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ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F]

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greynail
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1ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Jue Nov 13, 2008 2:26 pm

greynail


Headfirst for halos
Headfirst for halos

Hola! Por fin me he decidido a colgar aquí el fic.
Para los que nunca me hayan leído y sean nuevos, la historia trata del sentimiento que comienza a desenpolvarse entre Gerard y Frank cuando se ven obligados a compartir el espacio en el autobús que los lleva de Gira.
El fic consta de tres partes, de las cuales, dos fueron ya subidas a la comunidad y serán copiadas aquí de forma seguida por mi amiga Tefy (L) mientras yo trabajo en la tercera.
Espero que os guste, acepto todo tipo de críticas y comentarios.
Un beso a tod@s!




Prólogo



El autobús pasó por un bache y dio un pequeño salto, lo que hizo despertar bruscamente a Gerard de un sueño bastante extraño, sin saber dónde se encontraba. ¿Dónde coño…? Oh, ahora lo recordaba. Se había quedado dormido en el sofá -si es que a eso se le podía denominar sofá- viendo a Mikey jugar en el ordenador. Qué capullos, ni siquiera se habían molestado en despertarle para poder dormir en un sitio más cómodo. Le habrían salvado al menos de la contractura que ahora tenía seguro en el cuello después de que el autobús pegase ese bote, haciendo que se le clavase el brazo del sillón en la nuca. ¿Qué hora sería? Miró su reloj: las 4.05 de la madrugada. Vaya, últimamente parecía que Morfeo se había encargado de hacerle las noches imposibles; llevaba una semana sufriendo de insomnio y despertándose de repente por ninguna razón en particular. Todo seguramente a causa del stress. Bien, se dijo para sus adentros, será mejor que me vaya a la cama, más vale tarde que nunca. Al día siguiente se encargaría de vengarse de sus compañeros. Ahora, de momento, intentaría retomar el sueño en un sitio un poco más cómodo…

- ¿Gee? –le pareció que era la voz de Frank- Eh, tío, despierta. El autobús se ha vuelto a averiar.
- ¿Hmm…? -¿de qué autobús me está hablando?, pensó con el ceño fruncido. A través de los párpados cerrados podía ver la luz que entraba por algún sitio. Ocupado como estaba de intentar atrapar el sueño que empezaba a desvanecerse de su mente, no pudo relacionar ideas para saber dónde cojones estaba. Solo sabía que le dolía el cuello, y… espera, el cuello… el cuello le dolía por haber dormido en el sofá… ¡del autobús de la Gira! Abrió los ojos de repente, y se arrepintió en el acto
- ¡Ah! Joder, me he quedado ciego.
- ¡Venga tío, tenemos diez minutos para recoger nuestras cosas! –dijo peinándose el pelo negro azabache con las manos y saliendo del cuarto de literas.

Gerard se quedó mirando la puerta por donde había salido. Se desperezó malhumorado y se levantó de la cama lentamente. No tenía demasiado que recoger, a parte de varias camisetas tiradas por el suelo, el cepillo de dientes y la máquina de afeitar. Además, ¿qué coño? Había dormido como el culo esa noche: la mitad en un sofá de undécima mano donde se había jodido el cuello, y la otra mitad en una cama donde se le habían estado clavando los muelles por todo el cuerpo. Le dolía la cabeza y encima no se acordaba del sueño que había tenido, sólo alcanzaba a sentir un cosquilleo en el estómago. Así que, se dijo, tengo todo el derecho del mundo a hacerles esperar un rato. Caminó con parsimonia hacia baño, se miró en el espejo y contempló su reflejo, demacrado y con ojeras. No tenía muy buen aspecto con el pelo rojo fuego (idea de su hermano) a juego con sus ojos, enrojecidos por el sueño. Tampoco tengo a nadie a quien enamorar, absolvió encogiéndose de hombros. Recogió su cepillo y su toalla y volvió a la habitación de mala gana. Mierda, le dolía todo. Al cabo de quince minutos, salió del autobús con sus cosas y se reunió con Bob y Ray, que le esperaban fuera conversando.

- ¿Ya estás listo? –dijo Bob sonriente, y señaló con el pulgar un autobús de dos pisos grande y negro situado detrás de ellos- Ese es el nuevo.
- Wow, hemos subido de nivel, ese debe tener ducha y todo.
- ¡Sí! –rió Ray- Se acabó el abrir las ventanas para airear el ambiente.

De repente, una cabeza se asomó por una ventana del piso de arriba del nuevo autobús y gritó “¡Eeeeh! ¡Tenemos una habitación para cada unooo!”. Todos rieron. La primera buena noticia del día, pensó Gerard mientras se masajeaba el cuello. Fueron caminando y subieron uno a uno al primer piso. Era mucho más grande, más espacioso, y con un sofá aparentemente cómodo, apuntó el vocalista. Se oyó la voz de Mikey gritándoles “¡Subid! Arriba están las habitaciones”. Una vez se congregaron los cinco en el piso de arriba, comenzó la elección de dormitorios. ¿Inconvenientes? Tal vez.

- Eh… esto… hay cuatro habitaciones –observó Gerard con las cejas arqueadas.
- Sí, es genial ¿verdad? –contestó sonriente Mikey.
- Bueno, ¿hola? Somos cinco
- Oh -intervino Bob- Pues… nada, ¿quiénes son los pringados a los que les va a tocar compartir habitación? Yo no puedo, es una pena que no me aguantéis cuando hablo en sueños… –dijo teatralmente llevándose una mano al pecho y metiéndose en la habitación más cercana a las escaleras.
- Esto... yo… también hablo mucho en sueños… ¡y grito! –dijo Ray cogiendo rápidamente su maleta y dirigiéndose a la habitación contigua a la de Bob sin mirar atrás.

Solo quedaban Mikey, Frank y Gerard. Mikey se rascó la cabeza y con un gesto de la cabeza se apartó el flequillo castaño claro de la frente:
- Eh… tíos, yo tengo muchísimo equipaje, y las habitaciones ya son de por sí pequeñas, y…
- Vale, ok, –interrumpió Frank- yo no tengo ningún problema en compartir habitación con Gee. Los dos tenemos muy poco equipaje.
- Sí, el único problema que veo es que sólo hay una cama -dijo Gerard.
- Pues de las dos habitaciones que quedan, veamos cuál tiene la cama más grande y esa os quedaréis ¿os parece?
- Son tamaño estándar, Mik. Pero no pasa nada, siempre puede dormir alguno en el suelo –opinó Frank sonriendo.
- Escuchad, yo ya tengo experiencia en dormir en el sofá… -empezó Gerard.
- No –replicó Frank.
- Lo digo en serio, no tengo inconveniente en probarlo.
- Estoy seguro de que nos apañaremos, Gee. Insisto –añadió al ver el gesto de duda en la cara de su compañero- Venga, vamos a deshacer las maletas. Por tercera vez en esta semana –añadió en un murmullo.

El autobús se puso en marcha, y el tiempo empezó a transcurrir. Pasaron la tarde sin hacer nada de provecho: unos navegando por Internet, otros improvisando con la guitarra, otros leyendo, otros tumbados simplemente mirando al techo; hasta que empezó a oscurecer.
- Creo que me voy a la cama, tíos –dijo Gerard bostezando.
- Pero si son las nueve.
- Oh claro, es que tú no has dormido en un sofá que fue construido para destrozar cuellos. Que por cierto, ya hablaremos de eso mañana.
- Vale, pues nos vemos luego en la cama, cariño –bromeó Frank, arrancando una risa general.

Pero en Gerard fue distinto: mientras reía, podía sentir un familiar cosquilleo en el estómago. Les dio la espalda a los chicos y se metió en el baño. Empezó a cepillarse los dientes, un tanto sorprendido por su reacción al oír a Frank decir eso, se miró al espejo y descubrió que estaba sonriendo. ¿Por qué? Pensó empezando a sentirse molesto. Sin darle más vueltas, salió del baño, subió las escaleras, se dirigió a la cama y se tumbó en el lado que daba a la pared. Ni siquiera se molestó en quitarse la ropa, y divagando en recuerdos de años atrás sobre varios compañeros de su instituto y él compartiendo cama en los campamentos de verano, se durmió.

2ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Jue Nov 13, 2008 9:07 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Hola ^^
Desde ahora iré subiendo yo el fic, hasta que sea continuado.
Espero que os guste!




Capítulo 1



Abrió los ojos en la oscuridad, un movimiento brusco a su izquierda le había despertado. Tenía algo alrededor de la cintura y lo palpó. Era suave, y desprendía calor.

Espera… era… ¡¿un puto brazo?! “¡Ah, Frank, joder, qué susto!”, exclamó sin poder reprimir el tono de su voz. Nunca se acordaba de que desde hacía una semana compartía cama con él. Se encontraba incómodo, recordaba haberse dormido con las gafas de sol puestas, y se sentía acorralado contra la pared por el cuerpo del guitarrista. De repente cayó en la cuenta de que Frank tenía SU brazo en SU cintura y lo apartó de un manotazo. Este murmuró algo entre sueños y se dio la vuelta, dándole la espalda y apretándole aún más contra la pared. “¡Lo que me faltaba, que me toques las narices con el calor que hace!” gruñó Gerard en voz baja, mientras daba golpecitos con el codo en la espalda de su amigo a fin de que se moviera. Ni se inmutaba. Suspiró agotado, era el pan de cada día. O más bien, de cada noche. “¡Tío!... ¡Venga!”. Por fin, Frank giró y quedó tumbado boca arriba, dándole un codazo a Gerard en la nariz. Este ahogó un gemido de dolor y hundió su cara en la almohada mientras se frotaba la nariz con furia.

- ¿Qué haces tío, que no paras de moverte? -protestó Frank sin siquiera abrir los ojos- Así no hay quien duerma…

No me lo puedo creer, pensó Gerard, enfadado porque su amigo ni se hubiese dado cuenta de que le había dado un codazo que casi le había roto la nariz, y celoso de la facilidad que tenía para dormirse a los diez segundos de reloj, así, sin más. Lanzó un suspiro y se giró de cara a la pared, intentando volver a dormirse de nuevo. A los dos minutos, sintió el brazo de su amigo aferrándose de nuevo a su cintura. Me rindo, pensó poniendo en blanco los ojos, y al poco tiempo se durmió.
Soñó que estaba sentado en el suelo de una celda sucia y dejada, sin más vestimenta que un reloj de pulsera: a su derecha se encontraba Jamia, con el rostro arrugado y el pelo surcado de canas; a su izquierda estaba Frank, con el rostro liso y joven, sonriéndole mientras su piel se tornaba flácida por segundos… “Con ella el tiempo pasa muy deprisa ¿sabes, Gee? –decía señalando con un movimiento de cabeza a la chica- Temo morir de viejo con tan solo treinta años…”

- ¡¡RIIIIIING!!

…Ahora Jamia había desaparecido, y Frank le aprisionaba contra la pared, agarrándole las muñecas con una mano y acercándose poco a poco a él…

- ¡¡RIIIIIIIIING!!

Gerard abrió los ojos bruscamente al segundo timbrazo del despertador y el sueño se desvaneció de su mente como si nunca lo hubiese tenido. ¡No, joder, espera! Cómo odiaba despertarse cuando soñaba algo que le gustaba. Ahora sólo recordaba… una celda. Tenía una especie de sensación de cosquilleo en el estómago, como la semana anterior, pero no podía decir porqué razón. Sólo sabía que había sido el mismo sueño, pero era incapaz de concentrarse y recordar. Al tercer timbrazo del despertador, Gerard alargó el brazo malhumorado y lo tiró al suelo. La cubierta de plástico circular que protegía las manecillas negras salió disparada y se perdió en el hueco bajo la cama. Oyó la puerta abrirse en un movimiento y vio a Bob entrar por ella.

-¡Eh, así que aquí estaba mi despertador! –dijo riendo- Verás, no sabía dónde lo había dejado y lo acabo de oír desde abajo.
- Magnífico –replicó Ge con ironía.
- ¿Te ha despertado?
- Nooo Bob, no te preocupes, a fin de cuentas solo estaba a unos mil trescientos decibelios. - - Venga, cambia la cara, ¿sabes qué hora es, bello durmiente? Pensábamos que habías entrado en coma –Gerard frunció el ceño extrañado. No podía ser tan tarde, la luz era todavía débil. Miró su reloj de pulsera: las 7.18 p.m. “¿¿Qué??” gritó- Sí, bueno… pensamos que lo necesitabas. Ya sabes, con la semana que has pasado de insomnio, parecía que por fin habías logrado dormir más de dos horas seguidas. Necesitas estar bien para estos días. Los conciertos en Ámsterdam, ¿recuerdas?
- ¿Eh? Ah, sí, claro –de repente notó rugir su tripa- Escucha ¿hay algo de comer?
- Pues por suerte sí, el autobús ha parado media hora para descansar y hemos aprovechado para comprar varias cosas. Si tienes hambre come algo de lo que hemos pillado, no esperes a que vuelva a parar porque eso será dentro de dos horas, aproximadamente.
- ¿Dónde estamos ahora? –preguntó bostezando.
- Cruzando la línea fronteriza entre Bélgica y Holanda. ¿Sabes? –añadió riendo- ¡nos ha parado la policía y nos ha pedido la autorización para cruzar el país, la documentación y todo el papeleo!
- ¿Y qué ha pasado?
- Oh, el conductor había hecho los deberes, estaba todo en orden –sonrió.

Bajaron juntos y Gerard vio a Ray y a su hermano jugando a algo en el ordenador “¡Oh, venga, siempre me haces el mismo ataque!” le reprochaba riendo Mikey a Ray.
- Hmm… ¿y Frank?
- Frank está metido en el baño, hablando con Jamia –al oír el último nombre, a Gerard se le contrajo el estómago de forma un tanto desagradable. De repente estaba de mal humor.
- Para variar –murmuró- Eh, ¿me dejáis jugar?
- Sí, ponte en mi lugar, estoy terriblemente cansado de ganarle siempre a Mik –dijo Ray fingiendo que se desperezaba.
- Ja-ja-ja –replicó su hermano con una mueca- Ven Gee, es el Street Fighter.
- Oh, entonces no. Siempre te gano con el mismo ataque.

Ray disimuló la risa fingiendo que le había entrado un ataque de tos repentina. Mikey estaba a punto de contestarle cuando Frank salió del baño como una exhalación, con
la cara roja. Sin mirar a nadie, subió las escaleras a toda prisa y a los pocos segundos se oyó un portazo. Todos se miraron extrañados. “¿Han discutido?” preguntó tímidamente Mikey. “Bien, voy a ver” contestó Ge. Cuando llegó a la puerta de la habitación que compartían tocó flojito con los nudillos, pero no escuchó respuesta. La abrió despacio y con cuidado, preparado para cerrarla de golpe si veía a Frank con la intención de tirarle una almohada. Vio el cuerpo de su amigo tumbado boca abajo en la cama, “¿Puedo pasar?” susurró. Como respuesta le llegó un gruñido desde la cara enterrada en la almohada. Lo interpretó como un ‘sí’. Se sentó en el borde de la cama y puso una mano sobre su espalda.
- ¿Qué ha pasado, tío? –dijo acariciando el hombro que le quedaba más cerca.
- Emmo icuido.
- ¿Cómo? –rió frunciendo el ceño- Perdona Frankie, ¿te importaría desenterrar la cara y repetírmelo?

Vio que la espalda de Frank se sacudía también con una pequeña risa. Por fin, éste se dio la vuelta y se sentó en la cama, mirando al vocalista. Bajó la mirada hacia sus manos y murmuró un “Hemos discutido”.
- Oh… vaya, ¿y puedo saber por qué?
- Dice que ve falta de interés por mi parte –contestó su amigo poniendo los ojos en blanco y encogiéndose de hombros- ¡Por mi parte! ¡Venga hombre, no me jodas! –sacudió la cabeza con fiereza- ¡No fui yo el que se tiró tres semanas sin llamar al comienzo de la Gira! Y tampoco fui yo el que se fue a la India solo en nuestro aniversario, ni fui yo el que retrasó nuestra mudanza con excusas estúpidas de última hora, ni tampoco fui yo el que canceló las únicas vacaciones que podía conseguir.
- ¿Le has dicho todo esto? –preguntó con cautela.
- ¡Claro! Cuando lo he hecho se ha enervado aun más y me ha dicho que no tenía derecho a sacar otra vez los trapos sucios, que eso era un golpe bajo y demás gilipolleces. Así que nada, una vez más, yo quedo como el insensible de la relación, el que no pone nada de su parte y el que está deseando perderla de vista, como ella misma dice con tanto convencimiento.
- ¿Piensa de veras eso?
- No sé si lo piensa realmente, Gerard, pero lo dice, y con eso ya es suficiente –contestó amargamente masajeándose el puente de la nariz- Mira, sé lo que vas a decirme, pero… no sé, empiezo a pensar que esto… que esto deja de merecer la pena, ¿sabes? Nos queremos mucho, por supuesto, ¡la quiero! Pero según pasa el tiempo nos llevamos peor, las peleas son cada vez por motivos más imbéciles, consentimos menos los defectos del otro, y un largo etcétera. No entiendo, ¿qué ha sido de las llamadas hechas sin razón aparente, de los detalles tontos, o de las palabras bonitas, o de…?
- Escucha Frank, escúchame bien –dijo cogiendo una mano de su compañero- Tú quieres a Jamia, y Jamia te quiere a ti. Las peleas son fruto de estar tanto tiempo separados, del ritmo de vida que lleváis en general. Necesitáis tomaros un descanso en el trabajo, como hicieron Alicia y Mikey en su día, y ya verás como todo irá volviendo a su lugar. Te lo digo en serio, Frank, serías un imbécil si terminases con una relación de tanto tiempo sólo porque ya no hay quizás esa chispita que podía haber al principio. Las relaciones maduran –añadió.
- ¿Sabes lo que pasa, Gee? Siento… siento que a su lado no valoro el tiempo porque veo que ella no lo valora tampoco y… mierda, no sé cómo explicarme. Veo que está tan ocupada por hacer lo que ella cree que debe hacer una chica de su edad, y emplea tanto tiempo en eso, que ni se da cuenta de que no me presta atención, ¿me explico? Verás, no siento que madure, sino que envejezco, con ella el tiempo pasa muy deprisa, ¿sabes? –con estas últimas palabras, el corazón de Gerard dio un vuelco; había oído esas palabras antes, era un dejá-vù. De repente una imagen le cruzó la cabeza por una milésima de segundo, borrosa como si se tratase de un sueño: la imagen de Frank agarrándole las muñecas y acorralándole contra la pared. Notó un cosquilleo que se depositaba en la boca del estómago, y se levantó bruscamente de la cama- No creo que me valore lo sufici… ¿Gee? ¿Estás bien? Te has puesto blanco.
- ¿Qué? –dijo en un tono más alto de lo que pretendía- Esto sí, me acabo de acordar… oh, sí, perdona Frank, te prometo que te estaba escuchando -ante la expresión de confusión de la cara de su amigo añadió-: Eh… de veras pienso que te quiere mucho y, bien, ya verás como esta época pasará ¿vale? Y… sí, tú tranquilo ¿ok? Nos tienes a nosotros y… eso. Voy a bajar un momento. Baja tú ahora si quieres, se han quedado estos preocupados allí abajo, y… eso, me voy a… bueno ¡nos vemos ahora, tío, baja! Vale, vale, ¿pero seguro que estás bien? –dijo mientras Gerard abría la puerta atropelladamente y le contestaba un “Sí, sí…”- Gracias por escucharme, Gee.

El cantante giró la cabeza y le sonrió (sin mucho convencimiento, pensó Frank) y salió rápidamente. Oyó sus pasos bajar precipitados por la escalera y la voz de Bob exclamando “¡Eh, tío, cuidado con la escalera, que te matas!”. A los pocos segundos, oyó la puerta del baño cerrarse. ¿Qué coño he dicho? se preguntó Frank contrariado. En unos minutos bajaría y haría como si no hubiese pasado nada, y quizás cuando estuviesen a solas en algún momento, le podría preguntar a su amigo porqué había reaccionado así y pedirle disculpas si había sido por algo que había dicho él. Lo último que quería era que también su mejor amigo estuviese molesto. Gerard no, por favor. No él, suplicó.



Última edición por x_Tefy_x el Jue Nov 13, 2008 11:11 pm, editado 1 vez

3ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Jue Nov 13, 2008 9:21 pm

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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Capítulo 2




Cerró la puerta del baño de un golpe, el corazón de latía más deprisa de lo habitual. Al salir de la habitación, había empezado a recordar el sueño de la última semana, y cuando llegó al momento en el que Frank le agarraba las muñecas en un gesto posesivo, se quedó tan desconcertado que por poco se había caído por las escaleras. “¡Eh, tío, cuidado con la escalera, que te matas!” le había gritado Bob. Ahora estaba mirándose al espejo, y tuvo que contenerse para no echarse a reír por la expresión que tenía. “Sí, eso mismo pienso yo” le dijo a su reflejo, que le contemplaba con el ceño fruncido. Vale, vamos a empezar a poner las cosas en orden. Empezaba a asimilar todo. He tenido dos veces un sueño casi-erótico con Frank, que no habría sido ‘casi’ sino completamente erótico de no haber sido porque me interrumpieron las dos veces. Bien, ese no era motivo para reaccionar como lo había hecho. No era la primera vez que tenía un sueño erótico con un hombre, estaba claro… la diferencia podría erradicar tal vez en que nunca le habían gustado, sino más bien se había sentido incómodo al despertarse y recapacitar en lo que había soñado. Pero con los de Frank no. Las dos veces se había despertado con el mismo cosquilleo en el estómago que tenía ahora (empezaba a aborrecerlo). Bueno, eso no quiere decir que me hayan gustado… no al menos gracias a Frank, sino porque la situación ya de por sí es… ¿morbosa? Ese pensamiento parecía calmarle un poco; pero no le duró mucho la tranquilidad, ahora venía lo peor: de repente le había venido a la cabeza la imagen de la semana anterior, en la que se había puesto a sonreír después de que Frank le dijera aquello de “Nos vemos en la cama, cariño”, o aquella otra minutos atrás, cuando le habían dicho sus compañeros que Frank estaba hablando por teléfono con Jamia y se había puesto de mal humor por unos momentos. Para eso, hmm… para eso no tengo explicación. A ver, es probable que lo de Jamia… me puse de mal humor porque… porque en el fondo intuía que iban a discutir, llevan varias semanas mal, y eso como amigo no me puede gustar… ¡oh, sí, es eso! Vale Gerard, tranquilo. ¿Ves? Todo tiene explicación en esta vida. Y la razón por la que sueño eso (que al fin y al cabo no llega a ser erótico) es por la falta de hacer el amor, ni más ni menos. Volvió a mirarse al espejo y se echó a reír, ¡había sido un exagerado, era tan simple como eso! Así que se lavó la cara, salió, y vio a Frank sentado en el sofá contándoles a los chicos la discusión con Jamia. Éste interrumpió el relato y todos le miraron como esperando que Gerard se desmayara de un momento a otro.

- ¿Qué pasa? –preguntó Ge molesto- ¿Por qué me miráis así?
- ¿Qué te ha pasado ahí arriba? –dijo Bob- Nos ha contado Frank que te has ido de repente, y bueno, luego has estado a punto de tragarte la escalera y te has metido en el ba…
- Ah sí, perdona Frank, esto… me ha dado un mareo de repente y he vomitado un poco. No ha sido por ti, vaya. No acabo de acostumbrarme a estar encerrado todo el día en un autobús en marcha.
- ¿Estás bien ya? –le dijo Frank con un gesto extraño en la cara.
- ¿Qué? Oh, sí, de verdad –y dirigiéndose incómodo a Bob dijo- ¿Dónde me dijiste que dejaste la comida?
- Está en una bolsa azul, en mi cuarto.
- ¿Ahá, osea que esa es la razón por la que tu habitación huele a tigre? –intervino Mikey sonriendo maliciosamente, sin siquiera levantar la vista del ordenador.
- Yo al menos paso del Nivel 1 en el Street Fighter.
- Venga, ¿vais a estar recordándomelo hasta que termine la Gira?
- Sólo hasta que pases del Nivel 1 –rió Ray- Venga Bob, vamos a echar una partida con éste.

Gerard se quedó mirando cómo Mikey, Bob y Ray se metían en su mundo, y miró a Frank, para descubrir con sorpresa que él ya le estaba mirando desde al parecer varios segundos antes. Éste le dedicó una mueca que decía claramente ‘Son como críos’ y acto seguido le indicó con un gesto que se sentara a su lado en el sofá. Una vez se acomodó Ge a su lado, Frank le cogió las piernas y las acomodó sobre sus rodillas, de modo que Gerard quedó medio tumbado, con la espalda apoyada en el brazo del sofá y Frank aguantando sus piernas en las pantorrillas.

- Oye, Gee… -empezó a decir Frank en voz baja de modo que el trío del rincón no le oyera- Ahora que tenemos una ligera intimidad, ¿me vas a decir por qué te has ido del cuarto de esa manera? Es… ¿es por algo que he dicho, algún gesto que haya hecho, o algo, no sé?
- ¿Qué? ¡No! –contestó Ge, y bajó la voz también, como había hecho su amigo- No, Frankie, ya os lo he dicho, me he mareado y...
- No sé, tío –interrumpió Frank, y acto seguido y sin darse cuenta, como si fuese un gesto mecánico, empezó a acariciar el muslo de Gerard con afecto mientras seguía hablando- Lo último que quiero es que estés molesto tú también conmigo y… -seguía acariciando el muslo- bueno, sabes que no hay ningún problema en que me lo digas. ¿Lo sabes, no?
- Ya… ya, vale –Ge no sabía muy bien qué decir, sus sentidos se habían concentrado en el sitio por donde Frank pasaba su mano. Se obligó a dar una respuesta coherente pese al calor en sus oídos- No tienes de qué preocuparte, tío, sabes que te lo diría.
- ¿Seguro?
- Claro –sonrió Ge, y entonces, sin previo aviso, Frank se inclinó para darle un abrazo, y los dos se hundieron contra el sofá. Frank le estrujaba contra él, y Gerard no pudo hacer otra cosa más que devolverle el abrazo, quedando los dos tumbados en el sofá, uno encima del otro- ¡Vale, Frank! –rió- ¡No puedo respirar!
- Ah, tío, creo que me quedo aquí a dormir, eres… realmente cómodo.
- No, gracias, le tengo demasiado apego a la vida.

Frank rió y se incorporó en el sofá, con un brazo a cada lado de la cabeza de Gerard. Se le quedó mirando y se sintió feliz. No supo cuánto tiempo estuvo así, contemplando los ojos que ahora brillaban verdes al mirarle y la cara pálida con el ligero tono rosado que habían cogido las mejillas.
- Frank, vuelve al mundo de los mortales, por favor. Se me están durmiendo las piernas de tenerlas apoyadas en tus rodillas.
- ¡Oh! –dijo levantándose de un salto y casi tirando a Gerard al suelo.
- Joder, qué ímpetu –protestó incorporándose también y girándose hacia su hermano y los otros dos- ¿Tíos, qué tal si cenamos y nos acostamos pronto para estar bien mañana?

Frank se sentía raro. No sabía por qué, pero le apetecía estar más tiempo con Gerard en el sofá. ¿Qué dices, tío? se dijo ligeramente alarmado. ¡Oh, venga, simplemente estaba a gusto con él porque ya estábamos de buen rollo! se contestó a sí mismo; Te has quedado mirándole ENCIMA de él, reprochó de nuevo la primera voz en su interior. Vale, no le apetecía seguir pensando estupideces, lo mejor sería que se fuese a la cama: al día siguiente debían levantarse a las 5.30 a.m.
- Bueno, yo no tengo demasiada hambre –empezó Frank- así que me voy a sobar ya ¿ok?
- ¿Ya? –dijo Gerard frunciendo el ceño y mirando su reloj- Vas a batir mi propio récord, ¡son las ocho de la tarde!
- Sí, lo sé. Ya sabes que odio dormir poco cuando tengo que madrugar.
- Como veas –contestó su amigo encogiendo los hombros- Pero eh, hoy te toca a ti ser acorralado por mí en la cama.
- ¿Disculpa? –¿había oído bien?
- Sí vamos, que hoy te toca a ti dormir en el lado de la pared.
- ¡Ah! ¡Ah, vale! –dijo riendo y notando como la sangre le subía al rostro- Vale… pues nada, hasta mañana.

Y acto seguido giró sobre sus talones y subió las escaleras. Al llegar a la última habitación, se desvistió y se desplomó en la cama. Definitivamente, este mes sin hacer el amor te ha afectado. Nunca pensó que fuera a echar tanto de menos a Jamia. Al pensar en su novia, sintió un fuego frío en su pecho: no, definitivamente, no echaba de menos a Jamia, sólo echaba de menos el hacer el amor. Seguía enfadado por lo que le había dicho ella por teléfono, y sin darse cuenta pensó en Gerard, y en lo bien que le había escuchado. Una sonrisa se dibujó en sus labios, y pensando en lo que le apetecía tumbarse de nuevo en el sofá, cómodo y calentito, se durmió.

Y de repente estaba en el piso de abajo, con la cabeza de Gerard apoyada en sus muslos. Estaban hablando en voz baja sobre el cansancio que suponía la Gira, y sobre el hecho de que ya no había comida en el mundo, haciendo que todos se murieran de hambre poco a poco. Ray y Bob yacían tirados en el suelo, famélicos y murmurando algo en su agonía, y Mikey se encontraba en el piso de arriba riéndose a carcajadas y jugando al Street Fighter. “Sólo quedamos tú y yo”, le decía Gerard acariciándole el cuello con el índice. Sin pensarlo dos veces, Frank se inclinó y le besó. Al principio fue un beso suave, con miedo a la reacción de su amigo, y se apartó en seguida, pero entonces Gerard le atrajo cogiéndole de la nuca y empezaron a devorarse la boca con ansia, con sed, con las lenguas luchando por explorar cada parte del interior de la boca del otro, como si esa fuese la única medicina para no morir de hambre. Entonces la escena cambió, ahora se encontraban en el piso de arriba, tumbados sobre la cama que compartían, con las manos viajando por el interior de la ropa del otro y los labios enrojecidos, arrancando prendas con desesperación, y sin separar las bocas, temiendo morir ahogados si lo hacían. Ge fue el primero en actuar: empezó besando el cuello de Frank, lamiendo el tatuaje del escorpión, y continuó bajando por el pecho, el abdomen, deteniéndose en el ombligo. Los gemidos de Frank eran ahogados por la brutal risa de Mikey, a unas puertas más allá. Finalmente Ge empezó a palpar juguetonamente con las manos el bulto que sobresalía en el pantalón de Frank, y…

- Muévete, Frank –le dijo, mientras sentía unos empujones.
- ¿Que me mueva? –respondió sin aliento.
- Sí, ¡te dije que hoy te tocaba a ti en el lado de la pared!
- ¿Eh?
- ¡Frank!

De repente abrió los ojos en la oscuridad, desconcertado y jadeando. No sabía dónde estaba, tenía un calor agobiante, y le dolía la entrepierna. Entonces comprendió: había sido todo un sueño. Le había despertado el propio Gerard (Ironías de la vida, pensó) porque debía estar invadiendo la cama, y lo que le dolía no era ni más ni menos que una erección. Se quedó aturdido y se movió hacia la pared como un zombi para que Gerard pudiese entrar en la cama.

- Pe-perdona –dijo aún jadeando, intentando calmar el calor que sentía un poco más abajo del vientre.
- Gracias tío –contestó susurrando- Siento haberte despertado, pero he intentado moverte y no dabas señal de vida. Me parece que estabas teniendo una pesadilla.
- ¿Eh? Sí… sí, ha sido un sueño… raro.
- ¿Estás bien? Tienes la respiración alterada –dijo Gerard palpándole el pecho en la oscuridad en busca del corazón. Frank pegó un brinco hacia atrás y le dio un manotazo en la mano instintivamente.
- ¡Eh! ¿Vale, eh? Perdone usted –gruñó enfadado tirando de las sábanas y dándole la espalda.

Frank se quedó quieto. En parte aliviado por haberse despertado, en parte frustrado… Sobre todo lo último, pensó molesto. Bien, ahora no quería rallarse con el puto sueño, lo mejor sería dormir y pensar en eso mañana, aunque imágenes de Gerard besando y mordisqueando tu torso no ayudaban mucho en la tarea. Eso sin contar con que ahora, al darse la vuelta para mirar a la pared, su espalda chocaba con la de su amigo, y ese contacto le ponía más nervioso si cabía. La mejor opción sería ir a dormir al sofá, así que, con cuidado, se incorporó en la cama y pasó su pierna derecha sobre la cadera de Gerard e intentó impulsarse para saltar hasta el suelo, pero justo en el momento en el que su pierna izquierda cogía impulso, Gerard se giró sobresaltado y quedó boca arriba, haciendo que Frank quedase a horcajadas sobre él.

- ¿Qué haces, tío? –preguntó el vocalista parpadeando confuso.
- Joder, lo siento –contestó Frank azorado por la postura en la que habían quedado- Estaba intentando saltar al otro lado.
- ¿¿Para qué??
- Para irme a dormir al sofá. Tengo mucho calor, y… bueno, así le doy conversación al conductor.
- Vale, pues… esto… muévete. Es que estás sentado sobre mi cintura.
- Sí, es que verás, Gerard, me has pillado la pierna y no puedo moverme. Tienes que levantar la espalda un poco.
- Joder, qué situación más absurda –dijo chascando la lengua mientras levantaba la espalda hasta quedarse sentado. En la oscuridad, los dos percibieron que sus caras estaban al mismo nivel, y se quedaron quietos- Ya está.
- Sí –contestó percibiendo el aliento de su amigo en la mejilla.
- ¿Frank?
- ¿Eh? Sí, perdona –dijo incorporándose bruscamente y poniendo los pies en el suelo- Que duermas bien, Gee.

Frank salió con cuidado de no hacer ruido y fue directamente al sofá. En cuanto se tumbó en él, supo que no había sido tan buena idea: el sofá olía ligerísimamente al perfume de Gerard, y en seguida evocaron las imágenes del abrazo que se habían dado horas antes. ¿Qué me está pasando, coño, qué ha sido ese sueño? ¡¿Tan falto estoy de hacer el amor?! Pensaba que iba a explotar, necesitaba una ducha MUY fría. Al día siguiente, con la luz del día y los nervios del concierto, le quitaría importancia al asunto. Ahora, por lo pronto, iba al baño.



Última edición por x_Tefy_x el Jue Nov 13, 2008 11:26 pm, editado 1 vez

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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Capítulo 3



Sintió un ligero escozor en el labio inferior, y notó que alguien le cogía la mano. Intentó decir algo, pero le dolía coger aire.

- Parece que vuelve en sí –dijo una voz desconocida- Termina de limpiarle la herida del labio ¿quieres? Procederé a calcular las lesiones que se ha llevado por todo el cuerpo.
- Sí, doctor –contestó otra voz femenina cerca de su oído.

Ahora notaba unas manos recorriéndole los tobillos, las piernas, las muñecas y los hombros. Cuando esas manos le habían palpado las muñecas, había sentido un pequeño latigazo en la derecha. El labio cada vez le escocía más, y empezó a darse cuenta que le dolía de manera sobre humana la parte de atrás de la cabeza. Abrió los ojos poco a poco, y comprendió que estaba tendido sobre una cama, con una joven enfermera curándole el labio con un algodón y con un médico examinando su cuerpo. Pero esto no es un hospital, pensó, ¿dónde cojones estoy? Intentó mover la cabeza hacia la izquierda para ver quién le cogía la mano, pero le dio un pinchazo horrible en la nuca y gimió.
-Oh, no, no se mueva señor Way –inquirió amablemente el médico, y sonrió- ¿Sabe dónde está?
- Estamos en el hotel, Gee, aquí en Ámsterdam –dijo la voz de Mikey a su izquierda, suavemente. Era él el que le cogía la mano- te están examinando las heridas del concierto.
- ¿Las heridas?
- ¿No te acuerdas? Ha sido el mayor susto de mi vida –repuso apretándole levemente la mano.

Algo empezaba a entender. Recordaba… recordaba que Ray había empezado a tocar los primeros acordes de la que sería la penúltima canción del show, ‘Disenchanted’. Y recordaba también haber bajado al foso que había entre el escenario y el público, y haberse subido a las vayas que sujetaban a la multitud.

- Me… acerqué a las vayas.
- En cuanto te subiste a ellas, sabía que algo iba a pasar –siguió en voz baja Mikey mientras apretaba más su mano- Te empezaron a agarrar y a tirar de ti, y al final lograron arrastrarte hacia la masa. Y de repente… desapareciste.
- ¿Que desaparecí? No recuerdo esa parte.
- Empezaron a salir brazos de la multitud y te metieron hacia dentro, contra el suelo.
- Oh… sí, ya me acuerdo de algo.

Se acordaba del pánico que había sentido cuando había caído a la arena, entre toda la gente, y se habían abalanzado sobre él, unos tirándole del pelo, otros arañándole la cara e intentando besarle… oh, y también recordaba a alguien que intentaba desabrocharle el pantalón.
- No veía nada entre toda esa marea de piernas.
- No me extraña –rió sombríamente Mikey sacudiendo la cabeza- Todos los fans empezaron a empujarse, todos querían acercarse a ti.
- Empezaron a pisarme el cuerpo y a caer encima de mí.
- Buf… fue horrible, pensé que no volvía a verte.
- Le sacaron a tiempo, desde luego –intervino el doctor- He palpado las costillas aprovechando que estaba inconsciente, y he detectado varias rotas. Y una ha perforado ligeramente la parte baja del pulmón, por lo que le resultará molesto respirar hondo durante varios días, hasta que las costillas vuelvan a su sitio. Tiene también la muñeca derecha abierta, donde le he puesto una venda prieta; una contractura en el cuello, que ahora procederemos a colocar y a asegurar con un collarín, y una contusión en la parte posterior del cráneo, para lo que le he asignado varios medicamentos anti-inflamatorios. Oh, y ha perdido el cinturón, el reloj, los zapatos y la mitad de su camiseta –añadió conteniendo la risa.

Acto seguido llamó con un gesto a la enfermera y juntos le recolocaron el cuello entre gemidos de dolor y le pusieron el collarín. Después, el doctor recogió sus cosas y las fue metiendo en el maletín, mientras hablaba con Mikey. “Deberá inflar un globo dos veces al día, ése es un buen ejercicio para su problema con las costillas”, dijo, y salió seguido de la joven que le acompañaba. Nada más salir él, entraron todos los demás. Frank estaba pálido como la muerte, tenía sangre en la mejilla izquierda, y se sentó en el borde de la cama, tocándole la frente a Gerard como si quisiera calcular si tenía fiebre. Ray y Bob se sentaron en sillas cercanas a la cama.

- ¿Cómo estás, tío? –dijo el primero Bob.
- Qué buena idea la tuya de hacer eso en la penúltima canción. Así al menos no nos pueden decir que hayamos incumplido el contrato –bromeó Ray. Gerard quiso reír, pero le dolía el pecho solo con respirar.

Frank se levantó de la cama y disimulando que le picaban los ojos, se secó dos lágrimas que estaban a punto de caérsele y salió con precipitación dando un portazo. Todos miraron atónitos el lugar por donde había salido. “Estaba muy asustado, no se lo tengáis en cuenta”, murmuró Mikey. Gerard sintió algo frío en el estómago: realmente a quien más le apetecía tener a su lado en ese preciso momento era a Frank, y se había salido sin preguntarle ni siquiera cómo estaba. ¿Le costaba tanto, acaso, quedarse al menos cinco putos minutos para entretenerle? Notó el dolor creciendo y extendiéndosele por todo el cuerpo por culpa del mal humor. Quiso que todos se fueran, y como de costumbre, fue su hermano quien le leyó la mente.
- Escucha, Gee –empezó Mikey- te ayudaremos a quitarte la poca ropa que te han dejado –con esto Bob rió tapándose la boca- y te dejaremos descansar, ¿te parece?
- Sí, os lo agradecería. No me veo capaz ni de mover un dedo.

“Bien, pues vamos allá”, murmuraron todos al unísono. Entre todos consiguieron ir quitándole poco a poco la ropa, empezando por los pantalones, y terminando por la cazadora de cuero y la camiseta, que estaba partida prácticamente por la mitad, dejando su pecho y un brazo al descubierto.

- ¡Ah, ay ay ay, cuidado, si tiras de ahí me dan pinchazos! –gemía Gerard- ¡Aaah, Bob, tío, no me tires de la mano! ¡Cuidado, cuidado!
- ¡¡Vale ya, tocapelotas, o te juro que te desnudas tú solo!! –le gritó Bob. Gerard empezó a reírse a carcajadas, aunque le dolía terriblemente el costado.
- Vale mi amor, no te enfades conmigo –le dijo lanzándole un beso- ¡Es que estoy desvalido! Ah, Mik, cuidado ¿quieres?
- Desvalido vas a estar como no te calles –repuso Mikey sacándole la camiseta por la cabeza a su hermano. Suspiró y se pasó la mano por el pelo- Uf, vale, ya está… voy a coger las cosas que dejé en mi habitación. Estos días dormiré contigo.
- Estaremos en las habitaciones de al lado, si queréis cualquier cosa, lo que sea, llamad ¿vale?
- Gracias tíos, ¿me podríais traer la cena?

Todos salieron corriendo de la habitación. Gerard rió entre dientes, pero al momento le sobrevino el recuerdo de cómo se había ido Frank, dejándole sin decirle ni una palabra. Se le mudó la expresión. Intentó acomodarse en la cama, pero viendo que cada vez que lo intentaba estaba más incómodo, desistió e intentó dormirse, ignorando los gritos desesperados de los fans que todavía le resonaban en los oídos.

______________________


Fue pasando un día, dos, tres, sin apenas levantarse de la cama excepto para ir al baño. Le dolía todo como si le hubiesen dado una paliza… bueno, realmente me han dado una paliza, pensaba. El representante del grupo, Brian, había reservado más días en el hotel para que Gerard no tuviese que viajar en su estado en autobús, y había conseguido retrasar algunas fechas de la Gira a las que no iban a poder llegar a tiempo. Nadie sabía mucho de Frank, según le contaba Mikey cuando le traía el desayuno y la comida. “De vez en cuando se oye su puerta abrirse para ir a bajar a comer, pero no deja entrar al servicio. Verás, Ray ha hablado con él, y creo que también Bob, pero no sé, yo cuando llamo a su puerta no me contesta. Estos dos me han dicho que parece cansado y que cuando van a verle se suele quedar dormido mientras hablan. No le apetece ver a nadie ni hablar de lo que pasó en el concierto”, le decía constantemente. Pero eso no satisfacía a Gerard. Cada vez podía moverse mejor, las costillas iban volviendo a su lugar poco a poco gracias a los ejercicios con el globo que le había mandado el médico, y la contusión de la cabeza ya apenas le daba problemas, por lo que en dos días, calculaba, podría levantarse sin problemas ni pinchazos, e ir a la habitación de Frank a hablar con él.

Los dos días pasaron, y Gerard se sentía mejor en todos los aspectos, como había calculado. La muñeca derecha estaba prácticamente sanada, y descubrió que ya no necesitaba collarín. Si se tocaba, podía notar un gran chichón justo debajo de la coronilla, pero no era demasiado molesto. En cuanto a las costillas… bueno, las superiores ya habían vuelto a su lugar, pero las flotantes sí que seguían jodiendo.

- ¡Oh! Eso me lo explicó el doctor –dijo Mikey cuando oyó a su hermano quejarse- Verás, como las costillas flotantes no están fijas al esternón, se apoyan en las vértebras, ¿ok? Y eso hace que cuando respiras más fuerte de lo normal o coges peso se resient…
- En realidad no me interesa demasiado, Mik –le interrumpió mientras se levantaba de la cama- Sólo quería quejarme un poco.
- ¿Qué estás haciendo, a dónde vas?
- Oh, verás, aprovecho que ya puedo moverme por mí mismo para darme un garbeo por las plantas del hotel.
- No puedes salir, podrían reconocerte, o te podría dar un mareo y…
- Vale, Mikey, déjame ¿quieres? En realidad voy a ir a hablar con Frank.
- Ah… ah, vale. Pues, esto… suerte –dijo sonriendo- No te alteres ¿vale?
- Haré lo que pueda –contestó Gerard secamente.

Salió de la habitación y se dirigió a la de Frank. Se detuvo frente a la puerta, y suspirando largamente para darse ánimos, llamó y esperó. No obtuvo respuesta. Acercó la oreja a la puerta e intentó escuchar un mínimo ruido como signo de que había vida ahí dentro. Quizá esté durmiendo, pensó. Llamó otra vez, esta vez más fuerte, y volvió a pegar la oreja. Ahora sí que había oído algo, un sonido muy leve, como de alguien arrastrando los pies. “Abre, Frank, no soy el servicio”. Oyó un ruido de pasos, a alguien detenerse unos segundos tras la puerta y después girar el pomo. La puerta se abrió despacio…



Última edición por x_Tefy_x el Vie Nov 14, 2008 12:02 am, editado 1 vez

5ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Jue Nov 13, 2008 9:43 pm

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Capítulo 4



Allí estaba Frank, plantado en el marco de la puerta, con un brillo extraño en los ojos. Miró al suelo y murmuró quedamente un “Hola”.
- ¿Puedo…? –dijo Gerard.
- Sí sí, claro, pasa –contestó el guitarrista apartándose para dejar entrar a su amigo. Gerard contempló el cuarto dándose cuenta del terrible desorden que reinaba en él.
- Siento el desorden. No dejo que entre el servicio últimamente.
- No te preocupes –murmuró secamente- He venido para hablar contigo, no para hacerle fotos al cuarto.

Ante este último comentario, Frank entendió que su amigo no venía de muy buen humor. Obviamente estaba molesto con él por no haberle ido a ver y haber pasado de esa forma de las cosas, así que consideró que debía empezar a hablar él primero:

- Escucha, Gee… sé que tienes que estar molesto por…
- ¿Molesto? –dijo arqueando las cejas- No, no te creas, en el fondo me encanta estar jodido y que mi mejor amigo no venga a verme. ¡Ah! -de repente Ge se dobló ligeramente con una mano sobre la tripa- ¿Te importa que me siente? No puedo aguantar mucho tiempo de pie.
- ¿Por qué, qué te pasa?
- Ah, es verdad, no te lo conté: ¡me apalearon durante un concierto!
- ¡Eso ya lo sé, estaba presente!
- ¿Sí? ¡Pues es una pena que no siguieras presente después, cuando necesitaba ayuda hasta para decir “hola”!
- Lo siento ¿vale? Ya sé que he estado fatal, y que debería haber estado a tu lado ayudándote. Sé que lo pasaste muy mal los primeros días y…
- No tienes ni idea de nada, no estabas ahí.
- ¡Pero me lo contaban Bob y Ray! Les preguntaba por ti cada vez que venían a verme.
- Mira, eso me da igual ahora mismo. Si he venido es para que me expliques qué coño te pasó para que te fueras y no aparecieras durante cinco putos días.
- Me… me sentí fatal. Me agobié de verte así, con la cara magullada, sin poder ni sonreír siquiera.
- Ya. Mira tío, no puedo evitar que me suene a excusa barata. Dilo claramente: no te apetecía una mierda que te tuvieran en cuenta para ayudarme, ¡y lo entiendo! ¡Entiendo que sea más placentero tumbarte en la cama a dormir!
- No me puedo creer que estés insinuando que me diese igual lo que te pasara… supongo que estarás de broma.
- No, Frank, te aseguro que en estos momentos lo último que me apetece es bromear –contestó Gerard mientras se levantaba de la silla- No veo que esto vaya a llegar a ninguna parte, será mejor que hablemos en otro momento ¿vale? –finalizó dándole la espalda y encaminándose a la puerta.
- No, no te vayas.
- Sí, Frank, no quiero acabar a hostias contigo. Más que nada porque no puedo levantar bien el puño.
- ¡Espera! –dijo Frank tirándole del brazo y atrayéndole hacia sí. Gerard sintió una sacudida de un dolor agudo y se dobló de nuevo, esta vez más pronunciadamente, con las dos manos en el costado.
- ¿De qué coño vas? –dijo perplejo a su compañero.
- Mierda, perdona, ¿te he tirado de algún sitio?
- ¡Sí, del brazo! –gritó mientras volvía a girarse hacia la puerta.
- Me parece injusto lo que me estás haciendo –sentenció Frank haciendo que Gerard se parase en seco y se girase de nuevo hacia él con una expresión atónita.
- ¡¿Qué?! ¡¿¿Que te parece injusto lo que YO te estoy haciendo a TI??!
- ¡LO PASÉ JODIDAMENTE MAL, GILIPOLLAS! –gritó dando un puñetazo en la pared.

En ese momento Frank rompió a llorar, se sentó en la cama y se llevó las manos a la cara mientras su cuerpo se agitaba por los sollozos. Gerard no sabía qué decir, no quería haber llegado a ese punto. Frank apartó las manos de la cara y el gesto que vio en ella le sorprendió más todavía, pues no era de tristeza o vergüenza, sino de furia. Tomó aire y empezó a gritar de nuevo:

- ¡C-creí que estabas muerto cuando te sacaron los seguratas de ahí! ¡Tenías sangre por t-toda la cara, y estabas blanco! ¡Y luego nos tocó a todos esperar en el p-pasillo mientras oíamos tus gemidos ahí dentro, y cuando por fin nos dejaron entrar, t-te vi en la cama, tumbado con la ropa rota, la venda, el collarín…! Fue mucho que asimilar en muy poco tiempo ¿sabes? No podías casi abrir los ojos, y parecías ido. ¡Simplemente, no pude más! Me piré a respirar un poco y a calmarme pensando en que ya estabas a salvo –se secó las lágrimas y continuó, bajando el tono de voz- Joder, todavía tenía el corazón a mil por hora, yo… lo siento. Lo siento, Gerard, no sabes cuánto. Todos estos días quería ir a verte, y salía al pasillo, pero cuando estaba a punto de llamar a tu puerta, me iba otra vez. No tenía los huevos suficientes porque sabía que estarías enfadado.

Empezó a llorar otra vez mientras Gerard, sintiéndose tremendamente inmaduro y cruel por el tono que había empleado con él, se quedaba parado en mitad de la estancia. Todavía estaba asimilando todo lo que le había dicho. Sólo estaba asustado, pensó con una ola de arrepentimiento sacudiéndole el corazón. Se acercó a Frank y, vacilante, le acarició el pelo.

- Escucha, Frankie… ahora por fin entiendo todo lo que has hecho, y… quería ser yo el que te pidiese disculpas a ti por haber pensado que te importaba una mierda lo que me había pasado –Frank levantó la vista con los ojos inundados de lágrimas mientras le caían dos por las mejillas. Y entonces Gerard hizo algo que no pudo evitar, fue un impulso que afloró desde el más puro rincón de su subconsciente: avanzó un pasito más y le besó suavemente en los labios, durante tres segundos, quizás más. De repente se dio cuenta de lo que acababa de hacer y saltó hacia atrás, recibiendo un pinchazo en las costillas. La expresión de Frank era del asombro más absoluto- Esto… lo-lo siento. Vale, será mejor que lo dejemos ¿de acuerdo? Ya estoy empezando a hacer gilipolleces. Eh… queda aclarado todo entonces ¿no? Bien, bueno, pues me voy a dormir ya, que estamos los dos muy cansados…

Mientras andaba hacia la puerta podía sentir la figura de Frank detrás suya, estupefacta todavía. Pero entonces escuchó tres palabras que le hicieron quedarse parado, con la mano en el pomo: “No te vayas”. No fue con tono enfadado ni frío. Simplemente eran tres cortas palabras pronunciadas con sencillez, a modo de petición. Oyó que su amigo andaba hacia él, y se giró lentamente; quedaron frente a frente. Entonces Frank extendió sus manos y cogió la cara de Gerard entre las suyas. Se acercó poco a poco hasta que sus labios se encontraron, con tacto, con cuidado, con miedo a hacer un movimiento brusco que pudiera dañarle. Sus cuerpos se acercaron más, y sintieron sus bocas adentrarse lentamente en la del otro. Frank empujó suavemente al cantante contra la puerta, y le empezó a acariciar el pelo mientras jugaba con su lengua a provocarle. El beso se tornó más apasionado por segundos, sus lenguas luchaban cada vez más por tocar cada milímetro de la boca del otro, y las manos viajaban por el interior de sus ropas, acariciando la espalda y el pecho del otro. Cuando se separaron medio centímetro para respirar, Ge ahogó un pequeño gemido.

- ¿Tan bueno soy? –preguntó Frank con sorna.
- Verás, me duele cuando respiro muy hondo ¿sabes?
- Ya… pues si no voy a poder hacerte respirar hondo en toda la noche será mejor que lo dejemos en este punto, ahora que podemos razonar –dijo con una sonrisilla en el rostro. Gerard rió.
- Sí, la verdad es que esto es una estupidez.
- Nos hemos dejado llevar.
- Eso es… demasiado infantil ¿no crees?
- Demasiado infantil, sí.

Se quedaron callados durante unos segundos, y de repente se echaron a reír, primero sin ganas y más tarde a carcajadas, hasta que se quedaron sin aliento y tuvieron que sentarse en el suelo a coger aire. Se miraron, sonrientes, con cariño. Frank se incorporó y ayudó a Gerard a levantarse, y entonces le dio un abrazo, en el que se fundieron durante casi medio minuto. Al separarse, Ge cayó en la cuenta de que su amigo tenía un pequeño corte en la mejilla, y recordó haberle visto sangre cuando entró en su habitación hacía cinco noches.

- ¿Qué te ha pasado aquí? –dijo tocando con cuidado la herida.
- ¡Ay! No es nada, una pequeña pelea con uno de tu ambulancia.
- ¿Te peleaste con un médico?
- ¡Me apartó de un empujón cuando quise entrar en la ambulancia contigo! Luego oí por ahí que no te iban a llevar al hospital, sino que iría un doctor directamente al hotel a atenderte para evitar más alboroto y me fui huyendo con Bob y Ray tras devolverle el golpe.
- No tienes remedio ¿eh? –y rieron los dos- Ya veo… ok, Frankie, voy a ir a acostarme. Pasado mañana volvemos al autocar para ir a Luxemburgo, así que nos vendrá bien estar descansados. Duerme ¿vale? Y de lo que ha pasado, bueno…
- Ni una palabra, por supuesto. Hasta mañana –respondió Frank dándole un último pico de despedida.

Gerard sonrió, giró el pomo de la puerta y salió hacia su habitación, más feliz de lo que podía recordar en lo que llevaban de Gira. Era obvio que todo lo ocurrido había sido fruto de lo mal que llevaban ambos la falta de hacer el amor, pero no habría cambiado por nada del mundo el increíble cosquilleo que ahora tenía por todo el cuerpo.



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6ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Jue Nov 13, 2008 9:56 pm

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Capítulo 5



Volvían al autocar riendo. Lo cierto es que les había venido de lujo quedarse esa semana en el hotel por el bien de Gerard, pues les había servido a todos para descansar en camas decentes y recuperarse del cansancio que llevaban arrastrando desde los comienzos de la Gira. Ahora estaban de mejor humor y se hacían bromas. Ge se sentía físicamente bien: la muñeca la podía utilizar como siempre, el chichón de la cabeza había bajado hasta prácticamente desaparecer y las costillas le molestaban cada vez menos, ya podía reír todo lo que quisiera y sentarse en el suelo y levantarse después sin ayuda. Pero psicológicamente, la cosa cambiaba. Sentía con Frank que tenía un vínculo más íntimo, aquel que se forma cuando compartes un secreto fuerte con alguien. Se sorprendían mirándose en los momentos más inesperados, y cuando eso sucedía, apartaban la mirada rápidamente y sonreían nerviosos, pero aún así, lo cierto es que Frank parecía llevarlo mucho mejor que él. Se le veía como siempre, como si no hubiese vuelto a pensar en el beso desde que ocurrió.
A veces, a Gerard le apetecía recordarle que habían estado cerca de llegar a mayores, cerca de tirarse los dos sobre la cama y dar rienda suelta a la frustración sexual que llevaban por dentro, pero luego se sentía como un egoísta… al fin y al cabo, Frank tenía una vida construida con Jamia. Jodido Frank, rió para sus adentros, traes de cabeza a todo el mundo. Sí, en el fondo Ge sentía un pequeño resentimiento. Después de todo, no había sido normal lo que habían hecho. Lo habría sido si hubiese sido sobre un escenario y rodeados de fans, porque al fin y al cabo eso era algo con lo que habían aprendido a jugar desde hacía tiempo. “No viene mal rodear de expectación a la banda, lo esperan ver vuestras fans”, decía a menudo su mánager. Pero no, eso no había ocurrido en un concierto, sino en la intimidad de una habitación de hotel… ¿no lo hacía eso infinitamente más especial? Ellos nunca se besaban de esa forma si no había cámaras de por medio.
Vamos, Gerard, te estás volviendo loco, se repetía una y otra vez cuando se sorprendía mirando la forma de reír de Frank, o cuando escuchaba embobado cada palabra que decía. ¿Qué había de especial en besar a un amigo? Era una… demostración de amor. Pero no amor sexual a la fuerza. Fuera lo que fuera lo que pensase, quedó reducido a polvo la noche en la que se subieron de nuevo al autobús, cuando el móvil de Frank sonó en un momento de tranquilidad general. Buscó deprisa su móvil.

- ¿Dónde está? ¿Dónde está? –decía mientras revolvía la mesa, las mochilas, el suelo, el sofá, iba al baño, le preguntaba al conductor y miraba por las rejillas del techo. Gerard no paraba de reír: había visto su móvil desde que había empezado a sonar- ¡No te rías, tío, y ayúdame a buscarlo! ¿DÓNDE ESTÁ, JODER?
- Ah, por dios… -resopló Ge mientras se enjugaba las lágrimas de risa- ¡Lo tienes en la mano!
- Oh, vaya, seré imbécil. ¿Sí, quién es? –su expresión cambió de repente y miró a sus compañeros- Es Jamia, me subo arriba.

Gerard sintió algo frío en el pecho. Se limitó a ignorar esa molesta sensación ocupando su mente con la ardua tarea de atarse los cordones de las Converse. A los quince minutos, oyeron a Frank en el piso de arriba alzando la voz y dando patadas a la puerta de su habitación. De vez en cuando entendían palabras como “harto”, “injusto” o “y una mierda”. Pasado un tiempo, la tranquilidad volvió al autobús y se oyeron unos pasos vacilantes en lo alto de la escalera. “Baja tío, ¿qué ha pasado?”, dijo Bob con el ceño fruncido.
Al fin, con paso lento, Frank llegó a la planta de abajo con la cara bañada en lágrimas y mirando sus pies con la mirada hueca. Sin mediar palabra, se dejó caer en el sillón junto a Gerard y se quedó mirando al techo. De pronto, se echó a llorar.

- ¡Vaya, Frank! ¿Qué ha pasado? No habréis… -empezó Ge acariciando la espalda de su amigo mientras esta se sacudía por el llanto, recordándole a la habitación del hotel, cuando se habían gritado días atrás- Esto… ¿habéis discutido? –Frank asintió- Vaya, Frankie, lo siento. ¿Ha sido grave?
- Lo hemos dejado. Bueno –dijo añadiendo una risa sarcástica ante el silencio sepulcral que habían seguido sus palabras- lo ha dejado ella.
- No puede ser –murmuró Mikey.
- Imposible.
- ¡No puede ser! ¿Cómo, por qué?
- Lo mismo de siempre: demasiadas cosas que echarnos en cara. Mirad, ahora mismo estoy hecho polvo y tengo ganas de que el autobús me pase por encima, pero mentiría si dijese que no llevo días pensando si quizás no es lo mejor. Veréis, no sé si lo aparentábamos o no, pero hacía dos años que éramos apenas felices. Demasiada Gira, tal vez. Yo… no sé, no entiendo nada ahora mismo.
- Lo… lo sentimos tantísimo Frank… era inconcebible que pudiera pasar.
- Ninguno tenéis la culpa, soy yo el responsable de mis decisiones. My Chem es lo mejor que me ha pasado en la vida. Yo acepté su trabajo, pero ella no aceptó el mío, y desde que empezaron a reconocernos, ya sabéis, a invitarnos a más festivales y eventos, y a programarnos más conciertos, todo fue en picado. Podían pasar semanas sin llamarnos, y ni siquiera nos echábamos de menos. Creo que si seguíamos era porque tantos años de relación nos daba pena tirarlos a la basura.
- Llevábais once años…
- ¿De veras? –respondió Frank con una sonrisa amarga.
- No sé qué decirte, tío, creo… que estamos tan consternados como tú –dijo Ray sentándose en el brazo del sofá y apretándole el hombro.
- Gracias. Me parece que me voy a acostar. Mañana será otro día.
- Mañana será otro día –repitió Mikey con un intento de sonrisa- Las cosas se ven desde un punto de vista más optimista con la luz del Sol.
- Sí. El concierto de mañana me vendrá bien para despejarme, creo.

Y sin más, subió las escaleras y se perdió entre las sombras mientras todos se miraban boquiabiertos.

- No me lo puedo creer. ¡Jamia y Frankie! ¿Qué le pasa al mundo? –dijo Ray sentándose donde antes estaba Frank.
- Parecía imposible separarles ¿verdad?
- Se me hace tan raro… ¡Es como el Gordo sin el Flaco, Chip y Chop, Pinkie y Cerebro, los Tres Cerditos…!
- Esos ya eran tres –corrigió Mikey con una sonrisa triste- Tíos, se me había ocurrido… ¿es posible que haya un tercero?
- ¿Qué quieres decir? –dijo Gerard por primera vez en toda la discusión. Con las palabras de su hermano, una mecha se le había encendido por todo el cuerpo, haciendo palpitar su corazón más rápido de lo normal.
- No sé… ¿no os parece raro que una relación tan sólida como la suya haya acabado así, sin más?
- No sigas tonterías, Mik. Esa relación estaba rota desde hace mucho –todos miraron a Ge sorprendidos- Bueno, quiero decir… es lo que ha dicho él ¿no?
- Además, ¿quién va a haber? –dijo Bob riendo con tristeza- Conocemos a Jamia. Sé que es legal, nunca le pondría los cuernos a Frankie. En cuanto a él… todos sabemos que es un cabeza loca, pero siempre ha estado enamoradísimo de ella.
- O no, eso no lo sabemos –intervino Ge con un pequeño rencor en la voz- No paraban de discutir.
- Os digo yo que estos en un mes han vuelto –todos asintieron, menos Gerard, que se quedó mirándose las manos notando como la pequeña mecha que antes se había encendido, se apagaba bruscamente como si le hubieran echado un cubo de agua- Qué digo un mes, estoy seguro de que a lo largo de esta semana recapacitan.

Quizás… quizás sea el momento de… Oh, Gerard, ¿en qué estás pensando? Tu mejor amigo está hecho polvo porque acaba de cortar con el amor de su vida, ¿te crees que está pensando en ti? NO, Gee… Olvidó sin problemas lo que pasó en la habitación, ¿recuerdas?. Se estaba volviendo loco, tenía que hablar con Frank, y pronto. Se levantó y se encaminó hacia las escaleras automáticamente, sin reparar en lo que hacía. “¿Gee? ¡Te estoy hablando!” dijo la voz de Bob a sus espaldas “¿Qué os pasa a los Way, tenéis un gen recesivo?”. Como respuesta, oyó a Mikey lanzarle un cojinazo. Mientras subía las escaleras, pensaba en las palabras que iba a emplear, pero cuando creaba una frase coherente, se le escabullía como agua entre los dedos. Sin darse cuenta, llegó a la puerta y entró sin miramientos. Frank estaba sentado en la cama, mirando a nada en particular. Se sorprendió de ver a Ge en la puerta.
- Pasa, Gee –dijo con una sonrisa nada convincente, dando unos golpecitos en el colchón- Me gustaría saber tu opinión.
- ¿La mía precisamente? No sé si soy de fiar con estos temas.
- Sí, claro que lo eres. En estos momentos eres la persona más importante que tengo –Gerard se ruborizó.
- ¿Cómo te encuentras?
- Vacío.
- ¿Vacío? –repitió extrañado Gerard- ¿No decías que había sido una liberación?
- Sí, pero de repente me encuentro tan solo…
- Pero sabes que no lo estás… y he estado pensando que después de once años creo que te va a venir bien estar libre por una temporada, conocer a gente diferente… probar cosas nuevas, ya sabes.
- Yo no tengo a nadie que quiera estar conmigo.
- ¿Eres tonto? ¡Me tienes a mí! –dijo enfadado, y al momento se arrepintió y corrigió sus palabras-: Quiero decir… a nosotros, nos tienes a nosotros. Nosotros te ayudaremos a encontrar a alguien.
- Hmm… ¿sabes, Gee? Lo cierto es que sí que hay alguien a quien siempre he tenido en cuenta, alguien con quien me gustaría probar cosas nuevas –dijo mirándole con una sonrisa ahora sincera en los labios.
- ¿Ah sí? Y… en fin ¿quién? –preguntó notando que la sangre le subía al rostro.
- No sé si debería decírtelo.
- Oh, vamos, no irás a dejarme así. Te obligaré a decírmelo –el corazón le palpitaba deprisa.
- Ray.
- ¿Qué? –susurró mientras se le cortaba la respiración. No esperaba oír ese nombre precisamente.
- Desde hace mucho me siento muy atraído por él, Gee. Tiene algo especial, es tan… -dijo Frank muy serio. De repente miró a Ge y estalló en carcajadas, lanzándose a los labios de su amigo y llenándolos de pequeños piquitos- ¡Tú! Lo siento, no he podido evitarlo, tenías que haber visto tu cara –dijo riendo y mordisqueando su oreja
- Eres un capullo. Un capullo con muy poca gracia –replicó Ge respondiendo al tacto de Frank.

Frank estalló en carcajadas de nuevo y empujó suavemente a Gerard hasta tumbarle en la cama para después sentarse sobre su cintura y empezar a besar su cuello. De repente, notó el cuerpo de Ge temblando, y se incorporó para mirarle. Se estaba riendo silenciosamente con la nariz arrugada y los ojos cerrados. Joder, adoraba ese gesto suyo.

- ¿Con que Ray, eh? –logró decir Gerard cuando dejó de reír.
- Nah, tú eres más sexy.
- ¿Osea que solo me quieres por mi cuerpo? –dijo Ge fingiendo estar ofendido.
- ¡Por supuesto! –bromeó Frank- Y además tú besas mejor.
- ¿Has besado a Ray? –dijo incorporándose sin poder creérselo.
- Buena, una vez bebí un poco más de la cuenta y me despedí de él dándole un pico –recordó con una risilla- Desde entonces, no sé por qué, cuando bebo se aleja de mí.
- No puedo ni imaginarme por qué –replicó Ge mientras acariciaba el pelo de Frankie y le empezaba a lamer el tatuaje del escorpión.

A Frank le vinieron imágenes del sueño de la semana anterior en el que Gee empezaba lamiéndole en esa zona y bajaba por el torso hasta… bueno, hasta cierta parte de su anatomía que ahora empezaba a despertar. Sabía que no estaba bien lo que quería hacer, que sólo hacía veinte minutos de su ruptura con el amor de su vida, y que debería guardar más luto. Pero también sentía unas ardientes ganas de aprovechar el tiempo que ahora veía claramente perdido, ¿y quién mejor que Ge, su amigo del alma, aquel por el que siempre había sentido algo lejanamente parecido a la atracción? Además, estaba también su sentimiento de frustración hacia Jamia. Ahora mismo la odiaba, le había soltado justo antes de colgarle: “no mereces que te quiera nadie”, dejándole hecho una mierda con sus palabras. Y de repente, cuando había empezado a plantearse si realmente encontraría otra vez a alguien que estuviese dispuesto a gastar su tiempo en él como lo había hecho ella, había aparecido Gerard, dispuesto como siempre a escucharle y a hacerle sentir bien, a hacerle sentirse apreciado. Oh, ahora Gerard le había tumbado sobre la cama y había empezado a acariciarle el pecho con gesto pensativo. Justo cuando empezaba a bajar su mano hacia la pelvis, estando a punto de arrancarle un pequeño jadeo a Frank, se paró.

- Oh, Gee, ¿justo ahora? –murmuró mordiéndose el labio y apretando los párpados.
- Frank… ¿no notas algo que no debería estar aquí?
- ¿Qué? ¿El qué? –dijo abriendo los ojos e incorporándose buscando ese ‘algo’ de lo que hablaba Gerard, dispuesto a echarlo a patadas para poder continuar.
- Los chicos
- ¿Qué chicos?
- ¡Los nuestros! Ya sabes, Mikey, Bob, Ray… ¿te suenan?
- Ah –dijo terriblemente molesto- joder.
- Ya, ya sé que jode, pero las cosas son así. No somos los únicos que se verían involucrados en este tema si fuéramos con tan poco cuidado.
- Ya, ya lo sé…
- Escucha, había pensado que… bueno, mañana volvemos a dormir en un hotel. Solo serán dos noches, pero tal vez, si…
- Oh, sí –dijo cogiendo la cara de Gee entre sus manos- Sí, me encantaría. En serio –añadió besándole cariñosamente. Ge sonrió y se abrazaron cayendo en la cama, uno sobre el otro, enroscados- Aunque como estemos así durante el tiempo que queda hasta que lleguemos, me va a ser muy difícil no violarte.
-Hmm, mañana es el concierto… ¿hace cuánto que no hay Frerard? –dijo sonriendo pícaramente.



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x_Tefy_x

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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Capítulo 6



- ¡Qué pasada, qué pasada! –gritó Ray dejándose caer en uno de los asientos de la limusina que les llevaba al hotel. Uno a uno fueron entrando y sentándose en el espacioso interior.
- Ha sido la hostia –corroboró Gerard con una sonrisa resplandeciente- Ha salido clavado.
- Me encantan este tipo de fans, el público ha respondido muy bien –intervino Frank.
-Sobre todo desde que os habéis empezado a meter mano en mitad de ‘I don’t love you’ –dijo riendo Mikey- La gente echaba de menos vuestro juego.

Frank y Gerard se miraron un instante y se sonrieron sin que los demás se diesen cuenta. Lo cierto es que no había sido un Frerard cualquiera: lo normal es que Frank fuese detrás de Ge y le provocase y tocase, pero esta vez había sido diferente, los dos habían colaborado de igual manera. Había empezado Frank como de costumbre, besando los hombros y el cuello de su amigo por detrás y acariciándole el pelo, y entonces Ge se había dado la vuelta con la intención de empujarle juguetonamente, pero algo había cambiado en él. Empezó a recordar los sueños que había tenido con Frank hacía casi tres semanas, el beso en la habitación del hotel, y finalmente el momento en el autocar unas horas antes, y no se pudo controlar: agarró posesivamente a Frankie del pelo y se hundió en su boca bruscamente acompañado de los gritos histéricos de los fans que se amontonaban en el pabellón. Cuando se separaron para respirar, Ge cogió el micrófono y gritó: “¿Quién quiere una escena caliente?”. Como respuesta, la multitud lanzó un bramido, que interpretó como un apasionado ‘sí’, así que le desabrochó los pantalones a Frank y metió la mano dentro durante varios segundos mientras se besaban. Acto seguido, le empujó y siguió cantando, dejando a Frank en un shock momentáneo. Y muy caliente. Durante las siguientes canciones, siguieron alimentando la llama que habían encendido, dándose palmadas en el trasero y mordiéndose el cuello de vez en cuando.

- Estoy muerto, cuando me tumbe en la cama voy a entrar en estado de coma –dijo Mikey bostezando y cruzando las manos tras su nuca. Su móvil empezó a sonar- Oh, debe ser Alicia –añadió con voz melosa- Me dijo que me llamaría.

El tiempo que el bajista estuvo hablando con su mujer, Gerard observó a Frank, y vio en él lo que se temía. Su amigo estaba contemplando a su hermano con una expresión de profunda tristeza en la cara. Sin ninguna duda, sentía nostalgia por las veces en las que Jamia le llamaba al final de cada concierto para ver cómo había ido todo. Durante todo el trayecto, Frank estuvo mucho más callado que de costumbre, no reía las gracias ni participaba en la conversación; parecía ensimismado, decaído… ¿deprimido? Cuando llegaron al hotel, estaba claro que Gerard no iba a proponerle ir a su habitación durante esa noche dado el estado emocional en el que había caído su amigo; al parecer empezaba ahora a asimilar todo lo que le había pasado el día anterior con la que hasta entonces había sido la mujer de su vida. Así que al llegar al pasillo donde estaban sus habitaciones, Ge le dio un abrazo fuerte y le besó en la mejilla, dándole a entender que no le pensaba presionar en nada. Como respuesta, Frank le sonrió con afecto y se encaminó a su habitación mirándose los pies y rascándose distraídamente la cabeza. El vocalista entró y se acostó intentando conciliar el sueño y maldiciendo el ‘momento parejita feliz’ de la limusina.
Cuando por fin cayó dormido y pasaron unas horas de incómodos sueños, oyó un golpe fortísimo en la habitación de al lado: Frank. Abrió los ojos de golpe sobresaltado y se quedó quieto esperando a oír otro ruido; lo más seguro es que se lo hubiese imaginado. Pero no: a los pocos segundos oyó un ruido de cristales rotos y a su amigo gemir, y acto seguido, el sonido de un cuerpo al caer al suelo. ¿Qué coño pasa? se preguntó mientras abría la puerta ignorando los puntos blancos que habían aparecido ante sus ojos por haberse incorporado tan rápido. Salió al pasillo corriendo y llamó a la puerta de Frank, pero como respuesta solo obtuvo un gemido de dolor…le empezaron a temblar las rodillas, lo peor se le estaba pasando por la cabeza. Llamó más fuerte y dijo en voz más alta de lo que pretendía “Frank, abre. Vamos, Frankie, ábreme la puerta ¿puedes?”; escuchó un débil “Gee…”. Vale, se estaba empezando a acojonar seriamente. Empujó la puerta con un hombro, pero esta no cedió ni un milímetro. Iba a cargar otra vez contra la puerta con su hombro, cuando esta se abrió de golpe, haciéndole trastabillar al intentar frenar en seco su carrera. Frank estaba de pie bajo el marco, sujetándose el brazo derecho ensangrentado y envuelto en lo que parecía la sábana de la cama. Tenía lágrimas por la cara y los ojos exageradamente enrojecidos, como si hubiese estado bebiendo durante toda la noche.
- Hola tíooo –dijo sonriendo el guitarrista, confirmándole con su aliento que, efectivamente, había estado bebiendo durante toda la noche.
- Joder, Frank, ¿tú sabes el susto que me has metido? ¿¿Qué… qué coño te ha pasado en el brazo?? Enséñamelo –inquirió entrando en la habitación y obligando a su amigo a sentarse en la cama con él. Frank se destapó el brazo y dejó al descubierto una herida profunda y chorreante de sangre, que iba desde el codo hasta la muñeca- ¡Dios mío!… joder...
- Verás, no sé qué ha pasado exactamente –dijo con una risilla arrastrando las vocales y convirtiendo las eses en algo parecido a una dé- De repente la botella chocó contra la pared y ¡PUM! Se rompió ¿sabes? Y… creo… crrreo que me caí encima de los cristalitos y ufff la verdad es que ¡duele que te cagas! –terminó riéndose a carcajadas. Ge vio asustado en el suelo un pequeño charco de sangre, y gotas por el colchón, así como cristales rotos de una botella de Vodka esparcidos por la moqueta. La mesa del escritorio estaba volcada.
- Mierda, Frankie, esto lo tiene que ver un médico, esto… esto se ve horrible, tío.
- No, un médico no, son todos unos putos amputadores –Gerard enarcó una ceja ante este comentario- Lo mejor es que siga bebiendo, porque el alcohol cura las heridas ¿no? ¡Jajajaja!
- No, Frankie, escúchame: NO –dijo cogiendo la cara de Frank entre sus manos, obligándole a mirarle a los ojos- Si quieres llamaré a recepción para que suba uno y no tengas que moverte de aquí, pero ese brazo lo tiene que curar un experto ¿vale?, no el Vodka. ¿Me… me estás escuchando? ¿Frank? –Frank estaba mirando los labios de Gerard como adormilado, y cuando este dijo su nombre, sonrió.
- Joder, Gee, te quiero taannto… -suspiró inclinándose hasta chocar los labios con los suyos- No te separes nunca de mí ¿vale? Me cuidas mucho, y estás siempre a mi lado, y… jo, Gedardín, te quiero mucho, como la trucha al trucho –y de repente, sin previo aviso, rompió en sollozos y se abalanzó sobre Gerard besuqueándole con torpeza- … Gee, me apetece hacerte el amor.
- ¡Oh, Frank, vamos, aparta! ¿Tú te has visto? Estás borracho, llorando, sangrando y por si fuera poco con tu aliento me vas a dejar rubio, y esa época ya pasó para mí ¿ok? Voy a llamar para que te miren esa herida tan espantosa, te van a dar un calmante, te vas a dormir y mañana vas a estar mejor –dijo mientras se desembarazaba de su amigo y marcaba los números en el teléfono. Frank le observó pedir un médico con nerviosismo- Ya está, en cinco minutos estará aquí. ¿Por qué me miras así?
- Lo que pasa es que tú a mí no me deseas. Como Jamia –dijo mientras las lágrimas caían por su cara- Nadie me quiere, y estoy solo.
- Venga ya, sabes que te quiero como a nadie, pero… en serio, tendrías que verte –contestó empezando a reír- Creo que voy a hacerte una foto.
- Oh oh oh… tengo una ideeeaaa –murmuró Frank cogiendo su móvil y marcando un número de la agenda.
- ¿Qué haces, a quién llamas? ¡Son las 4 de la madrugada! –pero ya era tarde, Frank había puesto el manos-libres y se llevó un dedo a los labios rogándole silencio mientras se reía al escuchar una voz femenina exclamando “¿Frank?”.
- ¡Holaaa Jamy cariñoo! Verás, estoy aquí con mi amorcito Gera…
- Frank, cuelga –murmuró Ge forcejeando con su amigo para agarrar el móvil. La voz de Jamia sonó dura al volver a hablar “¿Sabes qué puta hora es?”. Frank le quitó el altavoz y se lo llevó al oído.
- ¿Qué si sé qué hora es? Me importa una puta mierda, porque ¿sabes qué? ¡Estoy feliz sin ti, y libre como una gacela, y que sepas que me pienso follar a todas las tías que se me crucen, y… y a todos los tíos también! Bueno no, solo a uno –dijo mirando a Gerard- ¿Que soy un niñato? ¿QUE SOY UN NIÑATO? ¿Y TÚ QUÉ, QUE SEGURO QUE TE HAS TIRADO YA A MEDIO PLANETA, PEDAZO DE…? ¡Es más, seguro que me dejaste por uno!
- ¡Frank, dame el maldito teléfono! –gritó Ge empujándole y quitándoselo de la oreja- ¿J-Jamia? Oye, disculpa, ha bebido mucho… sí, lo siento, no he llegado a tiempo, lo lamento muchísimo. Y él seguro que también, cuando se dé cuenta de todo mañana –dijo echando una mirada furibunda a Frank. Éste empezó a gritar “¡Puuuta!” desde la cama- Sí, él está bien, está... bueno, está vivo, y con eso de momento es suficiente. Todo bien ¿ok?... vale, lo haré, y lo siento de veras… adiós… adiós, ciao –colgó y suspiró, masajeándose el puente de la nariz- Frank…
- Déjame en paz, Gerard, vete si quieres, ¡no necesito tu ayuda! Estáis todos compinchados, ¡¡que os follen a todos!! –gritó con la voz quebrada. Gerard se sentó en el borde de la cama, y con cautela se acercó y le abrazó, acariciándole el pelo mientras Frank sollozaba en su hombro.
- Tranquilo, todo está bien –murmuró meciéndole. Unos golpes tocaron a la puerta.

Gerard tumbó a Frank en la cama y fue a abrir la puerta esquivando los pedazos de cristal esparcidos por el suelo. En el pasillo había un hombre joven de pelo rojizo y ojos cansados.
- Buenas noches, mi nombre es Hugh Gueller. Si no me equivoco han pedido un médico para esta habitación, ¿es usted el señor Iero? –dijo con una sonrisa educada.
- Oh no, no soy yo. Pase por favor, el chico al que tiene que mirar está tumbado –contestó haciéndose a un lado. El doctor entró y observó el panorama que se extendía por la habitación y después a su paciente, que murmuraba algo así como “la trucha y el trucho”- Se ha hecho un corte en el brazo derecho, y está un poco… mareado –no quería decir ‘bebido’.
- Déjeme ver… -dijo sosteniendo con delicadeza el codo del guitarrista- Veamos… hmm vaya, esto va a dolerle. Tengo que desinfectar a fondo y luego dar puntos. Será un tanto desagradable.
- Le administrará un calmante, supongo.
- Me temo que no. Mire, adormilar los sentidos de alguien que ya de por sí los tiene bastante adormilados podría ser contraproducente. Su amigo está ebrio –añadió con un encogimiento de hombros.
- Sí, ha bebido un pelín. Bien pues, ¿es necesario que me vaya?
- No, Gee, quédate –murmuró Frank con los ojos cerrados- Conmigo…
- ¿Quieres que me quede, Frankie? –preguntó en bajito sentándose en la cama y acariciándole la frente con ternura a su amigo, que sonrió y asintió.
- Por mí no hay ningún problema –intervino el doctor con una sonrisa- Ellos se sienten más seguros con sus parejas –Gerard tardó unos segundos en asimilar lo que el señor Gueller había dicho.
- ¿Pa… parejas? –preguntó finalmente, perplejo.
- ¡Oh! ¡Oh, vaya, lo siento! Pensé que ustedes dos… olvídelo, por favor, y discúlpeme. No sé por qué lo he dicho.
- No pasa nada –dijo riéndose por dentro, mientras el doctor se ponía rápidamente manos a la obra. ¿Con que pareja, eh Frankie?, pensó divertido mientras su amigo gemía de dolor bajo el tacto del algodón bañado en alcohol. Lo cierto es que a Ge le agradaba ese pensamiento, y no sabía por qué, pero no le disgustaba la idea de ellos dos comportándose como había visto hacer a Jamia y él. Su amigo lanzó un alarido y Gerard volvió al mundo real: el médico ya estaba cosiéndole la herida- Tranquilo, ya queda poco. Estás siendo muy valiente.
- ¿Valiente? Si pudiese me levantaba ahora mismo y le metía dos hostias al cabrón este –Ge miró alarmado al doctor con la intención de disculparse, pero este se le adelantó.
- No se preocupe –rió- Estoy acostumbrado a lidiar con estos comentarios. A nadie le gustan los mata-sanos, ¿verdad?

A los diez minutos la herida ya estaba desinfectada, cosida y vendada. El Sr. Gueller les dio instrucciones de que la limpiasen cada cinco horas y salió con una sonrisa cansada. Gerard se volvió y descubrió con cariño que Frank ya estaba dormido. “Concierto, borrachera, rotura definitiva de una relación y herida en el mismo día ha sido demasiado para ti, enano” dijo en voz alta. Al tumbarse al lado de su amigo, este buscó a tientas su mano y cuando la encontró, la agarró fuertemente, dándose la vuelta hacia él y desprendiendo todavía un ligero olor a alcohol al respirar. “Ah, Frankie, algún día conseguirás matarme de un susto”; como respuesta, Frank soltó un pequeño ronquido y le apretó más fuerte la mano.



Última edición por x_Tefy_x el Vie Nov 14, 2008 12:30 am, editado 1 vez

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Capítulo 7



‘TOC, TOC, TOC’. Unos golpes fuertes en la puerta. Frank abrió los ojos con pesadez sin saber dónde se encontraba y con unas terribles náuseas. Miró a su izquierda y vio a Gerard durmiendo profundamente, en pantalones vaqueros, sin camiseta. Ahora que podía contemplarlo sin que se diese cuenta, podía apreciar la alarmante bajada de peso que había sufrido su amigo. Si se fijaba uno bien, podía notarle hasta las costillas de arriba y eso sumado al pelo rojo fuego y a diversos moratones que aún tenía desde el ataque en aquel concierto de hacía casi dos semanas, le hacían prácticamente irreconocible en comparación a cómo lucía hace un año. Volvieron a llamar. Frank chascó la lengua con resignación y se incorporó lentamente en la cama, calmando el martilleante dolor de cabeza con un masaje en las sienes. Vio la venda en su brazo derecho y se quedó parado… ¿qué era eso? De repente sintió cómo le golpeaban fragmentos de recuerdos de la noche anterior en las que se veía a él mismo estampando una botella de Vodka contra la pared que daba al cuarto de Gerard y luego tropezando con sus propios pies y cayendo encima de los cristales. Llamaron de nuevo, esta vez mucho más fuerte e insistentemente. Por dios, seas quien seas el que está aporreando la puta puerta, PARA, pensó con rabia mientras iba hacia el pomo y tiraba de él. Eran Mikey, Bob y Ray.

- Ah, sois vosotros, tan oportunos como siempre. ¿Qué pasa? –inquirió medio dormido.
- ¡Eso digo yo! ¿Qué pasa contigo? –exclamó Ray.
- ¿Cómo que qué pasa conmigo?
- ¡Que qué pasa con eso! –dijo Bob señalando su brazo vendado con la cabeza.
- ¿Qué…? ¡Ey! ¿Cómo os habéis enterado? –hacía apenas seis segundos que acababa de enterarse él mismo.
- Hemos bajado a desayunar, y un pelirrojo nos ha preguntado que si “éramos nosotros los otros amigos del Sr. Iero” y que qué tal estaba tu herida. Nos hemos quedado un poco extrañados, como imaginarás –contestó Mikey mirando hacia dentro de la habitación- Por cierto, ¿qué hace mi hermano ahí?
- Vaya, una noche movidita por lo que veo, has tenido tiempo para todo ¿eh? -bromeó Bob- Pero en fin, ¿nos vas a explicar lo que te ha pasado?
- Pues a ver, esto… fui a coger una botella de agua de la neverita, se me calló y tropecé sobre ella. Solo fue eso –mintió. No le apetecía que sus amigos se rieran ahora de él, tenía un humor de perros por la resaca- Me corté, vino Ge a ver qué me pasaba y llamó a recepción pidiendo un médico- vio a Mikey observando la mancha de alcohol de la pared.
- Ya veo… -respondió el bajista- Vale tíos, voy a seguir buscando mi móvil. ¿No lo habrás visto tú, Frank? Me desapareció ayer y quería…

Pero Frank había dejado de escucharle. Al oír la palabra ‘móvil’ un recuerdo horroroso le había cruzado la mente: el de él llamando a Jamia a las tantas, completamente pedo. Algo frío se extendió por su pecho, y el dolor de cabeza se hizo más agudo al intentar concentrarse para saber si realmente había telefoneado a su ex.

- …ya sabes que lo necesito para…
- Eh… no, Mikey, no lo he visto, lo siento. ¿Me disculpáis un momento? –dijo cerrándole la puerta en las narices a sus perplejos amigos. Fue corriendo hasta la cama, agarró a Gerard por los hombros y empezó a sacudirle bruscamente- ¡Gerard! Gerard, despierta, ¡despierta!-
- Mmmmh…
- ¡Gerard, vamos! –dijo agitándole con más fuerza.
- Joder, tío, ¿qué coño haces, qué pasa? –se quejó frunciendo el ceño sin abrir los ojos.
- Tengo que preguntarte algo. Escucha, ¿ayer llamé a alguien?
- ¿Eh? –dijo abriendo los párpados con expresión somnolienta.
- ¿Llamé ayer a Jamia? –entonces el gesto de Ge cambió: después de unos segundos pensativos, volvió a fruncir el ceño y miró hacia otro lado evitando los ojos de Frank, que lo observaba desesperado- Oh dios mío, lo hice ¿verdad? Dímelo, ¿lo hice?
- Vale, tranquilo. Sí, lo hiciste.
- Mierda, ¿y qué dije, le grité?
- Bueno, digamos que no fuiste el más amable del mundo… estabas bebido y… le dijiste esas cosas que dice uno cuando está bebido, ya sabes: que estabas muy feliz solo y que ibas a empezar a rehacer tu vida.
- Ya, vale… ¿algo más? –Ge empezó a mirarse las manos- Le dije alguna burrada ¿verdad? ¡Vamos!
- No fue nada, Frank, no le des más importan…
- ¡Gerard!
- ¡Vale, vale! Tú lo has querido. A ver, le dijiste que… bueno, la llamaste… - y suspirando, terminó- la llamaste “¡Puuta!”.
- ¡NO! No, no puede ser. Es una broma ¿verdad? Dime que es una broma, Gee –Gerard negó con la cabeza lentamente- ¡Joder! ¡no me puedo creer que me dejaras hacerlo!
- ¿Qué? Perdona, ¡lo intenté, ¿vale?! ¡De hecho lo hice al final, y me disculpé de tu parte! Venga hombre, no me lo reproches como si hubiese sido yo el que marcó los números del teléfono.
- Joder, vale. Vale, perdona, ya lo sé, es solo que… mierda, lo último que quería era complicar más todo, ¡yo no soy así!
- Si tan mal te sientes, llámala y discúlpate, así de fácil.
- No me lo va a querer coger.
- Pues llámala desde el mío –sugirió mientras buscaba su móvil en la chaqueta que había dejado sobre la mesilla de noche y se lo tiraba a Frank a las manos. Gerard cogió del suelo la camiseta que se había quitado la noche anterior y se la puso- Te dejo a solas, pero baja ahora a desayunar, ¿vale?
- Estos están abajo, búscales. Y tío, gracias. En serio –Gerard le guiñó un ojo y cerró la puerta tras él.

Frank suspiró un par de veces y empezó a pasear por la habitación, frotándose la nuca y buscando las palabras para explicarle a Jamia que sentía el numerito de la noche anterior. No sabía qué cojones iba a decirle… de hecho a lo mejor ni le daba tiempo a decirle nada, pues era probable que su ex-novia le colgase nada más reconocer que no era Gerard el que la llamaba, sino Frank, el pequeño Frankie, el mismo que la había llamado la noche anterior a las cuatro de la madrugada para insultarla. “Bien, campeón, allá vamos” instó cerrando los ojos y masajeándose el puente de la nariz. Con las manos temblando, marcó los números y escuchó el primer timbrazo… el segundo… el tercero (si al siguiente no lo cogía, colgaría)… el cuarto. Justo cuando se estaba apartando el teléfono de la oreja escuchó la voz de ella diciendo “¿Gerard?”. Se le paró el corazón, y pasaron unos segundos largos y tensos en los que no le salió la voz. Finalmente consiguió balbucear algunas palabras.

- Eh… esto, hola J-Jamia, s-soy yo –respiró profundamente para tranquilizarse y continuó- Soy Frank ¡por favor, no me cuelgues! –silencio- Esto… verás, llamaba para disculparme por lo que hice anoche. Gerard me lo ha recordado todo.
- Ya veo –su voz sonaba fría.
- Quería decirte que lo siento… buf… Jamia, verás, bebí mucho y no supe lo que hacía, tú sabes que nunca habría hecho eso estando en mis cabales, ¿lo sabes no?
- Sí, Frank, lo sé. Sé que nunca me habrías llamado sobrio a las tantas de la madrugada, pero el caso es que ayer no estabas sobrio, y lo hiciste.
- Ya, lo sé, ¡lo sé! Y tienes que perdonarme, sé que lo he hecho fatal, y me siento como un gilipollas. Lo lamento mucho, en serio, no sabes cuánto. Acepta mis disculpas, por favor, yo… no sé qué decirte para que me creas.
- Vale, Frank. Escucha, acepto tus disculpas, ¿ok? Pero entiende que el hecho de cortar con mi novio de toda la vida y que este me llame dos días después gritándome, es algo por lo que tengo derecho a estar enfadada, ¿no crees? –Jamia suspiró al otro lado de la línea y siguió- Mira, agradezco que hayas llamado, pero es mejor dejar reposar la situación… deja que me crea tus disculpas ¿ok? Que las asimile.
- Te entiendo.
- ¿Lo entiendes? Dame tiempo.
- Ok ok. Es decisión tuya… yo sé que la he cagado, pero espero que puedas perdonarme. Llámame cuando me odies un poquito menos, ¿vale? –ella rió y a Frank se le dibujó una sonrisa en la cara; hacía tanto tiempo que no la escuchaba reír…
- Lo haré, Frank. Cuídate.
- Igualmente, Jamia. Y… en fin, adiós.

Escuchó un ‘Clic’ que le indicó que la comunicación se había cortado, y suspiró con la mente más despejada, como si se hubiese quitado una gran carga. Notó cómo el dolor de su cabeza disminuía, y sin pensárselo dos veces salió para reunirse con sus amigos. Cuando llegó al comedor del hotel, los vio a los cuatro sentados en una mesa redonda desayunando y hablando. Cogió una silla libre y la acercó.

-Eh, tíos, siento haberos cerrado la puerta antes en las narices –dijo mientras se sentaba y empezaba a seleccionar varios bollos de una cestita que había en medio de la mesa, junto con la mantequilla y la mermelada.
- Nos ha contado ya mi hermano –dijo Mikey- ¿Qué tal ha ido?
- Oh, bueno… -contestó untando de mantequilla un croissant y engulléndoselo en tres segundos- Ya of imagináif, eftá ofenfida.
- Mastica, coño –rió Bob- Es normal que “efté ofenfida”, ¿pero habéis acabado bien? Cuenta, ¿qué te ha dicho?
- Que le dé tiempo. Tiempo para aceptar mis disculpas, ya sabéis –Ray y Mikey asintieron levemente y Frank engulló el segundo bollo- Joder, qué hambre tengo.
- ¿A ti no te afecta la resaca? –dijo perplejo Gerard- Yo después de cada borrachera no podía ni oler la comida.
- ¡Osea que bebiste! –intervino Mikey- Claro, ya me extrañaba a mí que te hubieras cortado con una botella de agua de la neverita, cuando son todas de plástico.
- ¿CAFÉ O TÉ? –gritó una voz áspera a la derecha de Frank, que pegó un bote en la silla. Se volvió y vio a una mujer regordeta y bajita, con cara de mal humor, llevando una bandeja con dos teteras y varios vasos.
- Oh, pues a ver… ¿tiene zumo? Verá, el té no me gusta y el café de los hoteles es demasiado fuerte para mi estómag…
- Café o té –replicó la señora con una nota de hastío en la voz.
-Vaya, empieza bien el día –murmuró Frank, y todos en la mesa sonrieron agachando las cabezas. Volvió a dirigirse a la camarera y le dijo con una exagerada sonrisa- Nada entonces, gracias por sus, eh, amables sugerencias.
- Escuchad, tíos, ¿qué vais a hacer hoy? –preguntó Mikey cuando la señora se alejó- Yo había pensado en aprovechar que el hotel tiene Internet, para conectarnos y buscar algún vídeo o alguna crónica del concierto de ayer, ¿queréis?
- Uf, no gracias –contestó Ray riendo- Prefiero quedarme con la idea de que lo hice genial y no desengañarme. Aprovecharé para dormir durante tooooooooooooda la tarde.
- ¡Ey, excelente plan! Me apunto –intervino Bob bostezando.
- ¿Qué vas a hacer tú, Gerard? –le dijo Frank a su amigo- ¿Podrías ayudarme a limpiarme la herida por la tarde? No soporto ver la sangre, y el doctor dijo que cada cinco horas más o menos me pasase un algodón con agua oxigenada y me cambiase la venda.
- Vaya, con que de eso sí que te acuerdas –contestó riendo Ge- Ok, te ayudaré. Lo que me extraña es que hayas podido cruzar la habitación sin desmayarte con tu sangre del suelo.

Todos terminaron de desayunar y cada uno se fue por su lado: Mikey, Frank y Gerard se dirigieron a la salita del hotel para poder utilizar el ordenador que había allí hasta bien entrada la hora de cenar, y Ray y Bob a sus respectivas habitaciones a dormir. Al cabo de varias horas, cuando la tarde hubo caído sumiendo la ya tediosa sala en la penumbra, Frank le recordó a Gerard la urgencia que pedía su herida, asegurándole que empezaba a escocerle. Ambos subieron a la habitación del vocalista, relajados y satisfechos de mover al menos un poco las piernas. Una idea no paraba de darle vueltas en la cabeza a Frank desde que había terminado su conversación con Jamia aquella misma mañana. En realidad no le impresionaba la sangre en absoluto, como les había dicho a sus amigos en el desayuno, y menos aún la suya, pero digamos que cualquier excusa era buena para llevar a cabo su plan. En la guerra y en el amor, todo vale, pensó, mirando la espalda de Gerard mientras este abría la puerta de su dormitorio y le indicaba que pasara…



Última edición por x_Tefy_x el Dom Nov 16, 2008 2:42 am, editado 5 veces

9ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 14, 2008 12:51 am

x_Tefy_x

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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Capítulo 8



Gerard cerró la puerta de su habitación cuando Frank entró, y vio que su amigo se quedaba mirando el cuarto

- Siento el desorden –murmuró mientras se quitaba la camiseta y la tiraba al suelo. Frank se dio la vuelta, se quedó mirando su torso desnudo y frunció el ceño- ¿Qué pasa?
- Estás muy delgado, Gee –respondió chascando la lengua en un gesto de desaprobación.
- Ah… sí, la verdad es que durante esta Gira estoy bajando mucho de peso, pero no sé porqué.
- Hmm empiezas a recordarme a Mikey.
- Venga ya, no exageres. Debe ser por el estrés. Anda, tira a ducharte y ahora miramos lo de tu herida.

Sin que se lo tuvieran que decir dos veces, Frank se metió en el baño y se quitó toda la ropa. Reguló la temperatura del agua de la ducha a su gusto y oyó a Ge al otro lado de la puerta que le decía “Ten cuidado de no mojarte la herida”. “Descuida”, respondió, y acto seguido se metió bajo el chorro humeante y relajante de la ducha, pensando en la conversación que había tenido con Jamia media hora antes. La relación estaba definitivamente rota, y encima había acabado con resentimiento mutuo y recíproco. Pero lo cierto es que se sentía más liberado, como un montañero que se desprende de su mochila. Ahora podía permitirse fantasear sin remordimientos con otro tipo de relaciones en las cuales había pensado en momentos anteriores, aunque fuera sólo fugazmente y de forma inocente.


____________________


Gerard estaba tumbado en la cama mirando al techo, relajado con el sonido del agua de la ducha cayendo. No paraba de pensar en qué pasaría ahora con Frank. Con Frank y con él, para ser más exactos. Lo que había hecho su amigo la noche anterior había estado fatal, pero no podía dejar de sentirse egoísta al darse cuenta de que se alegraba por su amigo, pues era lo mejor que les podía haber pasado. Esa relación debería haberse disuelto hacía tiempo. Bueno, tal vez se alegrase en parte por sí mismo, pero eso… eso ya lo meditaría en otro momento. El caso es que todo el mundo estaba convencido de que se llamarían para reconciliarse… Pero ya no, pensó sonriente. Joder, debo de ser el peor amigo del mundo por esto. Aunque bueno, digamos que la verdad es que en el desayuno a Frank no se le veía demasiado afectado. Ahora el camino estaba libre, y él pensaba aprovecharlo. Obviamente no se le iba a tirar al cuello nada más salir de la ducha… le daría su tiempo, claro está, todo el que su amigo necesitase, pero de lo que estaba seguro era de que le apetecía mucho tener cualquier tontería con Frank. Curiosidad, supongo, porque seamos realistas: Frank es una de las personas que más quiero en el mundo, pero ni aun besándonos todos los días en los conciertos, como hacíamos antes, le había visto de la manera en la que le veo ahora... debe de ser que estoy en la edad madurar, claro. Gerard rió ante este pensamiento, pues ahora que recordaba, ya había tenido anteriormente alguna relación esporádica con el género masculino, en aquellas famosas noches de borrachera de adolescente en las que aún no era nadie. No, lo cierto es que no era curiosidad, ya sabía cómo era eso. Bien, Gee, volvemos a tener un problema en el que pensar: ¿por qué te apetece estar con él en ese sentido, entonces?, pero la respuesta no llegó, pues en ese momento la puerta del baño se abrió y dio paso a un Frank semicubierto por un albornoz, con la piel brillante y el pelo mojado. Lo cierto es que la forma en la que le caía el flequillo por los ojos era bastante irresistible. Mierda.

- ¿Te dejo algo de ropa? –preguntó Gerard con la voz ronca- La tuya está sucia.
- Oh no, no te preocupes, los pantalones están bien.
- Pero la camiseta apesta a Vodka.
- Iré sin camiseta entonces –contestó con una sonrisa.
- Ahá, vale… ok, pues vamos a mirar esa herida.

Frank se acercó y se sentó a su lado en la cama, con lo que Gerard pudo darse cuenta de desprendía un ligero olor a champú de melón. Estaba más tenso de lo normal, pero quería hacer las cosas bien, así que firmemente le cogió el brazo derecho con sus manos y retiró poco a poco la venda, con cuidado de no tirarle de ningún punto mientras su amigo lo observaba con una sonrisa extraña. Me lo estás poniendo muy difícil, capullo, pensó Ge para sus adentros. Pero no, no pensaba hacer nada, en teoría el que estaba mal era Frank, así que esperaría a que fuese él quien diese el primer paso y mientras, él se mantendría firme… pero algo cambió sus planes bruscamente. El guitarrista se acercó a su oído:
- Gee, ¿sabes por qué tiré ayer la botella contra la pared? –le preguntó quedamente. A Gerard se le secó la garganta, y sintió que la sangre le subía al rostro. Notó que su amigo se acercaba cada vez más y optó por alejarse de él fingiendo que tenía que coger un algodón de la mesilla. Tosió y volvió a coger el brazo de su amigo, con la cara roja.
- Uf, es una respuesta muy difícil… ¿tal vez porque eras una botella de Vodka con forma humana?
- Hmm bueno, digamos que eso me dio valor para hacerlo, pero no fue el motivo.
- ¿Ah, no? Dímelo entonces –dijo mientras pulsaba la herida con el algodón. Frank se acercó aun más a él.
- Lo hice para despertarte –le susurró. Y con la mano que tenía libre, cogió la barbilla de Ge y giró el rostro hacia él.
- ¿Des… despertarme? –carraspeó- ¿Por qué?
- Quería pasar la noche contigo –contestó simplemente, con una amplia sonrisa.

Frank se quedó mirando su boca unos segundos y finalmente se impulsó y le besó con brusquedad, apretando sus labios contra los de él. Cayeron tumbados de lado en la cama y sus manos acariciaron posesivamente la espalda de Gerard, el cual dejó caer el algodón al suelo y se enroscó al cuerpo de su amigo, repentinamente excitado por el impulso del guitarrista. Frank vio cómo Ge apretaba los párpados dejándose llevar por las descargas de adrenalina que sentía bajo el contacto de sus labios recorriendo su cuello, y lamiendo la nuez, que sobresalía. En un movimiento rápido, Frank se tumbó sobre su amigo y empezó a succionarle la piel del pecho, bajando lentamente al abdomen y llegando a la cremallera del pantalón, la cual bajó con sus propios dientes, despacito, atento a las reacciones de Gerard: vio que su amigo contenía la respiración con el labio mordido. Eso le excitó de una forma increíble. El hecho de que consiguiera que éste se estremeciese bajo su tacto le daba una sensación de poder sobre la situación altamente satisfactoira, así que se detuvo unos segundos; quería que Ge le suplicase que siguiera. Como respuesta obtuvo un gemido de frustración, así que con una sonrisa pícara empezó a tirar de los pantalones de su amigo hasta que logró sacárselos y sin previo aviso, con un movimiento rápido, se desprendió del albornoz que le había estado tapando.
Gerard notó el movimiento de su amigo y abrió los ojos. Lo que vio, lejos de asustarle, le hizo sentirse de una manera parecida a la que percibía cuando enfermaba. Sintió ardiendo cada parte de su cuerpo, concentrándose el calor como era de esperar en una zona en particular, la cual notó que empezaba a endurecerse y a cobrar vida. El cuerpo de Frank era sencillamente precioso mirándolo desde este nuevo punto de vista… su piel morena estaba parcialmente convertida en dibujo por la tinta de sus tatuajes, tenía un piercing en cada pezón (por consejo de Alicia tiempo atrás) y su musculatura estaba más desarrollada. Durante su chequeo descubrió con sorpresa un nuevo y pequeño tatuaje en la pelvis. ¿Dios mío, hace cuánto que no veo a Frank desnudo?, pensó sonriente, y siguió su examen hasta llegar a “las zonas bajas” (como le gustaba llamarlo Gerard). Se descubrió calificándolo de ‘perfecto’.
Frankie notó en Gerard una expresión que no supo calificar, y se acercó cuidadosamente, con miedo a que su amigo se estuviese retractando de continuar con aquello, pero lejos de eso, Ge le cogió de la muñeca y tiró de él hacia sí agarrándole con una mano de la nuca y besándole, y con la otra mano acariciando juguetonamente el trasero de su compañero, notando ambas erecciones crecer: la de Frank y la de él. Sin pensárselo dos veces y antes de que alguno pudiese arrepentirse, se quitó los boxer y los tiró lejos. Ya estaba el paso más importante, al fin desnudos el uno frente al otro. O el uno bajo el otro, según se mirase. La mano de Frank se movió vacilante como si no supiese que hacer primero, y Gerard rió y dijo “¿Por qué tanto revuelo? Somos tíos, sabemos lo que nos gusta ¿no?” y sin más dilación, tumbó de un empujón a su amigo y le rodeó su erección con la mano; empezó a moverla acompasadamente, a un ritmo lento para que Frank se recuperase de la sorpresa del gesto y seguidamente más rápido, para que tampoco se recuperase del todo. Al cabo de unos segundos, consiguió arrancarle varios pequeños gemidos a su amigo y notó dolorida su entrepierna… definitivamente, su erección necesitaba atención, cosa que captó Frank divertido. Se intercambiaron los papeles: esta vez Gerard estaba abajo, y sin tener tiempo tan siquiera para acomodarse, notó la calidez de la boca de Frank cubriéndole. Gimió sin poder contenerse, y Frank incrementó la rapidez alternando malabares con la lengua con pequeñas intervenciones de su mano y regocijándose por dentro de lo bien que se le había dado eso siempre. Ahora sabía lo que tenía que hacer: si seguía así Ge acabaría llegando al orgasmo en su boca, y le apetecía que esto durase más, así que paró y respiró hondo, con los labios enrojecidos. Su amigo estaba tendido con los ojos cerrados y la respiración agitada, casi jadeando, y con el cuerpo perlado en pequeñas gotas de sudor. Se tumbó sobre él sintiendo el calor que emanaba su cuerpo y le susurró al oído “¿Te apetece gemir de verdad?”; como respuesta, Gerard le cogió la cara y se hundió con rudeza en su boca, recorriendo como nunca cada rincón con su lengua. “¿D-Dónde e-están… los condones?” logró decir Frank entrecortadamente cuando se separaron para respirar. Con un gesto de Ge que indicaba el cajón de la mesilla de noche, se lanzó rápidamente y sacó la caja. Está casi vacía, ¿con quién ha estado este últimamente? observó extrañado, pero un leve gemido de frustración por parte de su amigo le sacó de su ensimismamiento, así que sacó uno de los dos últimos que quedaban y lo abrió tembloroso por la excitación. Gerard se lo quitó de las manos con una media sonrisa y suavemente, lo colocó sobre el glande y empezó a desenrollarlo lentamente hacia abajo… no tenía que decirle nada más a Frankie, él ya sabía lo que tenía que hacer, y así fue. Frank volvió a tumbar a Ge sobre la cama y, colocándose entre sus piernas, intercambiaron una sonrisa y empezó a introducirse con el máximo cuidado posible para no molestarle, sin prisa a pesar de que su amigo le hincaba con fuerza los dedos en la espalda instándole a que fuera más rápido. No, todo iba a ser perfecto. Dos veces más y empezaría entonces a subir la rapidez… ya solo quedaba una… “¡Frank! ¿Quieres matarme? ¿Podrías ir más rápido?”… y listo: apoyando los antebrazos en el colchón para tener más estabilidad, dejo rienda suelta a toda la frustración y pasión acumulada desde hacía semanas, meses, quién sabe si años. Mientras salía y entraba una y otra vez, al compás de los gemidos de Gerard que iban subiendo de intensidad, se le acumulaban imágenes de varios conciertos pasados en los que se habían tocado, manoseado y besado; imágenes de sueños con él que pensaba haber olvidado ya, y momentos que habían compartido desde hacía prácticamente un mes. Apenas se dio cuenta de que él mismo estaba gimiendo más fuerte que su amigo, y de que en pocos segundos llegaría al clímax sin poder evitarlo. Aminoró la marcha para darle más tiempo a Gee y que pudiesen llegar al orgasmo, si no juntos, al menos casi a la par. Se inclinó sobre su cuello y empezó a besarlo y a succionarlo, haciéndole un chupetón. Surtió efecto: notó como la espalda de Gerard se arqueaba ligeramente y su cuerpo empezaba a temblar, a punto de terminar. Ya no podía más, se apoyó en una mano y con la que le quedó libre empezó a masturbar a Gerard dejándose llevar y notando finalmente aquella conocida descarga eléctrica que le recorría todo el cuerpo, desde su vientre hasta los dedos de las manos, el pecho, la cara, y sintiendo cómo Ge a su vez arqueaba aún más la espalda y lanzaba su último gemido al aire, aferrándose al cuerpo de Frank y estrujándolo mientras jadeaba calmando los últimos temblores del orgasmo.
Así estuvieron varios minutos tendidos en la cama abrazados, intercambiando calor y sudor y normalizando sus respiraciones al compás, asimilando lo que en apenas quince minutos había pasado.
Frank sintió su pulso volver a la normalidad, y volteó su rostro al de Gerard. Estaba dormido. Y era precioso. Tenía las mejillas sonrosadas, los labios ligeramente abiertos y los ojos cerrados inocentemente en un gesto tranquilo que le recordaba al de los niños cuando se duermen antes de que el padre haya terminado de contarles el cuento por la noche. Sonrió y se apartó de encima de él para tumbarse a su lado, y le cubrió con la sábana mientras pensaba. ¿Hacía cuánto que deseaba esto sin saberlo? Todo había sido perfecto, hacía muchísimo que no sentía eso cuando se acostaba con Jamia… definitivamente, esa relación estaba empezando a formar parte del pasado a una velocidad alarmante. Ahora se sentía más vivo con Gerard. De hecho, hacía mucho que se sentía más vivo con Gerard, más joven e independiente, y mucho más valorado.
Poco a poco fue cayendo dormido con estos pensamientos, y ni siquiera se dio cuenta del sobre que se colaba por el resquicio de la puerta.



Última edición por x_Tefy_x el Dom Nov 16, 2008 11:17 pm, editado 1 vez

10ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 14, 2008 9:13 pm

sweetcold


Romance
Romance

Amo como escirbes, sabes?
y aunque no eh tenido la oportunidad de firmarte antes
este fic ya lo vengo leyendo desde la comuinidad de 0gerardway0
y lo seguiré tambien en esta desde estos capitulos, espero subas pronto.

Eres una exelente narradora, lo sabes, eso ni se discute ojala y tengas suerte tambien en este grupo :3
Oli

11ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 14, 2008 11:24 pm

x_Tefy_x

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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Capítulo 9



Despertó al filtrarse el primer rayo de Sol por el resquicio de la cortina, y apretó fuertemente los párpados mientras bostezaba largamente. Palpó con la mano el colchón y encontró a su derecha lo que esperaba. Cuando abrió los ojos le vio a su lado tendido boca abajo, durmiendo profundamente y con la boca abierta, y sonrió con cariño. Se incorporó bostezando de nuevo, buscando su ropa mientras oía a Frank murmurar algo en sueños. Cuando se hubo vestido medianamente bien, abrió la puerta con fuerza dispuesto a salir y un papel salió volando por la corriente producida, depositándose a sus pies. Se agachó a cogerlo y vio que era un sobre; le dio la vuelta para ver el remitente… sí, iba dirigido a él. Frunció el ceño entre sorprendido y confuso, nadie en teoría sabía dónde se alojaban, exceptuando Brian, su mánager, y aquel hombre tan serio de recepción que les había dado las llaves de las habitaciones con aire confidencial. Pues en fin, alguien había llegado ayer después de que hubiese… estado con Frank. O mientras, pensó horrorizado.
Volvió a cerrar la puerta y se sentó en el escritorio de la habitación mientras abría el sobre y miraba dentro. Tal vez es una carta de recepción que colaron sin llamar para no molestar, se dijo. Lo agitó boca abajo y sobre la mesa cayeron dos hojas de papel. La primera que vio era una carta negra escrita a mano, en tinta blanca; la segunda hoja era un dibujo bastante mal hecho, de trazos irregulares similares a los de un niño. El dibujo al parecer quería representar una cara completamente blanca, con una cruz estampada en negro en el centro. La línea horizontal tapaba los ojos al más puro estilo MCR en la época Revenge, y la vertical salía desde la raíz del pelo de la frente hasta la barbilla, ocultando a su paso la nariz pero sin pasar por la boca, la cual estaba pintada de un morado ahogado. Los ojos yacían anormalmente abiertos y constaban solo de pupila. Una sensación nada agradable se apoderó de él. Sólo era un dibujo, y horriblemente mal hecho por cierto, pero no le gustaba nada la sonrisa que había dibujada: estaba muerta. Ya desde pequeño era propenso a que las cosas que intentaban imitar algún tipo de vida sin conseguirlo le diesen mal rollo. Sin más dilación cogió la carta con curiosidad, comenzando a leer las primeras palabras.

Señor Way, le escribo desde un sitio inquietantemente cerca de donde está usted.
En este preciso momento acaba de encender la luz de su habitación. Si corre usted la cortina verá el banco en el que estoy sentado mientras escribo estas líneas.


Gerard estiró el brazo y apartó la cortina para mirar a la calle. Efectivamente, había un banco justo en frente situado en dirección a la ventana, pero obviamente, ya no había nadie. Frank lanzó un gruñido de protesta por la repentina cantidad de luz que había entrado y volvió a cerrar la cortina, cada vez más incómodo. Siguió leyendo.

Pero esto no es en lo que quiero que se fije. Quiero que mire atentamente el dibujo que viene adjunto en el sobre, quiero que memorice la cara. Quiero que se quede la hoja y que cuando tenga un tiempo libre la vuelva a mirar. Ni se imagina lo útil que podría serle en un futuro.


Ge frunció el ceño y miró de reojo el dibujo, no sabiendo si reír o tomárselo en serio.

No intente encontrar el humor en estas letras, las escribo con mi más profundo desprecio. Conozco el itinerario de la banda, así que volverá a tener noticias mías muy pronto, de eso puede estar seguro. Haga lo que más le plazca hacer en estos días, uno nunca sabe cuándo van a acabar las cosas. La cara que tiene en la otra hoja es la cara de la muerte, señor Way.
Atentamente,
Mr. White.

PD: mis más sinceras felicitaciones por el último concierto.


- ¿Qué es eso? –dijo la voz de Frank justo detrás de Gee, quien pegó un bote del susto y guardó la carta y el dibujo en el sobre a toda prisa.
- ¿Qué, el qué? Nada –contestó rápidamente.
- ¿Nada? ¿Y por qué lo guardas como si fuese una carta del Gobierno? -inquirió frunciendo el ceño- ¿De quién es?
- De nadie. En serio –añadió con una sonrisa vacilante al ver el gesto desconfiado de Frank- Es de un… fan.
- ¿Y por qué te has puesto nervioso, como si no pudiese leerla?
- Pues porque… no puedes leerla, efectivamente.
- No es la primera vez que leo tus cartas.
- Hay que respetar la intimidad de los fans.
- ¿De verdad piensas que me creo lo de que es de un fan?
- Vale, basta, esta es privada y ya está. Punto.
- Bien, como quieras –dijo Frank dándose la vuelta; cuando Gerard bajó la guardia giró rápidamente sobre sus talones y le arrebató el sobre.
- ¡Frank! –exclamó Ge levantándose y yendo tras él por toda la habitación- ¡No quiero que la leas, Frank, dámela! ¿Qué eres, un crío? –pero Frank ya había sacado el dibujo del sobre y lo contemplaba con una expresión extraña. Ge aprovechó para empujarle y quitarle el sobre y el papel de las manos. Resopló enfadado.
- ¿Quién te ha mandado eso? –preguntó en voz baja el guitarrista.
- No lo sé… estaba justo debajo de la puerta, lo acabo de ver.
- Esa cara… ese maquillaje… –dijo cerrando los ojos y rascándose la cabeza- ¿Dónde cojones lo he visto antes? Déjame ver la carta, quiero verla.
- Bueno vale, si tanto te interesa toma –dijo encogiéndose de hombros- Pero te aviso de que es una gilipollez.

Frank permaneció callado mientras leía y fruncía su ceño según avanzaba. Al terminar dobló la hoja y la tiró sobre la cama son gesto de inescrutable.

- Tienes que informar de esto, Gee.
- No –contestó riendo- Está claro que es alguien que se aburre, y no es la primera carta que recibo de este estilo.
- No, perdona, sí que es la primera carta de este estilo. En las demás se limitan a insultarte y criticar la puta mierda de música que hacemos, en esta no –acto seguido, fue hacia la ventana y corrió las cortinas con fuerza. Contempló con disgusto el banco anclado a la acera en frente de su ventana y añadió- ¿Ves? Ese tipo estaba ahí escribiendo mientras nosotros… bueno. Quiero decir que sabía la habitación, ¡y nadie sabe nuestra habitación!
- Mira, escucha, no es tan increíble. Cualquiera ha podido vernos mientras veníamos u oírnos mientras nos daban las llaves en recepción, y ese alguien puede haber llamado a la prensa, o a algún amigo o familiar que conozca que sea fan de la banda…
- ¿Un fan de la banda escribe esto? –dijo poniendo la carta negra delante de los ojos de Gerard, que chascó la lengua con impaciencia- Ok, está bien. No diré nada. Pero escúchame bien: una carta más de estas o un dibujo de la cara espantosa esa y te juro que informaré a quien sea.

Gerard sonrió y asintió mientras abrazaba a Frank. Agradecía su gesto, que se preocupase así por él, pero no lo veía para tanto. Sí, ciertamente no le había hecho mucha gracia, pero realmente ¿sería alguien capaz de hacerle daño cuando él no se lo había hecho a nadie? La respuesta que se formó en su cabeza le contrarió: sí. Abrazó más fuerte a Frank y sintió la boca de éste en su cuello, besándole flojito y haciéndole cosquillas con la punta de la nariz. Rió y se apartó lo máximo posible. “Vamos a despertar a estos” murmuró, y Frank asintió mirando hacia otro lado.
No pensaba decírselo a su amigo, pero no le parecía del todo bien lo que habían hecho la noche anterior. No había podido resistirse, cierto, y seguramente si hubiese podido volver atrás en el tiempo habría vuelto a caer, pero el caso es que ahora se sentía mal. No podía evitar verse ligeramente utilizado. No, utilizado no, él nunca le utilizaría. No al menos conscientemente. Pero pensaba que Frank se aferraba a él porque era la única persona que le había dado cariño después de zanjar su relación con Jamia. Lo que no entendía ahora era cuándo había pensado en esta teoría, no había tenido tiempo para hacerlo. Tal vez lo tuviese en la cabeza desde antes. “¿Vamos?” dijo Frank a su lado dándole un toque en el hombro y sacándole de sus hipótesis. Salieron al pasillo y se dirigieron a las puertas donde aún dormitaban sus compañeros de grupo. Sin previo aviso, el cantante fue corriendo hacia ellas y empezó a gritar y a aporrear las puertas con los puños dejando a Frank perplejo plantado en medio del pasillo. Con una enorme sonrisa, Ge le cogió la mano y echaron a correr hacia el ascensor, riéndose a carcajadas e imaginándose las caras de mala hostia de sus compañeros al verse despertados de esa manera. Mientras corrían huyendo de los gritos de Bob, Ge experimentó un cambio. Él era feliz con Frank, y Frank parecía feliz con él. Daba igual que durase poco, daba igual los problemas que acarrease todo aquello; es más, si esto no tenía futuro, ¿qué hacía perdiendo el tiempo? ¡Sería imbécil! Se paró bruscamente en medio del pasillo, en frente del ascensor, a la par que su amigo pulsaba el botón de subida y se giraba hacia él.
- ¿Pasa algo? –preguntó extrañado- Se te ha puesto la cara como el dibujo horrendo ese –se acercó con cuidado y le cogió de la barbilla examinándole las pupilas. Gerard le agarró de la camiseta, tiró de él con brusquedad y le besó.

Su intención era pedirle de esa manera perdón por haberse alejado de él en la habitación. Profundizó su beso con la lengua, explorando los recovecos de la boca de Frank y con un creciente sentimiento de remordimiento al recordar la expresión de su amigo al haberle apartado. A los escasos segundos, Frank reaccionó y correspondió también al beso, acariciando la cara de Gerard y cruzando sus brazos alrededor de su cuello mientras los de Ge se cruzaban en torno a su cintura, acercando así sus cuerpos. La puerta del ascensor se abrió con un pequeño “TIN” y los dos se separaron alarmados. Por suerte no había nadie dentro. Entraron y al cerrarse las puertas volvieron a abrazarse. Frank hundió su boca en el cuello de Gerard y comenzó a hacerle un chupetón justo al lado del que le había hecho la noche anterior.

- Frank.
- ¿Hmm?
- Perdona por haberte apartado así en la habitación… me entró el mal rollo, como si estuviese mal.
- ¿Crees que está mal lo que hicimos anoche? –dijo desenterrando la cara del cuello de Ge.
- Pues… bueno… digamos que pienso que ha sido todo muy rápido. No puedo dejar de pensar en lo de Jamia, la verdad, y en que somos amigos desde siempre y esto no estaba en los planes, y…
- Vale, para empezar: soy yo el que debería pensar en mi ruptura, no tú. Tengo claro que ni Jamia ni yo somos iguales que cuando empezamos a salir. Hay gente que tarda mucho en darse cuenta de que hay más opciones después de cortar con una relación, y yo simplemente lo he analizado más rápidamente. Tal vez incluso lo tuviese pensado de antes, y lo único que he hecho ha sido abrir los ojos. Gracias a ti, por cierto –sonrió- Y lo segundo, eso de que somos amigos… no entiendo qué quieres decir, ¿que tienes miedo de que nos enfademos y acabe mal nuestra amistad por esto? Nah, Gee, ya somos mayorcitos ¿no? Tampoco nos vamos a casar, simplemente estamos probando a ver qué tal va, pero con libertad; sabemos lo que hay y cómo somos. De hecho, no hay dos amigos que se conozcan mejor entre ellos que nosotros.
- Sí, en eso tienes razón –rió Gerard- La verdad es que sí. No estamos haciendo nada malo.
- Por supuesto que no. ¿Te vale lo que he dicho?
- Sí, puedes continuar haciéndome el chupetón –contestó airosamente dejando al descubierto la zona de cuello en la que estaba trabajando Frank. Éste continuó con lo que estaba haciendo y a Ge se le ocurrió otra pregunta.
- Frank.
- ¿Hmm?
- ¿Estás bien cuando estamos juntos? –Frank volvió a desenterrar la cara.
- ¿Te refieres a si soy feliz? –sonrió y le acarició la mejilla con ternura- Ni te imaginas lo feliz que me haces.





12ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 14, 2008 11:30 pm

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Capítulo 10



Los dos tuvieron que ponerse la mano en la boca para contener la risa al ver a Bob, Ray y Mikey aparecer por la puerta del comedor con caras entre somnolientas y de asesinos en serie. Los tres se dirigieron con semblante hosco a la mesa donde estaban ellos dos desayunando, y se sentaron sin mediar palabra.

- ¿Qué buena mañana hace no? –murmuró Gerard disimulando su sonrisa. Frank se atragantó con el zumo y fingió un repentino acceso de tos.
- ¿Dónde está la puta gracia? –bramó Bob- Eso te lo hacemos a ti y como mínimo se cancelan tres Giras.

Ge y Frank no pudieron más y estallaron en carcajadas bajo la mirada de rabia de Bob. Mikey sonrió negando con la cabeza, recordando esa misma escena hace 20 años, cuando Gerard y él eran niños y su hermano le ponía la radio con canciones de The Smiths en el oído para despertarle. Ray, mientras, había aprovechado para dormir sobre su plato.

- Vale tío, lo siento –dijo Ge secándose las lágrimas- Pero teníais que haberos visto las caras al entrar aquí… oh, me llaman –dijo palpando sus pantalones en busca del móvil. Miró la pantalla antes de descolgar- ¿Brian? Dime… sí sí, estamos aquí esperándote en el comedor del hotel... Muy bien, pues en un cuarto de hora estamos ¿ok?... vale, venga hasta ahora… ciao.
- ¿Viene ya? –preguntó Mik.
- En media hora nos piramos al autobús de nuevo tíos, a seguir recorriendo Luxemburgo ¿no estáis emocionados?
- Sí… junto con que me despierte un enfermo mental a gritos, es lo que más ilusión me hace en esta vida –contestó Bob cogiendo una magdalena de la bandeja y levantándose-Yo me subo a recoger, que siempre parece que no has traído nada pero luego te vas encontrando cosas en cada rincón y tardas la vida.
- Sí, vamos a subir todos –intervino Frank yendo hacia Ray y agitándole para que se despertara.
- Eh… espera un momento –dijo Bob con una sonrisa de medio lado a Gerard- ¿Qué tienes en el cuello?
- ¿El qué?... ¡ah! –exclamó cayendo en la cuenta de los dos chupetones ‘Made in Frank’- Pues… esto es… tío, ya sabes, es de toda la vida… una mancha de nacimiento.
- Vaya, pues sí que era cariñosa tu madre –rió por lo bajo Ray, recibiendo a cambio una colleja por parte de Mikey.
- No me lo puedo creer, ¿cuándo coño has ligado? –dijo Bob abriendo los ojos desmesuradamente- ¡No nos hemos separado, no te ha dado tiempo a salir! Sólo ha podido ser alguien de aquí dentro, alguien que… no, dime que no es la pelirroja borde de recepción.
- Eer… no, es… es la que supervisa la sala de descanso del hotel -Gerard fingió una sonrisa y miró nervioso a Frank, buscando un cable, pero su amigo no paraba de observarse los zapatos con la cara roja. Por suerte, ninguno de los miembros del grupo recayó en esa mirada de auxilio- Ya sabes, la rubia de rojo.

Bob lanzó un silbido de admiración y todos se pusieron en marcha hacia el ascensor. Ge y Frank se miraron con complicidad y lanzaron un suspiro inaudible de alivio. Nadie se fijó en la expresión que cruzaba el rostro de Mikey, nadie se fijó en que dentro de él se había iluminado una bombilla que brillaba con cierto sentido.
Al llegar al pasillo, cada uno se dirigió a la puerta de su habitación y comenzaron a recoger la poca ropa que habían traído. Gerard estaba de espaldas a la puerta metiendo sus dos camisetas en una bolsa de plástico cuando notó unos suaves golpes que llamaban; se giró y fue a abrirla, encontrándose bajo el marco a su hermano. Le sonrió y le invitó a pasar con un gesto de la cabeza.
- He terminado de recoger lo mío, y quería comentarte algo… bueno, más bien que me contestases tú algo, Gee.
- Claro –contestó- ¿De qué se trata?
- Eeh, pues verás… antes, en el comedor, cuando Bob te ha visto el chupetón ese enorme que llevas –aquí Gerard se tapó inconscientemente la zona del cuello con la mano y se puso en tensión- he notado… no sé cómo decirte, he visto algo raro.
- ¿A qué te refieres? –inquirió escabulléndose al baño a por el cepillo de dientes.
- Sé que va a sonar absurdo, y estoy seguro de que lo he interpretado mal, pero has hecho algo muy raro… de hecho Frank y tú habéis hecho algo muy raro –silencio en el baño- He creído notar que le buscabas como para que te sacase del marrón, como si él… bueno, no sé. El caso es que al ver que él estaba mirando a otro lado me ha dado la impresión de que has soltado lo primero que se te ha venido a la cabeza.
- No, no ha sido lo primero que se me ha venido a la cabeza –dijo Gerard saliendo del aseo y quedándose frente a su hermano- Estuve con esa chica.
- Ya. Verás, Gee, da la casualidad de que, por si no te acuerdas, yo estaba en el ordenador de la salita donde ella supervisa, y te puedo asegurar que no se movió de allí en toda la noche –viendo que su hermano iba a interrumpirle continuó-: Se fue a la una de la madrugada en taxi, oí cómo lo pedía en recepción.
- Bien, pues enhorabuena, te mereces una insignia que ponga ‘A Michael Way, Gran Detective’. No sé a dónde quieres llegar Mik, ¿qué quieres?
- ¡Yo no quiero nada! Ya sabes que me la traen floja tus líos de faldas, pero es que esta vez veo algo diferente. No sé, he visto la mirada que os echabais Frank y tú después de que Bob te dejara en paz y… y… mira Gee, te sonará a tópico, pero soy tu hermano y te conozco a la perfección. Conozco cada pequeño gesto tuyo, cada expresión, y sé cómo y porqué haces las cosas… y la solución que me sale a esto no tiene mucho sentido.
- Ya veo –murmuró Ge cruzándose de brazos y sonriendo ligeramente- ¿Y cuál es la solución que te sale de todo esto, hermanito?
- A la conclusión a la que llego es más o menos que ayer pasó algo en esta habitación, y que obviamente no fue con la rubia de abajo, ¿voy mal encaminado? –Gerard amplió su sonrisa- Vale, pues ahora viene la parte que me resisto a creer. ¿Tuvo algo que ver el hecho de que Frank subiese para que le ayudases con la herida?
- Hmm… digamos que fue esencial que él subiese.
- ¿Estás insinuando entonces lo que creo que estás insinuando?
- ¿Qué crees que estoy insinuando, Mik? –preguntó riendo Ge.
- ¿Os liasteis ayer Frank y tú?

A esta cuestión le siguió un enorme silencio, durante el cual Mikey observó cómo su hermano se rascaba la barbilla pensativo, tal vez dudando si responderle a lo que acababa de preguntarle. Pero no necesitaba que le dijera nada, le había quedado muy claro, y estaba jodidamente alucinado. Gerard le miró y comprendió que no hacía falta que se lo confirmase, así que pasó directamente a las explicaciones.

- Ok, ven, siéntate –le dijo a Mikey, dando unas palmaditas en la cama, a su lado- Quiero explicártelo.
- Te diría que no hace falta, pero la verdad es que me muero de curiosidad por saber qué coño pasa aquí –contestó sentándose a su lado.
- Sí, verás… a ver, todo empezó hace más o menos… ¿cuánto, tres semanas? Sí, justo. Desde que empezamos a dormir juntos en el autocar. Yo… tuve un sueño muy raro en el que digamos que estaba involucrado Frank –ante esto, Mikey sonrió entendiendo el significado de la palabra ‘involucrado’- y empecé a plantearme inconscientemente muchas cosas. Pues bien, lo dejé correr, y llegó entonces la primera discusión con Jamia. En esos momentos estuve hablando con él y al contarme lo que había pasado, sentí rabia hacia ella ¿sabes? No me pareció justa la manera en que le había tratado, y digamos que experimenté un sentimiento de protección hacia él, quería que estuviese bien y que sonriera… eso me hizo estar más pendiente que de costumbre, y cambió mi forma de tratarle. Luego llegó el accidente del concierto, ya sabes.
- Cómo olvidarlo…
- Sí –sonrió- Pues bien, creo que ahí empezó todo. Él se preocupó mucho cuando me vio tirado en aquella cama y por miedo a mi reacción, no se atrevió a venir a verme durante toda una semana, así que fui a hablar con él, ¿te acuerdas? –Mik asintió- En su habitación cambiaron bastantes cosas. No sé cómo explicártelo, veamos… entendí, por así decirlo, que lo habría dado todo por estar él en mi lugar para que no hubiese tenido que sufrir, que me quería, ¿sabes? Y nos… besamos –terminó mirándose las manos para evitar ver la expresión atónita de su hermano- Fue muy extraño, como si eso fuese lo que tenía que haber pasado, era como si lo tuviésemos asimilado. Lejos de sentirme mal me encantó, la verdad, estuve feliz durante todo el día.
- ¡Oh! Fue cuando llegaste tan sonriente, entonces. Sí, que me dijiste que era porque Bob se había tropezado delante de la chica con la que intentaba ligar –Gerard rió- Ya veo… ok, continúa.
- Eeh veamos, después fue cuando volvimos al autobús y pasó todo lo de Jamia. Vale ¿recuerdas que subí para hablar con él? Pues… volvimos a besarnos. Pero ya era desde otra perspectiva ¿sabes? Frank estaba libre, y digamos que dimos rienda suelta a todo lo que llevábamos por dent…
- ¿¡Me estás diciendo que lo hicisteis en el autocar con nosotros en la planta de abaj…!?
- ¡No! No Mik, joder, de hecho paramos precisamente porque estabais abajo y creímos que nos teníamos que controlar un poco. A ver, no pasó nada: nos acostamos… ¡no, no me mires así, me refiero a que nos fuimos a dormir! Y ya está, al día siguiente fue el concierto y una vez en el hotel cada uno se fue a su habitación. El caso es que por la noche Frank se puso a beber, pasó lo del incidente del brazo, fui a verle y se acostó en cuanto le curaron el corte. Así que nada, ya por fin al día siguiente por la tarde, pues… bueno, subimos a mirarle la herida, y… y… en fin, eso.
- Ya veo… No bajasteis luego en todo el día.
- Bueno, después de… que pasase eso, nos quedamos sobados –dijo alzando la mirada y enfrentando los ojos de Mikey- Así que eso es todo. Me gustaría saber qué piensas, no sé cómo interpretarás todo. No quiero que le des mucha importancia ¿vale? Sólo somos dos amigos que…
- No sé Gerard, estas cosas nunca salen bien –murmuró poniéndose de pie y rascándose la nuca mientras paseaba por el cuarto- En fin, ¿lo habéis hablado? ¿Las consecuencias que pueda tener para la banda, para vuestra amistad, para todo? ¿Habéis pensado en eso?
- Puesss sí, hemos hablado antes un poco. A ver, tío, somos mayorcitos ya –dijo recordando las palabras de Frank dos horas antes- Sinceramente, no nos lo estamos tomando como algo serio, ni hay planes de boda ni nada parecido, lo reconozco, pero no es un capricho o algo que haya pasado en medio de una borrachera. Nos ha costado dar el paso, y la verdad es que nos sentimos bien. Ya está, no hay más.
- ¿Os ha costado dar el paso? Habéis aguantado tres semanas.
- Bueno, pero… pero supongo que la posibilidad de que hubiese algo entre nosotros siempre ha estado ahí.
- No lo creo –rió- Siempre os habéis tenido muchísimo cariño y confianza, ¿pero realmente te has propuesto alguna vez tener algo con él? Fuera del escenario me refiero.
- Pues no sé… puede, ¡yo qué sé! ¿por qué no? ¿Qué pasa tío, qué intentas sacar? Ya sé que esto debe sonar raro, pero míralo simplemente como que somos dos personas maduras que están muy a gusto juntas.
- No te enfades, Gee, pero nunca te he visto lo suficientemente maduro como para tener una relación con nadie. Y de Frank no pensaba lo mismo, pero viendo que nada más haber cortado con Jamia ya estaba sobando a otra persona…
- ¿Qué? ¿Tú qué sabes lo que pasa por la cabeza de Frank? No tienes ni idea de lo mal que lo ha pasado, él simplemente ha superado ese tema con más rapidez de lo normal porque ha visto que había más mundo aparte del que había creado con ella. ¡Es inteligente!
- ¡Es un cabeza loca que se ha aferrado a ti por ser la única persona que le ha dado cariño!

A esta frase le siguió un silencio espectral. No había sido como el de antes, que incluso había sido ligeramente cómico, este era diferente. Toda la confianza que se había formado en torno a ellos mientras Gerard le contaba aquella historia había desaparecido, un vínculo roto. Ge se sentía terriblemente ofendido, ¿por qué no iba a querer estar Frank con él por voluntad propia, simplemente; por qué tenía que ser porque no tuviese nada más a mano, como en otras palabras había dicho su hermano? Bah, lo peor de todo era que lo que acababa de decir Mikey era exactamente lo mismo que había estado dándole vueltas desde que se había despertado. El hecho de oír sus dudas en voz alta hizo patente el temor. Se sintió como una mierda: se había abierto a su hermano y le había confiado algo y él prácticamente se había burlado en su cara. Sin aguantarlo más, se encaminó hacia la puerta, empujándole con el hombro al pasar por su lado y dejándole solo en su habitación. Una vez en el pasillo fue a la puerta de Frank y llamó con fuerza. Respiró hondo hasta que su amigo abrió con una sonrisa.

- ¿Ya nos vamos? Me queda muy poc… ¿qué pasa? –preguntó observando la extraña expresión que cruzaba el rostro de Gerard, mezcla entre humillación y enfado.
- Se lo he contado a Mikey –contestó entrando y dándole una patada a la silla.
- ¿QUÉ? ¿El qué?
- ¿Cómo que el qué? Que me ha salido un lunar en el pie, no te jode. ¡Lo nuestro! Y no creas que se ha mostrado abierto ni comprensivo, no, qué va. Imbécil… -dijo para sí mismo.
- ¿Pero qué… esto, en fin, qué te ha dicho?
- Pues nada importante, supongo. Básicamente, que no es normal lo que hemos hecho, que estás confundido por la ruptura con Jamia… –aquí Frank chascó la lengua y negó con la cabeza molesto- … y que, en otras palabras, cuando te aclares lo dejarás.
- ¿El qué dejaré?
- Pues lo que sea que tengamos, supongo, yo qué sé.
- Esto es absurdo, ¡ni siquiera hemos empezado nada y ya lo voy a dejar!
- Ha dicho que te has dejado llevar por la falta de cariño.
- Pues no podía estar más equivocado –dijo sonriente acariciando de pronto el pelo de Gerard y plantándole un pico en los morros- Cariño es precisamente lo que me sobra contigo –añadió antes de ponerse a seguir recogiendo su ropa.
- Frankie, cuando quieres eres un enano muy mono.
- No sé si darte las gracias –contestó mirándole con el ceño fruncido y una sonrisa de medio lado- Escucha Gee, no quiero que te influyan este tipo de comentarios. Tú sabes lo que yo pienso, y sabes que lo pienso de verdad y no porque esté “perdido por mi ruptura con Jamia”, ¿verdad? Vas a escuchar esto muy a menudo, así que mentalízate.
-Ya me imagino. En fin ¿te falta mucho? Es imposible que te hayas traído tantas cosas. Pareces una mujer.
- Cierra la boca y ayúdame a cerrar la maleta –inquirió Frank con una carcajada.

13ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 14, 2008 11:36 pm

x_Tefy_x

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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Capítulo 11



Hacía una semana desde que Gerard y Mikey no se hablaban, y nadie excepto Frank sabía porqué. Ninguno parecía muy dispuesto a querer arreglar las cosas, y el hecho de que les hubiesen tendido varias trampas para que se quedasen a solas y lo hablasen no mejoraba las cosas; cada uno se iba por su camino sin apenas mirarse. A parte de eso, la banda seguía su curso normal: habían dado dos conciertos desde entonces, de los cuales las críticas eran muy favorables, y por supuesto, habían estado repletos de jugosos Frerards. Por lo general, habían sido tocamientos lo suficientemente atrevidos como para arrancar gritos desesperados de la multitud. Pero una vez terminado el show, eso no era suficiente para Gerard y Frank: a lo largo del día no cesaban las miradas de lujuria, ni los besos furtivos que se robaban cuando nadie miraba. Al caer la noche, cuando todos dormían, aprovechaban para tumbarse en el sofá y practicar las formas más superficiales del sex0 para calmar la pasión que se iba acumulando a lo largo del día y, en caso de que la cosa fuera a mayores, absolvían meterse en el baño para culminarlo de forma más completa. Los pequeños gestos entre ellos tales como guiños o pequeñas sonrisas no pasaban desapercibidos para Mik, lo cual no hacía más que incrementar su mal humor. Pero eso no era ni el menor de los problemas de Gerard. Las cosas no fueron tan idóneas como pensaban todos: al comenzar la segunda semana después de haber salido del hotel, diferentes hechos cambiaron el transcurso de su felicidad.
El autocar había hecho una pequeña parada para repostar y los cinco estaban tirados por el suelo menos Frank y Gerard, que ocupaban el sofá, viendo una película en el portátil de Mikey.

- ¿Qué peli has dicho que es esta? –preguntó Bob bostezando.
- ¿Otra vez? –contestó Mik chascando la lengua- ¡LOVE ACTUALLY! Ya van cinco las veces que me lo preguntas.
- Ya van cinco las veces que casi me duermo, ¿cómo puedes borrar El Padrino para bajarte esto, tío?

Mikey iba a responder cuando unos golpecitos sonaron en la puerta trasera del vehículo. Se levantó Ray, ligeramente desconcertado y abrió vacilante. Intercambió unas palabras con alguien de fuera y al medio minuto volvió a entrar con un sobre en la mano y gesto escéptico.

- Gertrudis, me han dado esto para ti –dijo lanzando el sobre al regazo de Gerard, que reposaba con la cabeza en los muslos de Frank mientras este le acariciaba el pelo.
- ¿Para mí? ¿De quién es, quién te lo ha dado? –dijo mirando el sobre y comprobando que no había remitente.
- No lo sé, me lo ha dado el conductor. Dice que se lo ha dado un chico mazo de raro y que se ha pirado rápidamente en moto.
- Eh, ¿no será para Mik? En la esquina inferior pone ‘M.W’ –observó Bob.

Ge giró el sobre para comprobarlo; efectivamente, su amigo tenía razón, y para horror suyo, esa caligrafía ya era conocida. Sintió una sacudida en el estómago: dudaba que esas siglas representasen el nombre de su hermano. Mr. White, se dijo conteniendo el aliento. Empezó a sentir una desazón en el pecho intuyendo lo que iba a encontrarse dentro del sobre, y se incorporó del sofá dispuesto a subirse arriba para abrirlo; pasaba de que los demás lo vieran. Por desgracia, Frank parecía haber pensado lo mismo que él y se levantó rápidamente con la mirada nerviosa. “Vamos arriba”, murmuró el guitarrista. Una vez en la habitación e ignorando las preguntas de sus compañeros, cerraron la puerta y se sentaron en la cama juntos, mirando el sobre y pensando qué era mejor, si romperlo directamente o abrirlo.

- Ábrela –inquirió Frank mirando fijamente el sobre como si intentase desactivar una bomba con la mente- A lo mejor… a lo mejor no es de él.
- Está bien, veamos –dijo rasgando la banda protectora del sobre y agitándolo boca abajo sobre la cama. En el instante en el que las dos hojas cayeron sobre el colchón supieron que no podía tratarse de otra persona. Una de ellas era una carta negra escrita en blanco y lo otro era un pequeño recorte de periódico antiguo. Con un suspiro de resignación cada uno cogió un papel; Frank se sumergió en lo que parecía el titular de una noticia, y Gerard por su parte cogió la carta y comenzó a leer la conocida caligrafía en tinta blanca.

Estimado señor Way.
Mis más sinceras felicitaciones por estos dos últimos conciertos, se nota que la banda está en su punto cumbre.
Respóndame a una cosa, ¿miró el dibujo de la cara, como le recomendé? ¿Miró esas negras pupilas antes de subir los peldaños que le conducían al escenario?
¿Buscó esa ahogada sonrisa entre el público?
Sería muy insensato por su parte si no se tomase en serio lo que le dije.
Intuyo que dentro de relativamente pronto nos veremos en persona, así que hasta entonces haga lo que más feliz le haga.
No notifique de esta carta a nadie, tengo los medios suficientes para llegar al grupo en cuanto tenga la más mínima sospecha, lo cual no es nada recomendable ni para usted, ni para sus seres más queridos.
Con mis mejores deseos,
Mr. White.


Gerard terminó de leer y frotándose el puente de la nariz, soltó ruidosamente el aire que había contenido durante la lectura. “Déjame ver” susurró Frank a su lado. Le dio la carta y contempló la expresión de su amigo a medida que avanzaba las líneas. A los pocos segundos habló:

- Qué hijo de la gran puta… capullo, mamonazo –dijo alzando la voz y levantándose de golpe, haciendo saltar en el sitio a Gerard- Ya es suficiente, tenemos que decírselo a alguien, esto no se puede quedar en el aire. Sabía que volveríamos a tener noticias de ese cabrón, ¡lo sabía! Teníamos que haber informado de esto, Gerard, te lo dije, ¿te lo dije o no te lo dije? ¿Eh, verdad que te lo dije?
- Sí, me lo dijiste, pero no le di importancia. No dejan de ser cartas de un pirado que se aburre en su puta casa, no hay amenazas directas, no hay nada que denunciar, Frank. ¿Qué es el recorte que venía dentro?
- Es una crónica del asesinato de John Lennon –contestó con el ceño fruncido- No entiendo nada, ¿por qué te manda esto?
- Ni idea –dijo quitándole la noticia y la carta de las manos y guardándolas en el sobre- pero no me interesa saberlo. Lo más seguro es que quiera asustarme como diciéndome que esto es lo que me pasará, ¿yo qué sé?
- Escucha, Gee. La primera carta podía incluso llegar a tener gracia, pero esta ya no, ¿no lo entiendes? La primera vez que nos localizó pudo ser casualidad, un fan loco que se enterase por medio de fuentes del hotel o lo que fuera, pero esta vez no, Gerard, esta es la segunda vez que nos da un sobre en el sitio exacto en el que nos encontramos, ¿y me puedes decir cómo coño se ha podido enterar de que el autobús hacía esta ruta y paraba aquí? Esto no me gusta nada, no me gusta nada…
- No voy a decir nada Frank –cortó Ge levantándose también y rascándose la nuca- No, no me mires así, pongámonos en la situación de que este tío va en serio y de que estoy en peligro porque sus amenazas son ciertas. ¿No debería entonces hacer más caso de lo que me pone al final?: “No notifique de esta carta a nadie, tengo los medios suficientes para llegar al grupo en cuanto tenga la más mínima sospecha, lo cual no es nada recomendable ni para usted, ni para sus seres más queridos” –recitó en alto.
- Eso es obviamente un farol para cerrarte la boca. ¿Qué nos va a hacer? Por nosotros no tienes que preocuparte.
- ¡Pues sí que estamos bien! Tú te preocupas por mí y yo por ti, y ninguno le hace caso al otro.
- Déjame contárselo a Brian.
- No. No Frank, ni de coña, Brian informaría a la poli.
- ¡Pero hay opciones para hacer que esto no salga a la luz si no quieres! Gerard por favor, ¿qué tengo que hacer para que te pongas a salvo, qué tengo que decirte para que lo intentes al menos?
- ¿Tú crees realmente que si este tío me tuviese delante me haría algo?
- Puess veamos, no soy psicólogo, pero este lo que se dice bien de la cabeza, no está. Le veo capaz de intentar atacarte hasta en medio de un aeropuerto de Nueva York.
- Vaya, muy alentador, gracias –suspiró Ge- No sé, no sé… no sé qué hacer… si hubiese alguna puta manera de que nadie filtrase nada a la prensa lo haría, créeme. Soy el menos interesado en que un loco me corte las pelotas, pero la verdad, si poniendo mi culo a salvo os pongo a vosotros en su punto de mira, paso, prefiero seguir en la palestra.
- Eso es muy noble por tu parte. Pero no te corresponde a ti decidir lo que preferimos nosotros, Gee –dijo Frank asiéndole de la cintura y besándole. En ese momento se oyeron pasos acercándose y de un empujón, Frank tiró a Gerard a la cama justo antes de que la puerta se abriese de golpe y los chicos apareciesen por ella.
- ¿Qué coño hac…? –gritó Ge molesto a Frank, pero su gesto mudó en cuanto vio a sus amigos bajo el marco- Oh, hola.
- ¿Qué está pasando aquí? –inquirió Bob con el ceño fruncido. Gerard y Frank se miraron alarmados y acto seguido comenzaron a balbucear buscando alguna excusa- Hemos pillado algo de conversación, ¿de quién es esa carta?
- Ah… la carta –suspiró aliviado Ge- Es de un fan ¿por qué?
- ¿No me digas? –avanzó Mikey- ¿Y por qué quieres denunciarle entonces, es que te ha mandado una poesía que no rima? –a continuación dio un paso más y le quitó el sobre de las manos con brusquedad y lo abrió.
- ¿Qué haces, imbécil, no te enseñamos nunca en casa que hay que respetar la intimidad de los demás? ––gritó Gerard levantándose, y asiéndole de la muñeca tiró de él con fuerza e intentó recuperar la carta con el brazo que le quedaba libre. Comenzaron a forcejear entrelazándose y doblándose entre empujones y codazos bajo la mirada atónita de Ray, Bob y Frank. Cuando estos vieron que el sobre caía al suelo y que ninguno de los dos se molestaba en cogerlo, si no que se enzarzaban en una pelea mayor, se vieron obligados a intervenir.
- ¡Eh, eh eh! –gritaba Frank intentando rodear a Mikey con sus brazos mientras Bob y Ray agarraban cada uno de un brazo a Gerard, que fulminaba con una intensa mirada de odio a su hermano. Con un grito de rabia, Mik se zafó de los brazos de Frank, agarró por la camiseta a Gerard y lo empujó contra la puerta. La cabeza del vocalista rebotó en la madera y con un gemido, cayó al suelo. Todos se quedaron quietos y le miraron conteniendo el aliento; a los tres segundos, se medio incorporó con torpeza palpando el lugar del impacto en su cabeza, con los ojos fuertemente cerrados en una mueca de dolor.
- ¡Gee…! –exclamó Mike- ¡Lo siento! ¿estás bien?
- Joder, Michael –sollozó frotándose el posible nuevo chichón. Y sin previo aviso se levantó y fue hasta donde estaba el sobre, lo recogió del suelo y con rabia fue hacia donde estaba su hermano observándole con gesto preocupado y se lo estampó en la cara. Acto seguido caminó hasta la cama y se tumbó mirando hacia el techo- Ya está, léela si te sale de los cojones.
- L-lo siento, Gee –murmuró yendo hacia él y tocándole el hombro. Con un gesto, Ge se giró hasta quedarse tumbado de de lado de cara a la pared para zafarse del tacto de la mano de su hermano.
- ¿Veis? Esto es lo que pasa por hacer el gilipollas –dijo Ray, y Mik suspiró bajando la cabeza a modo de respuesta- Ahora explicadnos lo que pasa con esta carta.
- Cuéntalo tú, Frank, si hablo me retumba la cabeza –contestó la voz amortiguada de Gerard, que ahora tenía la cara hundida en la almohada.
- Vale, esto... bien, veamos –carraspeó Frank- Esto empezó la semana pasada en el hotel; alguien coló por el resquicio de la puerta de su habitación una carta un tanto… siniestra, digamos. Insinuaba que iba a estar vigilando a la banda, en otras palabras, y que tuviese cuidado. Yo quise avisar a alguien –dijo mirando con severidad a Ge- pero él dijo que solo eran tonterías de un tarado que se aburría. Y ahora ya veis, aquí tenemos otra carta, entregada de nuevo en el lugar exacto donde nos encontramos. Esta es la segunda vez, y la verdad, no me hace ni puta gracia este asunto.
- Está claro que hay que avisar –asintió Bob.
- Nadie sabe lo que tiene este chico funcionando mal en la cabeza –murmuró Mikey con el ceño fruncido- Opino que nos tenías que haber avisado, Gerard.
- Opino que deberías tomarte una tila de vez en cuando, Michael –respondió de mal humor su hermano incorporándose y contemplando al grupo, que ahora se amontonaba para leer la carta. Frank se acercó a la cama y se sentó detrás de Ge, e intentó examinar el lugar de la cabeza donde se había golpeado, pero su amigo se apartó molesto y se levantó.
- Estoy de acuerdo en que es inquietante el hecho de que sepa por donde nos movemos, pero no sé si es un motivo de peso para avisar a la poli.
- A la poli se le ha avisado por cosas menores, créeme –rió Bob mientras terminaba de leer la última línea. Finalmente apartó la mirada del papel y continuó- Recuerdo una vez mientras trabajaba con The Used en el que tres chicas de 19 años empezaron a mandar deditos de conejos a Bert. Cuando las pillaron alegaron que simplemente seguían una receta finlandesa solo porque él había reconocido en una entrevista que le fascinaba la comida de Finlandia –terminó estallando en carcajadas- Acabaron en la cárcel, ¿pero a que no adivinas el motivo? Los conejos a los que se habían cargado estaban bajo protección del Estado.
- Joder, eso no me lo contó nunca Bert –rió Ge, a pesar de que eso le produjera un desagradable pinchazo detrás de la oreja- En fin, no sé, ¿entonces creéis que debo hacerlo? ¿Avisar a alguien para que esté pendiente?
- ¿Tú te sientes amenazado? Pones la denuncia, y ya se encargará quien corresponda de ver si tienes o no un motivo de peso.
- No me gustaría que se montase un circo de esto…
- Eso déjaselo a Brian –interrumpió Bob- Voy a llamarle.



Última edición por x_Tefy_x el Lun Nov 17, 2008 12:36 am, editado 2 veces

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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Capítulo 12



Gerard yacía tumbado en la cama, pensando en todo lo que había pasado durante la noche. La respiración acompasada de Frank le relajaba, al igual que el calor que desprendía su cuerpo. Hacía dos horas que había terminado una larga y complicada charla con Brian en la que le había descrito cada mínimo detalle relativo a los dos momentos en los que había recibido las cartas de Mr. White, obviando por supuesto el hecho de que Frank y él estuvieran juntos en el momento de percatarse del primer sobre. Acto seguido, le había leído las cartas mientras su representante las grababa al otro lado de la línea, y más tarde, le había desviado la llamada a la comisaría de policía, donde le habían obligado a repetir su versión unas veinte veces más y desde allí le habían pasado con un abogado especialista en casos de acoso que le había estado dando instrucciones para no levantar revuelo y sobrellevar la situación en silencio. Después de recibir una serie de directrices relacionadas con cláusulas de Derecho Federal (o eso le pareció entender a Gerard), le preguntaron si quería hablar con un psicólogo, y la idea le pareció tan absurda en ese momento de agotamiento mental y aburrimiento que no pudo más que echarse a reír y colgar inmediatamente después.
Cuando por fin pudo apartar el oído del auricular y descansar la garganta, que sentía rasposa de tanto hablar y repetir lo mismo durante hora y media, suspiró y les resumió a sus amigos lo que le había dicho todo el mundo. Se había dejado caer en el sofá y Frank había ido en seguida a darle un masaje en la espalda mientras le serenaba con palabras tranquilizadoras. Mikey había contemplado esta escena con una expresión diferente a la que había adoptado a lo largo de los últimos días, y eso no se le había escapado a Ge, el cual ahora daba vueltas sobre el colchón intentando encontrar la postura idónea para acomodarse y poder descansar. Pero no iba a conseguir dormirse. No al menos hasta que solucionase el dilema que se le presentaba en la cabeza; y es que su cansancio no era físico, sino mental, y no se disiparía hasta que calmase los remordimientos y el nudo que se le formaba en el pecho cada vez que pensaba en su hermano, con el cual se había dado de hostias en esa misma habitación.
Chascó la lengua molesto y con un suspiro de desesperación se incorporó. Había tomado una decisión: tenía que hablar con Mikey, y tenía que hacerlo ya, le daba igual si tenía que despertarle, le daba igual si se cagaba en su padre y le daba igual si se resistía. Con cuidado de no hacer demasiados movimientos para no despertar a Frank, consiguió pasar por encima de él hasta posar los pies sobre el suelo. Caminaba despacio hacia la puerta cuando el autobús pisó un bache y la planta de arriba se tambaleó ligeramente. Gerard, en un intento de guardar equilibrio, se agarró al pomo y lo arrancó con un sonoro ‘¡CRACK!’. “Venga ya, no me jodas” murmuró Ge mirando perplejo la bola de plomo que se le había quedado en la mano, sin saber qué coño hacer. Lo primero que se le vino a la cabeza fue intentar encajarlo de nuevo en el agujero del tamaño de un puño que había dejado en la puerta; luego, al comprobar que después de ocho intentos, la bola no se sostenía, empujó la puerta con el hombro varias veces hasta que desistió. Vale, me he cargado la puerta y encima parezco imbécil, se dijo rascándose la barbilla y pensando en si debía acostarse de nuevo e intentar arreglar el embrollo con la luz del día, o despertar a Frank para que le ayudase.

- ¿Qué ha pasado? –preguntó su amigo al fondo de la habitación con la voz ronca- ¿Qué coño haces?
- Eeh Frank, me… he cargado el pomo.
- ¿Qué pomo?
- El pomo de la puerta.
- ¿Qué puerta?
- ¿La de la habitación, tal vez?
- ¿Qué habitación?
- ¿Eres tonto? Anda, vuelve a dormirte –dijo molesto en voz baja con la pesada bola en la mano, sin saber qué hacer. Frank suspiró y volvió a dejar caer la cabeza en la almohada, durmiéndose a los cuatro segundos.
- ¿Gerard? –escuchó una voz procedente del pasillo que se colaba por el agujero de la puerta- ¿Puedo entrar, estáis bien? Soy Mik.
- ¿Tan fuerte ha sonado que lo has oído desde tu habitación?
- Oh no no, estaba ya en el pasillo. Te has cargado el pomo, por lo que veo…
- Escucha, ¿qué hacemos, llamamos a alguien que venga a arreglarlo? No se puede abrir la puerta.
- Bueno, ahora no tendría mucho sentido… son las dos de la madrugada y la verdad, no conozco ningún servicio en carretera –terminó riendo en bajito- Pero mañana prometo despertarme pronto y avisar de esto al conductor para que haga algo.
- ¿No podemos echar la puerta abajo?
- ¿Te repito la hora que es?
- Joder. Oye ¿y tú qué hacías en el pasillo a estas horas?
- Pues… mira, ya que lo preguntas, venía para hablar contigo.
- ¿Conmigo? –preguntó extrañado Gerard y cayendo en la cuenta de que eso era exactamente lo que él iba a hacer minutos antes si el autocar no hubiese pisado ese bache.
- Sí, mira Gee, no digas nada ¿vale? Quiero decirlo rápido –susurró Mik tomando aire- Yo lo primero de todo, esto… quería disculparme.
- Oh, Mikey, no hace falta que…
- No no no, quiero que escuches esto, lo llevo pensando sin parar estos últimos días. Tengo que pedirte perdón por todo lo que te dije en el hotel la semana pasada… creo que fui un tanto injusto y que no te merecías que reaccionase así. Me chocó mucho, la verdad, era lo último que me habría imaginado y la verdad es que cuando me paro a pensarlo me sigue sin encajar, pero… bueno, está claro que ya sois responsables ¿no? En teoría, ya deberíais saber lo que hacéis, y yo debo apoyarte, no es nada malo lo que estáis haciendo. Aunque bueno, tampoco estáis haciendo nada en especial, pero en fin ya sabes, el simple hecho de que estéis juntos ya es algo, aunque no estéis juntos realmente y…
- Vale vale, Mik, lo capto –interrumpió Gerard con una sonrisa, acercando sus ojos al agujero de la puerta y mirando directamente a los de su hermano- Pues a ver… no sé qué decirte. Sinceramente, no me esperaba que me pidieses perdón, pero te lo agradezco mucho. En serio. Me iba a explotar la cabeza de un momento a otro porque quería hablar contigo pero no encontraba nunca el momento ni las palabras, y… bueno, pues supongo que es mi turno ahora de contestarte y disculparme.
- No, tú sí que no tienes nada de qué disculparte –respondió Mikey con una sonrisa- No tienes que pedir permiso a nadie para hacer las cosas –y acto seguido hizo algo que conmovió a Gerard: coló la mano por el agujero y la agitó delante de la cara de Ge a modo de señal para que la cogiera. Y así lo hizo. Entrelazó los dedos con los suyos y se apretaron las manos. Cuando Mikey finalmente se soltó, murmuró un “¿Me perdonas?” apenas audible, y Gerard sonrió ampliamente. “Obvio”, contestó.
- Gracias. Oh, y también siento la hostia en la cabeza de antes –susurró Mikey antes de lanzar una corta carcajada y ponerse de pie para encaminarse de nuevo a su habitación.
Gerard quedó en cuclillas y con la sensación que tenía como cuando de pequeño iba a la Iglesia a confesarle sus ‘travesuras’ al párroco y una vez absuelto de ellas se marchaba feliz y a toda prisa. Se puso lentamente de pie con una nueva sensación de alivio en su cabeza. El nudo del corazón había desaparecido, y algo parecido a una sonrisa vacilante amenazaba con dibujarse en su rostro.
- ¿Con quién hablabas? –murmuró Frank desde la cama con la voz ronca.
- ¿No te habías dormido ya? –respondió divertido Gerard, tumbándose sobre el colchón al lado de su amigo y abrazándole por la espalda. Le dio un beso en la parte del cuello que quedaba a su alcance y respondió- Era Mikey… hemos hablado por fin.
- ¿Y qué tal? –dijo acompañando la pregunta con un bostezo y girándose para quedar cara a cara con Gerard- ¿Bien?
- Hmm me ha pedido perdón.
- ¿De veras? –dijo Frank acercando su cara a la de su amigo y besándole. Una sonrisa se formó en la cara de Ge, que le respondió al beso, acariciándole ligeramente el flequillo. Muy poco a poco, sintió cómo su cuerpo se iba aprisionando contra la pared bajo el peso de Frank y rió. De repente notó las manos del guitarrista viajar por dentro del pantalón del pijama a la vez que el beso se iba intensificando- Eso es genial.
- Frankie, no… no no, ahora no.
- Oh, venga… -protestó su amigo mordisqueándole el lóbulo de la oreja- Están todos dormidos y ya estamos entrenados para no hacer nada de ruido ¿recuerdas?

Gerard suspiró. Lo cierto es que le resultaba bastante difícil pensar en una réplica convincente mientras todos sus sentidos se concentraban en los lugares por donde pasaba la boca de Frank. Sintió todo su cuerpo en tensión con ese conocido cosquilleo que le bloqueaba los sentidos y su respiración se fue haciendo cada vez más pesada al ritmo de los malabares que hacían las manos de Frank, así que dándose por vencido, cerró los ojos y se dejó llevar. “Esto no está bien” susurró con los ojos aún cerrados. Al oír estas palabras, Frank emergió de las sábanas y le lamió el cuello despacito, “Sshh… eres para mí esta noche” le dijo en el oído con una voz apenas audible. Gerard rió: recordaba haber visto hacía poco con él una película insoportablemente empalagosa en la que el protagonista había convencido a la chica para irse con él con esa misma frase. A Frankie le había encantado y había prometido usarla alguna vez.
Con creciente cariño, abrazó a Frank con fuerza y, cogiendo impulso, giró su cuerpo y se colocó sobre el de su amigo, tanteando el torso y bajando lentamente hasta encontrar la cinta elástica de los bóxers, los cuales bajó unos centímetros hasta poder acariciar con facilidad la dureza del guitarrista. Éste no pudo contener un gemido y Gerard, alarmado, le tapó la boca con un beso. Continuó acariciándole hasta que pudo notar cómo el cuerpo de Frank reaccionaba a su tacto, doblegándose a él. Eso le hizo sentirse poderoso, y sin más dilación, entregó todas sus dotes de seducción con el fin de demostrar que la noche estaba hecha para los amantes.

15ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 14, 2008 11:49 pm

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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Capítulo 13



El autobús aminoró la marcha… poco a poco… despacito, hasta frenar finalmente. A través de los párpados cerrados, Ge pudo distinguir una gran claridad que se colaba por la ventana. Jodido Frank, ya se ha vuelto a olvidar de correr la cortina…
Ahora alguien subía los peldaños con pesadez. Parecían las pisadas de dos personas… sí, ahora que se iban acercando cada vez más podía distinguir dos voces inmersas en un diálogo monótono. Según se aproximaban pudo reconocer la voz de su hermano, y la otra… ¿podría ser la del conductor? Sí, arrastraba las sílabas de la misma manera.
Los pasos se habían detenido frente a su puerta, y oyó dos sonoros golpes. Frunció el entrecejo y lentamente se incorporó, tanteando el colchón y saltando por encima de Frank con los ojos aún cerrados. Los abrió ligeramente solo para guiarse hasta la puerta y una vez frente a ella, intentó agarrar el pomo, pero solo pudo coger aire. Al bajar la mirada y ver el boquete del tamaño de una zapatilla en la madera cayó en la cuenta del ‘numerito’ de la noche anterior.

- Oh –dijo- Esto… veréis, lo siento pero no podéis pasar. No es que no quiera, es que…
- Ya ya –contestó la voz de Mikey al otro lado de la puerta- Ya se lo he explicado todo a John.
- George –corrigió el conductor con voz de hastío.
- George –rectificó Mik con una sonrisa de disculpa- Gee, lo que vamos a hacer es tirar la puerta.
- Ah… ¿y me van a poner una nueva?
- ¿Usted que cree? –inquirió George poniendo los ojos en blanco.
- Eh… ¿que sí? –propuso tímidamente Gerard con cuidado de no acercarse demasiado al agujero por si un repentino puño intentaba golpearle desde el otro lado del pasillo.
- Pues no –zanjó el conductor de mal humor- A ver, apártese, voy a tirarla abajo.

_____________________



Sucumbiendo al amodorramiento producido por el transcurso de la tarde, los cinco integrantes de la banda se encontraban ya entrada la noche en el piso de abajo, apretados en el sofá, preparando una de tantas películas que Mik había traído para sobrellevar los momentos tediosos de la Gira. Las palomitas se extendían por el suelo junto a las latas de Coca-Cola arrugadas.

- Todavía no hemos empezado y mirad cómo está todo ya –sentenció Mikey- Luego lo recogéis todo, pedazo de cerdos.
- Sí por favor, que no quiero caerle peor al conductor –contestó Gerard frunciendo el entrecejo.
- Hmm no creo que eso sea posible –dijo Frank sonriendo mientras daba un sorbo a su bebida. Como respuesta obtuvo un codazo cariñoso por parte del cantante, y le guiñó un ojo- Bob, pásame la manta ¿quieres? Está ahí en el suelo, al lado de… el mejunje ese de colillas y… ¿agua?
- Gapos –corrigió Ray tirándosela al regazo y riéndose ante el gesto de asco de Gerard.
- Gracias –dijo Frank mientras extendía la manta sobre Ge y él, cubriéndoles de cuello para abajo y apoyaba la cabeza en su hombro.
- Mira qué bien, ellos dos solitos con la manta –reprochó Bob- Sí eso, abrazaos, que estáis para estampa –añadió con ironía.

Ante este comentario, Mikey les miró disimuladamente y sonrió por dentro mientras le daba al ‘Play’. Jodidamente adorables, pensó sin siquiera darse cuenta.
Al cabo de hora y media de interminables escenas de acción y casquillos de pistolas volantes, Frank aprovechó que todos sus compañeros estaban absortos en la película para acariciar ligeramente con el dedo índice la mano de Gerard bajo la manta. Éste sonrió sin mirarle y le devolvió el gesto de forma apenas perceptible. De pronto sintió de nuevo a Frank acariciando sus dedos y sonrió al notar que pasaba lentamente de sus manos a su pecho, pellizcando los pezones y segundos más tarde, a su tripa acariciando el ombligo. Miró de reojo a sus amigos por si habían notado algo; obviamente, no: era mucho más interesante la rubia loca que disparaba a diestro y siniestro contoneando las caderas. Así pues, con una pequeña tos de disimulo, se colocó de forma que Frank tuviese más fácil acceso a su cuerpo en general, y así fue: la mano empezó a viajar sigilosamente acompañada de pequeños pellizcos hacia el vientre, punto en el cual se paró. Gerard sonrió de medio lado y todavía mirando hacia la televisión simulando que le interesaba la película, carraspeó a modo de protesta. Frank lo entendió y continuó lentamente el viaje hacia el punto débil de su compañero mientras notaba la sangre subirle al rostro. Al llegar al pantalón, buscó a tientas la cremallera y la fue bajando con las manos temblorosas por el riesgo que estaban corriendo de ser pillados in fraganti; pero qué cojones, le encantaba, era como un niño atraído hacia una galleta, le apetecía hacérselo pasar un poco mal a Ge. Mientras introducía su mano en el pantalón ya desabrochado, notó un escalofrío recorrer la espalda de su amigo y en un impulso le besó la oreja a la par que empezaba a acariciar suavemente dentro de los bóxers de Gerard, regocijándose por dentro. Aprovechando que en ese momento la escena de la película era increíblemente ruidosa, empezó a incrementar el movimiento y a notar cómo su amigo reaccionaba a su tacto. Se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo por centrarse en la escena, pero el ligerísimo arqueo de espalda le delató, y eso le hizo sentirse al guitarrista terriblemente excitado. En el momento en el que comenzaba despacio una pequeña masturbación superficial, el autobús pasó por un bache e hizo botar a todos en el asiento. En ese momento la escena paró dejando en silencio la salita y Gerard, desprevenido, no pudo contener un gemido. Todos se volvieron hacia él y Frank sacó con rapidez la mano bajo la manta y le miró fingiendo también sorpresa. Pasaron unos largos segundos en los que la sangre se empezó a agolpar alarmantemente en la cara del cantante, hasta que al fin Bob rompió el silencio.
- ¿Qué hacéis? –preguntó con el ceño fruncido.
- ¿Eh? ¿C-cómo que qué hacemos? Nada –se defendió Ge- Me he mareado y c-con el bote que ha dado el autobús me… ha venido una náusea. ¿Me disculpáis un segundito? –añadió levantándose y encaminándose hacia el baño tapando como pudo la erección. Puto Frankie.
- Estás rojísimo, ¿estás bien? –dijo Ray.
- Voy a ver si necesita que le eche agua por la nuca o algo –dijo Frank al momento- No no, Mik, no la pares. Ahora venimos.

Cuando llegó al baño entró y cerró la puerta tras de sí. Gerard estaba frente al espejo, soplándole a su erección en un intento de calmarla, pero aquello no parecía querer bajar. Chascó la lengua con impaciencia y miró a su amigo, el cual le observaba divertido apoyado en la puerta.

- ¿Ahora qué? –dijo Ge.
- ¿Qué de qué?
- ¿Cómo bajo esto?
- Hombre… yo sé una manera bastante eficaz –contestó con una sonrisa de medio lado.
- ¿Me estás vacilando? ¿Qué quieres, que nos pongamos a follar aquí en el baño?
- No, eso sería demasiado aparatoso, aquí apenas hay espacio a menos que nos metamos de pie en la ducha…
- Cosa que no vamos a hacer.
- Bueno, si me dejas puedo terminar lo que intentaba hacerte ahí –dijo con un gesto de la cabeza refiriéndose claramente al sofá.
- Para eso no hace falta que estés, puedo hacerlo yo solo –alegó Gerard arqueando una ceja en gesto sarcástico. Frank rió.
- ¿Qué te parece si subes al cuarto, le digo a los chicos que te vas a la cama y que voy a subir contigo a ver si necesitas algo? –dijo acercándose y besándole en la boca. Como respuesta, Gerard le aferró de la nuca y correspondió su beso con una sonrisa –Venga, ahora pon tu mejor cara de enfermo.
- La mía natural.
- Sí –sonrió Frank dándole un pico y abriendo la puerta.

Gerard fue directo a las escaleras mientras oía a su amigo darles la excusa de que se encontraba mal e iba a ver qué necesitaba. Entró en la habitación apagada y oyó unos pasos que subían tras él los peldaños con rapidez; de espaldas a lo que debería de ser la puerta, oyó el sonido de fricción que hacía la ropa de su amigo al caminar hacia él. Notó unas manos acariciarle la espalda y abrazarle por detrás al tiempo que le levantaban la camiseta y se la quitaban con delicadeza. Sintió a Frank besándole la nuca, el cuello, los hombros, y cerró los ojos para poder grabarse en la mente las sensaciones. Con los párpados apretados, Gerard adivinó cómo su amigo se ponía ahora frente a él y le besaba en las mejillas mientras le apretaba contra él y le revolvía el pelo rojo fuego. Sintió sus manos conducirle hasta la cama y tumbarle suavemente.

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Dentro de poco se agotaría el combustible. No debía permitirse ni una parada más, el autobús ya le sacaba demasiada ventaja. Le dio unas palmaditas con afecto al pequeño salpicadero distraídamente mientras enfocaba la vista hacia el cartel que le indicaba el desvío que debía tomar en unos pocos metros. Llevaba toda la tarde en la carretera sin apenas parar para descansar sus músculos agarrotados, y se sentía congestionado por culpa del continuo aire que llevaba golpeándole el cuerpo durante tantas horas. Estaba realmente enfurecido, mezcla entre el cansancio y la frustración… le habían llegado rumores vanos de una posible denuncia. Maldita sea, ¿es que no lo había dejado lo suficientemente claro? ¿Qué era lo que no se entendía de su última carta? Las cosas se tornaban así más difíciles, pero tenía un objetivo. Esto lo único que había conseguido era acelerar la marcha de los acontecimientos. Ya había cogido el desvío hacia la Carretera Meridional, ahora sólo quedaba aguantar un poco más y tal vez… sí, tal vez entonces pudiese terminarlo.


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Continua en el siguiente



Última edición por x_Tefy_x el Vie Nov 14, 2008 11:51 pm, editado 1 vez

16ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 14, 2008 11:49 pm

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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- Te has pasado un poco asfixiándome con la almohada ¿no? –susurró Gerard tumbado sobre la cama, exhausto e intentando tranquilizar la respiración.
- Lo siento… no hay puerta, tenía que tapar tus gemidos.
- ¿Mis gemidos? Puedo controlarlos si quiero, puedo no gemir.
- Ya.
- Eh, disculpe usted señorito –espetó Ge incorporándose y apoyándose en los codos- Eres tú el que siempre gime como un loco. En fin, sé que soy bueno pero…
- ¡Oh…! –empezó Frank incorporándose también, pero quedó interrumpido por un grito de Mikey desde abajo y varias risas- Mierda, se me había olvidado que siguen viendo la película esa en el salón. Será mejor que nos vistamos y bajemos –y acto seguido se levantó de la cama y empezó a recoger la ropa del suelo.
- Baja tú si quieres, yo estoy “mareado” ¿recuerdas? Así duermo un rato y me libro del coñazo ese de película.
- Capullo… -dijo acercándose a Gerard y tapándole la sonrisa con un beso cariñoso, revolviéndole el pelo- Baja luego ¿vale?

Tras ver la silueta de Frank perderse por el pasillo, volvió a recostarse en la cama boca arriba. Estaba desnudo y solo, contemplando el techo y descifrando las sombras que se filtraban por la ventana semi cerrada, intentando borrar la expresión de felicidad de su cara y pensando en la historia que estaba teniendo con Frank. Era curioso cómo había empezado todo. Un simple beso. Ninguno había podido contenerse de besar al otro en aquella habitación de hotel hacía casi dos meses, y no encontraron explicación en su momento, pero todo había cogido forma desde aquel instante y los hechos se habían ido sucediendo de forma muy precipitada… demasiado tal vez. En fin, es posible que hubiesen tenido que dejar reposar la situación más tiempo, pero bueno, no había ido mal nada de momento… ah, cómo detestaba esas palabras: “de momento”. ¿Es que tenía que joderse a la fuerza lo suyo? Nunca había ido con ninguna perspectiva con el tema este, pero se le hacía un nudo en el estómago al pensar en ellos dos tomando caminos separados en algún momento del futuro. Odio el puto futuro. Lo mejor era lo que estaban haciendo: disfrutar el momento y tener cuidado. Era peligroso que demasiada gente supiese lo que fuera que estuvieran teniendo… que por cierto, ¿qué era? Hacía mucho que había dejado de ser una simple cuestión de hacer el amor, era algo más complejo ya. Si antes eran dos precipicios separados por un abismo, ahora había un puente de cemento entre ellos. Con el tiempo el puente se había ido haciendo más duro hasta que ahora parecía irrompible. Las sombras en el techo se hacían cada vez menos definidas… ahora tenían forma de manos… sí, eran unas manos que le cerraban los ojos y le llevaban a otro mundo.

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No podía más, tenía que descansar. Pararía media hora en el Área de Servicio que acababa de ver anunciada y continuaría. Faltaban apenas 300 metros para llegar. Empezó a hacer un repaso mental de todo lo que llevaba en la mochila: bengala pirotécnica, sí… 200 metros…Cuaderno de hojas negras, bolígrafo de plata, sí… 100 metros… gorro de montañero para ocultar sus facciones, sí… Aquí era.
Puso el intermitente y tomó el desvío hacia la derecha. Por lo que podía ver, había un pequeño motel antiguo y una gasolinera un poco más allá. No había prácticamente nadie, esa área no era muy transitada y menos a esas horas (las 23.30 según pudo comprobar en su reloj de pulsera). Tan sólo había dos o tres coches y una furgoneta oxidada aparcada justo a la puerta del establecimiento, y en la esquina un camión repostando.
Apagó el motor y se bajó de la moto, todavía sin comprender que había algo que no encajaba… o más bien, que encajaba de una forma jodidamente increíble. Viró bruscamente sobre sus talones y lo vio de nuevo. No era un camión, era un autobús de dos plantas, negro como la tez, con matrícula de Holanda. El corazón le dio un brinco. Sabía más o menos que había acortado mucho la distancia, pero tanto como para coincidir era imposible, no podía ser que lo tuviese delante de sus narices.
Como si tuviese muelles en las plantas de los pies, fue corriendo y rodeó el autocar en busca del pequeño logo… sí, ahí estaba, cubriendo la parte superior de la puerta trasera: el logo de las pistolas. “¡JA! ¡Me cago en mi puta suerte!” gritó riéndose a carcajadas y aplaudiendo a la vez que saltaba. Espera, debía ser más precavido y no llamar la atención, ¿qué iba a hacer? Ni de coña había contado con encontrarse con el objetivo tan pronto. ¿Sería arriesgado terminar con él ahí, en medio de…? La nada, pensó con una gran sonrisa. Era lo mejor que le podía haber pasado, al parecer había cruzado un campo de tréboles de cuatro hojas y no se había enterado. Bien, no había tiempo que perder, no sabía hasta cuándo iba a estar el autocar descansando, lo primero era comprobar si estaba la persona que le interesaba ahí dentro. La alegría que le había embargado el pecho se esfumó de repente: no había manera de saberlo, no se podía entrar sin que te viesen los de dentro. ¿Cómo coño iba a hacerlo? La respuesta llegó a los pocos segundos con una sombra, una silueta en la ventana de la izquierda del todo de la planta de arriba. Enfocó la mirada intentando distinguir algo que le guiase, pero la persona de la ventana se lo puso mucho más fácil: la luz de habitación se encendió, y ahora sí se le distinguía… Perfecto, se dijo temblando de pies a cabeza.

_____________________



No sabía si estos estaban abajo o por el contrario habían salido a estirar las piernas, así que recogió la ropa del suelo y empezó a ponérsela, con la mente todavía aturdida por el sueño. Oyó la puerta del conductor abrirse y cerrarse de un portazo. ¿Ya nos vamos?, pensó con el ceño fruncido. No podía ser, las paradas de por la noche solían durar una hora mínimo. Era el cambio de conductor y por lo general se les daban un tiempo para que cenasen algo.
Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos bruscamente. Primero, un ruido de cristales rotos a su espalda y milésimas más tarde, un fuerte golpe en la nuca que hizo que las lágrimas se le agolparan en los ojos. Antes de caer al suelo, oyó dispararse la alarma del autocar a un volumen atronador, y después, todo fue negro.

17ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 14, 2008 11:57 pm

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Capítulo 14



Frank estaba con los demás en el mesón, mirando la carta y el reloj alternativamente. Estaba un poco nervioso, no le gustaba dejar a Gerard durmiendo solo en el autobús, y al parecer nadie salía a atender.

- Joder tío, ¿no hay nadie? ¡Llevamos un cuarto de hora aquí como gilipollas! –se quejó con un mal humor que crecía por segundos- ¿HOLA? –gritó dirigiéndose a la puerta que en teoría debía dar a la cocina.
- No hay prisa, Frank –dijo Mikey quitándose las gafas y masajeándose el puente de la nariz a la vez que bostezaba.
- No me gusta dejar a este solo –contestó chascando la lengua y mirando el reloj de nuevo.
- Mira, ya está, ahí está el tío –murmuró Ray mirando hacia la barra- Disculpe, ¿nos puede atender?

Dios mío, pensó Frank en cuanto vio al camarero-cocinero-jefe-encargado acercándose a la mesa a la que estaban sentados. Vestía unos pantalones raídos a juego con una camiseta ¿blanca? llena de lo que parecía aceite de coche. No sabía qué estaba más sucio, si su ropa o su pelo, y deseó profundamente que no fuese él el que preparase los platos. Se paró delante de ellos con una mirada de hastío y abrió la boca para decirles algo, pero no fue su voz la que se oyó. Fue un grito de alguien de fuera, y desde el primer segundo en el que se escuchó, una sacudida en el estómago advirtió a Frank de que algo no iba bien. Se levantó con brusquedad tirando la silla al suelo y salió corriendo al exterior.
Dos personas iban detrás de una moto que se alejaba cada vez más rápido, y otras dos contemplaban anonadados el autocar, SU autocar. Mierda.
Desde la ventana de la habitación que compartían él y Gerard salía sin parar un humo negro que iba formando en el cielo un camino de espesa suciedad cada vez más largo. Se llevó las manos a la cabeza y profirió un alarido. De repente sintió a Bob, Ray y Mikey detrás de él, y al girarse vio sus caras de espanto. Todos se miraron y fueron corriendo a la vez hacia el autocar lo más rápido que les permitían sus piernas y con el corazón latiendo como nunca. El primero en llegar fue Bob, que abrió la puerta trasera y se metió dentro seguido de los otros tres. Todo el coche estaba inundado de ese humo negro y artificial, y una simple inhalación les bastó para empezar a toser y verse obligados a salir. “¿¡¿QUÉ HACEMOS?!?” gritó Ray. Sin pensárselo dos veces, Frank se quitó la camiseta y, aspirando profundamente dos veces, se tapó la boca y nariz con ella y entró ignorando los gritos de sus compañeros. Era imposible ver nada, imposible. No tenía más cojones que guiarse por la intuición. Empezó a tantear a su alrededor y consiguió identificar el sofá. Bien, entonces a apenas tres metros está la puerta del baño… vale, aquí está. Ahora tengo que girar y… sí, aquí está la valla de la escalera. Se estaba empezando a marear y los ojos le lagrimeaban con un escozor desagradable. Definitivamente ese humo no era de ningún fuego. Subió con torpeza los peldaños apretando aún la camiseta contra su cara, y una vez llegó arriba, empezó a caminar unos pasos con el brazo derecho por delante, ignorando lo pesados que se iban haciendo sus pulmones por segundos. En seguida palpó el marco de la puerta roto. Ya estaba, ¡ya estaba! “¿Gerard? ¿Gee, puedes oírme?” dijo sin obtener respuesta, “¡Ya estoy aquí, aguanta un minuto más!”. Caminó dando tumbos hasta la cama, pero tropezó con algo en el suelo y cayó golpeándose la cabeza. Unas lucecitas empezaron a aparecer ante sus ojos y la garganta empezó a arderle… ¡mierda, se le había caído la camiseta! Intentó incorporarse de nuevo y al apoyarse tocó algo… era… era él, era su brazo. Inconscientemente le cogió la muñeca y le buscó el pulso, pero para su horror no notó nada. Joder. Agarró el brazo y se lo colocó alrededor del cuello, e intentó levantarse sujetando el cuerpo de Gerard con la mano que le quedaba libre, pero no pudo, estaba ahogándose. Lo intentó de nuevo, pero el esfuerzo le hacía coger bocanadas de aire negro que le mareaban y le hacían toser de forma muy dolorosa. Pegó un grito de impotencia intentando contener las lágrimas y reuniendo sus últimas fuerzas, tomó impulso y consiguió levantar el peso de su amigo lo suficiente como para al menos arrastrarlo. Qué raro, ahora no pesa nada, pensó, pero entendió al segundo por qué: uno de sus compañeros había subido a donde estaban ellos y le sujetaba por el otro brazo. “¡Vamos!” gritó la voz de Mikey. Concentrándose para no perder lo poco que le quedaba de sentido y acomodándose el brazo de Gerard alrededor de su nuca, caminó como pudo hacia la puerta con los ojos fuertemente cerrados y salió al pasillo finalmente. Ahora quedaba lo más difícil, bajar las escaleras. De repente le sobrevinieron unas arcadas terribles, unas asquerosas náuseas, y sin poder evitarlo, cayó golpeándose las rodillas y comenzó a vomitar.

- ¡Frank levántante, levántate! ¡No puedo bajarle yo solo! –gritó Mik tosiendo- ¿Bob, eres tú?
- ¿Eres tú, Mikey? ¿Dónde está Frank?
- ¡Se ha caído, no sé si está desmayado! ¡Pero yo me encargo de él, tú baja a Gerard, sácale!
- ¡Ahora vuelvo, ¿de acuerdo?!

Acto seguido oyó unas fuertes pisadas de alguien que bajaba las escaleras y unas más ligeras que se acercaban a él corriendo. Notó las frías manos de Mikey agarrándole de los hombros y tirando hacia él para colocarle como un minuto antes había hecho con Gerard. Sintió su cuerpo levantarse unos palmos del suelo y avanzar hacia algún sitio. “¿Estás bien?” le preguntó Mik entre jadeos y accesos de tos, pero no pudo responderle, ni siquiera podía tomar el aire suficiente para decirle ‘sí’. Se estaba asfixiando, notaba los pulmones cansados y un dolor agudo en el pecho que se le extendía hasta la tráquea como si le hubiesen apuñalado con algo helado. El corazón estaba dando sus últimos bombeos, lo escuchaba en sus oídos. De hecho era ya lo único que oía, ni la voz de su amigo preguntándole cosas para mantenerle despierto mientras bajaban las escaleras con dificultad, ni a Ray gritando para guiarles hasta la salida, ni el sonido del viento una vez estuvieron en el exterior, ni los comentarios de la gente que se amontonaba alrededor de ellos, de Gerard y de él. Joder ¿estaría bien Gee? Deseó profundamente que sí, y que al menos si había ocurrido lo peor, no lo hubiese pasado tan mal como lo estaba pasando él.
¿Qué habría pasado, la moto a la que dos personas habían intentado alcanzar había tenido algo que ver? Podía haber sido un escape de gas. No jodas Frank, en el autocar no hay instalación de gas. Sin previo aviso, y cuando el dolor en sus pulmones parecía llegar a su punto cumbre, éste empezó a disminuir paulatinamente a la vez que el escozor de los ojos se le iba calmando. Si eso era morirse, era más placentero que vivir unos segundos más de esa manera tan horrible como era la asfixia. Los sonidos le empezaban a llegar poco a poco más claros, ahora ya entendía palabras como “corazón” o “pulso”. ¿Eran Bob y Ray hablando? Notó unos dedos en su cuello, y acto seguido, sintió una gran bocanada de aire que llegaba a cada nervio de su cuerpo, reconstituyendo todos los músculos que habían quedado agarrotados. Una segunda bocanada de frescor le aclaró en parte la mente: ahora sabía que estaba tendido en algo muy duro, probablemente el suelo, y podía sentir el aire azotándole el cuerpo. Tenía frío. Una tercera bocanada, y tosiendo abrió los ojos a la negra noche; lo primero que vio fue el rostro de Ray, que lo contemplaba ahora con expresión de alivio.

- Ey, ¿cuántos dedos ves? –dijo agitando cuatro dedos.
- Veinticinco –murmuró Frank frotándose los ojos e incorporándose con pesadez.
- Vale, estás bien –contestó Ray.
- ¡Venga, vamos! –gritó Mikey a su derecha. Frank giró la cabeza y le vio con la cara cubierta de lágrimas, arrodillado frente al cuerpo inerte de Gerard y apretando su mano mientras Bob le insuflaba aire desesperado. Se levantó corriendo con un nudo en el pecho y agarró la otra mano de Gee.

Mikey comenzó a sollozar descontroladamente y a agitarse por convulsiones. Se llevó la mano al pecho y cerró los ojos. Respiraba mal, emitía un silbido cuando intentaba aspirar aire: le estaba dando un ataque de asma. Ray le cogió de los hombros y le obligó a tumbarse susurrándole palabras tranquilizadoras mientras le cogía la cara con las manos y le obligaba a mirarle para darle a entender que todo iba a ir bien. “No quiero que se muera”, decía repetidamente entre sollozos.
Frank miró de nuevo a Gerard y comenzó a temblar de forma incontrolada al percibir su palidez bajo aquella capa de humo negro que se le había incrustado en el rostro. Pero no pensaba dejar que se fuera; no, por encima de su cadáver, todavía le quedaba mucho tiempo que pasar junto a él, no era justo que se lo arrebataran tan pronto. Empezó a practicarle un masaje cardíaco con fuerza mientras Bob seguía insuflándole aire. Le tomó el pulso, pero siguió sin notar nada. Cerró los ojos y siguió con el masaje, una y otra vez, sin parar, haciendo presión de forma continua. De repente, una arcada débil le hizo abrir los ojos de par en par: Gerard tosía débilmente con el entrecejo fruncido y expresión de dolor, e inclinando la cabeza hacia su derecha, vomitó.
Bob suspiró profundamente y se sentó en el suelo a masajearse las sienes con los ojos cerrados, Ray empezó a reír gritando “¡Eso es! ¡Eso es!” y Mikey se incorporó de un salto todavía ahogándose y besó la cara de su hermano. Frank estaba ahí, plantado de rodillas, con sus manos aún en el pecho de Ge sintiendo los latidos acelerados que ahora se rebelaban intentando recuperar el tiempo perdido y expandiendo la sangre de nuevo por todo el cuerpo. No sabía, no quería hacer ni decir nada… tal vez le apeteciese llorar, pero tampoco estaba seguro. Se levantó sujetándose las costillas y se puso a caminar hacia ninguna parte con paso lento respirando hondo e intentando concebir lo que había estado a punto de perder. Sintió unos golpecitos en el hombro; se giró y vio a una mujer de tez oscura que le tendía un pañuelo.

- Fue el hombre de la moto –dijo con un rudo acento.
- ¿Cómo? –aún le costaba enlazar ideas, se sentía pesado. Cogió el pañuelo y se restregó los ojos con él.
- El que hizo todo esto –señaló el humo que aún salía a borbotones por la ventana. Frank abrió los ojos exageradamente y miró atónito a la extraña mujer- Yo le vi. Vi cómo abría la puerta del conductor y dejaba algo, y luego… ¡luego tiró una piedra a la ventana, sí! Y luego coló algo por el agujero que había hecho y salió corriendo.
- ¿Le vio la cara? –espetó con el pulso acelerado. No se había dado cuenta de que agarraba a la mujer con fuerza por los hombros- ¿Vio la matrícula? ¿ALGO?
- ¿Qué ocurre, Frank? –intervino Ray caminando hacia ellos.
- Dice que vio al que lo hizo. Oiga, tiene que acordarse de cómo era.
- ¡Pero llevaba puesto un gorro de montañero, no pude verle ni un centímetro! –se defendió ella intimidada- Y la matrícula estaba pintada toda de blanco, tal vez…
- ¡Joder! ¡Hay que llamar a la policía! –gritó soltando a la señora.
- Ya han llamado a una ambulancia Frank, ellos se encargan luego de dar parte a la policía.
- ¡No es suficiente, tendrían que estar ya aquí para poder pillarle!
- Cuando llegue la poli le tomará declaración a todos los testigos y se pondrán manos a la obra. Le seguirán el rastro.
- ¡Cuando lleguen ya no habrá ni rastro ni pollas!
- Oye tranquilízate ¿vale? Deberías sentarte y relajarte, estás demasiado alterado ahora… todos estamos demasiado alterados ahora, por favor, no pongas las cosas más difíciles.

Frank suspiró impotente con los ojos llenos de lágrimas, y desvió los ojos para no enfrentar la mirada de reproche de Ray. Sabía que tenía razón y que de hecho prácticamente estaba vivo gracias a él, pero no soportaba darle la razón en ese momento. No, ahora necesitaba descargar la ira con alguien, ahogar la frustración y el miedo que aún tenía en el cuerpo, y con Ray sabía que no podía. Miró hacia donde estaban Bob, Mikey y Gerard, y sonrió apenas perceptiblemente al ver a Ge tumbado y al parecer inconsciente, pero con el pecho subiendo y bajando levemente al ritmo de su respiración. Fue hacia ellos mientras contemplaba cómo Mikey caía tumbado al suelo sin poder aguantar más la falta de oxígeno. Joder ¿¿esto no acaba nunca?? Bob se agachó frente a él y agarrándole por los hombros empezó a agitarle. Mikey intentaba aspirar aire a bocanadas, pero era como si alguien le estuviese poniendo una almohada sobre la cara.

- Ey Mik, tío, mírame –susurró buscando los ojos de su compañero- Mírame Mikey, todo está bien, Gerard está bien… Joder, creo no es psicológico tío, sino físico… se está ahogando literalmente por el humo que ha inhalado ahí dentro, ¡él tiene asma! Mierda, voy a darle aire.

Observó cómo Mikey iba relajando el cuerpo cada vez más a medida que le iban llegando las corrientes de oxígeno que le mandaba Bob por la boca. Faltaría poco para que llegase la ambulancia, supuso. Se sentó al lado de Gerard y le apartó un mechón rojo de los ojos. Ahora que podía verle bien y de cerca, podía distinguir dos pequeños surcos blancos que cruzaban su cara desde los ojos hasta la barbilla, y el corazón le dio un vuelco: antes de desmayarse, Gerard había llorado, lo cual quería decir que había sufrido.
Un profundo odio mezclado con la rabia más ardiente se fue apoderando de cada célula de su cuerpo. Era el sentimiento más fuerte que había sentido hacia alguien, deseaba causarle mal al responsable de todo esto, hacerle sufrir, dañarle, joderle la vida. Con la mandíbula fuertemente apretada recordó las palabras que la mujer de tez oscura le había dicho hacía dos minutos: “Vi cómo abría la puerta del conductor y dejaba algo…”.
Se levantó de un salto y fue hasta la puerta del conductor, la abrió de un tirón y miró en derredor. No veía nada, ni un paquete ni un pap… espera, ¿qué era eso que había en el asiento del copiloto? Era un pequeño trozo de papel negro que a primera vista había tomado como basura. Lo cogió con cuidado y lo desplegó. Y las palabras que leyó a continuación le hicieron golpear y gritar de furia e impotencia:

¿Es que acaso no te avisé?

18ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 15, 2008 12:04 am

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Capítulo 15



Despertó con el ruido de unos pasos leves que se acercaban a él y abrió los ojos con pesadez, cuidadoso de que ningún rayo de Sol le diera directamente en ellos. Había una chica joven a su lado, y podía oír un bullicio de fondo, como de mucha gente amontonada detrás de alguna puerta. ¿Dónde coño estaba?

- ¿Dónde coño estoy? –consiguió articular volviendo a cerrar los ojos. La joven enfermera se sobresaltó y se giró hacia él, poniéndole una mano sobre la frente y regulando el suero que colgaba de la percha enganchada a la cabecera de la cama.
- Estás en el hospital –contestó finalmente con una sonrisa, abriéndole los párpados y pasándole una linternita por las pupilas. Gerard gruñó en forma de protesta- Ya está, lo siento.
- ¿Hospital? –preguntó mirándola de nuevo con el ceño fruncido- ¿Otra vez? –realmente le costaba juntar más de dos sílabas sin ahogarse, y la cabeza le dolía terriblemente; se dio cuenta de que llevaba un collarín puesto.
- Es un poco molesto, pero no tardarás en acostumbrarte.
- ¿Qué ha pasado?
- Ahora te lo explicará todo la policía; te tomarán declaración sobre lo que recuerdes y más tarde podrán entrar tus amigos. En media hora te dormirás por la anestesia que acabo de ponerte para la herida de la cabeza ¿de acuerdo? Me pasaré luego a la hora de cenar –añadió guiñándole un ojo. Nada más salir por la puerta, esta se abrió de nuevo y dejó paso a dos hombres de uniforme oscuro y actitud ortodoxa. Se situaron uno a cada lado de la cama, y mirándole con una sobria expresión, comenzaron a hablar.
- Buenas tardes. Somos Agentes Estatales de Investigación Policial de Luxemburgo, estamos aquí para hacerle unas cuantas preguntas. Ya sabe, obtener su versión de los hechos. Estamos trabajando sobre la pista de la persona que le ha hecho esto –al decir la última palabra hizo un gesto con el brazo que pretendió abarcar la camilla en la que se encontraba Ge tumbado. Ante el silencio de Gerard, le miraron con gesto grave como si temieran que no pudiera comprenderles; uno sacó una grabadora y otro una pequeña libreta- Sabrá supongo porqué estamos aquí ¿verdad? –Gerard asintió- De acuerdo, esto será muy rápido, sólo tiene que responder a unas sencillas cuestiones que le vamos a formular a continuación y nos iremos.
- Bien.
- Responda con sinceridad y recuerde que no debe omitir ningún detalle, por insignificante que le parezca ¿entendido? –dijo preparando la grabadora para comenzar la entrevista.
- Entendido –y un ‘click’ le dio a entender que la grabadora estaba en marcha.

_____________________



Frank caminaba de un lado a otro frente a la puerta con aire nervioso mientras los demás esperaban sentados con la mirada ausente. Hacía dos horas que le habían dado el alta, y nada más salir de la Sala de Observación había intentado entrar a la habitación de Ge, pero dos policías atestados uno a cada lado de la entrada le habían negado el paso, y para colmo, cuando la enfermera con la que últimamente habían trabado un pequeño feeling de complicidad había salido con la noticia de que Gerard por fin había recuperado la conciencia, los primeros en pasar habían sido esos dos gorilas. No se lo podía creer, las primeras caras que le explicarían lo que había ocurrido iban a ser las de dos tíos trajeados con aire de suficiencia. Ya habían pasado veinte minutos desde que habían entrado para “aclarar algunos detalles”, según ellos.
De repente, la puerta se abrió rápidamente y los dos hombres salieron hablando entre ellos y echándole una ojeada a las notas que había tomado uno de ellos en su cuaderno. Se dirigieron a los chicos y todos se levantaron de sus sillas; Frank les abarcó con paso firme:

- ¿Han terminado, podemos entrar?
- Sí, ya tenemos lo que nos faltaba por saber. Se encuentra perfectamente, a excepción de unas pequeñas molestias en el cuello…
- Sí, eso nos ha dicho antes la enfermera, ¿podemos pasar ya? –interrumpió Frank con impaciencia. Recibió un ligero codazo por parte de Mikey y una sonrisa forzada por parte del policía.
- No recuerda con claridad el momento en el que la piedra le golpeó la cabeza, y no se recomienda que le hagan forzar demasiado la memoria.
- ¿Le han explicado todo lo sucedido? –intervino Ray.
- Por supuesto –contestó el policía- Pasen ustedes buena tarde.

Todos se quedaron mirando cómo se iban alejando los policías por el pasillo, murmurando algo entre ellos. Con un suspiro, Frank avanzó y abrió la puerta de la habitación seguido de los demás. Gerard estaba semi-tumbado con la espalda apoyada en dos almohadas y sonriendo en dirección a ellos. Su sonrisa le volvía precioso el rostro, cansado pero inmaculado gracias a los cuidados del hospital. Frank no pudo más que devolverle la sonrisa e ir a abrazarle, y una vez se sentó en la cama y enterró la cara en el cuello de su amigo, rompió a llorar. Lo necesitaba, le daba igual si parecía ridículo, necesitaba tener a Gerard entre sus brazos y tocarle, saber que era real el hecho de que estaba bien y fuera de peligro. Notó sus manos acariciándole la espalda y el pelo en gesto tranquilizador, y el nudo del pecho se le fue aflojando poco a poco. Olía bien. Sollozando levemente, acomodó la cara completamente mojada en su hombro mientras se le iban agotando las lágrimas. Con los brazos de Ge en torno a su espalda, su respiración se fue tranquilizando.

- Eh… ¿cómo te encuentras, tío? –dijo Mikey a su espalda.
- ¿Han sido muy duros contigo? –la voz de Bob.
- ¿Eh? –contestó Ge todavía abrazando a Frank- Ah, no no, qué va… han sido normales, me han explicado todo y digamos que me empiezan a venir imágenes sueltas… -cogió aire- pero vamos, que a parte de que siento el pecho como si cinco vacas estuviesen sentadas encima mío pues… me encuentro bien. –volvió a coger aire- La enfermera me ha dicho que me dormiré dentro de cinco minutos más o menos. Joder, me ahogo al hablar.
- No hables más, anda –intervino Ray.
- Me han dicho que vosotros dos también… tuvisteis problemas ¿no? –dijo Gee refiriéndose a Frank y Mikey.
- Oh, sí bueno, a mí me dio un ataque de asma –contestó sonriendo Mik- Estoy con oxígeno cada dos horas, pero me encuentro bien. Los médicos me han dicho que mi organismo irá expulsando poco a poco la mierda que está taponándome los bronquiolos. Tal vez tenga que estar un tiempo con antibióticos, pero nada más, un poco de la tos esa asquerosa que tenía de pequeño ¿te acuerdas?
- Claro… cómo olvidar cuando me escupiste en la boca el día de mi cumpleaños, al toser.
- Ey tío, se te cierran los ojos –dijo Bob con las cejas arqueadas.
- Sí… debe ser la anestesia, no sé… ¿y tú, Frank?
- Puesss bueno, yo perdí el conocimiento en la ambulancia –comentó Frank- pero lo recuperé al poco de llegar al hospital. Me han hecho unas pruebas porque dicen que mi historial pulmonar no es muy bueno.
- ¿Tienes ya los resultados? –preguntó Gerard.
- No –contestó Mikey lanzándole una mirada de aviso a Frank mientras notaba cómo los párpados de Gerard se iban haciendo más pesados por momentos- Se los dan uno de estos días, ¿verdad Frankie?
- Eh… sí. Sí, dentro de poco.
- Oye tío ¿te parece que vengamos a visitarte más tarde? –dijo Ray.
- Pues sí… tal vez sea mejor… -contestó mientras iba cerrando poco a poco los ojos sin apenas darse cuenta- … y así luego pues ya nos vemos y tal… y me contáis todo…
- Ok. Anda, vamos –susurró Bob empujando ligeramente a sus compañeros para que salieran de la habitación- Descansa ¿eh?

Mikey fue hasta Ge y le besó en la frente, y Gerard balbuceó algo que solo entendió su hermano, el cual sonrió con cariño y salió seguido de Ray y Bob; Frank se quedó rezagado con la excusa de que se estaba atando los cordones, y cuando se cerró la puerta, se incorporó y se quedó unos segundos mirando a su amigo, que parecía estar sumergiéndose completamente en el mundo de los sueños. Tenía una expresión tan tranquila… parecía imposible que hace dos días hubiese logrado salir de un bache tan grave como era la muerte en sí misma. A través de sus pestañas, Gerard parecía intentar mirarle y sonreírle en medio de la nube de sueño artificial que le atenazaba por segundos. Frank se acercó a él y le acarició la mejilla, sintiendo un cosquilleo en el estómago al ver cómo su amigo reaccionaba a su tacto.
- Descansa –susurró besándole castamente en la boca.
- Hmm… Frank… -dijo débilmente- quédate…
- Tengo que estar un tiempo con el oxígeno puesto, Gee.
- ¿Mmm?
- Luego vengo ¿vale?
- Hmm…
- Te quiero.





Continua en el siguiente

19ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 15, 2008 12:05 am

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It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
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Pero Gerard ya no parecía escucharle, había cerrado por fin los ojos y su expresión lucía más relajada que nunca, parecía un niño descansando después de un largo día de juegos continuos. Era inocente ahora mismo, era perfecto. Y todavía le tengo, pensó con una inmensa sensación de orgullo y regocijo en el pecho. Hundió la mano en el cabello de Gerard, entrelazando sus dedos con los mechones despeinados, y disfrutó del suave tacto por unos segundos. Sin más, se dio la vuelta y desapareció.
La noche les sorprendió a todos en la cafetería del hospital, acomodados en las sillas y plasmando sus pensamientos en el techo mientras poco a poco iban entendiendo la gravedad de los hechos. Era increíble el escalofrío que les recorría al pensar que tal vez con haber llegado solo medio minuto más tarde, Gerard podría estar en esos momentos muerto. Qué insignificante parecía ahora todo… qué banal, cuando la vida de un amigo había estado a punto de ser perdida.
Qué acojonados estaban todavía Mikey y Frank, y qué inmensa era su perspectiva, pues aunque tenían diferentes puntos de vista sobre el amor que procesaban hacia Gerard, los dos coincidían en que si le hubiesen perdido, habrían ido ellos detrás.
La hora a la que habían quedado en la habitación de Ge se presentó con rapidez, y todos se incorporaron prácticamente al unísono. Entraron uno a uno en su cuarto y se fueron sentando donde pudieron, esperando pacientemente a que su amigo abriese los ojos. No cruzaron ni una palabra entre ellos, ¿para qué? Estaba todo dicho, estaba todo vivido. Estaban unidos por un vínculo que nadie podía romper y en el que nadie podía entrar, una experiencia que había forjado una marca de hierro en sus memorias y en el que todos habían formado parte de alguna manera. En esos momentos, se querían más que nunca.
De repente, Gerard emitió un gruñido y todos se giraron hacia él. Tenía el entrecejo fruncido y parecía estar luchando contra los efectos de la anestesia para abrir los párpados; finalmente y al cabo de unos segundos, el verde de sus ojos podía distinguirse a través de dos finas líneas. “¿Cómo se te presenta la noche, tío?” dijo Bob acercándose a la cama y tocándole el hombro. Gerard giró instintivamente la cabeza y abrió un poco más los ojos; “¿Estáis aquí?” murmuró. “No, somos un espejismo” bromeó el batería, y todos sonrieron mientras se acercaban a contemplar cómo se desperezaba.
Las horas pasaron acompañadas de largas charlas que se cruzaban y derivaban en otras más estúpidas. Reían a carcajadas por momentos, en otros se quedaban repentinamente callados disfrutando de su simple compañía, y en otros tarareaban una canción. Así hasta que llegó la amable enfermera que se encargaba de Gerard y les empezó a instar para que dejaran “descansar al enfermo”.

- ¡Pero si lleva todo el día durmiendo! –rió Bob- Eso no puede ser bueno para ningún ser humano.
- Está recuperando todo lo que lleva perdido en la Gira –contestó Ray.
- ¿Cómo te llamas por cierto? –preguntó repentinamente con voz melosa Bob a la enfermera, lo que provocó un espasmo de tos-risa por parte de Frank- ¿Qué pasa? Desde que hemos llegado, con la única persona con la que hablamos es con ella y no sabemos ni su nombre.
- Charlotte. Pero me gusta más cómo suena Charley –sonrió cálidamente.
- Como mi madre –alegó él en tono despreocupado.
- Eso es mentira –dijo Mikey con el ceño fruncido.
- ¿Y tú qué sabes?
- ¿Cómo que y yo qué sé? ¡Claro que lo sé, tu madre se llama Jane!
- ¡Jane Charlotte!
- ¡Jane Ann! –exclamó Mikey comenzando a reírse por lo ridículo de la situación.
- Bueno… Jane Ann Charlotte, joder –dijo haciendo caso omiso de su compañero y dirigiéndose a Charley de nuevo, la cual observaba la escena con ojos divertidos- En fin, ¿y llevas mucho tiempo aquí?
- Lo suficiente como para saber que en cuanto pueda voy a pedir el traslado. Estoy buscando un trabajo que me permita moverme más, la verdad –todos se quedaron en silencio (incluso Mik cesó su risa) y se miraron entre ellos.
- ¿Lo dices en serio? –dijo Gerard acomodándose entre las almohadas con una renovada energía.
- Si trabajases aquí me entenderías –contestó ella encogiendo los hombros.
- No, verás, nosotros estamos… bueno, digamos que nuestro representante se iba a encargar este fin de semana de contratar a alguien como tú para que nos acompañase en lo que nos queda de Gira.
- ¿Cómo?
- No suele ser necesario, pero llevamos ya varios incidentes médicos… –Frank soltó una risita aguda- …y no les está saliendo muy rentable.
- Es más económico para todos tener a alguien fijo y olvidarnos de problemas –añadió Ray.
- Espera, me… ¿me estáis intentando proponer trabajo? –murmuró Charley con los ojos abiertos de par en par- ¿Que me vaya con vosotros? ¿¡Yo!?
- Eeh bueno, es una proposición solo, no tienes porqué aceptarlo, claramente, pero si dices que quieres pirarte de aquí pues considéra…
- ¿¡Estás de coña!? ¡Es lo mejor que me podía pasar en estos momentos, es lo que necesito! ¿Dónde tengo que firmar? –gritó poniéndose a saltar con una enorme sonrisa.
- ¿De… de verdad quieres?
- ¡OBVIO! Quiero salir de aquí, mi contrato se acaba dentro de dos meses y en fin, confío por vuestra posición, en que todo sea lo más protocolario y legal posible, no parecéis peligrosos mentales –bromeó- Ni la mitad de los pringados que están aquí pueden imaginar el salto que supone poder poner esto en tu currículum. ¡Joder, sí, sí que quiero!
- Vaya pues de puta madre, solo tenemos que llamar a nuestro manager para que ni se moleste en buscar a nadie.
- ¿Le llamo? –dijo Mik buscando el móvil en los bolsillos de su chaqueta.
- ¡Sí, hazlo! –exclamó Charley aplaudiendo- No me lo puedo creer, esto no me puede estar pasando… espera, ¿es una coña? –añadió levantando de repente la vista hacia el techo como si intentase encontrar una diminuta cámara oculta en las esquinas.
- ¿Brian? –dijo Mikey incorporándose y saliendo al pasillo.
- Bueno Charley, supongo que te imaginarás que el ritmo de vida que llevamos nosotros no es muy ameno. Quiero decir que tal vez se vea desde fuera como un camino de rosas, glamour por doquier y todas esas cosas pero…
- Ah no, por eso no tenéis que preocuparos –dijo con un gesto de la mano como desechando esa idea- No soy una entendida de ese mundo pero he vivido un tiempo así. Veréis, cuando yo tenía siete años, mi tío me llevó con él a un tour que hizo por diferentes regiones del sur de Virginia. Obviamente no era tan a lo grande como lo vuestro, pero sinceramente dudo que lo pasaseis tan mal como lo hicimos nosotros… -rió- Luego mis padres se mudaron y vinieron aquí y me alejé de todo aquello.
- ¿Qué toca?
- Tocaba jazz.
- ¿Ya no lo hace, lo dejó?
- Tuvo un ataque –bajó la mirada- Sobredosis. Era un tanto… al poco tiempo de que mis padres me apartaran de él me enteré de que había salido corriendo en medio de un concierto gritando como un loco e insultando al público, y que estaba detenido por varios asuntos relacionados con tráfico ilegal de armas. Tenía vuestra edad cuando murió –un silencio repentino colmó la habitación, y para agradecimiento de todos, fue roto por la puerta de la habitación al abrirse y dejar paso a un Mikey más que enfurecido.
- ¡NO HAY GIRA! –gritó dando una patada a una silla.
- ¿Perdona? –inquirió incrédulo Gerard.
- Lo que oyes –dijo Mikey paseando a un lado y otro de la habitación, mientras todos le miraban expectantes- “Demasiados daños físicos y de imagen” –recitó imitando la voz de Brian. Ya van dos accidentes que son vapuleados por la prensa: el de cuando te arrastró el público y este. La imagen de la seguridad de la organización está quedando por los suelos, y más ahora, Gee, prepárate para esto.
- ¿El qué, qué pasa?
- Mr. White acapara todas las atenciones.

20ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 15, 2008 12:20 am

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Capítulo 16




- ¿¡QUÉ!? ¿¡Estás de coña!? –gritó Gerard.
- ¿Crees que bromearía con esto? –se defendió Mikey- Se ha filtrado, no sé cómo coño lo han hecho, pero ahí está, en boca de todos.
- Ay… me estoy mareando –murmuró con los ojos cerrados al tiempo que Charley saltaba de su silla para ajustarle la vía.
- Esto no es lo que mejor le viene ahora –inquirió la enfermera mirando severamente a Mik- ¿Qué tal si lo comentáis cuando tenga la tensión estable y no sobrelleve un golpe en la nuca a base de anestesia general?

Hubo un silencio general en el que todos los componentes a excepción de Gerard miraron a Mikey como si portase una bomba a punto de estallar. Bob fue el primero en poner en marcha al grupo, levantándolos e instándoles a salir, asegurándole a Ge que irían a verle al día siguiente por la mañana. “Cuéntanoslo fuera” le susurró a Mikey. Charlotte apretó la bolsa del suero, le tomó la temperatura a Gerard y le dijo que iría por la madrugada a visitarle, saliendo con los demás al pasillo.

- Quieren reforzar a lo grande la seguridad –comenzó Mik en bajo- y aprovechando que el caso de Mr. White ya no es ningún secreto, van a ponerle en el punto de mira de todos los medios: periódicos, televisión…
- Joder, esto no me gusta nada, absolutamente nada –replicó Bob masajeándose el puente de la nariz- Este tío está como una puta cabra, me da igual que vaya todo el mundo detrás de él. Sigue siendo un enigma el cómo consigue seguirnos por donde quiera que vayamos. Joder, ¿cómo sabemos que no está ya aquí esperando a que dejemos solo a Gerard? –y dichas estas palabras todos miraron a sus espaldas instintivamente.
- Por eso no hay que preocuparse –intervino rápidamente Charley- Nadie puede estar aquí sin dar una seña de que tiene relación con algún paciente.
- Eso me da igual, de ese pirado me lo espero todo ya, a saber si ha falsificado un libro de familia con el apellido Way. Yo esta noche me quedo con él –señaló la puerta de la habitación de Ge con el pulgar.
- Escuchad, el hospital impone por las noches turnos de vigilancia por las plantas, y sabiendo que hay un ‘famoso’, esa regla se refuerza todavía más. A parte, en la entrada hay apostado un coche de policía única y exclusivamente para él.
- Mira -dijo Frank mirándola directamente a los ojos- ya dejé una vez solo a Gerard en el autobús pensando que estábamos a veinte metros de él y que en una maldita Área de Servicio no ocurriría nada, y ya ves lo que pasó. No te preocupes, Bob –dijo levantando la mirada a su amigo- soy yo el que duerme esta noche con él.
- Bueno eso es lo de menos, podemos turnarnos –propuso Ray.–   No tengo ningún problema en pasar la noche aquí, en serio. Antes me he quedado sobado en el sofá ese.
- ¿No te importa de verdad? –intervino Mikey, obteniendo como respuesta un guiño de Frank- Oye, tío… intenta no… intenta no decirle a Gee nada de lo tuyo ¿vale? Todavía no al menos.
- Sí… creo que será lo mejor… En fin, voy a coger ropa más cómoda para dormir e ‘instalarme’ ya.


________________________



En medio de la oscuridad del cuarto y tumbado sobre el sofá de las visitas, Frank le daba vueltas a cuándo debía decirle a su amigo lo que le estaba pasando. Las cosas se habían vuelto muy complejas de repente, en una simple llamada telefónica. La Gira se había suspendido provisionalmente, al menos durante un mes, hasta que la agencia limpiase la imagen de poca profesionalidad que se habían ganado, y eso suponía suspensión de pagos y retraso en las demás fechas que tenían pensadas para Europa. Eso sin contar con el secreto tornado a voces: Mr. White. No quería ni imaginar lo que podía llegar a pasar si la vigilancia cesaba un segundo, el sólo pensar en ello le ponía los cojones de corbata. Un sonido de sábanas le indicó que su amigo se había incorporado en la cama.

- ¿Estás despierto, Frank?
- ¿Qué haces todavía levantado?
- Vente aquí conmigo anda.
- Hmm ¿me vas a obligar a levantarme? –se quejó mientras se desperezaba como podía en aquel reducido espacio.

Bostezó, y sin más dilación se levantó y fue dando saltitos hasta la cama para que sus pies descalzos no sufrieran demasiado por el frío del suelo. Palpó hasta encontrar la mano de Gerard y la apretó mientras sentía los brazos rodeándole la espalda. Buscó su boca, que se mostró receptiva al primer contacto, y durante largos minutos, estuvieron fundidos en uno, susurrándose comentarios que habían guardado a lo largo del día para cuando estuvieran a solas. De repente Frank sintió a Gerard un tanto estático y se separó.

- ¿Estás bien? Te noto tenso –dijo acariciando el pelo de su amigo.
- Oh, no, no es por ti.
- ¿Entonces por qué es? ¿Es… por lo de la Gira y Mr. White? –se sucedió un silencio hasta que contestó.
- Estoy cagado de miedo, tío –sollozó finalmente tapándose la cara con las manos. A través de los rayos de luna que se filtraban por los resquicios de las cortinas, Frank pudo ver las cejas de su amigo formando una expresión de angustia, y no pudo más que abrazarle, murmurándole cosas como “va a ir todo bien”, “yo voy a estar contigo” o “venga, no llores”- Ahora de repente todo está patas arriba –balbuceó sorbiéndose la nariz- No hay Gira, no hay secreto… no hay nada, joder.
- Ey ey, intenta ver todo con un poquito más de luz –dijo Frank cogiéndole la cara a su amigo y obligándole a enfrentarse a sus ojos- Este inciso en la Gira nos viene de puta madre si lo piensas bien, tomémonoslo como un descanso para quedarnos en casita, ver a la familia, a la gente de New Jersey. Y a mediados de Octubre, otra vez aquí. Y a Mr. White lo van a pillar por mis santos huevos, vamos que si lo hacen. Los medios están esta vez de nuestra parte. Ese no te va a volver a tocar, Gee.
- Ni se te ocurra dejarme solo.
- ¿Eres tonto? Pues claro que no –dijo besándole en la frente. Gerard sonrió- Venga, vamos a hacer un planning para cuando estemos allí. ¿Qué quieres hacer?
- Pegarme un tiro.
- Bueno, no está mal, pero vamos a buscar planes alternativos ¿te parece? –rieron- Yo la primera semana estaré enteramente en casa de mis padres, veré a los perros…
- ¿No se te murieron hace dos años?
- Oh… vaya, es verdad. Bueno, pues sin perros. Veamos, la segunda semana me iré a mi casa, llamaré a la gente que siga allí y no sé, saldré con ellos por el barrio… lo echo tanto de menos, Gerard… ¿tú lo echas de menos?
- El tuyo sí, el mío no.
- ¿Qué te parece si te vienes a mi casa las dos últimas semanas?
- ¿Yo? –Frank asintió sonriendo- Me encantaría.
- Eso sí, con una condición.
- ¿Cuál?
- Que me dejes teñirte el pelo de negro.
- ¿Qué…? Fue idea de Mikey lo de ponerme el pelo-ketchup.
- ¿En serio? –murmuró Frank rascándose la coronilla- Bueno, el caso es que el negro te hace muuucho más sexy ¿sabes?
- Hmm está bien saberlo –susurró Gerard acercándose a su amigo y mordiéndole sutilmente el labio inferior con una sonrisa de medio lado. De repente, se separó- Escucha Frank, ¿cuándo vamos a contarle a estos lo nuestro?
- ¿Qué? Eso ya lo hemos hablado Gee, quedamos en que era asunto nuestro.
- ¡Ya, pero me siento culpable!
- ¿Culpable por qué? No le estamos haciendo daño a nadie ¿no? Ni siquiera les estamos mintiendo.
- Pues me siento como si así fuera –finalizó Gerard bajando la mirada- Me sentiría mucho mejor si se lo contásemos a Ray y Bob, son como mis hermanos, y… la verdad, no entiendo a qué le tienes miedo.
- Tengo miedo a una reacción de la del estilo de Mikey.
- Pero eso no va a pasar, Mik lo interpretó mal, y bueno, ahora le tenemos a él precisamente de nuestro lado para que nos apoye en caso de que la cosa vaya mal.
- Ah, Gerard, con lo tranquilo que estaba… lo que mejor me viene para sobrellevar lo otro.
- ¿A qué te refieres con “lo otro”? –preguntó Ge con el ceño fruncido mientras contemplaba en la semi-oscuridad a Frank frotarse los ojos con cansancio- Joder tío, has dicho que todo estaba bien, ¿o era para que no te diese la brasa?
- No, no es eso Gerard…
- ¿Ah no, entonces qué es lo que tienes que sobrellevar si no es lo de la Gira, si puede saberse? ¿Que va a llover? Venga ya.
- Cállate joder, no tienes ni puta idea –se hizo un silencio repentino- Mira, me dijeron y me hicieron jurar que no te contase nada de esto, que esperase un poquito más a que estuvieses con ánimos… pero aun a riesgo de parecer egoísta, confieso que prefiero que lo sepas a que pienses que “no quiero que me des la brasa” –concluyó imitando la voz de Gerard y levantándose- Verás, no sé si te acordarás de que me han hecho unas pruebas.
- Sí, claro. Pero todavía no te han dado los resultados.
- Vale, pues eso es lo que tengo que corregir de la historia: sí que me los han dado.
- ¿Qué? ¿Y por qué no me lo habéis dicho, qué pasa, hay algo por lo que deba preocuparme?
- Pues que… a ver no te alarmes ¿vale? No hay nada garantizado y bueno, en el peor de los casos, la medicina está muy avanzada hoy en día…
- Vale, así es como me estás asustando, ¿qué coño pasa Frank?
- Es posible que me tengan que operar.


__________________



"Se les comunica a los señores pasajeros que el viaje Arrondissement de Virton – New Jersey está a punto de llegar a su fin. Les pedimos por favor se abrochen los cinturo…”. Gerard tenía los ojos cerrados. Llevaba todo el viaje así, fingiendo que dormía. Pero no lo había hecho en todo el trayecto, tenía demasiadas cosas en la cabeza, demasiada saturación para poder relajarse apenas dos minutos seguidos, y eso sin contar con la jodida incomodidad que suponía el collarín. “…La compañía les da las gracias por la confianza que han depositado al viajar con nosotros, y les…”. Vaya, realmente ya estaban en New Jersey, parecía un sueño muy lejano hacía dos días, pero claro, ¿qué esperaba? Hacía apenas cuarenta y ocho horas que se había enterado de la peor noticia que podía recibir. Ni cincuenta Mr. White detrás suyo, ni dos años de Giras canceladas podían igualar aquel golpe tan bajo. Todavía recordaba cada palabra de la conversación que había tenido con Frank en su habitación, el tono de cada sílaba, los gestos que había podido atisbar entre indiscretos rayos de Luna:

- Verás –comenzó- al principio parecía muy sencillo todo, creían que había sido una simple inhalación de humo. Pensaron que con el tratamiento que os habían puesto a ti y a Mikey para expulsar el gas de forma natural me serviría de igual manera a mí, pero bueno, aquí está el meollo del asunto. Al parecer tengo el nivel de células madre muy limitado por la falta de oxígeno que sufrí. Esto quiere decir –añadió al ver el gesto desconcertado que había hecho Ge al oír aquello- que en un organismo con un sistema respiratorio completamente sano lo normal es que las células regenerativas tengan un período de aguante más largo y puedan regenerar el tejido dañado… es decir: las defensas más fuertes, vaya, pero dado mi historial médico, es más que obvio que no es así en mí, no se pueden… digamos “desatascar” los bronquiolos que han sido taponados, no tengo recursos para hacerlo. He perdido capacidad y fuerza en los pulmones, ¿entiendes?
- ¿Me… me estás diciendo que los pulmones no te van a aguantar, que están hechos mierda?
- Más o menos. Y aquí es cuando cobra sentido lo de que la medicina está muy avanzada: tiene solución
- ¿Operarte?
- Sí –Gerard se tapó la cara con las manos- Escucha, hay dos soluciones. La verdad es que no tengo ni idea de qué coño hacer, me acojonan las dos, ¿sabes? –alegó sentándose de nuevo en el borde de la cama- Me pueden o trasplantar unos pulmones sanos de alguien más joven y olvidarme del tema hasta dentro de muchos años, o que me abran y me implanten células madre en las zonas dañadas y me limpien los pulmones con una sonda quirúrgica o… algo parecido creo, no sé, me han puesto un vídeo explicándomelo todo y no era demasiado agradable. En teoría esto segundo es menos peligroso y aparatoso, pero tampoco me aseguran una salud a largo plazo, y… en serio, Gerard… no sé qué hacer…


“…Junto a la bandeja asignada a cada cliente hay un formulario que les agradeceríamos rellenasen…”. Frente a estas palabras, se había quedado mudo. No había podido responderle más que monosílabos incoherentes antes de zanjar la conversación con un “Tengo sueño Frank”. Demasiados términos médicos, demasiada palabrería y todo para nada más que intentar tapar la realidad: si Frank -SU Frank- estaba así ahora era por su maldita culpa, por subir a salvarle a él, por pasar tanto tiempo inhalando ese humo artificial que había funcionado como detonante para su organismo. Ok, no había sido él el que había tirado esa bengala pirotécnica por la ventana, pero sí había sido ‘su persona’ la que lo había provocado. Al fin y al cabo, el simple hecho de existir servía de excusa a Mr. White para seguirle y martirizarle de esa manera. Y ahora encima no sólo a mí, pensó con un nudo en el estómago, ahora da igual quien caiga de por medio… ¿debería seguir permitiendo esto? La respuesta era obvia: NO. Quizás tuviese que darse un tiempo hasta que las cosas se calmasen y la banda dejase de estar en tal punto de atención en el que se encontraba. Mierda, se dijo mientras una lágrima escapaba de sus párpados cerrados, y se apresuraba a borrarla de su rostro antes de que los demás recayesen en ella. Lo cierto es que necesitaba un tiempo sin las constantes atenciones de sus compañeros, necesitaba unos días solo para poder llorar, desahogarse, meditar e intentar sofocar el sentimiento de culpabilidad que parecía extenderse cada vez más con cada latido… sí, realmente lo anhelaba.
“No olviden recoger las bolsas de mano que hayan depositado en los compartimentos situados sobre sus asientos, y…”. Vaya, por la ventanilla podía divisar ya áreas industriales que rodeaban las autopistas; resultaba siniestro a la vista contemplar cómo las fábricas se alzaban amenazantes sobre los conductores como queriéndoles advertir de lo que iban a encontrarse en unos pocos kilómetros, le gustaba contemplarlo siempre que volvía a casa. El avión fue ganando velocidad en el aterrizaje hasta que finalmente, una sacudida que hizo que le diese un pinchazo en el cuello les indicó que habían tocado tierra. Miró a su derecha y se encontró con la sonrisa agotada de Frank, a la cual respondió mientras se acomodaba el collarín. Pensó en Charley, y en lo contenta que parecía con la idea de irse con ellos, ver más mundo y ofertas. Sí, era un buen fichaje, Brian se había encargado de que no se le escapase ofreciéndole un contrato bastante bueno, y ella había aceptado: en cuanto se reiniciase la Gira, comenzaría a trabajar con el grupo. Se sorprendió a sí mismo sonriendo y miró a su alrededor. Le faltaba Bob. Se habían despedido en el aeropuerto, pues él cogía otro vuelo con dirección a Chicago, donde estaba toda su familia. Se verían en apenas un mes, pero su ausencia se hacía notar; los cuatro amigos que viajaban ahora juntos no reían tanto.




Primera parte TERMINADA Very Happy

21ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 15, 2008 8:45 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Va tía, has hecho que me vicie, me he leido el prólogo y el capítulo 1 y voy a seguir...jojojo Twisted Evil (?)

22ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 15, 2008 9:43 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

dee*
tía, que tonta soy
me he saltado el segundo capítulo XDDDDDDDDD
y he leido directamente el tercero (obvio dee*)
(hoy estoy que lo tiro eh XD)
voy a leerlo XD

23ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 15, 2008 10:47 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Ya lo he leido
*_*
XDD Qué situaciones
Cuando Frank sueña eso y le despierta Gerard ahí e_e
y él en plan: wtf O_o qué coño he soñado?
XDDD
ahora voy a el 4 dee*

24ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 15, 2008 11:05 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Yeah, se han besado *_______*
Que fuerte, yo leyendo un fic
Ver para creer dee* (?)
Es que el tuyo es demasiado bueno, amor (L)

25ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 15, 2008 11:17 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

JAJAJA
tía, sabes que cambian en el fic la palabra sex0 por "hacer el amor"? XDDDD

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