Dracula’s Angel
Prefacio
Nunca me había puesto a pensar en mi madre... Bueno, solo en algunas ocasiones, a veces me preguntaba como habría sido la vida de mi padre, de mi hermano Dan y la mía con ella a nuestro lado… O si ella consiguió a alguien más, es decir, una pareja, alguien con quien pasar el resto de su vida, alguien con quien ser feliz. Nunca habíamos tenido noticias de ella, nunca supimos si se volvió a casar, o tuvo hijos u otra cosa similar, hasta que…
La noticia
Vivimos en Canadá. Cerca de un pequeño bosque.
Un día en el que mi padre, Carl -como siempre- estaba sentado frente a la televisión, mi hermano Dan y yo estábamos en la cocina preparando la cena, albondigón, el platillo favorito de papa, Dan y yo lo teníamos que soportar cada semana. La noche estaba muy callada y entre nosotros 3 no había un tema de conversación interesante. Unos minutos después de levantarme de la mesa y dejar mi plato en el fregadero, llamaron a la puerta.
- Ellen, ¿puedes abrir, por favor? - dijo mi padre con un pedazo de albondigón en la boca.
- Claro – ya que dije para mis adentros.
Me dirigí a la puerta, quité el seguro y la abrí. Era un oficial, lo supe por la placa que me enseñó en cuanto abrí la puerta.
- Buenas noches, señorita. ¿Puedo pasar?- dijo con tono severo.
- Emm... claro, por que no, adelante- dije confundida.
-¿Carl Davis?- le preguntó el oficial a mi padre.
-Si, para servirle… ¿Qué se le ofrece?- dijo mi padre mientras se incorporaba lentamente.
- Le tengo que dar una mala noticia.
- ¿Si?- dijo mi padre, confundido.
Espero que les guste
Dejen muchos comentarios
Por favor.
Prefacio
Nunca me había puesto a pensar en mi madre... Bueno, solo en algunas ocasiones, a veces me preguntaba como habría sido la vida de mi padre, de mi hermano Dan y la mía con ella a nuestro lado… O si ella consiguió a alguien más, es decir, una pareja, alguien con quien pasar el resto de su vida, alguien con quien ser feliz. Nunca habíamos tenido noticias de ella, nunca supimos si se volvió a casar, o tuvo hijos u otra cosa similar, hasta que…
La noticia
Vivimos en Canadá. Cerca de un pequeño bosque.
Un día en el que mi padre, Carl -como siempre- estaba sentado frente a la televisión, mi hermano Dan y yo estábamos en la cocina preparando la cena, albondigón, el platillo favorito de papa, Dan y yo lo teníamos que soportar cada semana. La noche estaba muy callada y entre nosotros 3 no había un tema de conversación interesante. Unos minutos después de levantarme de la mesa y dejar mi plato en el fregadero, llamaron a la puerta.
- Ellen, ¿puedes abrir, por favor? - dijo mi padre con un pedazo de albondigón en la boca.
- Claro – ya que dije para mis adentros.
Me dirigí a la puerta, quité el seguro y la abrí. Era un oficial, lo supe por la placa que me enseñó en cuanto abrí la puerta.
- Buenas noches, señorita. ¿Puedo pasar?- dijo con tono severo.
- Emm... claro, por que no, adelante- dije confundida.
-¿Carl Davis?- le preguntó el oficial a mi padre.
-Si, para servirle… ¿Qué se le ofrece?- dijo mi padre mientras se incorporaba lentamente.
- Le tengo que dar una mala noticia.
- ¿Si?- dijo mi padre, confundido.
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