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YESTERDAYS...

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Eliza Way
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26YESTERDAYS... - Página 2 Empty Re: YESTERDAYS... Vie Mar 26, 2010 4:38 pm

kuroidono

kuroidono
Vampires will never hurt you
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EEEEEEEEE síguele me dejaste picadota*o*

yo tengo una enorme pregunta, ¿cuál es el otro foro? siempre hablan de él y nunca supe ni cual era ni nada, ¿alguien tiene el link?
por que si ahí lo siguió, lo quiero leer YA!!!

jejejeje

http://www.kuroidono.blogspot.com

27YESTERDAYS... - Página 2 Empty Re: YESTERDAYS... Vie Mar 26, 2010 6:56 pm

Eliza Way

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“YESTERDAYS”
CAPÍTULO 10.

A la entrada del lugar se encontraba el matrimonio Iero, pero ¿qué era ese lugar? En realidad Paris, con todas las cosas que había pasado en el transcurso del día, no se le había ocurrido preguntar. Solo distinguía unas enormes letras doradas en la parte superior de un edificio de, fácilmente, tres pisos.
-¿Qué es este lugar? – preguntó Paris.
-Ya verás cuando entremos – respondió Gerard tomando nuevamente su mano.
Las tres parejas entraron a lo que Paris pensó sería, algo parecido a una discoteca, pero no era así. Ella jamás había estado en aquel lugar. Claro porque era canadiense y no llevaba mucho tiempo viviendo en aquella enorme ciudad.
Era una especie de restaurante-karaoke, bonito y nada formal, por lo que Paris sintió que una enorme presión caía de sus hombros, pues pensó que la llevarían a un lugar de los elegantes que -según sus pensamientos- frecuentan los artistas famosos.
Se dispusieron en una mesa redonda en una esquina del lugar, los seis en una especie de sillón semicircular con aquellos acabados que iban conforme a la decoración del lugar. Dicho lugar era bastante amplio y Paris pensó que tomaron aquella mesa para que nadie reconociera a sus acompañantes.
Gerard junto a Paris. Ésta junto a Mikey y Amely, quien estaba a un lado de Frank y finalmente Jamia que “cerraba” aquel semicírculo. De manera que Frank quedaba de frente a Paris.
El ambiente era bueno, la plática era amena, las risas no faltaban de ambos lados y de vez en cuando Frank le dirigía una mirada Gerard en la que encerraba todo lo quería decirle.
Pero Frank no se comprendía ni él mismo, a decir verdad, amaba a su esposa, ella había sido su pareja desde siempre y no se imaginaba la vida sin ella, pero Paris, bueno, ella había entrado en su vida de una manera que ni el mismo se explicaba, tal vez la ausencia de su esposa en aquellos días, o no sabía bien a qué atribuirle eso, pero había llegado a pensar que estaba enamorado de ella, y no entendía por qué la invitaba a salir, por qué le ocultó que era casado, por qué… entendía él, que ahora Paris lo detestara, pero no soportaba aquel desprecio, le dolía, aun recordando sus besos, ligeros, rápidos, pero al final besos.
Un momento, debía de dejar de ver a Paris de esa manera o pondría el ambiente tenso.
-Que buen lugar-
-Si mi amor, Gerard elige muy bien los lugares a donde lleva a sus amigas- soltó Frank su veneno. Paris se incomodó. “Que no empiece Frank, que le voy a seguir el juego” pensó Paris.
-Es cierto Frank, él si sabe que a las amigas se les debe de divertir y no divertirse con ellas- y sonrió Paris al final de la frase.
-A comer- dijo Mikey cuando por fin, habían llegado lo que habían ordenado.
El ambiente regresó a la normalidad, pero sabían que aquello era una bomba de tiempo.

1 copa, 2 copas, solo una más… que nos traigan otra botella. Las botellas de vino en la mesa del fondo se agotaban con la velocidad con la que se las llevaban.
¿Cantar? ¿Por qué no? Inició Gerard, con unas copas encima le dedicó una canción a Paris, ella estaba muy apenada pero al final se decidió a cantar I Don't Wanna Miss A Thing de Aerosmith, pues era lenta. Paris se alegró de que aquella no era la ciudad en que había crecido, pues nadie la reconocería y que aquel lugar no estuviera tan lleno, unas cuantas mesas ocupadas por personas más o menos de la misma edad.
Amely y Mikey cantaron al mismo tiempo. A Amely no le importaba el no tener una voz afinada. Estaba junto al hombre que amaba y nada más era importante. No importaba la canción que fuera, estaban juntos y eso era todo.
Frank no quiso acompañarlos con ninguna canción, a decir verdad se le veía molesto, pero Jamia salió en su nombre e interpretó 21 guns de Green Day, sin saber el por qué. Simplemente esa canción le agradaba.
Regresemos un poco a la canción de Paris, ella se sentía la más grande de las estrellas, aquella noche siendo observada por el hombre que era su compañero, su tan deseado compañero. Cuando bajaba del escenario, vio a una persona que conocía, pero no le dio mucha importancia. Hasta que, cuando Jamia había terminado su interpretación y estaban nuevamente todos reunidos, esta persona se le acercó dejándola congelada…
-Paris, no puedo creer que seas tú- dijo el hombre frente a ella.
-¿Qué haces tú aquí?- quedó “helada”.
-Sí, a mí también me da gusto verte- dijo con voz de reproche.
-¿Quién es él?- preguntó en voz baja Gerard muy cerca del oído a Paris pues había notado la cara de espanto de Amely cuando este hombre se le acercó a su amiga.
-Paris, amorcito, ¿no me vas a presentar a tus amigos?- osó en decir. Ella estaba en shock, jamás se había imaginado encontrárselo en la ciudad.
Al escuchar la frase “amorcito” Frank volteó rápidamente a ver al hombre que mencionaba aquellas palabras refiriéndose a Paris.
-¿Quién eres tú?- le gritó Frank envalentonado por las copas.
-Por lo que veo Paris no me quieres presentar, así que yo me presentaré solo. Mi nombre es…- no terminó la frase cuando Frank nuevamente gritó…
-Lárgate de aquí, estúpido- Jamia lo jaló del brazo, no sabía por qué su esposo reaccionaba de aquella forma.
-¿A quién llamaste estúpido?-
-A ti, o ¿acaso vez a otro estúpido cerca?- esta vez contestó Amely, enfurecida por la presencia de ese hombre.
-¿Qué haces aquí Alex? –
-Mira nada más a quién tenemos aquí, a la amiga chistosa de mi Paris- dijo en tono burlón.
-Que te largues ya –dijo Frank tronando los dedos- por donde viniste.
Por fin Paris pudo hilar algunas palabras…
-¿Qué quieres Alex?-
-Nada mi amor, ven a mis brazos,-abriendo los brazos- ya ha pasado mucho tiempo desde nuestro último encuentro y te extraño-
-Alex estás borracho vete por favor- la voz de Paris empezaba a quebrarse.
-Mira “Alex”, no me interesa lo que quieras con Paris, te pido amablemente que nos dejes en paz-
-Cállate niño bonito, aquí la única que puede hablar es Paris- le contestó a Gerard. A este le enojó enormemente lo que Alex le había dicho y se levantó rápidamente de su asiento e hiso el ademan de seguir con la pelea pero Paris lo detuvo.
-Espera Gerard, yo voy a hablar con él, déjamelo a mí- Gerard retrocedió, le dirigió una mirada de depredador en espera de su presa a Alex y una de dulzura a Paris.
-Confío en ti Paris. Pero si intenta hacerte algo juro que lo ma…- Lo cayó con un dedo en sus labios.
-No va a pasar nada Gerard, te lo prometo- aquella reacción de Gerard la había llenado de fortaleza repentinamente y se sentía tan segura como para enfrentar sola a Alex.
-Está bien Paris, pero quiero tenerte a la vista todo el tiempo-
-Está bien- Paris estrechó la mano de Gerard y este le besó la mano mirando directamente a Alex.
Paris caminó un par de pasos seguida de Alex, lo suficiente para que nadie de su mesa pudiera escuchar lo que hablarían pero no demasiado para que Gerard los pudiera ver.
-Muy bien Alex –dijo ya más calmada – ¿Qué quieres, por qué me buscas?
-Paris mi amor, es que, yo jamás te he olvidado, aun te recuerdo, en mis brazos, te extraño mi amor.
-Mira Alex, vamos a dejar un par de cosas en claro 1, yo no soy “tu amor” y 2, ya no me interesa nada que pueda venir de ti – ella misma se sorprendía de su actitud tan segura.
-Perdóname mi amor, yo sé que hice mal pero…-
-¿Pero qué?, ya no me importa nada de ti, déjame en paz, estoy feliz en donde estoy, ni siquiera sé por qué estás en Nueva York, ¿qué haces aquí?, ¿dejaste a tu familia en Canadá?...-
-Yo solo vine hasta acá para buscarte, no me importa ni Kristine ni mi hija, solo tú-
-Escúchate tu mismo Alex, estoy segura de que te arrepentirás de tus palabras algún día. ¿Por qué no piensas en tu hija?-
-Ella no es mi hija- gritó el hombre y empezó a llorar
-¿Qué?- Paris estaba pasmada, nuevamente.
-Descubrí que no es mi hija, la misma Kristine me lo confirmó, no sé por qué quiso que me casara con ella si no era mi hija. Solo arruinó lo que podría ser nuestra maravillosa vida juntos, Paris yo aun te amo-
Ella se sintió mal por toda aquella situación pero ella nada podía hacer, todo aquello había quedado en el pasado y ella misma lo quería enterrar ya. Desde que salió de Canadá se prometió dejar todo lo dolorosa atrás y llevar consigo únicamente loa bueno recuerdo de aquel su hermoso país y sin duda Alex no era de aquellos hermosos recuerdos que ella había guardado en su corazón antes de salir de su país.
Aun con todo lo penoso que podría ser la situación de Alex ella no se podía dejar conmover por la historia de aquel hombre.
-En verdad lo siento, no tenía idea-
-Por eso vine a buscarte, aun estamos a tiempo de hacer nuestra vida. Regresa conmigo a Canadá, cásate conmigo- dijo estas últimas palabras arrodillándose frente a ella.
Paris sintió vergüenza…

Mientras tanto en la mesa ocurrían cosas singulares…
-¿Qué es una amiga chistosa?- Mikey le preguntaba a Amely.
-Hay mi amor, mira –suspiro- una amiga chistosa es aquella que da risa- bromeó ella.
Ambos rieron junto a Jamia, pues Frank y Gerard no le quitaban la vista de encima a Paris.
Gee notó cuando el hombre empezó a llorar. Hacía su mayor esfuerzo por tratar de escuchar aunque sea una palabra de aquella conversación pero la música de aquel lugar convertía eso en una misión imposible. Abrió los ojos como de plato cuando Alex se hincó frente a Paris.
-Amely –dijo Gerard interrumpiendo su risa -¿Quién es ese tal Alex?-
-Yo… yo no puedo decir nada, estoy segura que a su debido tiempo ella te lo dirá. Lo siento Gerard, no puedo traicionar su confianza… Mira a ese hijo de perra –dijo sobresaltada al notar que estaba hincado frente a Paris mientras sostenía su mano –Gerard ve y golpéalo tan fuerte como puedas, hazme ese favor-
Gerard no lo pensó dos veces y antes de que Amely terminara su petición, se encontraba ya, rumo hacia la pareja.
Paris, al notar que Gerard caminaba hacía donde estaban ellos se apresuró a decir:
-Alex, levántate, deja de hacer el ridículo. Comprende, lo nuestro ya es cosa del pasado-
-No, no es cierto, yo sé que aun me amas- reclamaba Alex mientras se ponía de pie.
-Te amé, en verdad lo hice, pero eso ya pasó y no quiero que jamás regrese- en ese momento llegó Gerard y tomó de la mano a Paris.
-Te está molestando amor- poniendo especial énfasis a esta última palabra. Le dio un beso en la mejilla.
“Amor”, escuchar esa palabra de boca de Gerard era como un sueño para ella, se sintió en las nubes por un instante y deseó que no fuera tan solo una palabra para ahuyentar a Alex.
-Es por este ¿verdad? Seguro él es tu nuevo amante. No puedes salir de tu país porque ya te vuelves una cualquiera, eres una ramera-
Antes de que Paris pudiera contestar a alguno de los insultos de Alex, Gerard le había depositado ya, un puñetazo en la quijada. Alex intentó contestar el golpe, pero Gerard lo esquivó y a penas y lo rosó. Paris les grito que se detuvieran, pero era hombres y estaban obedeciendo sus instintos. No se detendrían. Gerard colocó un nuevo golpe en su quijada, ahora Alex su fue contra Gerard hasta tirarlo en el piso y justo cuando iba a golpearlo el personal de seguridad llegó a separarlos, pero para ese entonces Gee ya tenía un labio roto y todas las personas del lugar habían visto aquella escenita.

Mikey, Amely, Jamia y Frank intentaron acercarse pero la seguridad no se los permitió, Paris alegó que el que inició la pelea había sido Alex y prometió sacar de allí a Gerard pero que no levantaran cargo alguno contra él. Un hubiese habido necesidad de toda aquella explicación por parte de ella, el personal de aquel lugar conocía a la perfección a Gerard.
Paris le hiso señas a Amely que tomara su bolsa y que los vería a todos fuera y salió junto a Gerard mientras el personal de seguridad sujetaban a Alex quien pasaría, cuando menos, un par de días encerrado por armar aquel escándalo.

Una vez fuera del lugar Paris no pudo contener las lágrimas…
-Gerard por qué hiciste eso, mírate, tu labio sangra- derramando algunas lágrimas.
-¿Por qué lloras, si a quien golpearon fue mí?- contestó Gerard divertido por aquella situación.
-¿De qué te ríes? No es gracioso. ¿Qué tal si te hacía daño?-
-No me hiso nada. Además no iba a dejar que se baya tan tranquilo después de haberte dicho todas esas cosas.
-¿Entonces fue por mí?- dijo Paris llorando con un tono molesto.
-Claro que si, fue por ti, por nadie más hubiese valido la pena este labio roto- contestó con una sonrisa señalado su labio inferior que era el de la herida.
Ahora Paris lloraba aun más.
-No lo puedo creer Gerard, yo soy la culpable de lo que te pasó, de que ese animal te halla lastimado, todo es mi culpa, todo-
-Hey, hey, no llores – dijo acercándola a él, la tomó de los hombros y la miró a los grises ojos- yo decidí defenderte. Él no tenía ningún derecho de hablarte de esa manera. Tú no eres nada de lo que él decía-
-¿Tú cómo sabes?, apenas y me conoces-
-Lo sé, puedo verlo en tus ojos- y sonrió
-Estás loco Gerard Way. Imagínate lo que dirían las revistas amarillistas su supieran esto “el famoso cantante Gerard Way fue sacado de un establecimiento por golpear a un turista”. Suena lindo, ¿no?-
-La verdad no suena nada bien, pero te hecho sonreír y eso era lo que quería-
-Repito lo mismo Gerard Way estás loco- y le dedicó una sonrisa de sus hermosos labios.

Él la atrajo hacia su pecho y la abrazó por unos instantes. Paris se sentía cómoda en aquel pecho. Tan masculino, tan ancho, tan grande para ella. Gerard tenía sus brazos rodeando todo el cuerpo de Paris, le besó la cabeza. Pues recordemos el ella era un “mucho” más baja que él. Al sentir su beso Paris volteó la cara hacia él, lo miró directo a los ojos. Estaban allí, en aquel callejón a luz media, mirándolo a los ojos. Jamás había notado lo bellos que eran. Quizá porque jamás había estado tan cerca de él.
Gerard la miraba con ojos de fuego. La veía directo a los ojos, sosteniendo su mirada y se dio cuenta de la pasión que aquella mujer despertaba en él. En un segundo dejó de verla a los ojos y vio un poco más abajo. Era su boca, pequeña con aquellos gruesos labios sin llegar a ser demasiado voluptuoso. Como toda ella, pequeña y débil. El color estaba oculto detrás de una capa de gloss casi rosa. Él se acercaba, ella no retrocedía.
Ella podía sentir la respiración de aquel hombre cada vez más cerca de ella, hasta que estuvieron tan cerca que podían respirar el mismo aire.
Sus labios amenazaban con unirse en cualquier momento y si lo lograran liberarían todo aquello que habían guardado los unos para los otros. Y danzarían como solo los cuerpos que se complementan saben hacerlo. Como lo hacen solo cuando las dos mitades se unen.

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28YESTERDAYS... - Página 2 Empty Re: YESTERDAYS... Vie Mar 26, 2010 6:57 pm

Eliza Way

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kuroidono escribió:EEEEEEEEE síguele me dejaste picadota*o*

yo tengo una enorme pregunta, ¿cuál es el otro foro? siempre hablan de él y nunca supe ni cual era ni nada, ¿alguien tiene el link?
por que si ahí lo siguió, lo quiero leer YA!!!

jejejeje


No, no he avanzado allá tampoco,
he hecho voy a tratar se seguirlo
aquí primero... el otro foro es
hotel-bella-muerte

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29YESTERDAYS... - Página 2 Empty Re: YESTERDAYS... Miér Abr 07, 2010 5:47 pm

kuroidono

kuroidono
Vampires will never hurt you
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Continúa n_n por favor!!!
No he tenido tiempo siquiera de estar en la compu pero he estado viendo el foro inactivo :O

te lo ruego, continuaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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30YESTERDAYS... - Página 2 Empty Re: YESTERDAYS... Jue Abr 08, 2010 2:57 am

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“YESTERDAYS”
CAPÍTULO 11.

Los momentos perfectos, o los que se creen que son, son los más esperados y los menos planeados. Convertirse en madre, una propuesta de matrimonio; son cosas que se planean pero que nadie se espera por completo ni lo termina de asimilar, hasta que caen en la cuentan de que se encuentra en una realidad aparte, en una solo para la persona que planea esos momentos, pero cuando llegan, más vale concentrase en ellos y no dejar que nada los interrumpa…

-Paris –gritó la mujer- ¿Dónde estás amiga?-
Gerard la sostenía de su cintura, a unos escasos centímetros de su boca cuando escucharon el grito.
-Hermanos- se escuchó ahora la voz de un hombre. El momento perfecto se había terminado. Paris soltó los brazos del cuello de Gerard y, aunque este se reusaba a dejarla escapar, terminó por dejar su cintura.
El momento mágico pasó a ser un momento incómodo, al menos para Paris. Al final, llegaron las cuatro personas que los acompañaban aquella noche.
-Paris, ¿estás bien?- preguntó Jamia agitada.
-Estamos bien, no se preocupen- contestó Gerard por ella.
-Hermano, me preocupé mucho por ti. ¡Mírale, te rompió el labio!-
-No es para tanto Mikey, he pasado cosas peores-
-De eso no hay duda- bromeo Frank –Pero en verdad nos preocupamos por ustedes-
-Creo que lo mejor será que no vallamos- sugirió Jamia a lo que todos asintieron. Aquella noche que parecía mágica podría terminar siendo un completo fiasco. Aunque parecía que el destino no dejaba de luchar para que se cumpla lo provisto aquella noche.
Frank y Jamia fueron los primeros en irse. Amely le informó a Paris que iría a casa de Mikey y en menos de lo que se dieron cuenta, se encontraban –Gerard y Paris- solos y abandonados a las afueras de aquel establecimiento.
Se dispusieron a irse en taxi juntos. No había nada de raro en aquella decisión, pues vivían en el mismo edificio. Al subir al taxi, Paris antes que Gerard, este le tomó la mano y le dirigió una mirada de… mirada de qué era aquella, él mismo se sorprendió de aquella intensidad con la que miraba a su vecina…
-Paris…- silencio, no pudo hilar más palabras.
-¿Qué?- contestó ella sin voltearlo a verlo pero sosteniendo su manos en la de él.
-Nada…- ¿qué le pasaba con aquella mujer? No era como todas, no. No como con las que había estado, ella… ella, era única. Justo lo que había esperado por años, lo que había buscado sin encontrar. Simplemente lo supo, supo que era para él y para nadie más… no importaba mucho la ciudad que los rodeaba, solo importaba ella.
Paris pudo sentir su mirada en ella y volteo a verlo, para encontrarse con los ojos del caballero clavados en ella, en los suyos, en su boca, en su nariz, en sus orejas, en todas partes. Lo contenía en una sola mirada. Ella era de él sin necesidad de tocarla. Su alma le pertenecería a partir de aquellos momentos.
-¿Qué… tengo…por qué me ves de esa manera?- ella se sentía completamente incómoda ante aquella mirada tan penetrante. Ante aquellos ojos gatunos de tal profundidad. Ante aquella mirada que la desnudaba –Oh Gerard, me da tanta pena tu labio roto, pero parece que ya está mejor, ¿verdad?-
-Nada… no importa… es que… eres hermosa- contestó él sin dejar de verla. Paris se sonrojó y no lo puedo ocultar.
-Gracias-
-Creo que jamás te lo había dicho, pero así es. Desde siempre-
-¿Cómo sabes que desde siempre si apenas y nos conocemos de hace unos meses?- sonrió ante la ironía, él no la conocía.
-Yo te conozco Paris-
-Me asustas Gerard, te lo advierto, me asustas-
-No es cierto, no te asusto. De hecho es todo lo contrario de asustar- se acercaba peligrosamente hacia ella. Paris lo veía venir. Él decía la verdad, no la asustaba en lo más mínimo. Lo veía acercarse a ella, con esa sonrisa en los labios que la desarmaba por completo. Cada vez más cerca. Paris sabía lo que seguía, sus respiraciones a la par. A unos pocos milímetros de su boca él se detuvo. La vio directamente a los ojos y…
-Ya llegamos Gerard- expresó Paris, cerca de la puerta del taxi donde Gerard la tenía acorralada. Sonrió de nervios y cuando él se recompuso en el asiento del taxi, ella expresó una mueca de desagrado. Era la segunda vez en la noche que los interrumpían. Esta vez había sido ella misma. Se arrepintió mientras Gerard pagaba el taxi y se siguió arrepintiendo mientras caminaban hacia el elevador. Pero no más cuando entraron para subir hasta el quinto piso. En cuento las puertas del elevador se cerraron Gerard se volteó hacia ella, la tomó salvajemente de la cintura y le dijo…
-¿Crees que te ibas a salvar?, no, esta noche no-
Y sin darle tiempo a ella para contestar, la besó, esta vez sin dar oportunidad para que algo los interrumpa. Unió sus labios con los de ella, siendo una sola boca en pocos segundos. Sus lenguas jugaban, tratando de fusionarse. Sus almas también se besaban. Se acariciaban. Pronto, las manos de Paris se encontraban recorriendo la espalda de Gerard, degustándola, haciéndola suya. El beso se prolongó más de lo que ellos mismos se dieran cuenta. Después de uno o dos minutos sus bocas seguían juntas. Ella de “puntitas” para alcanzarlo y él con la cabeza hacia abajo para acomodarse mejor. Paris abrió los ojos, en realidad no recordaba haberlos cerrados. Fue la inercia del momento.
Ella sonrojada y él con una enorme sonrisa en los labios salieron del elevador. Caminaron en línea recta tomados de la mano hasta encontrarse frente a sus departamentos.
-Creo que es hora de que entre a casa Gerard-
-No quiero- y la tomó de la cintura nuevamente para atraerla hacia sí.
-Pero yo si quiero – ella sonreía –Ya es tarde, mañana tengo que ir a trabajar-
-No vayas-
-Estás loco tengo que ir- sonreía mientras se balanceaba entre sus brazos –Ya, tengo que entrar y dormir-
-¿No quieres que duerma contigo?- esto sonrojó a Paris.
-No- dijo entre risas y avergonzada por la propuesta de él.
-Yo sé que tú quieres-
-Claro, vamos, entra conmigo (sarcasmo)-
-¿Me estás retando? Puedes perder si apuestas-
-No, no. Ya voy a entrar. Ya- se zafó de sus brazos y se dirigió a su puerta. Sacó sus llaves cuando sintió las manos de aquel bandido girarla sobre si y besarla nuevamente. Sus bocas danzando, a la par, se complementaron por algunos segundos hasta que ella lo separó. Entrando apresurada a su departamento, estando dentro asomó su cabeza, oportunidad que Gerard no desaprovechó besándola nuevamente.
Se encontraba por fin en su departamento “a salvo” de aquel cazador que amenazaba con no dejarla escapar por aquella noche. Suspiró detrás de su puerta sonriendo sin poder evitarlo. Tocó sus labios con sus dedos. Por fin, no sabía bien cuánto tiempo había esperado aquello, pero ahora ya había sucedido.
El labio de Gerard, esperaba no haberlo lastimado, pero en hace unos instantes ni uno de los dos recordaba el pequeño incidente.
Caminó hacia el baño y se deshizo de aquella ropa y aquellas zapatillas bajas que tanto la incomodaban. No podía evitar sonreír, no recordaba más a Alex y toda su historia. Si tan solo hubiese llegado antes a contarle todo aquello, seguramente se encontrarían juntos y hubiesen retomado sus planes, quizá llegarían pronto al altar; pero ahora todo era diferente y ella deseaba con toda su alma y su corazón que aquello con Gerard no fuera solo una ilusión. Se colocó un pijama color rojo que contrastaba completamente con lo blanco de su piel. Se lavó la cara para deshacerse de aquel maquillaje que Amely la había convencido de utilizar y soltándose el cabello, para dejar que sus ondas descansaran con naturalidad sobre sus hombros, se sentó en el sofá de la sala y subiendo sus pies enfundadas en sus pantuflas azules a la pequeña mesa frente a ella, tomó el control del reproductor y dejó que se escucharan aquella canciones que ella tanto disfrutaba. Justo empezó a sonar Just Like Heaven de The Cure cuando se dio la oportunidad de soñar con ella y Gerard juntos, cerró los ojos y se dejó llevar…
-Tierra llamando a Paris, él es, prácticamente, tu jefe. Deja de pensar en cosas que jamás pasaran- se reprendió ella misma tratando de cortar aquellas fantasías llevadas por la letra de la hermosa canción.
-Es irreal pensar que él algún día te tomará en serio, solo serás un juego. Un juego más de una estrella de rock acostumbrado a tener a todas las mujeres que él quiere. Y no Gerard Way, no seré una más de ellas. Nunca más seré una más del montón- aun con todas esas frases, tratando de auto herirse, no lograba sacar de su cabeza aquellos besos, el sabor de sus labios, dulces, amargos, salados, agrios, picantes, de todos los sabores que se podía imaginar.
-Gerard Way, eres una gran ilusión- y dejó escapar un suspiro. Se levantó de su posición, repitió aquella canción y cantándola muy despacio se dispuso a retirarse a su cuarto… un momento… -¿Amley?- se sobresaltó, por unos momentos había olvidado que estaba con Mikey, seguramente pasando una muy agradable noche, aquel pensamiento lo hiso reír. Jamás se hubiese atrevido a imaginar a su amiga al lado de aquel hombre. Esa situación le causaba risa.
El timbre la sacó de sus pensamiento, ¿quién podría ser a aquella hora? Miró el reloj que traía, solo por aquella ocasión, en su mano derecha, 1:35 am. Esa no era de visitas. Se asustó ligeramente, pero pensó que sería Amely… pero pensaba que ella estaría toda la noche fuera. Para no atormentarse más se dirigió a la puerta. Vio por el ojillo de la puerta y cuál fue su sorpresa al ver a aquel hombre frente a su puerta…
-¿Frank?- dijo mientras asomaba su cabeza.
-Disculpa que te moleste a estas horas, pero es que no puedo dormir pensando en lo que pasó hace un rato. No quiero pensar que algo que pasara- se disculpó mientras Paris salía por completo cerrando la puerta de su departamento detrás de ella.
-Mírame Frank, estoy bien. Llegué completa hasta mi departamento, así que puedes regresar a dormir tranquilamente junto a tu esposa-
-No, no lo digas de esa manera. Tampoco puedo vivir con el remordimiento de todo lo que hice. De lo que te hice-
-Qué bueno que te mortifiques porque a mí me pasó lo mismo. Te lo mereces Frank, o creo que lo correcto es decir, señor Iero-
-Perdóname Paris, jamás quise lastimarte-
-¿Por qué nuca me dijiste que eras casado?-
-Ni yo mismo lo sé. Solo quería una oportunidad contigo- tal cinismo hiso que Paris abriera la boca haciendo sonar una –Ah-
-Eres un cínico Frank Iero, pero estas no son horas para discutir cosas sin sentido. Solo vete a tu casa y ya-
-No Paris, quiero estar contigo-
-No sé a qué se refiere señor Iero con esas palabras-
-Deja que me quede contigo, aunque sea solo esta noche-
-¿Qué clase de mujerzuela crees que soy?-
-No, no quise decir eso…-
-¿Crees que te voy a meter en mi cama después de conocer a tu esposa?-
-No hablemos de Jamia, solo de ti y de mí-
-No te atrevas a pensar que algo pudiera pasar aquí. No seré tu amante- sin dejar que él dijera algo más, entró a su departamento cerrándole la puerta en la cara. Ese tonto Frank, había convertido una noche mágica de besos, en una de coraje.
Se escuchó nuevamente el timbre, esta vez sin ver quién era Paris abrió la puerta con coraje decidida a golpear a Frank en cuento lo viera en detrás de esa puerta.
Cuál fue su sorpresa al toparse con Gerard… esbozó una leve sonrisa ante la visita de su vecino…
-¿Gerard qué haces aquí?-
-Esto…-
Y se fue contra sus labios, metiéndola a su departamento y cerrando la puerta detrás de ellos…

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31YESTERDAYS... - Página 2 Empty Re: YESTERDAYS... Jue Abr 08, 2010 2:58 am

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Ooops... las vacaciones
me dejaron in tiempo XD

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32YESTERDAYS... - Página 2 Empty Re: YESTERDAYS... Mar Abr 13, 2010 11:35 pm

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Estoy escribiendo el siguiente capítulo, si es que a alguien le interesa n.n

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33YESTERDAYS... - Página 2 Empty Re: YESTERDAYS... Jue Abr 15, 2010 8:39 pm

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“YESTERDAYS”
CAPÍTULO 12.

Después de besarla por varios segundos, él se fue directamente a su cuello, dando a Paris la oportunidad de hablar…
-Gerard, ¿qué haces?-
-No hables, estos momentos no se hicieron para hablar- pronunció estas palabras separando su boca del cuello de ella, pero al concluirlas dirigió su boca justo a la de ella para continuar con los besos.
Paris no sabía qué hacer, cómo reaccionar, así que decidió simplemente dejarse llevar por aquel momento de fantasía que estaba viviendo. Él la dirigió hasta el sofá de su sala, la recostó suavemente y la observó de manera cuidadosa, toda aquella hermosa piel blanca. Se quitó la chaqueta que aun traía puesta y se colocó sobre ella, besando de forma salvaje, sin importarle el labio roto. Pronto Paris tenía ya las manos bajo su polo negra, él degustaba sus blancas piernas expuestas por el pijama rojo que llevaba puesto. Paris invirtió el “asunto” quedando ella sobre él, tomó las manos de Gerard y las colocó cada una al lado de su cabeza, dejándolo “desarmado” e indefenso. Le besó los labios, bajó hasta su cuello, lamió su cuello, hasta encontrarse justo en su punto débil, las orejas. Ella lo notó pues cuando se acerco a aquella zona Gerard emitió un ligero gemido ahogado, ella controlaba la situación, era dueña de él en aquellos momentos, así que se acercó nuevamente su oreja, la mordió ligeramente y la lamio, sintió como debajo de ella Gerard se excitaba ante aquel estímulo, ella emitía sonidos parecidos a gemidos y hacía que Gerard se excitara aun más, hasta que no pudo más y buscó estar arriba nuevamente él, giró en el sofá sin precaución alguna, lo que causo que terminaran en el suelo. Simplemente rieron ante el golpe.
Levantándose del suelo, Paris saltó sobre él, colocando sus piernas alrededor de la cintura de Gerard, este la tomó del trasero jalándola hacia sí para conseguir que sus genitales estuvieran juntos. París pudo notar lo excitado que se encontraba su compañero.
-Espero Gerard, esto está mal-
-Bueno, vamos a tu cuarto- respondió él levantándose del piso.
-No me refiero a eso. Sino que, no sé. No es correcto- dijo sentándose.
-¿Quién dice qué es correcto y qué no?-
-Es que tengo miedo Gerard- dijo con timidez después de unos segundos que parecían eternos.
-¿Miedo de qué?-
-De que solo quieras jugar conmigo- una lágrima cayó de sus ojos. Gerard la tomó de las manos, sentándose frente a ella.
-Créeme que si quisiera jugar con alguien no sería contigo- dijo acariciando su mejilla. Ella dejó toda duda atrás y se tiró a sus brazos en señal de creerle.
-Entonces… ¿en qué nos quedamos?- dijo riendo Gerard.
Se besaron nuevamente, se levantaron del piso y él se dejó guiar por ella hasta su recámara. Se tendieron sobre la cama. Él sobre ella. Paris le quitó su polo. Su cuerpo, a los ojos de ella, era perfecto. Ojos de amor.
Él le quitó el pijama rojo, topándose inmediatamente con sus senos al descubierto, quedando únicamente con las bragas que hacían juego con el camisón.
Pronto se encontraron desnudos bajo las doradas sábanas de la cama de Paris.
Aquel era el primer hombre que conocía la cama de aquella mujer. Cosa que Gerard no sabía. Sus cuerpos se acoplaban. Entre besos y caricias dejaron que sus almas hablaran, el mismo idioma.
Gerard exploraba aun el cuerpo de Paris, no se cansaba de él, era el alimento que quería degustar por toda la eternidad, lo necesitaba ahora; lo necesitaba para respirar, para mirar, para que su corazón latiera. En esos momentos habían salido de su mente toda otra mujer que hubiese pasado por su cama. Ninguna de ellas importaba más.
Gerard besaba su cuello, sus hombros y tomaba sus pezones entre sus labios provocando gran placer en ella. Finalmente él bajó una mano y “ayudó” a Paris a abrir sus piernas. Se colocó entre ellas. Paris pudo sentir su xxxx duro rozando sus húmedos genitales…
-No Gerard espera- dijo entre jadeos
-¿Qué pasa?- con respiración entrecortada
-Es que yo…-
-Lo sé- esto desconcertó a Paris -El que debe hablar ahora soy yo, ¿estás segura de hacer esto?-
-Ya lo estamos haciendo- sonrió separando el cabello de Gerard de su cara -Solo ayúdame-
-En verdad lo haré, te quiero- aquellas palabras sonaron como campanas melodiosas a los oídos de Paris. No podía ser posible…
-Yo también te quiero…-
Paris aferró sus piernas a la cadera e Gerard, con fuerza. Colocó sus manos en los hombros de él y esperó paciente por la consumación de su amor.
Gerard se colocó entre las piernas de su amada y esperando unos segundos, la penetró lentamente mientras la besaba. Ella aferró aun más fuerte sus piernas a la cadera de él y enterraba sus uñas en su espalda, provocando en Gerard una cascada de placer. Sintió el ligero dolor normal cuando alguien pierde la virginidad, y dejó de besarlo abriendo ligeramente la boca.
Gerard se detuvo unos segundo en ella, causándole una sensación irreconocible. El dolor mezclado con el placer se apoderaba de ella. La línea que divide al dolor del placer es tan delgada y frágil que cuando se logra un equilibrio se puede sentir el paraíso.
Él salió de ella, iniciando un vaivén de sus cuerpos, la penetraba cada vez con más fuerza. Ella se aferraba a él, dejándose arrastrar por toda esa cascada de sensaciones nuevas. Para esas alturas ambos se encontraban envueltos en su propio mundo, ya no escuchaban, no veía ni respiraba bien. Eran ellos solos en un paraíso alternativo y privado. Finalmente, después de que sus cuerpos se habían acoplado por completo, algo sucedió, algo, aun mejor de lo que alguno de los os podría haber pensado. De repente una luz los envolvió por completo, dejándolos ciegos, subiendo al cielo, permanecieron allí lo suficiente para reconocerse y después bajaron tomados de la mano a la Tierra y sus almas se posicionaron nuevamente en sus cuerpos, habían conocido el cielo uno gracias al otro.
Gerard salió de ella, recostándose a su lado, sentía su cuerpo arder aun. Con la respiración entrecortada sonrió y tomó de la mano a Paris…
-Muchas gracias por esto- dijo ella jadeante –No puedo ser mejor-
-Gracias a ti, esto fue lo mejor que he sentido en mi vida-
Y se voltio para besarla nuevamente, con fuerzas que él no sabía de dónde sacaba se colocó nuevamente sobre ella y empezó nuevamente el jugueteo. La besaba, la tocaba, era suya.
Paris jamás había conocido tal grado de placer y de energía. La vida se podía vivir a través del xxxx, ahora lo sabía. Peor no se podía amar por el xxxx, más bien el xxxx existía por el amor y eso es lo que ella había hecho. Había hecho el amor con Gerard Way y en menos de lo que esperaba lo estaba haciendo nuevamente.
Después de saciar sus deseos el uno del otro cayeron dormidos abrazados y sus ojos no se abrirían sino hasta el día siguiente cuando el Sol estuviera ya en lo alto.
Aquella noche Paris soñó con lo sucedido, pero aun así, en sus sueños, sabía que aquello había sido real. Lo sabía y se encontraba feliz. Feliz porque Gerard había sido el primer hombre en su vida y porque, pasara lo que pasara, nunca lo olvidaría. Nunca olvidaría que fue de Gerard y que él fue de ella, aunque sea por una noche. No importaba el futuro, solo aquella noche de entrega total, no solo de cuerpo; también de alma.


Para Gerard el día nació primero que para Paris y eso de dio la oportunidad de admirarla, allí, abrazada a él, con su cabeza descansando en su pecho, con aquel sueño tan delicado y con aquellos hermosos ojos cerrados. Respirando lentamente. Le daba la oportunidad de cuidar sus sueños. Metió su manos entre su negro cabello y jugó con él hasta que esto provocó que ella se despertara. Sonrió con los ojos aun cerrados, moviendo su cabeza en el pecho de él y buscando con una mano la sábana para cubrir por completo su cuerpo desnudo antes de abrir aquellos hermosos ojos grises.
-Bueno días lindura- Gerard reía
-Bueno días Gerard- contestó con un ligero bostezo
-De ahora en adelante llámame como quieras- dijo en tono de broma
-Está bien, te llamaré Gerard-
-Como quieras mi amor-
-¿Cómo me llamaste?- sonrojada
-Mi amor- ella empezó a reír
-Estás loco Gerard-
-No me molestaría si me llamaras mi amor tú también-
-Estás loco-
-¿A poco no quieres?-
-Gerard Arthur Way Lee-
-Alias “mi Amor”- dijo esto en broma haciéndola reír a ella también. Rodó sobre ella colocándose encima y la empezó a besar nuevamente, ella lo intentaba evitar y riendo…
-No Gerard, no me he cepillado los dientes, asco-
-No me importa, te quiero, quiero tus labios, quiero tu cuerpo, te quiero y sé que tú me quieres a mí. No lo puedes negar- dijo separándose de ella para poder vela a los ojos
-No me veas así-
-¿Por qué no?-
-Porque haces que me derrita. Claro que te quiero- dijo y después rió
-No me da asco nada de ti, pero si quieres estar más tranquila te acompaño al baño- riendo
-No me quiero levantar, quiero estar aquí contigo-
Él la besó nuevamente, apasionadamente y la derrumbó por completo. En menos de lo que ella se hubiese imaginado se encontraban haciendo el amor nuevamente.
Al terminar tomaron un baño juntos, donde lo volvieron a hacer. No se cansaban de ellos mismos, sus cuerpos se pedían a gritos.
Cuando terminaron ella se acordó de dos cosas:
1) Era la hora de la comida y
2) NO HABÍA IDO A TRABAJAR y Gerard no se había presentado a la disquera tampoco.
Así que tomó el teléfono mintiendo dijo que se encontraba enferma y que lamentaba no haber avisado antes. No hubo mayor problema.
¿Alguien del trabajo ataría cabos y terminaría descubriendo que ellos dos pasaron la noche juntos? Este pensamiento pudo aterrar a Paris, pero, después de todo, nadie, más que Frank (que él seguramente si se había presentado a la disquera), sabía que podrían estar juntos. Nadie más, poco a poco se acallaron los rumores entre ellos, y justo cuando eso pasó, terminaron haciendo el amor.
La comida se solucionaba rápidamente. Se vistieron y salieron tomados de la mano a comer a cualquier lugar que fuese, mientras estuvieran juntos.

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34YESTERDAYS... - Página 2 Empty Re: YESTERDAYS... Vie Abr 16, 2010 11:11 pm

AnGeL*


Romance
Romance

OLA!!!!!!!
estuve leyendo tu fic pero no tuve tiempo de postear, esta muyy bueno y espero que o sigas pronto.




<im broken>

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