Pasión Prohibida
Capitulo 1
Capitulo 1
Me encontraba recostada a su lado. Él estaba dormido después de haberme hecho suya tres veces seguidas. Estaba aferrado de mi muslo izquierdo, mientras yo con la conciencia intranquila, lo miraba descansar. No podía creer hasta que punto me había permitido llegar con él. Se veía tan tranquilo, con mechones de cabello sobre su cara apacible. Su cuerpo firme y definido se veía perfecto con la tenue luz de la lámpara que había quedado encendida. Me levante desnuda tratando de no despertarlo ya que si lo hacia me reprocharía el porque no podía dormir, y con su voz insistente me preguntaría si ya no lo amaba.
Mi historia era muy difícil de contar. Ni siquiera podía recordar muy bien cuando permití que esto llegara tan lejos. Creo que todo comenzó cuando llegue al colegio de caballeros del norte de Pensilvania. Tenia metas magnificas en la vida. Me había graduado con las notas más altas de la generación. Acababa de recibir aquel puesto en el muy prestigioso Eton College en el condado de Berkshire, Reino unido. O habían muchas mujeres que a los veinticinco años recibieran ese merito y mucho menos en una institución que era para puros hombres. Como era de esperarse el primer día me encontraba muy nerviosa, no había desayunado nada.
Cuando llegue, lo hice de lo más profesionalmente posible, fui presentada a mis compañeros de trabajo y después me fue asignado el horario de clases correspondientes. Era la única mujer joven que trabajaba en el colegio y no podía evitar que los alumnos me miraran con mucho interés, a pesar de mi falda larga, mi blusa de cuello alto, mi peinado recogido todo hacia atrás de una forma muy anticuada y los lentes que llevaba puestos. Mi rostro era lo que llamaba la atención. No podía evitar ser joven, rubia y de ojos azules, con una piel tersa y de buen atractivo físico. Creí tenerlo todo bajo control. Eran solo niños de entre quince y dieciocho años.
Al entrar al salón de clases del primer año de educación media superior, ahí estaba él. Un chico alto a pesar de su edad, de ojos llamativos color verdes y completamente blanco, de cabello despeinado color negro y algo crecido. Él, quien me sonreía de manera insinuante y quien fue el primero en acercárseme y darme una calurosa bienvenida con un abrazo, que hizo que mis senos se aplastaran con su pecho firme mientras que su mano resbalaba por mi muslo derecho. Pude ver como todos lo miraban divertido por su atrevimiento, aun así no lo aparte bruscamente como debería haberlo hecho, sino que le susurre de una manera mu sutil algo casi inaudible.
-Si vuelves a hacer eso, te reportare y desearas no haberlo hecho.
Creí que lo intimidaría con eso, se aparto de mí y con una sonrisa desafiante me contestó.
-Genial, me encantan los retos.
No pude decirle nada, simplemente comencé mi clase de la forma más profesionalmente posible. Y desde luego presentándome.
-Mi nombre es Samanta Lawrence, seré su tutora todo el año así que espero nos llevemos muy bien.
Aun así no podía evitar que su mirada me inquietara, no despegaba la vista de mi busto, razón por la cual quise saber su nombre.
-Bien, el joven de atrás. Él que me dio la bienvenida de una manera inapropiada—todos se rieron—. ¿Cómo te llamas?
Muy valientemente se levanto de su asiento y mirándome respondió.
-Mi nombre es Gerard Arthur Way Lee, preciosa. Y quiero que sepas que estoy a tus ordenes desde este día para “todos” los favores que quieras, sean dentro del instituto o fuera de el.
Todos sonrieron y comenzaron a murmurar cosas, así que decidí mostrarles quien mandaba, ahí cometí el error que me costaría una situación muy difícil en mi perfecta vida.
-Bien señor Way, ya que usted esta de ofrecido quiero que sepa que de ahora en adelante usted me ayudara a todo, desde quitarme el abrigo hasta traerme el desayuno, eso es para que aprenda que yo no soy una niñita a la cual se le puede intentar ofrecer servicios que no dará. Le enseñare el sentido de “responsabilidad”.
Lo había logrado en ese momento, él ya no sonreía, se había puesto de color carmesí, sus compañeros se habían callado y me miraban atentamente.
-Esto va para todos señores. No intenten verme la cara de estúpida solo por que soy la “profesora nueva” aquí me respetaran y se hará lo que yo diga.
Aparentemente todo iba normal, el primer mes transcurrió normalmente, el segundo también pero al llegar al tercer mes todo se complico. Recuerdo perfectamente la ropa que llevaba puesta, era una blusa azul rey de botones al frente con holanes ondulantes al frente, una falda negra arriba de la rodilla y zapatillas altas. La primavera había comenzado y el sol comenzaba a salir lo suficiente para calentar hasta los 20Cº, era un perfecto lunes hasta el momento.
Como era costumbre el joven Way ya había llegado, me esperaba en la entrada del salón de clases con mi café caliente y el rostro un poco asperezado. Las clases comenzaban a las 7:30am, así que yo llegaba una hora antes para escribir las citas importantes de la clase del día en el pizarrón.
-Buenos días señor Way.
-Buenos días miss Lawrence, aquí tiene su café—me dijo algo irritado.
-¿Sé puede saber que le ha pasado para que me hable de esa forma tan hostil?
-Digamos que fue un fin de semana horrible.
-No tiene porque de todas formas yo solo soy su esclavo, y los esclavos no le importan a los amos.
-Señor Way no sea ridículo, usted no es mi esclavo, solo lo hago pagar por sus impertinencias al conocernos.
Me miro inescrutablemente. Lo mire con una sonrisa burlona y pase delante de él. Deje mi café hirviente sobre la mesa en lo que comenzaba a quitarme el abrigo. Él estaba tras de mi como siempre esperando para quitármelo y colgarlo después. Pero esta vez fue diferente, comenzó a quitármelo desde los hombros y deslizo sus manos sobre la estreches de mis hombros hasta mis brazos. Se pego a mi espalda y puso una de sus manos sobre mi vientre plano. Iba a moverme pero me detuvo poniendo su otra mano sobre mi seno izquierdo. Simplemente no me pude mover. Me volteo bruscamente para quedar frente a frente y me miro fijamente a los ojos, esta vez me sujetaba sobre los costados de mis caderas.
-Señorita Lawrence, ¿le he dicho hoy lo maravillosa que luce?
-Señor Way le pido se comporte o tendré que reportarlo.
-No me da miedo señorita, si he soportado su maltrato es porque cada maldito segundo ha valido la pena con tal de ver este maravilloso busto de cerca y tener pegado a la nariz ese delicioso olor a fresas.
-Suélteme o gritare.
-¿Por qué luce asustada? No le hare daño, ni nada que no vaya a disfrutar, la deseo desde el primer día que la vi.
Me quede pasmada, nunca antes me había dicho algo como eso de una forma tan directa como él lo hacia. Me miraba fijamente y con la misma sonrisa del primer día, y no se que pasaba con mi cuerpo, pero yo también deseaba seguir pegada a su esplendoroso cuerpo, era quince centímetros mas alto que yo así que por eso me tenia recargada contra mi escritorio, de pronto me di cuenta que estaba demasiado cerca de mi y lo intente apartar bruscamente de mi lado, pero era tan fuerte y duro como roble que no logre moverlo mas de dos centímetros.
-Quédese muy quieta se lo pido de favor—me dijo suavemente y estúpidamente le hice caso.
Abrió mis piernas lo mas que mi falda tallada le permitió, pego sus labios suaves y delgados a mi frente y recorrió mi rostro con besos pequeños hasta llegar a mi cuello bajando hasta mi clavícula. Con una mano comenzó a abrir uno a uno los botones de mi blusa y con la otra mano arremangaba mi falda hacia arriba. Cuando abrió todos los botones de mi blusa toco con su mano fría mis senos apretándolos y comenzó a besarlos, con su boca jalo hacia abajo mi sostén y mi seno izquierdo se salió de el para que él joven lo besara y acariciara. Yo no podía moverme, estaba muy quieta observando lo que él hacia. Me miro levantando las cejas y sonrió para después llevar su mano a la parte de atrás de mi espalda y desabrochar por completo el sostén negro que llevaba puesto.
-¿Quieres seguir con esto?—me pregunto decididamente.
Como no respondí sonrió y metió su mano izquierda bajo mi falda deleitándose con mi muslo siguiendo la curva hasta llegar a mi entrepierna, mi cuerpo tembló al sentir que sus dedos comenzaban a entrar y salir de mí. Gemí y me resbale del escritorio, él me tomo fuertemente con su mano derecha de mi cadera y siguió haciendo lo mismo hasta que mi control se perdió y jalándolo de la corbata lo atraje hacia mi boca para besarlo con deseo, con pasión. Me respondió con el mismo calor y tomándome de ambas piernas me sentó en el escritorio haciendo a un lado el café que estaba en la orilla, me aleje de él y lo mire fijamente.
-Gerard ¿cuantos años tienes?
-Que importa mi edad, solo quiero que sepas que soy un hombre.
Tomo mi mano derecha y la trajo hacia su xxxx que cada vez mas se hacia mas voluminoso, no resistí mas el deseo y comencé a quitarle el broche del cinturón, después abrí el botón y baje su cremallera. Me miro enfebrecidamente y me hiso hacer salir su xxxx de una vez, me recostó sobre el escritorio y subió toda mi falda hasta mi cintura. Me dedico una mirada como pidiéndome autorización y fui yo quien lo atraje hacia mi para sentirlo dentro de mi, ambos gemíamos de placer, y prontamente comenzó a darme de embestidas mientras con una de sus manos acariciaba mi busto al verme retorcerme sobre el escritorio donde daba clases.
Ese fue el principio de mi muy perturbada vida, la vida que llevaba ahora.