto; y sus piernas eran visibles gracias a la corta longitud del vestido.

La siguió con la mirada, y vio que se dirigía a aquel chico que se había llevado a Gabriela, a juzgar por la ligereza de su hablar, se conocían; tal ves ella conocía a Gabriela. Y rió de nuevo, preguntar a una de las chicas que había acelerado su corazón por otra que lo había vuelto loco. ¡Qué locura! Pero mala idea no era.

Al ver que el chico se alejaba de ella se acercó, aprovechando la oportunidad. Nervioso tocó su hombro, y ella, dando un sobresalto se giró.

--Disculpa --comenzó a hablar apenas obtuvo su atención--, yo… am… --balbuceó, la verdad no sabía cómo comenzar, ¿debía de preguntar de una vez, o comenzar una conversación común para luego preguntar? Y si debía comenzar una conversación, ¿qué era lo que debía de decir? Simplemente no había pensado antes de actuar, y ahora se encontraba frente a una belleza cuyo ceño se fruncía al verlo balbucear de aquella manera.

--¿Sí? --le interrumpió desesperada--. ¿Qué se te ofrece?

--Yo… sólo quería preguntarte algo --dijo jugueteando con su bebida.

--Adelante --dijo ella cruzando los brazos y con rostro serio, o al menos así parecía por lo poco visible de su rostro.

--¿Conoces a Gabriela? --preguntó rápido, como si de esa manera se pudiera deshacer de tan incómoda situación.

16mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Lun Mar 24, 2008 8:59 pm

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¡Qué pregunta tan torpe era esa! Claro que la conocía, era ella misma. ¿Acaso la vacilaba? ¿Era eso una mala broma o algo por el estilo? Si era así, seguiría su juego.

--Sí, la conozco. ¿Por qué? --preguntó antipática.

--¿En verdad? --exclamó sonriente--. Bueno, yo sólo quería… saberlo.

--¿Por qué? --insistió ella. El extraño acento de aquel joven atraía algo de su curiosidad.

--Pues, porque… --balbuceó de nuevo--. Yo… quería regresarle su zapato --dijo alzando su mano y dejando a la vista la zapatilla. Pudo ver cómo le sorprendía el verla.

--Ah, muchas gracias --dijo tomándola repentinamente de su mano--. Yo se la daré --aseguró para luego girarse y darle la espalda. Comenzó a caminar.

--El hecho de que seas bella no te da permiso de ser tan grosera --renegó enojado.

Gabi paró en seco. Bella. Así le había llamado. Nunca en su vida había sido llamada de aquella manera y de esa forma tan sincera y engreída. Siempre se había considerado aceptablemente atractiva, poco en comparación a todas las chicas de su edad, pero tampoco llegando al punto de ser fea; simplemente normal. Ocultó su cara atónita para girarse de nuevo y caminar hacia él los pasos que se había alejado.

--¿Disculpa?

--Lo siento, pero me parece que fuiste un poco grosera --contestó él un poco intimidado, pero intentando que ella no lo notara.

--Ah, en ese caso, me disculpo. Y agradezco el gesto de querer entregarme personalmente la zapatilla.

--No, en realidad quería dársela personalmente a Gabriela --el pronunciar ese nombre denotaba su acento extranjero.

--Oh, am… Sí, eso quise decir --se retracto enseguida. Al parecer no era una broma, en verdad no sabía que se trataba de ella misma al referirse a Gabriela--. Gracias, ella la recibirá.

--Un "gracias" no basta --dijo dibujando una sonrisa coqueta.

Gabi no sabía qué hacer, jamás se había encontrado en semejante situación y temía que él le pidiera algo atrevido al preguntar qué era lo que quería.

--Entonces… ¿cómo le puedo agradecer? --se atrevió a preguntar.

Su sonrisa se amplió más.

--Permítame admirar la belleza de su rostro --dijo lentamente acercándose más a ella.

Gabi respiró aliviada, había temido que fuera una escena semejante a las novelas que solía leer, concluyentes en beso.

--Me temo que eso no será posible --contestó tocando con delicadeza su máscara por si él intentaba quitársela.

--De acuerdo. No insistiré, sufriré el martirio eterno del nunca saber si sus ojos son compatibles con la belleza de su boca --dijo poético acercándose más a ella.

Gabi evadió lo que parecía ser el intento de un beso y, retadora, habló.

--Y ¿por qué no me muestra usted su rostro? --preguntó dando un paso atrás y ofendida por su atrevimiento.

Él rió ante la propuesta.

--Si así lo desea, lo haré. Pero siento que se desvanecería la magia del momento.

--Oh, eso sería una pena --contestó con fingida tristeza.

--Lo sé. Es por eso que creo mejor envolvernos de esta fascinante intriga --dijo jugando con un mechón del cabello de Gabriela, acercándose de nuevo a ella.

--Sí… --comenzó a hablar dando otro paso hacia atrás--. Y es también necesario mantener la distancia, ¿no cree?

--Si la intimido, ofrezco disculpas. Pero me es inevitable desear admirarla de cerca.

--Pues sí, me es un tanto incómodo el tenerlo tan cerca --dijo alejándose aún más, dado que al parecer a él poco le importaba su incomodidad--. Pero, no me ha dicho de qué otra manera le puedo agradecer --continuó dando otro paso.

--Ah, es verdad--dijo deteniéndose para alivio de Gabi--. ¿Le parece bien un regalo brindado por sus delicados labios?

--No sé a lo que se refiere --mintió.

--No es necesario saberlo, con darlo basta --susurró tomando su rostro y acercándose a ella.

Gabriela deseaba alejarse, dar de nuevo un paso atrás evadiendo el beso, pero por alguna razón su cuerpo no reaccionaba, se mantenía estático. Tenía que admitir que se sentía atraída a aquel enmascarado seductor, era claro que sabía cómo llegar a obtener lo que deseaba, y era más claro aún que lo que deseaba desde un principio era besarla. Y era esa mezcla de seducción y dominio la que la mantenía congelada, debatiendo aún en su mente qué era lo correcto. En todo caso, él no sabía quién era ella, ni ella quién era él; si se mantenía anónima esa situación, no había nada que temer. Y con esa conclusión fue con la que dirigió sus labios al roce de los de aquel extraño, y en el primer contacto, se alejó asustada. ¿Qué era lo que hacía? Llevaba la lujuria en estandarte; se sintió avergonzada.

--¿Sucede algo? --preguntó confuso el chico.

--No… yo… --balbuceó.

--Gabriela, ¿nos vamos? --dijo Ray tocando su hombro, apareciendo de la nada--. Ah, encontraste tu zapatilla.

--¿Gabriela? --exclamó el chico en un susurro audible.

--Sí, vayámonos --contestó ella girándose.

--¿Tú eres Gabriela? --preguntó el chico aturdido.

Gabi no se giró ni para contestar la pregunta, ni para despedirse. Tomó la mano de Ray y caminó deprisa hasta la salida, dejando al chico boquiabierto, y llevándose una extraña sensación en su pecho que la acompañó hasta quedar dormida. Ray no hizo ninguna pregunta, pensó que cuando ella quisiera contarle, lo haría, y se limitó a platicar acerca de la fiesta, siempre en un rango lejano a la duda de la ansia tan grande de parte de Gabriela por salir del lugar, la cual asociaba a aquel chico.



Gabi, no podía dormir. Giraba en su cama tratando de alejar aquella sensación al rozar sus labios con los de aquel extraño, más esto era imposible, en el fondo, deseaba volver a sentirlos. Sentirlos en verdad, y no en el leve cosquilleo que le brindaba el recuerdo.

Fuera lo que fuera, lujuria, romance; era agradable sentirlo, y era algo nuevo el sentirlo.

Vió el sol salir desde su ventana, era de día y no había dormido nada, todo por mantener viva en su memoria el suceso de esa noche. Decidió alejar el recuerdo de su mente y sumergirse en un profundo sueño.



Capitulo 9

Era lunes, habían pasado alrededor de treinta y cuatro horas desde su acercamiento al chico enmascarado y aún le era palpable el momento. La emoción burbujeando en su estómago, el cosquilleo en sus labios. Fascinante tortura la de recordarlo.

La clase comenzaba, pero su atención se mantenía a dos noches de distancia, junto a aquel ambiente iluminado y a esa sensación adictiva al recordar el momento. Había escrito acerca de lo sucedido, había escrito sin cesar, detallando cada detalle, cada mirada; pero nada parecía vaciar su mente de las imágenes.

Dejó caer su cabeza sobre su pupitre, había dormido poco y no soportaba más la pesadez de sus ojos. Alguien tocaba a la puerta del salón, la clase era interrumpida. La voz del profesor fue inaudible por un minuto, para luego oírse más profunda y alegre.

--Chicos, les presento a su nuevo compañero. Es un alumno del programa de intercambio escolar...

Que mierda importaba. No importaba, nada importaba. Sólo rogaba por que el día terminara para volver a su cama, intentar dormir de nuevo y ver que le era imposible.

--Aquí dice --continuaba el profesor leyendo un papel brindado por el alumno nuevo--, que tu guía será la señorita Villegarde... Señorita Gabriela.

Gabi alzó la cabeza como bala al oir su nombre.

--Señorita Gabriela, haganos el favor de prestar atención al frente. Éste es el alumno al que tendrá que guiar por el colegio los próximos meses...

Gabi asintió. Lo había olvidado, sus castigos, los había olvidado por completo. Y no se molestó en mirar al chico, fijó su mirada en su cuaderno.

--Tome asiento --dijo el profesor amablemente.

El joven obedeció, caminó hacia al final de la hilera de asientos, hacia Gabriela; y se sentó al lado de ella. La clase continuó. Gabi evadía su mirada, la cual sentía clavada en su mejilla, le molestaba, todo desde aquella noche le era molesto. Continuó escribiendo, de nuevo acerca de aquella noche. La mirada seguía fija en ella. La enfurecía. Miró su reloj, en diez minutos terminaría la clase al fin. Bajó de nuevo su cabeza recostándola sobre el mesabanco.

--Gabriela... --susurró una voz, una voz con aquel delicioso acento--. Gabriela... --pensó estar soñando, no quería abrir los ojos, deseaba seguir oyendo su nombre en ese tono extraño--. Gabriela... --ahora su nombre era acompañado por un movimiento en su hombro--. Gabriela... --la voz se oía real, muy real--. Gabriela... --de nuevo alguien moviendo su hombro. No había duda la voz venía de la realidad y no de sus sueños. Alzó la mirada, pero el salón estaba vacío. Algo se movía a su lado, era él, el chico nuevo. Lo miró extrañada. --Tú eres Gabriela --afirmó sonriente, asegurando con su sonrisa que ya no podría escapar de él...

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Bue.. asta aki lo dejo..

Waaaaaa me emocione y continue con el cap 9... pero ya es d noche y mañana tengo escuela Y~Y

muchas gracias a todas las fieles lectoras ^-^

Espero les agrade.. =P

i d nuevo, siento mucho el retraso u.u estuve fuera d la ciudad y ps me la pase en carretera o en ranchos y ps ahi no ai internet xD

Las keremos!! <3

Xhaoop ^-^

17mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Lun Mar 24, 2008 9:16 pm

hell's_princess

hell's_princess
Honey, this mirror isn't big enough for the two of us
Honey, this mirror isn't big enough for the two of us

waaaaaaa
ya os puse en la komu k me enkanta!
pero tambien os lo digo aki!!!
si!!!!

Pd: Kenia, luego me conencto y ablamos de nuetro fik si?¿
ya kasi tengo el kap ^^

http://www.metroflog.com/kiranita

18mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Lun Mar 24, 2008 9:43 pm

Marie Ackles

Marie Ackles
Romance
Romance

aca estoy!!

ya publique mensaje en la otra comunidad, pero bueno!!!

quiero decirles una vez mas q amo su fic! y espero que lo sigan pronto, porque ame estos dos mega capitulos!

adios! alien

19mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Lun Mar 24, 2008 11:36 pm

¤£lïz㤠½

¤£lïz㤠½
Cemetery drive
Cemetery drive

Suspect ABURIDISIMOS ESOS CAP!!! Sleep
NAAA MENTIRAS..JOJOJOJO MEJOR NO PUDIERON ESTAR!!!
CONGRATULATION!!!! ME ENKANTA TU FIK!!!!
PLEASE... NO DEMORES AHORA EN BAJAR LOS DEMAS CAP!!!!
SIGUELuuUuUuUuU
BYE

.:.:ELIZA:.:.

20mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Mar Mar 25, 2008 12:20 am

poison_girl

poison_girl
Romance
Romance

seee seeeee *0*
hubo mega caps!! y como siempre termino sorprendida e inevitablemente encantada <3
wow!
realmente amo demaziado este fic y espero siempre lo sigan!!!
no se pueden imaginar lo adictivo q es su fic xDDDDDDDDD

I love you I love you I love you I love you I love you I love you I love you

SIGANLO prontooo!!!!! =) =)

bueno m voi se me cuidan muxo muxooo =) =)

Bezozh!!

--*Gabi*--

21mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Sáb Mar 29, 2008 12:45 am

xXSLEEP-OR-DEADXx

xXSLEEP-OR-DEADXx
Headfirst for halos
Headfirst for halos

Ese acento extranjero… esa voz… ¡era idéntica!… incluso la sonrisa… <<¿Será él?>>
Ilógico. ¿Pensar en que la vida estaba llena de coincidencias y que el chico de intercambio escolar fuera el mismo seductor galante de la fiesta? ¡Aunque, era tan idéntico!, no dejaba de ser algo ilógico.
--Sí, soy yo…--contestó después de escrutarlo con la mirada y con ceño ligeramente fruncido y actitud antipática, preguntó--. ¿Por qué? --y, acto seguido, cruzó sus brazos.
¡Era ella! Tenía que ser ella… ese cruce de brazos y su voz y su boca… eran idénticas. Además de que el nombre era el mismo. Era simplemente ilógico el pensar que no era ella. ¡Qué pequeño era el mundo, y qué loco! Aquella chica, ruda y atractiva, resultaba ser su compañera de escuela y, además, su guía a través de la misma; el destino era un pequeño niño al que le agradaba jugar con sus vidas como si fuesen pequeños coches de plástico, guiarlos por varios caminos, hacerlos dar vueltas, cruzarlos, chocarlos.
Ahora veía por completo su cara. ¡Qué belleza!... Sonrió pícaramente, se paró de su pupitre para avanzar hacia ella y delicadamente posó su mano en su barbilla para alzar su rostro y admirarla mejor.
--Definitivamente, tus ojos son compatibles con la belleza de tu boca. Y no sólo eso. Ambos sumergen a mi vista en una discusión constante. Discuten, ¿sabes?, acerca de cuál lleva a mi mente a rozar el paraíso con sólo brindarles una breve mirada.
Gabi lo observó pasmada. Ahora que se encontraba parado, la luz proveniente de las pequeñas ventanas del salón de clases iluminaban su rostro, y eran también sus ojos los que llamaban su atención; era la misma mirada, ojos claros, sí, esos ojos que le habían quitado el sueño. Era él, sus palabras se lo aseguraban, y su sonrisa lo reiteraba.
Deseó contestar aquella bella poesía, con la propia, pero no podía. Era diferente sin máscara, se sentía intimidada por esa mezcla de ternura y picardía fusionada en su gesto.
--No entiendo porqué me dices eso --dijo empujándolo para apartarlo de su camino--. Eres un atrevido --exclamó ofendida. Tomó sus cosas y las echó deprisa en su mochila, para salir repentinamente del lugar.
Se sentía aterrada. Aunque había soñado despierta con aquel momento y había deseado que se repitiera, por alguna razón el verlo de frente la ponía nerviosa. En aquel momento, en la fiesta, el pensamiento que la había guiado a dejar que sucediera un roce entre sus labios era que ninguno de los dos conocía ni sabía nada el uno del otro. No tendría que verlo de nuevo. Detrás de aquella máscara había sido ella misma, pero con mayor libertad al hablar, más valentía. Ahora, era Gabriela de nuevo, la chica marginada socialmente, la que era mal vista por todos, prácticamente huérfana… Ésa era en verdad, y en cuanto él la conociera no la trataría de la misma manera en que la había tratado aquella noche. Después de todo, ¿hacia qué se sentiría atraído?
Lo había dejado de nuevo con la duda. ¿Era acaso que se había equivocado? ¡Imposible! Era ella, algo dentro de él se lo gritaba, y obedeciendo esa corazonada la siguió. Corrió hasta llegar a su lado.
--¡Claro que sabes de qué te hablo! Tú eres…
--¡Gabriela! --gritó una voz a sus espaldas. Ambos se giraron.
Era Frank, el chico que había conocido el viernes, y se encontraba con una chica a la que ella no identificaba. Se acercaron casi corriendo, con caras entusiasmadas y sonrientes.
--¿Es verdad? --preguntó sorprendido, y sus ojos se encontraron con los de Gerard por un breve momento, pero su atención se vio desviada de nuevo a Gabi al oírla hablar.
--¿De qué me hablas?
--De que te peleaste de nuevo con Laura en la fiesta de la hija del gobernador --exclamó sonriente--. Ana me lo acaba de decir --dijo apuntando a la chica con su dedo índice mientras ella asentía con la cabeza enérgicamente--, hay un rumor acerca de ello.
--Pues… --vaciló en su respuesta. Veía por el rabillo del ojo la reacción de Gerard ante las palabras del chico--. Es un rumor… --lo seguía mirando, tenía la vista fija en ella, se mantenía atento a su respuesta.
--¡Gabriela! --gritó una nueva voz desde el otro lado del pasillo. Era Robert junto con su hermana que corrían hacia ella.
--Bob no me quiere creer que te peleaste con Laura en la fiesta del sábado. ¡Ni siquiera porque lo vi yo misma! --comenzó a hablar Yas, poniéndose frente a Gabi, obstruyendo la vista de Ana y Frank.
--¿Es verdad? --preguntó Bob jadeando del cansancio.
--Pues…
--Eso es justamente lo que le preguntamos --habló por primera vez Ana abriéndose espacio empujando a Yas, quien la miró mal por tal atrevimiento, y ella le regresó la mirada, para que luego ambas la clavaran en Gabi. Bob y Frank también la miraban, y peor aún, Gerard no quitaba la vista de su rostro.
Se veía sin salida, Yas la había visto. Negar algo que Yas decía era decir mentiras, ella no solía ser del tipo de chicas que hablaban sin estar seguras de lo que decían.
--Sí, es verdad --tuvo que admitir al fin, no quiso ver la reacción de Gerard, evitó mirarlo.
--¡Te lo dije! --exclamó sonriente Yas apuntando a Bob con el índice.
--Dicen que le rompiste la nariz, ¿es verdad? --preguntó con curiosidad Ana, mientras Frank, a su espalda, sufría un ataque de risa al imaginar a Laura derrotada de nuevo.
--¿Qué hice qué? --Gabi se veía alarmada ante esta noticia.
--¿No lo sabías? --cuestionó Yasnia sorprendida.
--No… --respondió sumamente aterrada ante la noticia.
--Ah, hola --saludó Bob a Gerard--. Disculpa nuestra descortesía. Yo soy Robert, puedes llamarme Bob --dijo extendiendo la mano.
--Mucho gusto, yo soy Gerard --se presentó estrechando la mano.
Y así, repentinamente, todos parecieron darse cuenta de la presencia de Gerard y comenzaron a presentarse. Gabi al verlo rodeado, aprovechó la oportunidad para retirarse sin que nadie se diera cuenta, arte en el cual tenía experiencia, y corrió hasta llegar al laboratorio de química, próxima clase del día. El lugar se encontraba vacío, así se mantendría durante un par de minutos más, y aprovechó ese silencio para poder escuchar sus pensamientos.
---
--¿En verdad? Y, ¿cómo está Laura? --preguntó Marie después de oir el relato de parte de Caro.
--Pues como supones: furiosa. Me ha pedido que ambas vayamos a su casa.
--¿En este momento?
--Obvio.
--Pero, ¿y las clases?
--Ay, no seas ridícula, ¿para qué sirve la escuela? --exclamó con fastidio--. Vamos --le ordenó.
Marie la siguió, ambas subieron al auto de Caro. Llegaron pronto, gracias a la extrema velocidad con la que manejó, y al tocar a la puerta fueron recibidas por la madre de Laura.
--¡Hola chicas! --exclamó melosa--. Supongo que vienen a ver a Laura. Pasen, está en su habitación.
--Gracias --respondieron ambas al unísono.
Entraron, y subieron los brillantes escalones de mármol, provocando un eco en el vestíbulo de la casa a cada paso que daban. Llegaron frente a la puerta y tocaron tres veces antes de abrirla. Y sus rostros no pudieron ocultar la sorpresa al ver un artefacto color blanco en su nariz, y su rostro lleno de pequeños moretones, daba más a la vista una clase de figura de película de terror que a la bella Laura que todos conocían.
--Hola --saludó amable Marie.
--¿Cómo estás? --preguntó Caro sentándose en la orilla de la cama en la que Laura reposaba.
--¡Qué pregunta tan estúpida! ¿Cómo se supone que deba de estar? --su voz sonaba distinta, pero ninguna de las dos comento nada acerca de ello.
--Furiosa, supongo --dijo en voz baja Marie, recordando lo que le había dicho Caro minutos antes.
--¡Así es! ¡No la soporto! --chilló aventando uno de los almohadones--. Ésta ves sí que me las pagará --comenzó a hablar levantándose de la cama y avanzando hacia un espejo que cubría toda una pared--. Debió de pensar mejor lo que hacía antes de golpearme --hablaba mientras rozaba con sus dedos en el artefacto de su nariz--, es una idiota. Pero, la hundiré --dijo con malicia.
--Eso suena a que tienes un plan --habló Caro cuando el silencio se hizo.
--Así es.
--Oh. Y ¿de qué trata? --preguntó curiosa Marie.
--De ti --contesta con sencillez.
--¿De mí? --exclama nerviosa.
--Sí.
--No entiendo.
--Es un plan sencillo. Bob quiere a Gabriela, ¿no?
--Pues… eso no es del todo seguro --le interrumpió Caro.
--¡Él me lo dijo! ¡Lo dijo cuando terminó conmigo! --gritó enojada.
--¿Te dijo que amaba a Gabriela? --cuestionó Caro.
--Bueno… no exactamente…
--¿Entonces? --preguntó ahora Marie.
--Él… me dijo que quería a alguien más… lo dijo cuando le pregunté porqué me dejaba.
--Ah… en ese caso, creo que tienes razón. Nunca lo vi con nadie mas que con la bruja --reflexionó Caro--. Y con Frank, claro.
--Y como es obvio que Bob no es gay, la única culpable de mi miseria es ella.
--Pero a pesar de eso, yo nunca los vi juntos, es decir, como novios.
--Ay, Caro, ¿qué acaso no lo ves? Esa perra sólo quería que Bob terminara conmigo, me odia, tal vez me tiene envidia. Y hasta hoy en día parece tenerlo embobado. Me lo quitó, pero sólo para verme sin él. ¡Idiota!
--Y, ¿qué tengo que ver yo en todo eso?
--Pues tú, mi querida Marie, entras entre ambos.
--¿Cómo?
--Que tú --se acercó a ella--, amiga mía, me ayudarás conquistando a Bob.
--¡Que yo qué! --exclamó pasmada.
--¿Qué acaso estás sorda? Que-tú-conquistarás-a-Bob --gritó desesperada.
--Pero, tú eres quien quiere a Bob.
--No, ya no. Ahora sólo quiero verlo lejos de ella. Quitárselo como ella me lo quitó a mí. Y como es obvio que él no quiere nada conmigo, por estúpidas razones de que siempre molesto a su amorcito --dijo fastidiada con la sola idea--, tenemos que atacar con arma blanca, y ésa eres tú --concluyó dirigiéndose a Marie.
--Vamos Marie, no pongas esa cara, ni que te estuviéramos haciendo salir con alguien feo, o con uno de esos cerebros andantes.
--Pues, sí. Tienen razón --dijo sonriente--. En verdad, será divertido.
--Y sencillo.
--Muy sencillo --reiteró Laura.
--¿Sencillo?
--Sí…
- - -
El timbre del receso sonó, y cada alumno que cruzaba por la puerta provocaba que las entrañas de Gabi se retorcieran un poco. ¿Qué es lo que le diría ahora? Ya sabía por su propia boca que era ella Gabriela.
La maestra entró y nadie más lo hizo, él no estaba ahí. No sabía qué pensar, ¿sería acaso que él se sintió tan mal por la manera en que lo trató, que incluso se había regresado a su casa? Y ese pensamiento la hizo sentir culpable, sentimiento que no llegó a su auge gracias a una figura a la puerta del salón.
--Profesora, ¿puedo entrar?
--¿Por qué llega hasta este momento?
--Lo siento, es sólo que me perdí.
--Ah, es usted el chico nuevo.
--Así me llaman --contestó carismático.
--Adelante, que no vuelva a suceder --dijo la profesora después de una breve risa.
Gerard entró, y se dirigió directamente a Gabriela, se sentó a su lado. Y ella sólo bufó disgustada por esta acción.
--¿Por qué te fuiste? --le susurró él.
--Quería llegar temprano a clase --mintió.
Él la miró fijamente, y ella intentó ignorar la mirada, método que le funcionó los primeros diez minutos. Pero, harta de sentir un par de ojos atentos en su mejilla, se giró para renegar.
--¡Deja de mirarme! --susurró rabiosa.
Para su sorpresa él no dejó de hacerlo, incluso, se acercó más.
--Un aire desahuciado me ha acompañado durante las últimas horas ante la idea de nunca volverte a ver; y aquí estás, con amazónica y natural belleza. Mi ser no puede entender el porqué de tu negación hacia tu propio nombre. ¿Es acaso que no te agrado?

22mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Sáb Mar 29, 2008 2:09 am

¤£lïz㤠½

¤£lïz㤠½
Cemetery drive
Cemetery drive

oOoOLA!!!
UNA PALABRA "EXELENTE" ME ENKANTAN TUS FIK!!!!
YA TE LO DIJE!!! JAJAJAJA
PERO TE LO RECUERDO....
BUENO PLEASE SIGUELOOoOoooO!!!!
CHUP geek
.:.:ELIZA:.:.

23mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Sáb Mar 29, 2008 2:23 am

MissxDestroy

MissxDestroy
Vampires will never hurt you
Vampires will never hurt you

eeeuu estuvo bueno el cap!!
me gusta muuucho tu fic
Ya sube prontitooo kiero ver ke hace el "atrevido" de gerard
Cuidateee

Saluditos a tod@s
Exclamation I love you

24mi corazon no es antibalas.. Empty Re: mi corazon no es antibalas.. Sáb Mar 29, 2008 3:09 am

poison_girl

poison_girl
Romance
Romance


ahhh siempre me dejan embobada con el fic *.*
simplemente amo y amaré este fic por siempre"!!!!
<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<<3<3<3

ahhhhhhhh I love you I love you I love you I love you I love you I love you
y como ya muchas veces les he puesto! ... uds escriben hermoso!!
asi q jamas pongan como en la comu .. q supuestamente les kedo malo el cap porq eso no es cierto!!!

bueno .... me voi
y espero lo sigan prontooo!!
xDDD
Y Como les pusieron
Ya sube prontitooo kiero ver ke hace el "atrevido" de gerard
xDDDDD

se me cuidan muxo muxoooo

--*Gabi*--

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