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ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F]

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greynail
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101ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 28, 2008 5:52 pm

greynail


Headfirst for halos
Headfirst for halos

Qué zorra :_______________D
Cuando llegue a Demolition Lovers estoy por ir borrando antiguos post según vaya escribiendo nuevos xDDDDDD

102ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Nov 28, 2008 11:43 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Si no se pueden borrar los post, no? XD

103ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 29, 2008 2:15 am

paOla*

paOla*
Skylines and turnstiles
Skylines and turnstiles

jajajajaja xDDD

oye Blancaaaa!
te importa si le paso tu fic a una amiga mia?
(Miriam)
que el otro día le hablé de los genial que es...
y se muere de ganas por que se lo pase!
(esque te voy promocionando por la vida xD)

104ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 29, 2008 3:50 am

My BeauT!fu| VaMp!re

My BeauT!fu| VaMp!re
You know what they do to guys like us in prison
You know what they do to guys like us in prison

hi ^^
ta muy xido... Smile
el ficcc..! aunq no m gusta qse frerard.. Razz
bueno noce q dcirt, tu fic sta xido.. yeaaahh! Cool
bueno bye besos..
cuidat..

105ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 29, 2008 6:32 pm

greynail


Headfirst for halos
Headfirst for halos

Claro Pao *_____________*
Eso ni se pregunta I love you

106ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 29, 2008 10:52 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Te harás famosa a este paso, Blanka Cool

107ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Sáb Nov 29, 2008 11:37 pm

greynail


Headfirst for halos
Headfirst for halos

Sí, pero no quiero fotos por favor Cool
Ñeee amo la canción que tengo ahora

108ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Dom Nov 30, 2008 12:24 am

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Of course, te protegeremos y te pondrás tus super gafas, irreconocible Cool

109ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Dom Nov 30, 2008 8:00 pm

paOla*

paOla*
Skylines and turnstiles
Skylines and turnstiles

jajajajajajja xDDDD
pueeessss...
cuando te hagas famosa
me acercaré a ti como una loca!!!
y tus guardaespaldas me sujetaran
como a una loca psicopata!
xDDDD

(creo que esto ya te lo dije un día xDD)
@.@
sensación de deja-vu

xDDD

110ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Dom Nov 30, 2008 9:14 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Eh, eh, cuidado con Blanka Mad
que yo soy su guardaespaldas Cool

111ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Dom Nov 30, 2008 9:53 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Por cierto, sube capítulo e_e

112ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Lun Dic 01, 2008 10:25 pm

greynail


Headfirst for halos
Headfirst for halos

capitulo20



Volvían a estar todos juntos. Habían aterrizado en Moscú hacía siete horas, se habían reencontrado allí con Bob, y ahora, como en los viejos tiempos, viajaban en autobús hasta un hotel fuera de la capital, descansando de la rueda de prensa que habían tenido por la mañana. Gerard intentaba dormir algo, con la cabeza apoyada en el cristal de la ventana, agotado. Tal y como había temido, las preguntas habían ido mayoritariamente dirigidas hacia el ‘Caso White’, como lo habían apodado los medios. Un aire expectante se apoderaba de la sala en cuanto algún periodista acaparaba la atención sobre ese tema… para qué engañarse, sabía que no dormiría en una buena temporada. No se podía olvidar de añadir que no hacía ni dos días, había tenido una escena bastante fuerte con Frank. Sí, realmente era eso lo que no le dejaba descansar, lo que le hacía caminar sin ganas, lo que le hacía necesitar compañía de forma desesperada, y odiarla en cuanto la conseguía. El episodio con su amigo se le repetía sin cesar, como si alguien le pusiese en el cerebro una y otra vez la misma película… a veces a cámara lenta, otras más rápido, pero siempre con las mismas palabras retumbando en su cabeza.
Había comenzado normal: él, vacilante, le había ido exponiendo con delicadeza un punto tras otro, lo que le atormentaba sobre su relación y los motivos de todo lo que pensaba respecto a ella. La conversación se había prolongado durante media hora larga y había tomado un buen camino; Frank parecía entender todo lo que le explicaba… al menos hasta que llegó la última parte.

- Gerard -interrumpió el guitarrista de repente- Siento que tienes algo dentro que… estás esperando a decirme. Es como si te costase arrancar, llevas media hora explicándome rayadas que sé que van a algún lado, así que suéltalo ya, por favor.
- Eh… vale –murmuró sorprendido. Carraspeó y se acarició la nuca- ¿No quieres rodeos?
- No, por favor. Dilo.
- Ok, bien. Tenemos que dejarlo, lo… que sea que tengamos, hay que cortarlo, y cuanto antes mejor –dijo del tirón sin poder mirarle a los ojos- Yo… haré mis maletas y me iré a dormir el día que nos queda de vacaciones a mi casa, o a casa de mi padre, que sólo le he visto dos días, no lo sé –alzó la vista hacia su amigo y contempló su gesto. Era horrible, su boca estaba abierta unos centímetros, y sus ojos miraban hacia el frente, pero carecían de expresión. No se movía.
- Eh…
- Está decidido –susurró levantándose de la silla- Hasta que atrapen a White.
- P-Pero… ¿por qué?
- No me hagas repetir la media hora de charla que te he soltado, Frank, creía que me estabas escuchando.
- Sí… claro que te estaba escuchando, pero… es…-de repente pestañeó con fuerza, agitó la cabeza como si se estuviese recuperando de un shock, y se levantó con una mirada de reproche- Es una medida exagerada, Gerard, ¿de qué va esto?
- Sabía que esto tenía que pasar. Lo he pospuesto demasiado tiempo, y mira lo que ha pasado: ahora tú también estás amenazado. Mi madre también, pero… en fin, no puedo dejar de ser su hijo por más que quiera. Pero de ti sí que puedo separarme.
- ¡No, no puedes! ¡No de este modo!
- Sí, claro que puedo –los ojos se le empezaron a humedecer de nuevo- Y de hecho es lo que voy a hacer a partir de este momento, Frank.
- Esto no lo haces por mí –sentenció frunciendo el ceño cuando Gerard se disponía a salir de la habitación.
- ¿Perdona?
- Sí, acabo de verlo tan claro… ¿Te crees que soy estúpido? ¡Venga, leí esa nota que escribiste hace dos días! “Redención” –exclamó recalcando con amargura la última palabra- Buscas algo que te haga daño para no sentirte culpable frente a los demás y tener la excusa de que tú también estás sufriendo. ¡Lo haces porque te sientes culpable!
- ¿Cómo cojones puedes decir e…?
- ¿Te das cuenta de que esto también me hace sufrir a mí? ¿Qué creías, que ibas a cortar conmigo y yo te iba a decir “¡Claro, Gerard, gracias por pensar en mí!”?
- ¡No estás siendo nada racional, Frank! Te he dicho que cuando acabe todo este lío, las cosas volverán a ser como antes.
- Joder, tío, pareces nuevo en esto –rió fríamente- ¿De verdad crees que va a ser igual? Sabes de sobra que hay mil maneras para que lo nuestro no salga a la luz, sabes que podemos aguantar, que podemos disimular, disfrazarlo. ¡Mil maneras! Te he dado motivos más que suficientes para intentarlo, te he demostrado que estoy preparado para cualquier cosa, pero… joder, no para esto. No…no, no podrá ser nunca igual ahora que me doy cuenta de lo egoísta que eres. ¡Lo estás haciendo única y exclusivamente por ti, y parezco imbécil por no haberme dado cuenta en cuanto leí esa estúpida nota de mártir!
- ¿Pero tú de qué coño vas? ¡Deja de joder con gilipolleces! O lo tomas, o lo dejas ¿estamos? Si lo tomas, de puta madre: me demostrarás que de verdad me entiendes y quieres ayudarme, y si lo dejas… pues tal vez haya sido un acierto hacer esto, porque así me habré dado cuenta de qué palo vas.
- ¡Pues ten por seguro que no lo tomo! –gritó dando un puñetazo a la pared- ¡Me cago en Dios Gerard, iba todo bien, por fin habías conseguido abrirte del todo a mí… y ahora lo tiras todo por la borda! –respiró apretando los puños intentando calmar su pulso- Soy yo el que me acabo de dar cuenta de qué palo vas tú. Eres muy frío, una persona que no duda en sacrificar a los demás por aliviar su conciencia, por mucho que intentes convencerte de que lo haces por ayudar a los demás.
- ¿Eso piensas? –dijo cruzándose de brazos- Pues mira, cretino de mierda, aquí el egoísta te va a decir algo: podíamos haber acabado muy bien, podíamos haberlo hecho llevadero teniendo de vez en cuando ‘algo’ que no apagase la mecha. Confiaba en tener tu apoyo y que en un futuro todo saliera bien. Pero lo has jodido todo, absolutamente todo, Frank, ¿te enteras?
- ¡Perfecto! ¿algo más?
- Sí. Tú y yo hemos terminado para siempre.

Acto seguido, Gerard salió como una exhalación del cuarto, bajó a la planta de abajo y telefoneó a su padre para comentarle que iría con él. Avisó a los guardaespaldas de que se mudaría de vivienda para que pusieran en marcha la maldita patrulla que le vigilaba, y volvió a subir. Deseó con todas sus fuerzas que Frank no estuviese todavía en la habitación, no quería hacer las maletas bajo su mirada. Por suerte, vio una puerta cerrada al fondo del pasillo y entendió que se había encerrado allí, así que suspiró aliviado y se dispuso a meter con rapidez toda su ropa y los objetos personales que se había llevado para esas dos semanas. Al cabo de veinte minutos, arrastraba sus maletas por el hall hacia el coche de policía.


No quería recordarlo más, se estaba deprimiendo, y bastante tenía con asumir que su relación había quedado más que enterrada. Ni siquiera se había despedido de él, y obviamente restaba decir que no se habían dirigido la palabra durante el día. Mikey por suerte había sido puesto al tanto, y fue el encargado de pedirles a Bob y Ray que no forzasen ninguna situación entre ellos dos. Era frustrante, había tenido muy poco tiempo para pensar en lo que habían hecho, lo que se habían dicho con esas palabras. Era todo confuso, difícil de analizar, pero algo tenía claro, o al menos eso creía: Frank tenía razón. Sí, era así, tal cual. Había dado en el clavo, ni más ni menos, y odiaba reconocerlo. Su amigo le había echado en cara el mirar hacia sí mismo y no pensar en los demás, y eso le había ofendido en el momento ya que tenía la idea de que su decisión había sido de lo más altruista, pero joder, ahora en frío se veía de forma muy diferente. Estaba agotado; miró el reloj: eran las 18.17, noche cerrada ya en la ciudad. Se identificaba con el cielo negro. Rebobinemos la escena de nuevo, pensó suspirando y cerrando los ojos para rendirse al suave golpeteo de la lluvia que empezaba a caer contra su cristal. Notaba como su mente empezaba a dispersarse en un estado de duermevela.
- Ey –susurró Mikey sentándose a su lado- ¿Se puede, o quieres dormir?
- Mmm no no –balbuceó incorporándose y frotándose los ojos- Me apetece hablar con alguien.
- ¿Qué tal te encuentras? -dijo con una sonrisa tímida. Gerard se la devolvió por inercia.
- Cansado, muy cansado. Esa entrevista ha sido agotadora, me han estado acorralando contra las cuerdas la hora entera –bufó.
- Ah, bueno, más bien me refería a lo de Frank, pero es cierto, hablemos de la entrevi…
- ¿Lo de Frank? –repitió mirando hacia el asiento donde el guitarrista descansaba. Tenía los cascos puestos, y parecía dormir- Lo llevo… bueno, ya sabes, dándole vueltas supongo. ¿Has estado con él?
- Sí, he estado sentado con él desde que hemos subido al autocar.
- Ahá –dijo en un intento fallido de indiferencia. Su corazón estaba latiendo más rápido por segundos, pero no quería mostrar interés alguno.
- ¿No me vas a preguntar qué me ha dicho?
- Pues sinceramente, no sé si es lo que necesito ahora. Tengo bastante con recordar la escenita.
- Sí, ya me la ha contado.
- ¿Te la ha contado? ¿Y qué te ha dicho, qué piensa? –a la mierda el intento de indiferencia.
- Bien, pues a ver –dijo Mikey acomodándose en el asiento y entrelazando las manos detrás de su nuca- Está hecho polvo, eso para empezar, ha llorado tres veces a lo largo de la conversación. Se siente culpable por haber discutido, pero también muy dolido por haberle utilizado para aliviar tu sentimiento de culpa.
- Ya veo. Ok, he cambiado de opinión, he decidido que no me apetece hablar de este tema.
- Mira, sinceramente Gerard, creo que tiene parte de razón. ¡No me mires así! Creo que, joder, no hay nadie que te haya dado más apoyo y protección que él, y aun así has querido cortar con probablemente lo único bueno que tenías… de hecho, que teníais los dos.
- Me lo dices como si yo dijese lo contrario, como si estuviese contento de esta situación. Si tú ves tan claro que esto ha sido una putada para Frank y para mí, ¡imagínate cómo lo veo yo! –exclamó dándole la espalda a su hermano- Está claro que no tienes ni idea de cómo lo he pasado, y me juzgas. Eres tonto del culo, Mikey.
- A ver… -suspiró- No te estoy juzgando. No lo hago, de verdad, es solo que me da tanta rabia que sea un factor externo lo que acabe con lo que fuera que tuvieseis… y como además los dos sois unos cabezotas de mierda, pues ninguno da su brazo a torcer ni se digna a intentar hablar con el otro. Y mírame, aquí me ves, haciendo de celestino contándote lo que me ha contado él para luego ir a contarle lo que me vayas a contar tú. La situación es patética, lleváis dos días sin cruzar ni una jodida mirada –finalizó frotándose los ojos por dentro de las gafas.
- Yo lo tengo muy claro Mik: no vamos a volver a tener nada hasta que White no esté entre rejas. Si él es capaz de aceptarlo, seré todo oídos para escuchar lo que tenga que decirme, pero permíteme que me muestre escéptico después de lo que me soltó.
- Se arrepiente de lo que te dijo, créeme. Pero entonces oye, si le hago ver tu punto de vista y le convenzo para que intentéis arreglarlo, ¿serás amable? Quiero decir, no vas a intentar hacer de vengador justiciero y esas cosas ¿no?
- No, supongo que no soy tan “egoísta” –recalcó imitando la voz de Frank en la última palabra.
- Gerard, por tu padre, que es también el mío.
- Vale, está bien. Seré… normal.
- Perfecto –dijo guiñándole un ojo y levantándose para ir a los asientos del final junto a Frank, el cual abrió los ojos con pesadez y se quitó los cascos para escuchar lo que le decía.

Ah… había sido incapaz de confesarle a su propio hermano que en cierto modo se sentía identificado con la acusación de Frank. El orgullo, como siempre, se había antepuesto, y en vez de reconocer que posiblemente hubiese algo de razón en las palabras del guitarrista al llamarle frío y egoísta, se había limitado a salvarse el culo frente a Mikey. Sólo me faltaba tenerle a él también en mi contra, pensó apoyando la frente de nuevo en el cristal. Miró de nuevo la hora: las 18.25. Era completamente imposible dormirse, pero aun así hizo un acto de voluntad y cerró los ojos para hacer aquel ejercicio de relajación que aprendió en alguna parte, la de imaginar paisajes solitarios. Le salió un acantilado de acojonante altura al que solía escaparse cuando estaba ebrio de joven. Uh… malos recuerdos, fuera, se dijo. Bien, un poco más de concentración y tal vez… sí, la puesta de sol frente al precipicio desapareció para dar paso a una colina cubierta de kilómetros y kilómetros de hierba verde y fresca. Nah, algo menos típico, por favor. De nuevo la imagen se extinguió y fue sustituida por un mar helado y acorralado por icebergs. (?) Está bien, desisto. Pero justo unas milésimas antes de que se dispusiera a abrir los ojos, salió de su mente un paisaje más familiar: una explanada de tierra seca, un cielo gris, una fábrica nuclear al fondo protegida por altas rejas coronadas de pinchos, varios carteles con numerosas advertencias escritas, un olor podrido proveniente de un río contaminado, probablemente escondido detrás del edificio. Frunció el ceño extrañado de tener esa imagen en su memoria. A lo lejos a la derecha podía ver la colina de Belleville, con un aire alegre en comparación con lo que se presentaba ante sus ojos. Eso lo había vivido, había estado ahí, era el ‘Terreno Vedado’ de New Jersey. Ah, cómo olvidarlo, claro. No contaba con más de once años cuando dos amigos suyos le habían liado para conseguir un bus que les dejara en la zona más próxima a la imponente extensión, nada más y nada menos que a 13 kilómetros de distancia. Se habían cagado vivos al oír los aullidos de varios coyotes no muy lejos de la fábrica. Eso sí, lo peor había sido la vuelta a casa con los gritos de su madre y la torta en la cara de su padre. ¿Cómo se le ocurría llegar a las doce y media de la noche? Les había tenido tan preocupados… irresponsable, esa era la palabra, estúpido irresponsable, ¿acaso no sabía los innumerables peligros que le deparaban las calles a esas horas a un niño de tan corta edad? Miles de horrores le podían haber pasado, oh sí, secuestrado, atracado, violado, pegado, e incluso matado eran muchas de las cosas de las que se había librado por increíble que pareciera. Su abuela había llamado a la policía, toda la familia estaba alerta. Y todo por el idiota del niño, todo por ir a un sitio que además estaba prohibido. Estaba castigado sin salir cincuenta y siete años, que se olvidase del televisor, que se olvidase de los discos y las salidas al parque. Y debía estar agradecido de que no recibiera una buena sesión de bofetadas. La abuela me consoló, pensó con una creciente sensación de amor.
Cómo echaba de menos a su abuela. Recordaba de pequeño contemplarla mientras tocaba el piano, con su pelo recogido en dos palos finos de madera. No le gustaba llevar el cabello suelto.
- Gerard…
- Dime, abuela.
- ¿Qué? Venga, despierta, ya hemos llegado.
- ¿Eh? –dijo abriendo los ojos de par en par.
- Te has quedado sobado –rió Bob- Ya estamos en el hotel, tío, y creo que está esperándonos Charley.
- ¿Qué Charley? –dijo desperezándose. De repente cayó en la cuenta- Oh, sí, Charley. Guay –zanjó con un bostezo.

113ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Lun Dic 01, 2008 10:49 pm

greynail


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capitulo21



Charley se abalanzó sobre Gerard en cuanto lo vio aparecer por el hall; lucía una sonrisa enorme que brillaba a juego con sus ojos. Le preguntó seguidas veces cómo sentía los pulmones, el pecho, si se mareaba en ocasiones, si se le alteraba el pulso, si…
- Charley.
- Dime.
- Basta –sonrió Gerard- Me encuentro bien.

Todos dejaron riendo sus maletas en recepción y hablaron con ella de lo que había hecho cada uno en su mes de vacaciones. Cuando le tocó el turno a Frank y Gerard, Mikey interrumpió casualmente la conversación alegando que tenía un hambre atroz y que deberían ir al comedor por si aún servían comida. Por desgracia para todos, la cocina había cerrado, y tras dar muchas vueltas buscando algo productivo que hacer, desistieron y se dirigieron a sus habitaciones a descansar. Tras media hora, Ge se encontraba todavía en pantalones vaqueros tumbado sobre el colchón, incapaz de ponerse el pijama y con la mirada perdida en el techo cavilando en sus pensamientos. Tocaron a la puerta; era Mikey.
- ¿Te ibas a acostar ya?
- Sí… bueno, no, estaba solo tumbado… bueno, no lo sé, pasa.
- He hablado con Frank sobre lo vuestro –dijo mientras entraba y se sentaba en la cama- Ya sabes, lo de la charla que debéis tener.
- Oh, bien, ¿y qué ha dicho al respecto? –preguntó frotándose los ojos con cansancio, cuestionándose a sí mismo si quería saber la respuesta.
- Pues si te soy sincero, no me ha quedado claro. Le he visto un poco… reacio.
- ¿De veras? –eso no se lo esperaba- Vaya… pues no sé, Mikey, entonces no hay nada que puedas hacer ya ¿no? Gracias por intentarlo de todas formas.
- Yo creo que sí puedo razonar un poco más con él. No sé, tal vez pillándole en un momento mejor, estaba como… distraído ¿sabes? –frunció el ceño- Miraba todo el rato detrás mía y a mitad de la conversación, cuando no venía a cuento, me ha preguntado que si ibas a bajar. Le he dicho que intentaría convencerte, y cuando me dirigía al ascensor, me lo ha vuelto a preguntar.
- Qué extraño.
- Sí. Definitivamente no es muy coherente su actitud –comentó encogiéndose de hombros- En fin, voy a bajar un rato, que está sintonizada la MTV en el salón, ¿te vienes?
- Mmm estoy muy cansado, Mik.
- No te vas a dormir en horas si te quedas en la habitación. Sólo será un rato, y subimos en seguida, anda.

Gerard chascó la lengua, pero se levantó con pereza de la cama y buscó la camiseta que se había quitado al entrar en el cuarto. Ambos hermanos salieron al pasillo intercambiando escasas palabras, y bajaron a la salita de entretenimiento del hotel. Estaba pulcramente decorada con cuatro sillones tapizados en azul alrededor de una humilde mesa de madera de olmo. A primera vista no había nadie, lo cual les pareció perfecto, pues no querían revuelo ni miradas hacia ellos. Pero pronto recayeron en un sofá situado estratégicamente en la esquina más lejana de modo que los que se sentasen en él estuviesen más recogidos que el resto. Había dos personas, un chico y una chica hablando en voz baja. Mierda, pensó Mikey al acercarse a uno de los sillones colocado frente a la televisión. Era Frank, Frank con una joven de pelo rubio. Deseó que su hermano no se hubiese fijado en ellos y se hubiese dirigido al sillón contiguo al suyo sin prestarles atención, pero en el momento en el que se giró para mirarle supo que, por la expresión de su cara, sí, les había visto. Gerard se sentó con los ojos ligeramente entrecerrados en un gesto mezcla de curiosidad y desconfianza, pero desvió pronto la vista hacia la televisión. Mikey observó a la pareja, y creyó reconocer a la chica: era la que les había dado las llaves de las habitaciones, y a juzgar por la ropa de calle que llevaba puesta, entendió que había terminado su turno de trabajo. Frank les miró y les saludó con la mano, sonriente. Demasiado sonriente, se dijo el bajista. Bueno, de momento no estaban haciendo nada extraño, al parecer sólo hablaban, así que no iba a hacer juicios sobre la situación. Tenía un mal presentimiento, pero aun así se concentró en la melodía de “Holiday” de Green Day, que estaban pasando en ese momento por la televisión.

...I beg to dream and differ from the hollow lies
This is the dawning of the rest of our lives
On holiday...


No sabía si eran sensaciones suyas o estaban más juntos por segundos. Frank le sonreía de medio lado a su… bueno, a su nueva amiga, con un brillo extraño en los ojos mientras pasaba sus manos por los hombros de esta.

...Can I get another Amen?
There's a flag wrapped around a score of men
And gag a price tag bag on a monument...


La chica soltó una carcajada insulsa y tontaina que le revolvió las entrañas. Sintió repulsión hacia ella, no paraba de reírse tontamente tapándose la boca con la mano como si de una colegiala se tratase. ¿Qué pensaría Gerard de todo esto? Le miró: estaba cantando al compás del vídeo, y parecía muy tranquilo. Bueno, tal vez estuviese exagerando…

...Sieg Heil to the president Gasman
Bombs away is your punishment
Pulverize the Eiffel towers...


Frank le pasó el brazo alrededor de la cintura y miró rápidamente en dirección a ellos. Eso sí que no habían sido imaginaciones suyas, no podía negárselo nadie: había mirado de reojo a Gerard. ¿Por qué hacía eso, buscaba provocarle, intentaba conseguir que se enfadase o se ofendiese? Desde luego, si era ese su objetivo, no parecía tener mucho éxito, pues el único gesto que salió de su hermano fue un bostezo. Sonrió para sus adentros.

...Trials by fire, setting fire
Is not a way that's meant for me
Just ‘cause, just ‘cause, because we're outlaws, yeah!...


Ahora fue Frank el que soltó una carcajada. La chica parecía estar enseñándole un collar que llevaba puesto, y él le susurró algo al oído. Ambos rieron de nuevo. Qué divertida debía de ser la conversación que estaban teniendo, parecían haber regresado a la edad del pavo. Estaban más pegados que nunca, daba la sensación de que él fuese a tumbarse encima de ella de un momento a otro, y sintió decepción. Se esperaba cualquier otra cosa, pero no esa reacción por parte de su amigo, le estaba sorprendiendo realmente.
¡Vaya! Esto sí que era increíble: después de mirar otra vez hacia Ge, Frank la había besado en el cuello. Ella hizo un gesto como de sorprendida y rompió en una risita nerviosa mientras dejaba que el guitarrista introdujese la lengua en su boca con lentitud. Mikey miró a Gerard alarmado; esta vez su hermano sí que les estaba mirando, pero no parecía enfadado, ni siquiera sorprendido, como él, sino más bien… analizando la situación. Volvió la vista a la escenita.
- No me lo puedo creer –susurró Mikey con los ojos de par en par mientras el guitarrista introducía con parsimonia la mano bajo la blusa de la recepcionista.
- ¿De veras que no? –respondió Gerard con monotonía mientras seguía observándoles.
- Oh, mierda Gee, yo… de verdad que no tenía ni idea de que iba a hacer esto… lo siento, siento que tengas que presenciarlo. Voy a pedirles que se vayan a otro lugar ¿vale?
- ¡No! Déjale, Mik, espera.
- ¿Cómo?
- Es el escarmiento que me quiere dar, déjale que lo lleve a cabo y se sienta vengado por lo que yo le hice.
- No entiend…
- Quiere darme un castigo, quiere que me sienta mal por haber cortado con él, y esta noche lo verá cumplido sabiendo que le he visto flirtear con esa chica. Se sentirá bien cuando lo haga.
- Pues no creo que mañana se sienta muy a gusto consigo mismo, la verdad.
- No, desde luego que no; mañana por la mañana se levantará al lado de esa chica y se sentirá mierda por haberla utilizado como cebo contra mí.
- Bueno, no tiene porqué terminar acostándose con ella –dijo con el entrecejo fruncido.
- Te digo yo que la forma en la que la mira precede a un buen polvo… sí, va a ser un graaan polvo –dijo soltando una risilla- Lo digo por experiencia personal, ya sabes.
- Sí bueno, no tienes porqué entrar en detalles, apuesto a que puedo vivir sin ello.

El cantante soltó una carcajada sonora. Por fin, hacía días que no reía a gusto. La pareja de amantes se dio la vuelta alarmados por la repentina risa, y Frank les miró con gesto desconcertado. Gerard estaba tapándose la boca aguantándose mientras Mikey sonreía y le daba un codazo. Eso le molestó, no sabía que a su amigo le pareciese tan gracioso lo que estaba haciendo delante de sus narices. De hecho, su intención era la contraria. Muy bien, tal vez debía atacar más fuerte: introdujo la mano bajo la blusa de ella, y palpó sin mucha delicadeza el sujetador, más tarde la línea de la columna vertebral, el cinturón de la falda, acarició el muslo y fue subiendo…
- ¡Dios! ¿Seríais tan amables de iros a una puta habitación?

Levantó la mirada: era Mikey, que se había levantado de su sillón y les miraba exaltado con una mezcla de disgusto y enfado en los ojos. Habría preferido que el que hubiese gritado hubiera sido el otro Way, la verdad. Gerard le tiró de la manga instándole a que se sentara, y ahora parecía más serio que antes… perfecto. Se levantó del sofá y tiró de la mano de Eva hacia la salida, y al pasar por delante de los dos hermanos, les guiñó un ojo. Ya estaban fuera, y se sentía realizado. Gerard creía que le tendría ahí siempre, y le acababa de demostrar que no dependía de él, que podía relacionarse con cualquier persona. Tenía dinero, físico, fama y carisma, todo lo indispensable para atraer a la gente. Y ahí se encontraba, parado en el hall pensando todo aquello y cogido de la mano de una completa desconocida a la que veía solo como un medio para llegar a algo. Ni siquiera estaba excitado, ni siquiera le ponía pensar en llevársela a la habitación. Sí, lo cierto es que no había pensado demasiado en eso, su plan se había limitado a darle en las narices a Gerard, pero una vez que había conseguido eso… ¿qué? Tenía varias opciones, explicarle que en realidad no quería nada más y arriesgarse a recibir una bofetada, decirle que quedasen dentro de una hora en la sala y no aparecer, lo cual no le llevaría a nada puesto que había sido ella misma la que le había dado la llave de su habitación e iría a pedirle explicaciones a su misma puerta, o poner la patética y más que usada excusa de que se encontraba mal…
- ¿Qué te parece si subimos? –le susurró la chica al oído mientras acariciaba su pecho por dentro de la camiseta.
- ¿Eh? Oye… escucha, creo que me estoy encontrando un poco mal ¿sabes?
- Yo te puedo curar –dijo besándole en la boca y acariciándole el pelo. Frank se echó hacia atrás.
- Ya… bueno, pero no es eso… creo que he cogido frío.
- Tengo la solución para ponerte caliente. Venga… -le abrazó.
- No, mira oye, lo siento pero es mejor que no hagamos nada, me encuentro mal ¿sabes?
- ¿Pero qué te pasa? ¡Has sido tú el que ha venido a buscarme!
- Ey, no grites ¿quieres? –le dijo mirando nervioso a la salita que acababan de dejar atrás- Escucha, sé que he sido yo per…
- ¿No te pongo?
- ¿Qué? Eh, sí, en serio, eres muy guapa, no es eso de ve…
- ¡Siempre igual! –gritó- ¿He hecho algo mal, ES ESO?
- Oye, eh, Eva. ¿Era Eva, no?
- ¡SÍ!
- Te pido que por favor no grites ¿vale? –dijo suavemente para no enfurecerla más. Deseó profundamente que no se estuviese oyendo más de la cuenta.
- ¿Qué pasa, te preocupa que alguien nos pueda oír?
- Ey, ¿pasa algo? –se oyó a Mikey detrás de Frank. Este cerró los ojos maldiciendo por lo bajo y se dio la vuelta hacia él con la mejor de las sonrisas.
- No, ¿por qué iba a pasar algo?
- Se oyen gritos desde ahí dentro, pensé que estabais discutiendo. En fin, nos subimos ya a la habitación.
- ¿Mal de amores? –murmuró Gerard saliendo de la sala y guiñándole un ojo al guitarrista al pasar al lado suyo. Frank sintió la sangre hervir con fuerza y apretó las mandíbulas para evitar que se le escapara un insulto. Se volvió hacia Eva con orgullo.
- Nosotros también nos subimos –dijo sonriente bajo la mirada estupefacta de la chica.
- Pero si me estabas diciendo que te encont…
- Oh, pero era una forma para que insistieras más. Ya sabes, una táctica. Venga.

Los cuatro se dirigieron callados hacia el ascensor en un silencio incómodo, y entraron apretujándose. La situación era ridícula, pero ya no había marcha atrás, ahora tenía que acarrear con las consecuencias y llevarlo hasta el final. Escondida detrás de Frank como estaba, Eva no tardó en darse cuenta de que podía tocarle sin ser vista por esos dos chicos que parecían ser amigos suyos, así que aprovechó la oportunidad y metió la mano en el pantalón del que sería su amante por esa noche. Notó cómo su cuerpo reaccionaba a los malabares que estaba haciéndole con cuidado y le besó la espalda. Frank tuvo un pequeño escalofrío, era la primera vez que sentía ese cosquilleo en todo lo que llevaba de noche. Bueno, parecía que finalmente no iba a ser tan difícil su “misión”, con que se dejara tocar un poco más tendría una erección válida para acostarse con ella. De repente se le cruzó una idea por la cabeza: tenía a Gerard delante de él, y un recuerdo fugaz de alguna de sus muchas relaciones sexuales juntos le alteró el pulso. Ahí estaba el truco… su amigo, no sabía cómo, conseguía despertar una pasión desenfrenada con sólo acariciarle, y si pudiese en esos momentos… conseguir que Ge le rozase, tal vez… levantó con inseguridad su mano asegurándose de que Mikey no se diese cuenta de lo que estaba haciendo y la acercó a la espalda del vocalista, vacilante. Un poco más… sí, finalmente la posó sobre su cadera, haciendo que Gerard se quedase inmóvil y estupefacto. Bajó la mano y palpó la parte baja de la columna, el trasero… su mano reconocía las formas que tocaba, reconocía esa silueta. ‘¡TIIN!’, el ascensor había llegado ya a la planta 7, haciendo dar un respingo a Frank. Ahora sí que tenía el pulso a mil, no sólo por el hecho de haber tocado a Gerard, sino por el hecho de que este le hubiese dejado hacerlo. Agarró a Eva de la mano y tiró de ella para guiarla hasta su habitación, murmurando quedamente un “Nos vemos” a los hermanos.
Mil pensamientos cruzaban la cabeza del cantante, quien aún no se podía creer lo que acababa de pasar hacía escasos segundos dentro del ascensor. ¿Qué coño significaba eso? Era un juego de provocación, eso estaba claro. Tan claro como que esa noche sería muy larga para ambos.

114ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Mar Dic 02, 2008 12:17 am

greynail


Headfirst for halos
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capitulo22



Frank apenas podía acertar a meter la llave en la puerta con Eva agarrando y besuqueando cada centímetro de su cuerpo. Por fin, consiguió encajarla en la cerradura y empujó la puerta con prisa. Estaba deseando llegar ya a la cama, o al suelo, o a cualquier superficie lo suficientemente cómoda como para echar un polvo con alguien sin romperse ningún hueso. Agarró la nuca de la chica y se hundió en su boca con avidez hasta que se quedaron sin aliento. Una vez dentro, dio con el pie a la puerta para cerrarla y se quitó la camiseta de un movimiento. Eva le miró con embelesamiento y saltó sobre su cadera, enroscando sus piernas y mordiéndole el cuello y el lóbulo. Frank gimió, cada vez más excitado evocando imágenes a una velocidad vertiginosa sobre Gerard y él en situaciones como esa; rememoró cómo le había tocado en el ascensor, y gimió de nuevo. Cayeron en la cama, él encima de ella, y en pocos segundos se dio una lucha frenética por despojarse de toda ropa. En menos de un minuto ambos estaban desnudos y acariciando los rincones más escondidos de sus cuerpos. La joven tumbó a Frank de un empujón y se colocó encima, contemplando el torso tatuado del guitarrista y acariciando distraídamente su miembro, aunque a decir verdad no necesitase ningún tipo de atención, pues estaba más que ‘despierto’. Se inclinó para lamer sus pezones y su abdomen bajo los suaves gemidos que emitía su amante con los ojos cerrados. ¿La estaría visualizando a ella?
No, le estaba visualizando a Él. A la única persona que conseguía suscitarle el sentimiento de la lujuria: a Gerard. Estaba suplantando la identidad de ella por la de él, se estaba imaginando que quien rozaba en ese momento su ombligo con la lengua era él, que quien le masturbaba con lentitud era él, que quien le acariciaba el pelo era él. Con los párpados aún cerrados, levantó las manos y recorrió el cuerpo de la joven a ciegas. No estaba nada mal, era manejable y pequeño, sus pechos eran perfectamente proporcionados y su piel, suave. Ahora la erección empezaba a molestarle, no estaba para juegos preliminares, necesitaba acabar ya. Se medio incorporó apoyándose con el codo y abrió el cajón de la mesilla buscando la caja de los condones. Ahí estaba, preparada para cualquier emergencia… bien, aún quedaban cuatro. Sin previo aviso, Eva le quitó la caja de las manos y sacó uno con una sonrisa de medio lado, lo abrió con los dientes y lentamente lo fue deslizando por el erección mientras contemplaba cómo el guitarrista se mordía el labio inferior para no soltar un gemido. Rió para sus adentros regocijándose de lo mucho que le encantaba hacérselo pasar mal a sus amantes, pero se sorprendió cuando a los dos segundos Frank la agarró de los brazos y la aprisionó contra el colchón colocándose entre sus piernas. Levantó la mirada buscando un gesto de aprobación por su parte, y en el momento en el que ella le sonrió, respiró hondo y se puso manos a la obra.

_______________________


“Joder”, exclamó Gerard mirando con furia a la pared que separaba su cuarto del de Frank. Al final el gilipollas había sido capaz de hacerlo. Se estaba tirando a una tía que acababa de conocer sólo para darse el gusto de joderle. Bueno, más bien de joderla a ella, se dijo para sus adentros, riendo su ocurrencia. Si al menos se cortasen un poco al gemir…
Su mente voló de nuevo al ascensor y reprimió un escalofrío. No sabía describir cómo se sentía, era una mezcla de confusión y frustración. Sí, lo cierto es que le excitaba que Frank le hubiese tocado, y sobre todo que lo hubiese hecho con ese disimulo, como si estuviese prohibido. Se sorprendía a sí mismo tratando con tranquilidad el tema de que su ex-lo-que-fuera se estuviese acostando con otra en esos precisos instantes. Tal vez porque sabía que al día siguiente se sentiría fatal por lo que había hecho… tal vez porque ahora tenía claro que, pasase lo que pasase, Frank Iero le seguía perteneciendo.

________________________



Despertó en medio de un sueño angustioso con el cuerpo perlado en sudor y el pulso alterado. Algo a su lado se removió entre las sábanas y le agarró del brazo. Gritó e intentó zafarse de lo que fuera esa garra, aún en un estado aturdido de cuando el sueño no se ha desvanecido del todo, y ese algo gritó también en respuesta a su alarido. Frank saltó en la cama y calló de bruces contra el suelo golpeándose en la nariz. De repente una luz alumbró el lugar, y se vio en una habitación de hotel, con la nariz sangrando y una chica rubia mirándole desde el colchón con los ojos abiertos de par en par y una expresión de terror en los rasgos. Poco a poco, la coherencia fue ocupando el lugar que le correspondía en su cabeza y comenzó a asimilar dónde se encontraba, y, sobre todo, con quién. Oh sí, ya lo relacionaba todo: estaba en el hotel al que habían llegado ayer en autobús, fuera de la capital, y la tía era nada más y nada menos que la recepcionista del mismo, con la que se había acostado hacía unas horas. Un dolor molesto empezó a subir desde la nariz hasta la frente mientras gotas oscuras de sangre seguían resbalando por su barbilla.
- ¿Estás bien? –susurró Eva.
- Ah… -gimió Frank apretándose el puente de la nariz- No, he aterrizado con la nariz, literalmente.
- Joder –dijo dando un golpe en el colchón- Casi me explota el corazón, ¿por qué coño has gritado?
- Porque me he despertado sin saber dónde cojones estaba, y de repente en medio de la oscuridad he notado cómo algo me agarraba del brazo –se defendió resentido mientras se levantaba tambaleante apoyándose en una mano.
- ¿Y por eso tienes que gritar? ¿Quién te pensabas que era, el Hombre del Saco?
- ¡Te repito que no sabía dónde estaba! –le espetó caminando hacia el baño con la cabeza en alto. Al llegar lo primero que hizo fue buscar el espejo, pero se arrepintió en cuanto se vio reflejado. La imagen que se le presentó fue la de un tipo con los ojos muy abiertos y la boca, la barbilla y el pecho cubiertos de sangre, y gritó.
- ¿Te has encontrado al Hombre del Saco meando?

_______________________



Ray salió bostezando de la habitación y cerró la puerta sin mirar. Oyó que otra de las puertas se abría a sus espaldas y se giró a ver qué compañero se había despertado a la vez que él. Era Frank, ¿y qué leches llevaba en la nariz? El guitarrista le saludó con la cabeza y caminó hacia él. Ah no, era su nariz, pero joder, estaba hinchadísima, no parecía él.
- ¿Qué te…?
- No admito preguntas –cortó sacando un cigarro del paquete que llevaba en el bolsillo trasero y encendiéndolo- Lo único que quiero en estos instantes es asesinar y desayunar, pero como lo primero es ilegal… -expulsó el humo- por el momento me conformo con desayunar.

Ambos amigos esperaron en el comedor a que fuesen llegando uno a uno el resto de la banda hablando de lo que había pasado la noche anterior. Cuando Frank comentó con toda la naturalidad del mundo que se había acostado con la encargada de recepción del hotel, Ray se atragantó con el café y lo miró perplejo.
- ¿Cómo has dicho?
- Pues eso. Que he pasado la noche acompañado.
- ¿Pero… ya? –dijo dejando finalmente la taza en la mesa.
- ¿Cómo que “ya”, qué quieres decir?
- No sé, es muy pronto ¿no? Quiero decir, que hace… ¿cuánto, dos meses que cortaste con Jamia?
- Pues… no, no llega a los dos meses. Pero ¿y qué, qué tiene que ver el tiempo que lleve?
- No, nada –alegó encogiéndose de hombros- Cada persona es un mundo, es sólo que bueno, como llevabais once años…
- Qué.
- Nada.
- Además, esta chica no es la única persona con la que he estado.
- ¿En serio? ¿Joder, y por qué no me lo has contado?
- Hombre, pues viendo tu reacción ahora, como para decirte que tuve algo a las pocas horas de cortar.
- ¿¿A las pocas horas?? –Frank rió ante la expresión de perplejidad de Ray- ¡Pero eso no puede ser, si no salimos del hotel ese día, lo recuerdo perfectamente!
- Bueno, es que no fue fuera del hotel.

En el momento en el que Ray se disponía a contestar, unas risas se oyeron entrar por la puerta. Eran Bob y Gerard, que tomaron asiento frente a ellos con un saludo alegre. Frank se removió incómodo en su silla, no sabía cómo se iba a desarrollar la situación de verse frente a su amigo después de su ‘noche de pasión’.
- ¿Qué coño te ha pasado en la nariz? –exclamó el batería mirándole preocupado- Parece un pimiento de huerta.
- Oh, me he caído de la cama –dijo quedamente. Gerard soltó una carcajada y le miró con socarronería.
- Vaya fiera la recepcionista ¿no?
- ¿Qué recepcionista? –preguntó Bob.
- Venga truhán, cuéntaselo a Bobo –inquirió el cantante guiñándole un ojo y haciendo que su cerebro se contrajese de rabia- El pobre se acostó tan temprano que se perdió lo mejor del espectáculo. ¿Verdad, Frankie? –no parecía percibir el intenso odio que emanaba de cada poro del que ahora era su objeto favorito de burlas. Hizo un ademán con la mano- Bueno, lo contaré yo. Resulta que bajamos Mikey y yo a la salita que hay nada más entrar al hall para ver lo que pasaban en la MTV, ¡y allí estaba el campeón! Seduciendo a una rubia de aspecto muy inteligente y metiéndole la lengua hasta la campanilla. Fue precioso y muy educativo, lástima que no llevase cámara encima.
- Ah, percibo cierto rencor en tus palabras Way, ¿es que hay algo que te moleste en particular, tal vez, algo que te joda y te esté corroyendo? Suéltalo, no te quedes con eso dentro, no es bueno –finalizó fingiendo tono preocupado. Gerard borró su sonrisa de la cara y le miró con cautela, midiendo sus palabras; lentamente volvió a dibujar una sonrisa forzada de medio lado.
- ¿Rencor, dices? ¿De qué exactamente, me lo puedes explicar?
- No sé, tal vez envidia, o despech…
- Sí, puede que tengas razón, lo cierto es que hay algo que me carcome por dentro, a ver si tú me lo puedes solucionar: ¿cuánto te cobró la hora, Frankie? ¿O el motivo de que tu nariz esté más roja que mi camiseta es porque no quisiste pagarle el servicio?

115ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Mar Dic 02, 2008 12:18 am

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Aquí sigue dee*

Frank se levantó de un salto de la silla y le agarró de la camiseta atrayéndole hacia sí y acercando su cara peligrosamente a la de él. Bob y Ray se levantaron en el acto gritando “¡Frank!” y les separaron sujetándoles de los hombros, pero el guitarrista esquivó como pudo los brazos y volvió a coger de la pechera a Gerard, el cual intentó zafarse del zarandeo con un empujón. En ese momento Mikey y Charley aparecieron en el salón, paralizados de pronto por la tensión que parecía respirarse en el ambiente con todos levantados. Gerard y Frank tenían las respiraciones alteradas, y se miraban preparados para atacar o defenderse, y Bob y Ray simulaban a dos soldados dispuestos a interferir en una posible pelea, cada uno sosegando a uno de ellos dos.
- ¡Hola! Eh… ¿ibais a desayunar? –preguntó Mikey con una sonrisa inocente de quien no sabe nada, lo cual era una auténtica hazaña dado las miradas de profundo odio que destilaban Frank y su hermano.
- Sí, ahora mismo Gee iba a comerse sus palabras –dijo Frank con la mandíbula apretada.
- ¡Y tú los dientes de guarnición, gilipollas! –gritó Gerard lanzándose hacia él y empujando a Bob a su paso.

El gesto pilló a Frank desprevenido, que trastabilló hacia atrás por instinto y no pudo aplacar el puñetazo que Gerard, enseñando los dientes como un perro de caza, le propinó en la boca del estómago. Cayó de rodillas al suelo intentando recuperar la respiración mientras oía a Charley gritar. Sintió pinchazos en los pulmones por la falta de aire y tosió de forma brusca, tomando por fin aliento suficiente como para levantarse y asestarle otro puñetazo en la nariz con toda la fuerza de la que fue capaz. Vio cómo Gerard se tapaba la cara con las manos, y entre los dedos comenzaba a aflorar la sangre del tabique que probablemente acababa de romperle. El vocalista gimió con los ojos apretados mientras escupía el fluido que se le intentaba meter en la boca y se limpiaba con la camiseta la barbilla y el cuello ensangrentados. “Vaya, veo que tu nariz ahora también es del color de tu camiseta”, dijo Frank con sarcasmo frotándose la tripa. Gerard profirió un grito y corrió hacia él, enzarzándose ambos en un violento ir y venir, recorriendo la sala a trompicones entre gritos de “¡Basta tíos!” y “¡Parad!”, y tirando a su paso todo lo que decoraba la estancia al suelo. El que intentaba meterse a separarles se llevaba un arañazo en la cara o un manotazo propinado a ciegas, así que se limitaron a intentar hacerles razonar a un metro de distancia mientras Charley llamaba a la seguridad del hotel.
En un momento de confusión, Frank empujó a Gerard sobre una mesa y le hizo rodar hasta el otro extremo de la misma, cayendo al suelo con estrépito y soportando la lluvia de tazas y teteras llenas de té hirviendo que se le vino encima; gritó al sentir su piel arder y notó sus ojos llenarse de lágrimas. Frank se paró en seco y esperó unos segundos quieto, asustado de haber llegado demasiado lejos, pero de repente y sin poder siquiera darse cuenta, una tetera de metal golpeó con fuerza su esternón, haciendo aparecer pequeñas estrellitas ante sus ojos. Cayó de costado con un dolor punzante que le llegó hasta los oídos y se sujetó el pecho con temor a que se le partiera en pedazos. Antes de poder pensar nada más, sintió unas manos que le aprisionaron contra el suelo y gimió de dolor ante la presión contra el pavimento frío. Gerard estaba sobre él con las rodillas clavadas en sus hombros; era horrible, aspirar aire le dolía como si tuviese un cuchillo afilado hundido en el pulmón, y recordó la sensación de hacía un mes de estar en el autobús de la Gira, lleno de humo negro y artificial e intentando dar dos pasos sin ahogarse.
Cerró los ojos con fuerza y oyó a Gerard soltar un insulto y gritar “¡Eh, imbécil! ¡Suéltame!” sobre él; parecía estar forcejeando con alguien. Notó cómo la presión del pecho descendía hasta desaparecer y levantó la cabeza: pudo contemplar a tres hombres con un uniforme verde botella de tez blanca y pelo platino que gritaban en un idioma desconocido y sudaban por intentar tumbar a un Gerard más que agresivo en el suelo. El que le tenía cogido le tiró al suelo con un empujón despreciativo y los tres se abalanzaron hacia él, apretándole la cabeza contra la piedra y gritándole al oído. ¿Qué estaba pasando, quién coño eran? Lo comprendió nada más preguntárselo: era la seguridad a la que habían llamado los chicos para parar la pelea. Charley fue corriendo hacia Frank y le incorporó con cuidado observándole y preguntándole cómo se encontraba. Pero él ahora no estaba atendiendo a nada más que a la escena que tenía delante… ¿no estaban tratando a Gerard con demasiada agresividad? Le habían puesto boca abajo y le estaban agarrando de los brazos para esposarle. Era horrible, cuanto más se resistía a que le aplacasen, más le retorcían las muñecas y más le apretaban la cara contra el suelo. Los alaridos que soltaba Gerard eran escalofriantes, pero los guardias no parecían tener mucho reparo en zarandearle y tirarle ferozmente del pelo para que se callase.
Algo cegó su razón y le nubló la mente de ira, ¿cómo se atrevían a tratarle así? Era paradójico, estaba sintiendo angustia porque alguien le estaba dañando y no hacía ni dos minutos que se habían estado pegando entre ellos. Pero era así de sencillo: él podía pegar a Gerard, pero que se atreviese alguien a hacerlo en su presencia. Se levantó torpemente y corrió hacia la escena a la vez que Mikey, Ray y Bob. La banda al completo se lanzó hacia la policía y forcejeó para quitarla de encima de Gerard, sin saber cómo intervenir exactamente. Frank los empujó con furia y golpeó a uno en la cara con el codo. No oía más que gritos por todas partes, en su idioma y en ruso, pero ya no distinguía el significado de nada. Entre el lío de cuerpos de pronto encontró la mano de Ge y la apretó, un segundo antes de sentir un golpe en la nuca que le hizo perder el conocimiento.

116ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Miér Dic 03, 2008 12:18 am

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Wooooo
*_* ha respondido a nuestras peticiones! XD

117ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Jue Dic 04, 2008 10:52 pm

greynail


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capitulo23



Una sensación de náuseas le fue subiendo por la boca del estómago y se le acopló en la garganta provocándole una arcada. La tripa se le contrajo y, girando instintivamente la cabeza, vomitó. Tosió pese a las punzadas que le daban en el pecho al hacerlo, y abrió los ojos con cuidado; se encontraba tumbado en el suelo con la cabeza apoyada en algo blandito y cómodo. Una voz familiar que en seguida asoció a Bob le habló en el oído:
- Enano, ¿cómo te encuentras?
- Mmm… -dijo Frank frotándose la tripa y abriendo completamente los ojos- Mareado.
- ¿Quieres vomitar más?
- No sé… tal vez. ¿Dónde estoy?
- En el hotel, llevas veinte minutos inconsciente.

Parpadeó sin entender y se incorporó temblando ligeramente; tenía mucho frío, sentía el estómago revuelto, el pecho martilleante y la cabeza como si tuviese un velo entre su cerebro y la realidad, exactamente igual que si hubiese bebido más de la cuenta. Sintió que alguien le ponía una manta sobre los hombros y le frotaba los brazos para que entrase en calor, pero no sirvió de mucho. Cerró los ojos e intentó recordar y entender qué había pasado. Recordaba la pelea que se había formado, primero con Gerard, con el que había recorrido el salón de desayuno del hotel dándose hostias, y luego con la seguridad del hotel… y más tarde… ¿más tarde? Nada, lo que había después era todo negro, había sentido un golpe en la nuca -la cual le dolía terriblemente y no le dejaba girar el cuello. Se dio cuenta de que le dolía respirar.
- Escucha –retomó el batería la conversación- Vamos a tener problemas con lo que ha pasado, Brian está echando humo al otro lado del teléfono, está aguantando la charla Mikey, y la policía va a tomar parte.
- La policía… ¿los que tiraron a Gerard al suelo?
- No, aquellos sólo eran seguratas, pero eso no quita para que les agrediéramos.
- Oh, pero… p-pero eso no es justo, ¡atacaron a Gerard! Le trataron como a un delincuente y… ¿no visteis cómo le apretaban contra el suelo y cómo le tiraban del pelo para que se callara? Teníamos que hacerl…
- No estoy diciendo que me arrepienta de haberle quitado de encima a esos gorilas albinos, sólo digo que el hotel ha llamado a la policía y seguramente nos pongan una multa de las buenas por alteración del orden y desacato a la autoridad. Han reprendido a Brian, y la prensa estará al tanto mañana a primera hora.
- Joder… -Frank sintió náuseas y se tapó la boca- Mierda, me encuentro fatal.
- Sí –intervino Ray, que se encontraba detrás de él- Está al llegar una ambulancia, pero no te van a trasladar al hospital, te van a atender en la habitación, como a Gerard. Charley ya os ha limpiado a los dos los rasguños y os ha bajado con hielo las contusiones que os habéis hecho, pero ha dicho que no se atrevía a moverte hasta que llegase la ambulancia… por lo del cuello, ya sabes, así que ahora está tratando las quemaduras de Gee.
- ¿Quemaduras? ¿Qué tal está?
- Pues… bueno, sus heridas son las de vuestra pelea, los guardias no llegaron a lesionarle. Las quemaduras son de primer grado en el pecho por las teteras que se le vaciaron encima –Frank bajó la mirada con un creciente sentimiento de culpabilidad- y tiene la nariz y el dedo anular derecho rotos. Y tú no parece que lleves un camino mejor, tienes el labio partido y un golpazo en todo el cuello. Supongo que estaréis contentos con vuestra hazaña.

Frank se limitó a masajearse la nuca con gesto de dolor y a pensar en las consecuencias mediáticas que podía tener esto. ¿Qué pensaría la prensa y los fans cuando se enterasen de que dos miembros de la banda se habían enzarzado en una pelea? ¿Qué credibilidad les quedaría frente a ellos después de esto, cuando siempre habían intentado dar ejemplo de que la violencia no era un camino adecuado para nadie? Y eso sin contar con la suma de rotos y daños infligidos al hotel que se les venía encima, y con que Brian seguramente se estuviese enfrentado ahora con los directivos de la empresa para intentar aclarar la situación y conseguir que no rompiesen el contrato de distribución que les unía. Dios mío, en tres meses había pasado lo que en un año, debían dar una imagen de músicos mimados que sólo pretendían llamar la atención con un escándalo detrás de otro. Se estaba mareando con tanta información procesada, sintió su cabeza dar vueltas, y volvió a tumbarse con cuidado sobre el duro suelo cerrando los ojos.
Oyó alboroto a unos cuantos metros. “Ya están” murmuró Bob, pero no quiso despegar otra vez los párpados, simplemente se dejó manejar por unas manos extrañas que empezaron a manipular su cuerpo con rápida eficiencia en busca de daños. Sintió cómo le cortaban la camiseta por la mitad para dejar su torso al descubierto y acto seguido, el frío tacto de un estetoscopio sobre su pecho. Era incómodo el contacto con el metal, pero duró poco. Segundos más tarde, un collarín apresaba firmemente su cuello.

_______________________



Alguien tocó son suavidad a la puerta y Frank emitió un gruñido. Según pasaban las horas, un moratón crecía y crecía en el centro de su esternón y le entorpecía respirar e incluso hablar. El simple hecho de toser representaba el dolor más agudo que hubiese podido tener hasta el momento, ya que a parte de hacer vibrar sus pulmones, la molestia subía hasta su rígida nuca y le mandaba un latigazo de advertencia al cerebro. Ahora se encontraba tumbado en la cama de su habitación del hotel sobrellevando sus dolores a base de recetas y pomadas que le iba administrando Charley, y lo último que tenía ganas de hacer era recibir a nadie. Volvieron a llamar, y esta vez fue diferente: reconocía ese juego de golpes… uno fuerte seguido de uno suave… silencio… dos fuertes de nuevo y finalmente, otro suave apenas perceptible. Era Gerard. Vaya, pensó Frank para sus adentros, supongo que a él sí que debería dejarle entrar… aunque realmente no sé por qué. Sintió un revuelo en su interior, el miedo del que espera a que la montaña rusa caiga por la pendiente, y haciendo acopio de todas sus fuerzas, consiguió levantarse lentamente y caminar hacia la puerta.

________________________



La puerta se abrió despacio y dio paso a la figura pequeña de Frank, el cual le miró con expresión sorprendida. Tenía la nariz todavía hinchada de cuando se había caído por la mañana, el labio roto y un bulto medio morado medio verde cubriendo su pómulo derecho. Hubo un breve silencio que rompió Gerard con un carraspeo. Había pensado en empezar preguntándole cómo se encontraba, pero cayó en que tal vez sonase sarcástico dadas las circunstancias, y lo que menos quería en esos momentos era empezar con mal pie… sí, lo mejor sería desechar esa opción. ¿Qué tal empezar saludando? Nada, reunió toda su fuerza de voluntad, pero no consiguió formular ni un simple “hola”. Bajó la cabeza abatido y suspiró. El guitarrista percibió el dilema que parecía estar librando en su interior e hizo un gesto con el brazo dándole a entender que podía entrar. Gerard sonrió levemente y pasó sin mirarle. Una vez hubo cruzado el umbral, se quedó mirando el desorden de sábanas y almohadas que había sobre la cama. Se notaba que Frank no se había levantado en todo el día, que llevaba ahí tirado desde después del incidente, cuando por fin había podido subir a descansar. Eso había sido a las doce de la mañana. Ahora eran las ocho de la tarde. En esos precisos momentos deberían llevar ya veinte minutos de concierto en un gran salón de actos a dos kilómetros del hotel, justo en el centro de Moscú, pero habían conseguido posponerlo hasta dos días más tarde sin sufrir ningún cambio en los cobros; como siempre, todo gracias a Brian. Estaba claro que dado el estado magullado en el que se encontraban no iban a poder ofrecer un gran directo.
- ¿Te parece que hablemos? –dijo finalmente Gerard con la mirada aún clavada en la cama.
- Supongo que es lo que procede –contestó Frank a su espalda tomando asiento en una butaca mullida- Para eso has venido ¿no? –Ge asintió con la cabeza- Bien, pues siéntate… ¿quieres empezar tú?
- ¿Eh? Ah, sí. Escucha –se acarició la nuca y la barbilla y le miró a los ojos- Quería dejar claro antes que nada que siento terriblemente lo que ha pasado esta mañana. Muchísimo, de verdad, ha sido patético, no recuerdo haberme sentido peor en toda mi vida. No ha sido muy… digno de mi edad que digamos, no es mi forma de arreglar las cosas, y lo siento.
- Sí, yo también lo siento. No soy del tipo de personas que utilizan la violencia para zanjar estos asuntos, yo… pero es que… vaya, ha sido muy confuso todo, y bueno, de hecho no recuerdo con demasiada claridad algunos momentos de la lucha. El caso es que te pido perdón. Nunca he querido hacerte daño –Gerard bajó la mirada ligeramente sonrojado y rió ante la paradoja.
- Vale, pues una vez que nos hemos disculpado, estaría bien intentar descubrir el motivo de porqué hemos estado apunto de matarnos en un salón de desayuno.
- Hombre, eso creo que está claro ¿no?
- ¿El qué?
- Pues que, en fin, reconozco que no estuvo bien, pero mis actos fueron la respuesta a una provocación por tu parte.
- ¿Cómo? ¿Por mi parte?
- Eh… sí, claro –dijo Frank sorprendido- Gerard, te reíste de mí, te metiste con Eva. Estabas provocándome claramente, no puedes negarlo.
- Pues… bueno sí, supongo, es obvio que nos calentamos con lo que nos dijimos, pero ambos sabemos que nunca reaccionamos así. Quiero decir que está claro que hay algo más detrás ¿no?

Ambos se sostuvieron la mirada unos segundos, conocedores de la verdad que había en esas palabras. No hacía falta aclarar que todo el rencor y el odio había empezado desde la famosa discusión que había tenido lugar en casa de Frank. Cuatro días sin hablar habían dado paso a muchas teorías acerca del otro, muchos pensamientos sin aclarar, muchas preguntas sin responder. Tras un breve silencio Gerard tomó la palabra de nuevo y siguió con cautela.
- Y creo que puedo asegurar que ese ‘algo’ surgió a partir de que te dijese que quería un tiempo –Frank se sonrojó con violencia y se miró las manos. Sabía que el tema saldría a relucir en algún momento, pero seguía sin saber qué decir al respecto. La pregunta que le formuló su compañero a continuación le dejó la boca seca- ¿Tú me odias, verdad?
- ¿Qué? –dijo con la voz ronca- Yo no… no, Gerard, no te odio, claro que no, ¿a qué viene esa pregunta?
- Viene a que lo que hiciste ayer con esa chica no es normal en ti.
- Lo que hice anoche es lo mismo que lo que hacías tú hasta hace pocos años, o me negarás que no te tirabas a todo lo que pasaba delante tuyo –sonrió con amargura- Soy un hombre libre, lo sabes bien ¿no?
- ¿Ves? Es a esa actitud a la que me refiero: lo hiciste para joderme, Frank, te liaste con una persona delante de mis narices.
- Eso no es así, es tan sencillo como que conocí a una chica, hablé con ella, me gustó y surgió. El problema es que quieres verme detrás de ti toda la vida, de luto y deprimido, y lo siento pero no. No dependo de ti ¿sabes?
- No, claro que no, eres libre como una gacela–dijo riendo con sarcasmo- pero mira tú por dónde, ayer en el ascensor pasó algo. ¿Eso puedes recordarlo Frank, te acuerdas de que se te fue la mano? Oh calla, qué creído soy, lo más probable es que estuvieses buscando mi paquete de tabaco –el silencio que siguió a esas palabras dejó claro como el agua que el vocalista había dado en un punto clave. Era más que obvio que Frank no tenía respuesta para eso, motivo por el que empezó a balbucear con la cara aún más roja si cabía- Y eso súmalo a que en el desayuno has insinuado que estaba celoso delante de Bob y Ray porque querías ver mi reacción, querías saber si estaba enfadado por lo que habías hecho.
- E-Es muy prepotente por tu parte pensar eso, Gerard, no eres el centro de mi vida.
- Osea que hace dos días estabas lloriqueando por las esquinas y de repente te sientes libre para liarte con cualquiera. Qué casualidad, ¿te recuperas muy pronto, no crees?
- No te parecía tan mal que me recuperase pronto cuando te besé a la media hora de cortar con Jamia.
- Eso… eso fue diferente, te di mi apoyo, era bueno para ti.
- Era bueno para mí porque así tenías el camino libre conmigo.
- No digas eso joder, suena como si mi relación contigo fuera puramente interesada. Jamia te trató mal.
- Y tú también me has tratado mal –sentenció dando paso a un silencio en el que Gerard le miró con el ceño fruncido, negando con la cabeza incrédulo en gesto ofendido.
- Vale a ver, tiempo, contéstame a esto: ¿si no hubiésemos, digamos, ‘cortado’, te habrías acostado con ella?

Frank se levantó con dificultad de la butaca sujetándose el pecho y caminó hacia la ventana. Se quedó parado frente al cristal, de pie, plasmando sus pensamientos en las nubes, abrumado por la respuesta que estaba a punto de salir de su boca. No podía mentirle, no podía mentirse, y eso le fastidiaba de manera sobrehumana.
- No –confesó finalmente, y añadió- Yo a diferencia de ti, me entrego completamente a la persona con quien estoy.
- Ah… -suspiró- puede que tengas razón después de todo. Puede que no haya estado a la altura, tú te mereces tanto… pero te avisé de que pongo barreras, te lo advertí, y aun así fuiste lo suficientemente valiente o necio y las rompiste, pero llegó Mr. White y me obligó a volver a construirlas.
- ¿Fue Mr. White o tu conciencia? –replicó con la mirada aún perdida en el cielo gris.
- Una parte de mí quería limpiar mi conciencia sobre todo lo que estaba pasando, pero ha sido por él, es él el que está provocando que me sienta culpable de todo, culpable de las amenazas, de la presión mediática que hay ahora, de que tengas los pulmones hechos mierda. ¡Lo ha iniciado todo Mr. White, no yo!
- Lo que nunca entenderé es porqué ese sentimiento de culpabilidad cuando el mundo sabe de sobra que esto no es culpa tuya –se giró para encararle- Te castigas como si te lo merecieras, y me castigas a mí también. Simplemente viste que yo era el camino hacia la redención perfecta, ¡sólo soy un medio para llegar a algo! Eso demuestra lo poco que cuento en tus planes.
- ¿Y no te has parado a pensar en porqué el hecho de alejarme de ti suponía el peor de mis castigos? –Frank guardó silencio- Mírame. No quieres darte cuenta de que no estar contigo es lo peor que me podía haber pasado, prefieres pensar que ya no te quiero porque así tienes excusa para vengarte y joderme. Porque en el fondo eres un crío al que si le niegan algo coge una pataleta y decide no respirar.
- Quizá si me lo hubieses aclarado en su momento… -murmuró el guitarrista con un ligerísimo brillo de lágrimas en sus ojos.
- Pensé que no hacía falta, creía que mi amor hacia ti estaba más que demostrado. Aunque claro, según tú te he tratado tan mal que ahora me haces dudar –Frank sonrió azorado. Parecía ahora sosegado, tal vez agradecido por las palabras que le había dedicado Gerard.
- Y entonces… ¿sigues con la idea de… ya sabes, de no volver a tener nada hasta que White sea atrapado?
- Por desgracia es lo único que tengo claro en estos momentos, sí. Lo último que quiero es que lo nuestro salga a la luz y que lo capte la prensa.
- Eso pueden ser meses.
- Sí –sonrió- Pero tú tienes la opción de salir con otra persona, aunque eso sí Frank: que sea porque de verdad te guste y no por despecho, por favor.
- Algún lío tal vez, pero no podría estar en una relación seria con nadie más que contigo.
- ¿Tú… serías capaz de aguantar?
- ¿Y tú?
- Por supuesto –susurró tras varios segundos.
- Entonces yo también.

118ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Jue Dic 04, 2008 11:12 pm

greynail


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capitulo24

- Fractura simple unilateral –dijo Charley.
- ¿Y eso es bueno?
- Hombre –rió la joven- Ninguna fractura de nariz es buena, pero dentro de las que hay, es la más leve. Aprovechando que ya se te ha bajado la hinchazón te pondré mañana una sujeción de puente.
- ¿Cuándo se me irá el amoratamiento de la cara?
- No lo sé, Gerard, tardará diez días aproximadamente. ¿Qué coño se os pasó por la cabeza?
- Ah… no lo sé, mucho stress acumulado supongo –murmuró parpadeando mientras la enfermera le aplicaba un algodón frío sobre el tabique- Pero ya estamos bien.

Charley rió moviendo la cabeza en gesto negativo y le revolvió el pelo antes de empezar a guardar los utensilios que había traído a la habitación de Gerard. Este sonrió a su tacto y la observó mientras recogía el botiquín. Sentado como estaba en la cama, giró la cabeza y se miró en el espejo de cuerpo completo que tenía a su izquierda, frente a la televisión. Su aspecto era de lo más extraño; sin camiseta como estaba, observó su pecho cuidadosamente tapado por una venda ancha que protegía la quemazón que se había hecho al caer bajo las teteras; era molesto soportar los picores de la pomada anti-inflamatoria. A la lista de daños se sumaba la discreta escayola que sujetaba firmemente a la muñeca su dedo anular fracturado. Pero la peor lesión de todas, sin duda, la más molesta y desagradable de ver era la de su nariz, que desde nacimiento fina y puntiaguda, ahora lucía ligeramente redondeada por la hinchazón del golpe, y le daba el aspecto de un luchador de boxeo inexperto que se hubiese llevado un buen puñetazo en alguna competición.
- No se me quedará así, ¿verdad Charley? –dijo acariciándose las aletas de la nariz con un tono de preocupación en su voz.
- Pues claro que no –contestó ella cerrando los broches del maletín de medicina y mirándole- Simplemente está hinchada, pero te va bajando con el paso de las horas. Mañana por la tarde volverá a su bonita forma.
- ¿Bonita forma dices? Es horrible… pero joder, al menos la prefería a esto.
- Tu nariz es preciosa Gerard, respingona y carismática.
- Parezco un puto duende –zanjó con una sonrisa desviando la mirada del espejo para observarla- La tuya en cambio es perfecta, se parece a la de Natalie Portman.

La chica rió a carcajadas y desechó sus palabras con un gesto de la mano.

________________________



Sonaron unos golpes suaves en la puerta. Ya no le costaba tanto moverse, había pasado un día de la pelea y las contusiones habían bajado hasta permitirle una movilidad decente, por lo que se levantó de la butaca y caminó silenciosamente hasta acariciar el pomo. Tiró de él y abrió. Era ella, Eva. ¿Qué hacía aquí, por qué, por qué? Era a la última persona a la que le apetecía ver. La chica le sonrió con preocupación y le abrazó con fuerza, provocándole un pinchazo a Frank en el costado, que se dobló con un pequeño gemido.
- Ay, lo siento, ¿te duele? –dijo tímidamente- ¿Qué tal estás?
- Bueno, pues…
- ¡Me he enterado de todo ahora, dios mío! –exclamó cortando a Frank y entrando de sopetón en la habitación mientras movía las manos frenéticamente- Ayer libraba por la tarde y he vuelto hace una hora, ¡madre mía! No daba crédito a lo que me contaban, decían que os habíais pegado el chico de pelo negro, ¿Gerard, no? y tú en el salón de desayuno, ¡y que después se metió la seguridad del hotel y fuisteis todos a por ellos! Irina, la chica que hace el turno de mañana hizo una foto a la sala nada más después de que os sacaran de allí y me la ha enseñado ahora. ¡Estaba destrozada, todo por el suelo! Parecía una película de ciencia ficción, y luego le pregunté si te habían llevado al hospital y me dijo que no, que estabas aquí atendido por una enfermera que tenía contratada vuestra organización –se sentó tomando aire- Que sepas que si el hotel os deja aquí dos noches más es porque la enfermera ha redactado un informe médico en el que recomienda que no se os mueva mucho. ¿Es verdad todo esto?
- Ah… respira un poco -murmuró exasperado- A ver, sí que es verdad la parte que te han cont…
- No me lo puedo creer –cortó de nuevo- ¡Parecías tan inocente…! Y con todas estas marcas estás horrible, tienes un aspecto lamentable. ¡Madre mía Frank, no podréis volver, seréis clasificados como clientes non gratos!
- ¡Pues perfecto! No quiero volver a un sitio en el que la seguridad maltrata a un cliente con tal de inmovilizarle para ponerle las esposas.
- ¿A quién maltrató la seguridad?
- A Gerard.
- ¿Y le defiendes? ¿Fue por eso por lo que fuisteis todos a por ellos, encima de que intentaban quitártelo de encima?
- Perdona, pero denota una gran falta de profesionalidad el tener que recurrir a la violencia.
- Es irónico que lo digas tú –replicó con una sonrisa de suficiencia- Oye escucha, estoy aquí por algo más importante que discutir sobre la profesionalidad de nuestros empleados. Ha habido una reunión de directivos en el hotel, hasta el mismísimo gerente ha acudido, ha sido increíble, se respiraba un ambiente muy tenso porque nunca hace acto de presencia a menos que sea grave el asunto. Pero en fin, retomando: el hotel ha puesto una demanda contra vosotros por daños y agresión a la autoridad.
- Sí, nosotros también denunciaremos. Ya lo puedes ir diciendo por ahí.
- Sí, están al tanto, vuestro responsable se puso en contacto con la organización. El caso es que querían… digamos, una especie de… pacto.
- ¿A qué te refieres?
- Pues, en palabras simples, que si no denunciáis, no denuncian.
- ¿Cómo? Ni de coña, no, ni hablar. Gerard fue agredido y van a pagar. Pero no entiendo de todas formas porqué vienes a decírmelo a mí, no tengo esa decisión en mi poder, la tiene Brian.
- La respuesta es de Brian, pero la decisión es vuestra, porque fuisteis vosotros los agredidos. Si todos decidís rotundamente no denunciar, no se hará.
- ¿Y por qué crees que vamos a echarnos atrás? Preferimos pagar el dinero que nos pidáis con tal de que esos dos gorilas no vuelvan a tener ningún tipo de autoridad en su mano.
- ¿Sí? –susurró cruzándose de brazos con un brillo inquietante en los ojos- ¿Y preferís también que el escándalo pase a la opinión pública? Ya no solo que habéis agredido a dos agentes, sino que os habéis agredido entre vosotros. Muy buena imagen no vais a dar, la verdad, sería una pena que vuestra reputación acabase en boca de profesionales del periodismo rosa. Nosotros prometemos mantener alejada a la prensa de este asunto, pero en fin, si esa es vuestra decisión, os atendréis a los inconvenientes que conlleve –y cogiendo la gabardina que había dejado en la cama al entrar murmuró- Qué pensarán los millones de fans que os ensalzan como modelos a seguir… una pena, la verdad, una verdadera pena.

Acto seguido, le guiñó un ojo a modo de despedida y salió con la cabeza muy alta, dejando a Frank en la penumbra de su habitación con un horrible sentimiento de culpabilidad. Se imaginó las portadas de numerosos periódicos y revistas en cuyos titulares podrían llegar a rezar cosas como: “Ídolos caídos” o “¿Ejemplos a seguir?”. Se le formó un nudo en la garganta seguido de una sensación de prisa por hacer algo. Miró su reloj: las 20.49… tal vez no estuviesen todavía los trámites de la denuncia terminados. ¿Serviría de algo alertar a Brian de lo que se les podría avecinar? Bueno, era más que obvio que ya lo tendría en cuenta, pero ¿sabría las nuevas opciones que les había ofrecido el hotel? “Bien, vamos a averiguarlo”, dijo en voz alta. Cogió el móvil que se encontraba en la mesilla de noche y buscó rápidamente en su agenda el nombre de su mánager.

_________________________



- ¿Y tú, Gee? –preguntó tímidamente Bob- Eres el más afectado de esto, ¿qué opinas?

Gerard le miró brevemente. Había escuchado todo lo que le había contado Frank sobre las nuevas ofertas, había hablado con los abogados de la banda y con el secretario de Brian, y estaba sopesando todos los elementos en una balanza. Esta se inclinaba para uno u otro bando según el punto de vista que tuviese en el momento, pero en el fondo, sabía que había algo que la inclinaba completamente hacia el camino del pacto: los fans.
No se veía capaz de afrontar el hecho de subirse a un escenario y predicar la no-violencia sabiendo que cargaba con eso a sus espaldas. “En boca de todos”, repetía constantemente Mikey con voz apesadumbrada. Ninguno de los miembros de la banda quería verse en la situación de tener que aguantar las constantes críticas -bien merecidas, claro está- de reportajes dedicados a ellos. Tal vez fuese una mezcla de amor propio y amor por sus seguidores, pero el caso es que rechazar la denuncia parecía ser lo más sensato en esos momentos.

- Yo… -se rascó la nuca en ese gesto característico suyo cuando hablaba sin estar muy seguro de lo que iba a decir- Opino que… lo mejor sería no denunciar –oyó a su hermano emitir un suspiro de alivio- estoy demasiado agotado para sufrir otra crisis mediática en estos momentos. Soy sencillamente incapaz.
- Bien –dijo Bob levantándose- En ese caso lo mejor será llamar a Brian cuanto antes.

Todos asintieron mientras le veían llevarse el teléfono a la oreja. Estuvieron atentos a la breve conversación que mantuvieron músico y promotor y contuvieron el aliento sorprendidos al oír a Bob decir “Gee, Brian quiere hablar contigo”. Todos se volvieron para mirarle. Gerard cogió vacilante el auricular y murmuró un tímido “hola”.
- Por fin te pillo disponible.
- Ah, sí, siento que no hayamos hablado antes.
- No lo has tenido fácil, lo sé –sonaba alterado- Escucha Gerard, no tengo mucho tiempo.
- Bien, dime.
- ¿Sabes? La empresa ha estado a punto de ponerme de patitas en la calle en más de una ocasión, pero te juro que es la primera vez que he temido realmente por mi puesto de trabajo.
- Oye, Brian…
- No, oye tú ahora: empiezo a cansarme de tener que responder ante tus actos, de tener que comerme las broncas de la organización por los numeritos que se montan casualmente a tu alrededor y de tener que justificar el camino de problemas que dejáis a vuestro paso. De veras que empiezo a estar más que harto de este tipo de situaciones. ¿Qué coño os está pasando en esta Gira? –Gerard guardó silencio al otro lado de la línea con el rostro ardiendo de vergüenza- Llevamos años juntos y es la primera vez que pasan estas cosas, joder. Y sé que parte de los problemas no han sido intencionados, pero esto último… esto último se escapa de mis capacidades de comprensión. ¿Dos tíos mayorcitos dándose de hostias en un hotel? ¿Me puedes explicar qué coño se os pasó por la cabeza para que hicieseis semejante gilipollez? No sé cómo coño os permitís el lujo de siquiera pensarlo, con treinta añitos, que se dice pronto.
- Buff… siento todo esto, Brian. E-Estoy jodidamente abochornado de…
- Pon el manos libres, esto ahora es para todos –el vocalista presionó con nerviosismo el botón verde que indicaba el altavoz- ¿Ya? Bien. Me vais a escuchar muy bien todos –se le oyó respirar hondo- Os aseguro que es la última que le paso al grupo. Estoy hasta los cojones de declaraciones inoportunas en entrevistas, de directos que no cumplen la normativa, de incidentes que terminan en el hospital, de peleas y de pollas. Juro por lo más sagrado que pueda haber en el mundo que a la más mínima queja que tenga sobre vosotros en cualquier sitio, ya sea sobre un escenario o en una puta cafetería, dimito. Paso de más quebraderos de cabeza que lo único que hacen es sacar dinero a la empresa. La discográfica está harta de cargar con la mala imagen que le está dando el grupo últimamente, y yo de verdad que me he quedado sin argumentos para defenderos. No puedo sacar más la cara por vosotros, ya no. Me jode haber llegado a este extremo, y os lo digo en serio porque os aprecio muchísimo, pero cuando uno llega al punto de pensar que se están riendo de él, deja de encontrar motivos alentadores. He depositado mi confianza en vosotros y me habéis dejado a la altura de la mierda.

‘Click’.
El peor sonido que había escuchado nunca Gerard. Las últimas palabras cargadas de decepción flotaban en el aire como cuchillos dispuestos a ser lanzados contra su pecho. Era horrible el sentimiento que llenaba cada célula de su cuerpo, cada rincón de su cerebro y su razón. ¿Podía haber algo más en estos momentos que le hiciera sentir aún peor? No, era imposible tocar más hondo. Uno a uno, los componentes de la banda se fueron levantando con parsimonia de sus asientos para dirigirse a sus habitaciones. Sin mediar palabra entre ellos, salieron silenciosamente de allí. Todos menos Frank, que seguía con la cara enterrada entre sus manos, asimilando las palabras de su agente.
Gerard suspiró agotado y comenzó a masajearse el puente de la nariz con dos dedos. Vio a su amigo levantarse y caminar hacia él, y sin poder reprimir el impulso, se levantó y le abrazó con fuerza, ignorando el escozor que despertaba bajo la venda que cubría su pecho. Le apretó entre sus brazos hasta que se quedó sin aliento, y se separó para mirarle a los ojos. Despacio, muy despacio, bajó la mirada hasta su boca, ligeramente entreabierta y humedecida, y le mordió el labio inferior. Frank parecía paralizado por la sorpresa, sin reaccionar, con los ojos muy abiertos, por lo que Gerard aprovechó para unir su boca a la de él, primero inocentemente, y segundos más tarde introduciendo su lengua acariciándole los dientes. La sangre pareció por fin volver al cerebro del guitarrista, el cual colocó su mano tras la nuca de su amigo y comenzó a acariciarle el pelo mientras correspondía el beso inconscientemente. Ambos estrecharon el abrazo para no separarse jamás, para demostrarse que no había nada que no pudiesen olvidar entre ellos, para pedirse perdón por última vez.
Y de pronto, una silla a su izquierda cayó. Rompieron el beso bruscamente y se separaron de un salto, con los labios enrojecidos y las mejillas sonrosadas.
- S-se me… había olvidado l-la chaqueta y… venía a cogerla, nada más –balbuceó Bob- Perdón.

119ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Jue Dic 04, 2008 11:44 pm

greynail


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capitulo25



Frank y Gerard se quedaron varios segundos aturdidos mirando el lugar por el que había desaparecido Bob. Tenían los ojos como platos, como si hubiesen visto una aparición prediciendo sus muertes, y de pronto, Gerard soltó algo parecido a una risa, con los ojos aún abiertos de par en par. Frank le miró incrédulo, borrándole la sonrisa de la cara. De forma repentina y como si se hubiesen comunicado por telepatía, ambos corrieron hacia la puerta y salieron al pasillo. Al final de este distinguieron la silueta de Bob andando atropelladamente hacia el ascensor, e ignorando los pinchazos que recibían al moverse tan bruscamente, se abalanzaron hasta llegar a él y se metieron empujando al batería en el momento en el que las puertas se cerraban tras ellos.
- Ey, ¿qué leches hacéis? –exclamó el batería.
- Tenemos… que… hablar –contestó Gerard recuperando el aliento apoyándose sobre sus rodillas.
- Sí –añadió Frank tosiendo mientras el ascensor comenzaba a bajar- Lo que has visto no es lo que parece.
- No no no, tíos, no quiero saber nada de vuestro rollos raros, a mí dejadme en paz y al margen.
- No ha sido nada –se apresuró a cortar el guitarrista- Es, eh… normal. Ya sabes, es como lo que hacemos sobre el escenario, nos… animamos mutuamente haciendo un poco el chorra.
- Ya, bueno, lo que queráis –carraspeó Bob- Yo sé lo que he visto, estabais solos en la habitación y os estabais comiendo la boca ¿vale? Pero oye, la verdad es que no me interesa demasiado saber nada, simplemente me ha impactado. Poneos en mi lugar, imaginad que entráis a una habitación y veis a dos amigos…
- ¡Pero esto lo hacemos con todo el mundo! –dijo alegremente Frank bajo la mirada de escepticismo de Bob.

El barco se hundía. Irremediablemente. Pero entonces…

- ¡¡JA!! ¡¡INOCENTEEE!! –gritó Gerard haciendo saltar a sus dos amigos en el sitio y lanzando una mirada de advertencia a Frank.
- ¿Eh? ¡Sí! ¡Inocente, sí, inocente! –le acompañó este señalando a Bob con una sonrisa que no hacía sino ocultar el infarto que estaba a punto de darle como durase más la situación.
- ¿Qué?
- Pues eso, que eres demasiado ingenuo tío, te lo has tragado entero –explicó Gerard forzando una carcajada y mirando de reojo en la placa del ascensor las plantas que quedaban para llegar al hall- Sabíamos que te habías dejado la chaqueta en la silla, y al oír tus pasos lo decidimos.
- ¡S-sí, lo pensamos en el momento!
- ¿Tiene gracia no? ¿No le ves la gracia? Yo me he reído mucho, y bueno, de hecho ya me ves, ¡me sigo riendo! –terminó soltando otra risilla nerviosa.
- Eh… ya –alcanzó a pronunciar el batería, aturdido aún por el grito que le habían metido uno a cada lado. Le pitaba el oído- Escuchad tíos, creo que estáis enfermos, hablando seriamente.
- Venga, no te piques, que sabemos que te jode no pillar las bromas.
- ¿Bromas? Oye, últimamente hacéis cosas muy raras ¿sabéis? Tenéis regresiones muy extrañas a la infancia… tal vez un psicólogo os venga bien para haceros ver que tenéis treinta años y no ocho… –concluyó rascándose la barbilla fingiendo pensar.

Frank y Gerard rieron nerviosamente sin saber muy bien qué decir. El ascensor paró con un sonoro “¡TIN!” y las puertas se abrieron temblando ligeramente, ofreciéndoles el hall y dándoles la deseada salida de una vez por todas. Escaparon con paso rápido hacia ninguna parte en particular, simplemente huyendo de la situación y dando vueltas por la planta. No fue difícil percatarse de las miradas de aprensión que recibían por parte de las azafatas de recepción, limpiadoras y seguratas del hotel. Sí, ellos dos eran inconfundibles, ¿cómo no reconocer a los que habían dado tantos problemas a la organización en tan solo cuarenta y ocho horas? Sus moratones y apósitos les delataban.
No sabían muy bien a dónde dirigir sus pasos, pero al fin y al cabo la meta era alejarse de Bob antes de que hiciese preguntas que les pudiesen poner en un compromiso, así que cualquier destino era bueno… lo mejor sería merodear.

_______________________



- ¿Te puedes creer lo gilipollas que es tu hermano? –dijo Bob entrando en la habitación de Mikey, que tecleaba absorto en su ordenador mientras Ray leía tumbado en la cama.
- Seguramente –murmuró el bajista.
- ¿Sabes lo que ha hecho con Frank?
- Sorpréndeme –dijo apartando la mirada de la pantalla.
- Me han gastado una broma muy surrealista –se encogió de hombros con el ceño fruncido- Se ve que se dieron cuenta de que me había dejado la chaqueta en su habitación, y antes de que entrase a por ella decidieron ver qué cara ponía si les veía morrearse.
- ¿Cómo que morrearse? –repitió Ray dejando el libro a un lado y mirándole incrédulo.
- Sí, lo que oyes, se estaban comiendo toda la boca cuando he entrado.
- ¿Y qué has hecho?
- Pues obviamente me he ido pitando de ahí, y antes de que se cerrasen las puertas del ascensor han entrado como un torbellino y se han empezado a reír de la cara que había puesto al verlos.
- Esto es increíble –escupió Mikey entre dientes con las mandíbulas apretadas, y a continuación se levantó, cogió su sudadera y su móvil y salió del cuarto dando un portazo, dejando a Bob y Ray completamente desconcertados.
- ¿He… dicho algo? –susurró el batería mirando a su compañero.

_______________________



Las horas que prosiguieron a la pelea entre Frank y Gerard, Mikey las había pasado arreglando trámites y comiéndose broncas de Brian, hablando con empleados del hotel e informándose de cualquier nueva que pudiese haber referente a lo sucedido. Le parecía injusto que tuviese que ser él, pero al menos tenía una recompensa moral. O lo que él creía que era una recompensa. Sí, lo cierto es que en el fondo tenía la esperanza de que la pelea les hubiese hecho recapacitar sobre las consecuencias que tenía el seguir con los tonteos, ya fuera entre ellos o con otras personas. Había llegado a creer y hasta a convencerse de que ese había sido el paso final hacia la madurez de su hermano y su amigo. Pensó que desde ese punto tratarían el asunto, SU asunto, con más cuidado, evitando situaciones en las que pudiesen echarse de menos, tratando de no acercarse a esa línea tan peligrosa que acostumbraban a cruzar mientras Mr. White seguía suelto y en paradero desconocido, la línea de “por una vez más no pasará nada”. Pero, definitivamente, Gerard había vuelto a sorprenderle. No se podía creer que eso hubiese pasado de nuevo. ¿Una broma a Bob? Por desgracia o por suerte, tenía claro que no era así; lo más seguro es que les hubiese pillado besándose y ellos hubiesen reaccionado diciéndole que había sido una broma preparada. Su hermano no se cansaba de jugar por lo que se veía, no parecía haber aprendido absolutamente nada. Y esta vez no estaba dispuesto a consentir que se desatase otra pelea como la de hace tres días por nimiedades de tal calibre; esta vez hablaría seriamente con ellos dos, y les obligaría a dejar las cosas asentadas de una vez por todas.
Nada, parecía que se les hubiese tragado la tierra, que el hotel les hubiese absorbido a otra dimensión. Estaban dentro, tenían que estar dentro, no se les estaba permitido salir del edificio por órdenes estrictas de Brian. El pacto con la comitiva del hotel consistía precisamente en que les resguardasen hasta que sus heridas más visibles desaparecieran lo justo para poder ser tapadas con maquillaje, ese había sido el trato que les habían ofrecido a cambio de la retira de la denuncia: protegerles de la prensa. Se detuvo en medio de un pasillo desierto de la quinta planta y exhaló un suspiro de exasperación con los brazos en jarra. No podía ser que hubiesen salido.
De repente, oyó una voz proveniente de la esquina que tenía a mano derecha, tres metros más adelante, y reconoció al punto el timbre de su hermano. Escuchó unas palabras murmuradas seguidas de una carcajada aguda y continua que le recordó a la de un niño. ¿Su hermano con un niño? No, cuando doblaron la esquina y se toparon de frente lo entendió: era Frank riéndose de una forma muy extraña, con los ojos semi-cerrados y prácticamente colgado del cuello de Gerard. Caminaba de una forma un tanto tambaleante y parecía en un estado de ensoñación infinita. Estaba ebrio. Ge dio un pequeño salto de sorpresa hacia atrás al ver tan repentinamente a su hermano y estuvo a punto de hacer caer a Frank, que trastabilló hacia atrás y tuvo que agarrarse al brazo de su amigo como si se tratase de una liana.
- Joder, Mikey, qué susto –dijo con un ligero jadeo intentando enderezar a su compañero- ¿Qué haces aquí?
- Eso podría preguntaros yo a vosotros. Ya pensaba que habíais salido del hotel.
- ¿Eh? Sí, oye, ayúdame a llevarlo abajo por favor. Se mueve mucho.
- ¿Está borracho? –contestó frunciendo el entrecejo y colocándose el brazo izquierdo de Frank alrededor de su cuello.
- Sí –respondió imitándole- ¿Tú sabías que en la azotea hay un bar con barra libre? –Mikey negó con la cabeza- Bueno, pues Frank ahora sí, y se ha pillado un pedo impresionante. Ya le avisé de que no debía beber tan deprisa el tequi…
- Gerard, ¿qué ha pasado con Bob? –interrumpió sin poder contenerse. Hubo un intenso silencio de varios segundos mientras caminaban.
- ¿A qué te refieres?
- A la supuesta broma que le habéis gastado –a sus palabras le siguieron una risilla estúpida de Frank, que parecía encontrarse en un estado de duermevela con la cabeza apoyada en el hombro de Gerard.
- ¿Se lo ha tragado?
- Sí, se lo ha tragado. Pero no es esa la cuestión, Gerard, la cuestión es porqué os ha visto morreándoos en la habitación cuando se supone que por fin habíais aclarado todo entre vosotros. ¿No habíais quedado en esperar?
- Y lo seguimos pensando, fue solo… una especie de beso de despedida. ¡No me mires así! Yo no sé cuándo van a coger a White, si van a pasar semanas, meses o cuánto, no puedo estar sin siquiera poder darle un beso a Frank, ¿entiendes? Son besos estúpidos, nada más.
- ¿Pero es que no te das cuenta de que si no paráis de daros besos estúpidos lo vais a pasar muy mal? ¿Qué pasa si Frank vuelve a confundirse pensando que quieres algo más, o qué pasa si os pillan en un mal lugar o en un mal momento? Gerard, si quieres que White no sepa nada de esto, sé razonable joder, y actúa acorde con lo que dices; no le digas que hasta que no le cojan no habrá nada entre vosotros dos y luego le comas la boca. Tú lo tienes muy claro, o eso parece al menos, pero no juegues con la gente. ¿No es mejor zanjarlo completamente?
- Mik, lo estuvimos hablando ¿vale? De verdad que está todo muy claro. Hemos decidido permitirnos algún capricho si se nos presenta la oportunidad y nos apetece, pero cada uno después por su cuenta. Él puede tener líos con quien quiera, no hay compromisos.
- Sí, ya vi lo bien que te tomaste lo de Eva –murmuró mientras llegaban frente al ascensor.
- Eso es diferente, y lo sabes –alegó pulsando el botón de llamada- Lo hizo para joderme y por despecho, pero ya me encargué de aclarar eso. Él dice que me esperará… hasta que todo pase, ya sabes.

Mik guardó silencio. No sabía muy bien qué decirle, seguía sin gustarle la actitud de Gerard, le parecía pura palabrería, un discurso bonitamente preparado para fingir estar encantado con la situación y no mostrar sus verdaderas circunstancias. Se podía decir que era un acto altruista, y tal vez fue por eso por lo que decidió dejarle en paz; al fin y al cabo, el que peor lo estaba pasando era él, no era cuestión de ponérselo aún más difícil dándole la espalda. Si lo que habían decidido era tener una relación espontánea, lo mínimo que podía hacer él era facilitarles momentos espontáneos.
Entraron en el ascensor ya cargando con todo el peso de Frank, que había caído completamente rendido y se dejaba manejar como un maniquí usado. Con un chasquido de la lengua, Gerard se inclinó y, colocando su brazo tras las rodillas de su amigo, le levantó en volandas soportando a duras penas el dolor que le llegaba del dedo roto por el esfuerzo.
- No deberías haber dejado beber tanto a la princesa Franka –comentó el bajista con una sonrisa.
- Me llamaron al móvil, y cuando volví a los diez minutos se había pimplado media botella. Es mayorcito ya.
- Eso dicen. ¿A dónde le llevamos?
- Dormirá en mi habitación –Mikey enarcó la ceja- Sinceramente, no me apetece que se levante solo en medio de la noche vomitando sin saber ni dónde está.
- Bien, -suspiró pulsando el botón de la planta 3- te ayudaré a acostarle entonces.

________________________



Sintió su cerebro pesado. Tenía una sensación extraña en el cuerpo, sentía que se desplazaba sin moverse, que flotaba. Despegó los párpados pesadamente y gimió al contacto de la luz de las bombillas con sus ojos. “Parece que despierta”, oyó a Mikey a su lado. Abrió un poco más los ojos y levantó la cabeza. Oh, ahora entendía… Gerard le llevaba en brazos, le conducía por un pasillo de paredes amarillas y puertas de madera barnizada. Apoyó de nuevo su frente contra su cuello y se dejó guiar, estaba realmente ebrio y mareado, solo era consciente del ligero jadeo que emitía su amigo por el esfuerzo de tener que levantar su peso muerto. Levantó el rostro apenas unos centímetros y besó su cuello sin apenas ser consciente de lo que hacía, simplemente haciéndolo como respuesta al cosquilleo que le producía el contacto con él. “Aquí es”, anunció Gerard en voz baja; debía de ser tarde, pero tampoco tenía muy lúcida su noción del tiempo. Entraron a la habitación y dieron las luces. Notó su cabeza golpear contra algo duro, pero no sintió dolor alguno, sus células estaban atrofiadas por la bebida. “Cuidado joder”, susurró Gerard, “¿estás bien, Frankie, te has hecho daño?”. Intentó contestarle, pero tan solo salió de su garganta un sonido estrangulado. A los pocos segundos Frank sintió cómo le depositaban sobre un colchón mullido, con la cabeza bien colocada encima de la almohada. Aun con los ojos cerrados y en el estado de ebriedad en el que se encontraba, supo distinguir las manos de su amigo que le desnudaban y le despojaban de sus prendas, y se sintió excitado.
- Venga, tápale, va a coger frío.

¿Frío? No sentía frío en absoluto, le pareció absurda la idea, y rió estúpidamente; se encontraba a temperatura ambiente perfecta.
- Eh, tíos… no tengo frío… dejadme así como estoy –murmuró casi ininteligiblemente.
- Pero si estoy helado y llevo dos sudaderas y un abrigo puestos –replicó Gerard- Me dejé la ventana abierta al salir.
- Tengo calor, tíos… dejadme.
- No quiero ni imaginar la cantidad de alcohol que debe llevar en la sangre para que tenga calor con esta temperatura… estamos a bajo cero, Gee.

Gerard suspiró y se masajeó rápidamente el puente de la nariz. No es tan difícil, coño, nos hemos visto en situaciones peores años atrás, pensó.
- ¿Y qué sugieres, que le metamos en una bañera de agua fría, en pleno desierto de Rusia? Anda, saca mi pijama de la maleta y pásamelo. En cuanto se le vaya pasando el efecto de la borrachera empezará a tener frío, y entonces le meteremos bajo el edredón.
- Y también sentirá el chichón de la cabeza.

120ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Dic 05, 2008 12:12 am

greynail


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capitulo26



Habían pasado dos horas desde que los hermanos Way hubiesen acostado a Frank, y se encontraban en ese momento comentando la perspectiva de los pocos meses de Gira que les quedaban por delante. Charlaban sobre sus posibles planes, los lugares a los que les gustaría viajar como turistas y no como artistas, sus expectativas, y varios temas que derivaban de otros tantos mientras los cigarros se consumían, cuando oyeron al guitarrista dar una arcada. Se giraron bruscamente a mirarle y le vieron incorporarse para comenzar a vomitar sobre la alfombra. Acto seguido y sin mediar palabra, saltó del colchón, se metió en el cuarto de baño y oyeron el agua del grifo correr durante unos minutos. Cuando la puerta del aseo se abrió, pudieron ver a un Frank extremadamente pálido que caminaba a trompicones y se acariciaba el abdomen. Este sonrió a Gerard, que le contemplaba mientras sacudía la ceniza del cigarro en un cenicero con una expresión que en esos momentos no fue capaz de descifrar. Se dirigió hacia él, y agarrándose a su camiseta para no caer al suelo, entrelazó sus brazos tras su nuca y besó su boca.
- ¡Mmm! –exclamó Gerard con la boca aprisionada intentando separarle- ¡Frank, que acabas de vomitar, joder!
- Me he enjuagado muy bien la boquita –dijo apartándose con una risa estúpida y sentándose en la cama. No sabría decir exactamente cómo se encontraba en esos momentos. Ya no tenía el mismo nivel de alcohol en el cuerpo, eso estaba claro, ahora era consciente de todo y asimilaba los hechos con “claridad”, pero seguía teniendo la vista unas milésimas de segundo retardada, tenía ganas de reír continuamente, y el estómago… bueno, mejor no mencionar la náuseas que le sobrevenían cada ciertos intervalos de tiempo.
- ¿Estás un poco mejor? –preguntó Mikey. Frank asintió.
- Pero a los de la limpieza no les va a gustar mi obra de arte –contestó señalando con el pulgar el vómito que había dejado en la alfombra, a su espalda- Jo, me he descontrolado mucho esta vez ¿eh? Me podrías haber parado un poco –añadió en tono de reproche a Gerard.
- ¡Otro igual! Repito: yo no soy el padre de nadie.
- No, y desde luego será mejor que siga así por un tiempo –rió el bajista- Creo que aún te dura un poco el mareo, Frank, acuéstate otra vez.
- Sí, hablas arrastrando las palabras –dijo Gerard expulsando el humo- Y dices “Jo”.
- En fin -intervino Mikey levantándose- Yo tengo sueño, así que me piro a mi habitación a dormir. Deberíais llamar ya a la limpieza para que no se quede el olor pegado a la alfombra.
- ¡Mik! Quédate un poco… ¿justo ahora que me despierto te vas a ir? Jo, venga, ¿de qué estabais hablando?
- Hablábamos de lo que queremos hacer cuando termine la Gira –contestó tumbándose sobre las sábanas al lado de Frank- Yo por ejemplo tengo entre manos un viaje con Alicia a algún lugar de África, y luego… un tiempo en casa con el ordenador y el móvil apagados durante semanas. ¿Has pensado en algo tú?
- Mmm… -murmuró mirando a Gerard- Sí, supongo.
- ¿El qué? Dilo.
- Oh –intervino el vocalista dando una larga calada al cigarro- Es cierto, no te he dicho que en su punto álgido de borrachera me ha prometido llevarme a la Antártida en bicicleta –Mikey se atragantó al prorrumpir en carcajadas- Lamentablemente, he tenido que desechar la idea porque justo ese día tengo planes.
- ¿Qué planes tienes mejores que ir a ver los glaciares en bici conmigo? –repuso un ofendido Frank.
- Comprar el pan, creo.
- Oh.
- Es broma, enano –dijo lanzándose sobre su amigo y abrazándole- Nada me gustaría más que pedalear contigo por el Polo, ya lo sabes.

Frank rió largamente bajo el abrazo de Gerard, acariciándole con el índice la línea de la columna vertebral, subiendo y bajando por su espalda. Durante varios minutos, los tres se quedaron sobre la cama; Mikey y Frank mirando al techo absortos en sus pensamientos, y Gerard encima del cuerpo de su amigo, prácticamente ya a punto de dormirse con la cara enterrada en su cuello. Su hermano, tras voltear su cabeza hacia ellos y sonreir, se levantó finalmente de la cama y salió de la habitación bostezando. Quedaban ellos dos solos en el cuarto. Gerard apretó sus brazos en torno a la cintura de Frank y le besó en la mejilla. Metió la mano en el bolsillo buscando el paquete de tabaco y notó las yemas de sus dedos tocar algo suave y liso; un papel. De repente, sintió una parte de su memoria golpearle con fuerza, haciéndole entender lo que estaba acariciando, haciéndole recordar lo que había pasado hacía unas horas, antes de toparse con Mik en el pasillo…

…Iban caminando por una planta cualquiera, ya habían perdido la cuenta después de tanto caminar e investigar las inmediaciones del hotel, cuando finalmente decidieron sentarse en el suelo y descansar.
- ¿Llevas tabaco? –preguntó Gerard palpando los bolsillos de su abrigo de forro- Me he dejado el mío en la habitación.
Su amigo asintió, buscó el paquete en el bolsillo de la cazadora y lo sacó. Ambos contemplaron entonces salir junto a la cajetilla un folio blanco doblado. El vocalista lo vio caer y miró a Frank, que para su sorpresa, lo guardó con rapidez extrema mientras el gesto se le mudaba repentinamente del rostro. La curiosidad de Gerard incrementó aún más al captar la mirada nerviosa que el guitarrista le lanzó de repente.
- ¿Qué pasa, qué es ese papel?
- Nada –contestó secamente- No sabía que lo tenía todavía en el bolsillo.
- Te has quedado muy serio al verlo, ¿qué es?
- Nada, una gilipollez.
- ¿Por qué no quieres que lo vea?
- Porque no tendría sentido que lo vieras.
- Uh vaya, acabas de confirmarme con esa frase que debo verlo.
- Olvídalo ¿quieres?
- Oye, ¿no será algo relacionado con el hospital?
- ¿Qué? ¡No! –rió- En serio, déjalo estar.
- Vamos a ver, Frank, si no quisieses que lo viera, lo habrías sacado del pantalón, digo yo.
- Eso no es así. Yo… -suspiró y se rascó la nuca con nerviosismo- no me pongo estos pantalones desde… bueno, a ver, llevaba estos pantalones cuando tú… cortaste conmigo en mi casa –Gerard bajó la mirada violento y sintió cómo la sangre le subía a la cabeza- El día que cortaste conmigo, yo… iba a leerte esto, por eso lo guardé en el bolsillo. Luego, obviamente, no te lo leí, así que se quedó ahí, hice las maletas, metí los pantalones sin mirar si llevaba algo dentro y… desde entonces solo me los he puesto hoy. Así que déjalo ¿vale?
- Bien –susurró- Vale.
Frank se dispuso a guardar el folio de nuevo, cuando sin previo aviso, Gerard saltó de su sitio y se tiró sobre él agarrándole por los brazos. “¡Eh!”, gritó su amigo intentando liberarse sin resultado. En pocos segundos se vio amordazado con una mano por las muñecas y con la otra, registrado. El cantante se hizo con la victoria al encontrar el dichoso papel, y se alejó a grandes zancadas para poder leerlo. Frank le siguió enfadado y trató de arrebatárselo, pero desgraciadamente Gerard era unos centímetros más alto que él, y con solo levantar el brazo conseguía que su objetivo -la carta- quedara fuera de su alcance, así que decidió atacar por lo bajo. Su primer ataque fue un pequeño rodillazo al abdomen que no funcionó, por lo que absolvió dirigir con toda su fuerza un puntapié a su espinilla.
- ¡Me cago en la puta! –gritó agarrándose la pierna con los ojos anegados en lágrimas- ¡Mi fémur! ¡Me has partido el fémur!
- Donde te he golpeado es en la tibia, imbécil. Dame la carta –inquirió con la mano abierta hacia arriba.
- ¡Pero quiero saber lo que es! Si iba dirigida hacia mí tengo derecho a saber qué ponía ¿no? –parecía un niño pequeño a punto de llorar- Si no quieres que la lea, al menos léemela tú, como ibas a hacer el día en el que me fui de tu casa.
- ¡Es que…! En realidad no es para tanto ¿sabes? ¿No tienes una ligera idea de qué puede ser?

Gerard negó pensativo mientras seguía frotándose bajo la rodilla. Era complicado pensar con esas punzadas atacándole al hueso, la respiración alterada por el forcejeo y la incertidumbre típica de un niño que quiere encontrarle el sentido a una adivinanza. ¿Debería saberlo, era algo de lo que él tuviese conocimiento de existencia? Espera… ¿podría ser? En su mente retrocedió dos semanas enteras hasta verse tumbado en el sofá de la casa de su amigo, en aquel mes de vacaciones en los que todo parecía al fin perfecto entre ellos dos, antes de los nuevos sucesos que habían venido después. Las palabras resonaron en su cabeza como si hubiesen sido pronunciadas ayer… “¿Sabes que te estoy escribiendo un poema? Fue a raíz de ver aquel muro. Ya sabes, lo que le escribiste a esa chica, Wilma, cuando eras adolescente. Quise escribirte algo bonito”…
- ¿El poema? –dijo al fin con voz ronca.



Sí, definitivamente había sido un cúmulo de sensaciones las que había sentido cuando Frank asintió a su pregunta. Gerard le había tendido el folio con expresión ruborizada y el guitarrista lo había cogido mirándolo con indecisión, titubeando sobre si sería mejor guardarlo o leérselo en voz alta, como le había pedido su compañero hacía un minuto. Carraspeó y lo desdobló, pero tras echarle un breve vistazo volvió a plegarlo en cuatro y finalmente, se lo ofreció mirando hacia otro lado. “Léelo cuando no esté yo”, murmuró con las mejillas sonrosadas.
Y ahí estaba Gerard ahora, abrazando a medias a Frank, con un brazo alrededor de su cadera y el otro metido en el bolsillo del pantalón, acariciando el preciado papel. Parecía increíble que se le hubiese olvidado que estaba ahí, había pasado toda la tarde pensando en el momento de llegar a su habitación para poder leerlo, pero claro, lo que había pasado después le había obligado a despejar su mente para dedicársela por completo a un más que ebrio Frank. No podía negar que se lo había pasado bien en parte, sobre todo cuando al llegar a la azotea del hotel su amigo había descubierto el bar con barra libre y había dado rienda suelta a su dinero. Detestaba a la gente borracha desde que dejase la bebida haría prácticamente cinco años, pero su amigo era especialmente gracioso. No se creía capaz de poder olvidar una escena que se había visto obligado a ver al volver de sus diez minutos de charla por el móvil. Había vuelto al sitio exacto de la barra donde le había dejado, pero no estaba ahí. Miró en derredor esperando verle en alguna mesa sentado, o conversando con alguien tal vez, pero fue en vano, se había ido de allí. Corrió cruzando la sala hasta llegar a las puertas de cristal del bar y, justo un segundo antes de empujarlas, lo vio. Estaba sentado en una esquina de la azotea, hablando solo y mirando constantemente hacia abajo con la cara completamente bañada en lágrimas. Abrió las puertas sin entender qué coño pasaba, y cuando por fin pudo ver qué era lo que miraba Frank, no pudo más que contener una carcajada para después observarle con estupor. Su amigo estaba charlando con nada más y nada menos que un gato. Gerard se tapó la cara con una mano y comenzó a reír moviendo la cabeza en gesto negativo. Era increíble. No sabía si reírse de la cara de su amigo o de la del gato. Se acercó con cautela, pensando en cómo interrumpir el pasional monólogo que le estaba soltando al pobre animal.
- Eh… esto, ¿Frankie?
- ¿Ah? –dijo mirándole como si le acabase de hablar un gato- ¿Qué pasa?
- Oh, nada, no pasa nada, es solo que… bueno, me preguntaba qué hacías aquí sentado y hablando con un… en fin –terminó señalando al minino.
- Ah –contestó lanzándole una mirada de profundo amor al animal y acariciándole el pelaje de las orejas- Sí, estábamos pasando un buen rato, ¿verdad, eh…? Vaya, debería ponerle un nombre.
- Sí, deberíamos invitarle a tomar café. Joder, estás muy borracho, ¿qué te has bebido mientras me llamaban, medio bar?

Frank bajó la cabeza y se observó las manos, sin contestar. El gato, por su parte, se limitó a lanzarle una mirada de “Estarás contento ¿no?”, y para su sorpresa, Gerard se sintió culpable de sus palabras. Suspiró con exasperación y tiró del brazo de su amigo para levantarle. Una vez de pie, le sujetó de la cintura y comenzaron a caminar, echando de vez en cuando un vistazo a sus espaldas para comprobar si el gato les seguía; y así era. Una vez llegaron al ascensor, el vocalista se giró y se encaró con el pequeño animal, en cuclillas.
- Escucha, diminuto ser, no tenemos leche para ti, así que será mejor que te vayas y vuelvas a tu… vida felina –el gato le contempló con una mirada asombrosamente orgullosa- No es nada personal ¿entiendes? Es solo que… bueno, no tenemos tiempo para nada, y mucho menos para entretenernos contigo. Vete.

Las puertas se abrieron con un sonido agudo, y Gerard se levantó, sintiéndose extrañamente estúpido por su intento de conversación. Estoy hablando con un gato, pensó mientras se rascaba la nuca con el entrecejo fruncido. Se encogió de hombros y volvió a la ardua tarea de tratar manejar a Frank, que reía ensimismado en algún pensamiento extraño y pulsaba todos los botones de las plantas. Antes de que las puertas metálicas se cerrasen y les privasen de la visión del pasillo extendiéndose a lo largo de la planta, Gerard miró al gato y le sacó la lengua con una sonrisa de medio lado.
Bien, se encargaría de extender esa pequeña anécdota entre sus compañeros de grupo, y… bueno, se la contaría a quien pudiese, era demasiado absurda como para que muriese en una resaca del día siguiente. Ahora, después de varias horas, por fin podía descansar y despreocuparse de Frank, era la oportunidad de leer el maldito poema. Joder, le temblaban las manos al sacarlo del bolsillo. Respiró hondo y lo desdobló con cuidado, echando un vistazo rápido al cuerpo dormido de su amigo. Posó su mirada en la primera línea y comenzó a leer:

Eres de la existencia conocedor y maestro,
Que de la propia y otras mentes se ha ido enriqueciendo.
El fénix que voló desde la locura hasta el cielo
Y que, aun envuelto en lágrimas, tuvo un sueño.

Y tú miraste al Sol y te levantaste del suelo,
Y despacio entre cenizas te viste renaciendo.
Como el suave susurro de la arena en el desierto,
Como el rumor de esperanza en la nieve de este invierno.

Y el aire se levantará para que alces el vuelo,
Y sacarás de tu alma la agonía y el veneno
Sabiendo que algún día sanearás tu apaleamiento,
Sabiendo que algún día te desprenderás del yelmo.

Y ahora no puedes ni imaginar la salida, y pienso
Que ojalá pudieras creer en ti como yo creo.
Pero algún día al fin podrás sentir lo que yo siento,
Pero algún día podrás ver en ti lo que yo veo.

Y permaneceré contigo en cada error o en cada acierto,
Con ganas elogiando y con cariño corrigiendo.
Para dejar constancia de mi paz en tus infiernos,
Para que nunca vuelvas a sentir que estás muriendo.


Se quedó un minuto callado, sin poder creerse que aquellas palabras hubieran salido de Frank, su Frank, el que en las sesiones de producción de nuevos materiales se limitaba a aportar musicalmente, huyendo de la composición de las letras. Lo releyó una, dos, tres veces más. Era precioso lo que le decía en aquellas estrofas, era reconfortante y dulce, justo lo que necesitaba y no se atrevía a pedir a nadie. Y antes de que pudiese darse cuenta, una lágrima escurridiza empañaba la tinta de dos letras escritas en el papel.



Poema de: Raquel Lisón (una amiga mía)

121ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Dic 05, 2008 1:06 am

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capitulo27



¿Dormía? No era capaz de razonarlo en ese momento, oía y reconocía diferentes ruidos, como el de los muelles de la cama al sentarse alguien al lado suyo, el sonido de un papel al doblarse cerca de su oído… sí, estaba en ese estado de duermevela en el que la realidad y el mundo de los sueños conectan unos minutos antes de entregarte por completo al descanso. Notó un brazo aferrarse en torno a su cintura, un cuerpo acercarse a su espalda, y reconoció de inmediato el olor único y dulzón de Gerard. Inconscientemente apretó la mano que le rodeaba para que no se alejase de él, y de una vez por todas, se durmió. Su noche estuvo plagada de sueños inquietantes, posiblemente fruto del alcohol que había consumido esa tarde; se despertaba cada pocos minutos con un calor insoportable, agobiado por molestas pesadillas, sin poder encontrar la postura adecuada y despojándose del edredón para buscarlo más tarde. Cuando el día llegó y la habitación quedó sumida en una penumbra rallada por el Sol mañanero, apenas sí podía recordar pequeños fragmentos de esos sueños oscuros, solamente se le aparecía en la mente una cara blanca de labios morados y ojos negros… tenía la sensación de que le hubiese estado persiguiendo durante toda la noche. Bueno, ya está bien, pensó mientras se frotaba los ojos y giraba su cara para quedar a pocos centímetros de la de Gerard. Sonrió, pese a la pesadez que se había adueñado de su cabeza. No supo si fueron largos segundos o cortos minutos los que estuvo contemplando el rostro de su amigo, pero lo que sí que supo fue que, incluso con los moratones que le enmarcaban como recordatorio de su pelea, no le podía parecer más perfecto.

_________________________


Quedaban dos horas para que terminase el tiempo que les había dado el hotel para recoger sus cosas y marcharse sin dejar señales de su estancia, pero ninguno de los cinco chicos sentía la urgencia de ponerse manos a la obra. Ray y Bob degustaban pastas suizas sentados en el hall mientras Gerard, Mikey y Frank conversaban en una habitación sobre nimiedades, tumbados en la cama boca arriba, contemplando el techo. Vocalista y guitarrista se sonreían de vez en cuando compartiendo un pequeño secreto: el poema escrito por Frank que la noche anterior Ge había leído finalmente. Este le había confesado a su amigo que el día anterior, al irse Mikey del cuarto, había sacado el papel doblado de su bolsillo y por fin lo había podido leer, quedándose realmente impresionado por la sensibilidad que había visto en sus palabras. Le reconoció también que había llorado, y que sin duda, tendría un poema de su puño y letra como respuesta. Llegados a ese punto se habían callado para dejar paso a que sus manos hablasen, acariciándose las mejillas y los hombros y abrazándose con fuerza sobre las sábanas. Entonces había llegado Mik, interrumpiendo aquella escena sin saberlo, preguntando por el estado de Frank después de su ‘noche loca’; y ahí se encontraban ahora, prometiéndose con unas breves miradas lo que harían en cuanto tuviesen un pequeño rato libre para estar solos. Gerard se acariciaba el dedo anular derecho, firmemente sujeto a la muñeca por una pequeña escayola dada la fractura que se había hecho hace días, y miraba absorto el gotelé del techo intentando adivinar posibles formas en él cuando, repentinamente, Frank tomó impulso y acercando su cara a la suya, rozó su nariz con la de él y le comenzó a besar con varios picos seguidos bajo la mirada de aprensión de Mikey.
- ¡Eh, eh! No deseo veros en acción ¿sabéis?
- Oh, perdona –contestó Gerard sonrojado apartando la cara de la de Frank. Este gruñó y se la sujetó de nuevo; volvió a entrar en contacto con sus labios tímidamente mientras acariciaba su cuello.
- Está bien, ya pillo la indirecta, os dejo solos –dijo Mikey incorporándose.
- Oye –dijo el guitarrista agarrándole de la camiseta y volviendo a tumbarle bruscamente sobre la cama- ¿Acaso te da asco que nos besemos?
- No, no es que me de asco, simplemente se me hace violento, preferiría no verlo.
- ¿Por qué? –intervino Gerard- Yo no me voy de ninguna habitación cuando tú besas a Alicia.
- ¡No es lo mismo!
- ¿Por qué no es lo mismo, porque somos hombres? –exclamó Frank- ‘Homophobia is gay’, recuérdalo.
- Tío, no es homofobia, no te permito que me taches de eso. No es porque seáis hombres, no te confundas, es porque sois mi hermano y mi mejor amigo ¿entiendes? –Frank enarcó una ceja en gesto escéptico- Vamos a ver, siempre he estado a favor de la libertad de expresión, y… bueno, incluso tuve la etapa de tener curiosidad por todo esto, así que cierra la boca porque los tiros no van por ahí.
- ¿Tuviste curiosidad? ¿A qué te refieres?
- Pues ya sabes –alegó con un ademán que pretendía quitarle importancia a lo que iba a decir a continuación- Por saber si se sentía lo mismo que con una mujer. Me intrigaba mucho cómo sería besar a un hombre, la verdad.
- ¿Y besaste a alguien para saberlo? –intervino Gerard con una sonrisa de medio lado.
- Qué va. Y no por falta de oportunidades, la verdad.
- ¡Venga ya! –rió Frank- ¿Tuviste pretendientes?
- Bueno, yo no lo llamaría así. Era un chico del vecindario con el que hablaba alguna vez –y añadió hacia su hermano-: Raphael Bond, ¿te acuerdas de él?
- ¿Raph? Joder, claro. Fue el primer homosexual reconocido en nuestro barrio, levantó muchísima polémica. ¿Cómo es que te tiró los trastos?
- Pero oye, Mik –interrumpió el guitarrista- Entonces… ¿nunca has besado a un tío? –Mikey negó con la cabeza- ¡Vaya!, ¿y no sigues teniendo curiosidad?
- Yo que sé, tío, pues no, no creo.
- Eso no suena muy convincente –declaró Gerard- Yo te besaría, pero el incesto es algo que está muy mal visto hoy por hoy.
- Aunque no estuviese mal visto, creo que preferiría besar a otra persona, Gee, no te ofendas.
- ¿Te puedo besar yo? –preguntó Frank bruscamente mirándole con avidez.
- ¿Qué? ¡No!
- ¿Por qué? Será corto.
- No me apetece ahora.
- Mikey, no te supone ningún esfuerzo dejar que te bese, y prometo que cuando tú me digas pararé –el bajista le miró con el ceño fruncido- Venga, me apetece besarte, y no sabes lo que se siente, ¿piensas que te va a resultar desagradable?
- No, pienso que me va a resultar raro y…

Pero no pudo decir más, porque su boca fue sellada por la de Frank. Este había aprovechado un momento en el que el bajista se había comenzado a mirar las uñas para abalanzarse sobre él y cogerle por sorpresa. Funcionó. Del impulso que había tomado Frank, hizo caer a Mikey de espaldas, que no pudo hacer más que sujetarse a su cadera para intentar guardar el equilibrio. Pero ambos cayeron sobre el colchón bajo la risa estentórea de Gerard. El guitarrista acariciaba los dientes de su compañero con la lengua, divertido por lo confuso que le había dejado. Le agarró del cuello y atrajo su boca más hacia él hasta hundirse en ella por completo. El bajista reprimió un gemido mezcla de protesta y sorpresa, e intentó zafarse del peso de su amigo, pero fue en vano. Frank revolvía el pelo de Mikey con una mano, y con la otra le acariciaba la cintura y la acercaba a la suya. Cuando por fin se separaron para respirar, Mik empujó como pudo a su amigo con el antebrazo, y gritó:
- ¡Dios! ¡FRANK!
- ¿Qué? ¿Qué te ha parecido? –se defendió con una sonrisa enorme.

Gerard hundía su cara en la almohada para sofocar sus carcajadas, no quería ofender a su hermano.
- ¡Me has hecho el ataque del calamardo, me has metido la lengua hasta el estómago, joder!

Gerard no pudo más: se rindió a una risa interminable mientras se golpeaba en las rodillas con sus puños y dejaba que alguna lágrima se le escapara de los ojos. Frank se unió a su risa y le dio una palmadita conciliadora a Mikey en el hombro, obviando su cara de aprensión.
- ¿No te ha gustado?
- ¿Me lo preguntas en serio? –espetó limpiándose la boca de un manotazo y levantándose de la cama- Será mejor que me vaya antes de que te hiera el orgullo.

El guitarrista rió y le guiñó un ojo para provocarle; no sabía porqué, pero le encantaba ver al menor de los Way despotricar, y sobre todo contra él. Era realmente gracioso. No se dio cuenta de que su amigo acababa de pasarse la lengua inconscientemente por los labios para captar mejor la humedad que había dejado en su boca. Este no esperó a que las risas aumentaran: caminó hacia la puerta y se fue de la habitación, chascando la lengua e intentando calmar el cosquilleo que se había depositado en su estómago. Puto salido, pensó divertido. Salió dejando un breve silencio en el cuarto, en el que los dos que quedaban sobre el colchón se miraron sin saber muy bien qué hacer.
Gerard posó sus ojos en los labios de Frank, brillantes y ligeramente enrojecidos del pasional morreo que le acababa de dar a su hermano, y, acercándose a gatas hacia él, los mordió. No hizo falta más, el mes que llevaban sin apenas tocarse hizo el resto. Ambos comenzaron a despojar al otro de sus prendas, arrancándose las camisetas y rompiendo casi literalmente las hebillas de sus cinturones por la impaciencia. Ni siquiera esperaron a estar desnudos, comenzaron a tocarse y hundir sus caras en el cuello del otro. Gerard empujó a Frank para tumbarse sobre él y comenzó a lamerle el cuello y a recordar el sabor que tenía la piel de su amigo. Siguió bajando hasta el pecho, donde se dedicó a dejar brillante la tinta negra que conformaban sus tatuajes, y descubrió un piercing en el pezón. “¿Cuándo cojones te has hecho esto?” le preguntó sorprendido. Bien, no le importaba la respuesta, lo único que le importaba era que le ponía la visión que le ofrecía Frank, extendido debajo de él, con las pupilas brillantes y dilatadas, la respiración alterada, el pantalón desabrochado, su piel morena humedecida con su saliva… y ese pequeño aro de plata anclado en su pezón. Uf, impresionante. Sintió cómo la sangre bombeaba en sus partes bajas. Instintivamente, acercó su cadera a la suya hasta que sus entrepiernas se rozaron, suavemente. Volvió a hacer el movimiento, esta vez acercando más sus cinturas, y de nuevo otra vez, sin prisa, observando los gestos de Frank, que, apoyado sobre sus codos, había echado la cabeza hacia atrás y miraba el techo sin verlo. Se inclinó sobre él para besarle el cuello de nuevo, subió hasta la oreja y la mordió con delicadeza. Oyó a su amigo sofocar un pequeño gemido, y no pudo más: se incorporó y de un tirón, le zafó de sus pantalones tirándolos por el aire. Pudo notar la erección de Frank bajo los calzoncillos, y la acarició con el dedo índice y corazón, regocijándose por dentro de cómo el pecho del guitarrista subía y bajaba cada vez con mayor rapidez.
Le miró a los ojos; se enfrentaron sus dos miradas verdes. Tenían muy claro que no querían volver a echarse así de menos, por fin se daban cuenta de que eran lo único que tenían de valor en la vida del otro. ¿Y si se enteraba la gente? Oh, en cuanto atrapasen a Mr. White, sería lo primero que le harían saber al mundo. Gerard le acarició la mejilla, pasó las yemas de sus dedos por las cejas, la nariz, los pómulos, la boca… introdujo juguetón dos dedos en ella hasta tocar su lengua, la cual les recibió como si fueran un caramelo. Sonrieron, y el vocalista volvió al ataque. Recorrió el abdomen de su amante con los dedos mojados y al llegar a la goma de su prenda interior, fue bajándola despacio hasta dejarle completamente desnudo y a su merced. Observó su sex0 con añoranza y lo acarició, sujetándolo con la palma de la mano y moviendo el pulgar arriba y abajo. Frank gimió mientras le observaba: Gerard tenía las mejillas sonrosadas y el pelo revuelto, que le caía en mechones tapándole en parte los ojos. Un bulto expectante resaltaba en su pantalón negro, esperando las pertinentes atenciones. Pero era él el que llevaba la iniciativa, el que le dominaba en esos momentos mientras le masturbaba subido a horcajadas sobre sus muslos. Sin previo aviso, su boca entró en contacto con su erección, primero para besarlo castamente durante largos segundos, más tarde para acariciarlo con su lengua, y por último, para cubrirlo con su calidez. Apenas se dio cuenta de que jadeaba como si estuviese huyendo de un fantasma. Sintió como el placer se iba expandiendo de ese punto en concreto al resto de su cuerpo, ese conocido cosquilleo eléctrico que despertaba cada fibra de sus músculos y que le perlaba el cuerpo en pequeñas gotas de sudor. Comenzó a subir el volumen de sus gemidos con los primeros espasmos del orgasmo, y supo que en pocos segundos terminaría si Gerard no paraba, así que le avisó acariciándole la cabeza. Su amigo cesó y le miró con la respiración alterada. Se incorporó excitado y le succionó y mordisqueó el pezón que se había decorado con ese morboso pendiente. Probablemente se lo hubiese colocado en los dos días que pasaron separados antes de que retomasen la Gira, recordaba ahora que a su amigo le relajaba colocarse piercings cuando pasaba una mala racha. Una especie de tratamiento. Rió mientras se separaba de su pecho y volvía a descender hasta su sex0. Al cabo de medio minuto, Frank llegaba al orgasmo y se dejaba caer exhausto sobre el colchón, humedeciendo las sábanas con el sudor de su espalda.
Ahora le tocaba a él, era consciente de la dureza a la que había llegado Gerard mientras se encargaba de darle placer. Se levantó aún jadeando y empujó a su amigo contra el respaldo de la cama, acorralándole entre la pared y él. Palpó sus pantalones y colocó su mano en la entrepierna, acariciándola en un movimiento repetido que hizo que se le agolpase la sangre en la cara. Lamió sus hombros y la línea que hacían hasta las clavículas, subió por la garganta y llegó hasta su boca. Introdujo su lengua con brusquedad, apretando su boca excesivamente fuerte contra la de él, como hiciera hacía apenas diez minutos con Mikey. Se sorprendió al comprobar las similitudes que tenían los dos hermanos al besar, el tacto de sus lenguas, la suavidad del interior de sus mejillas, y comenzó a incrementar la velocidad de las caricias en la entrepierna de Gerard, que gimió dentro de su boca. Procedió a tumbarle con cuidado, sin separar la boca de la suya, recorriendo esta vez su paladar. Le alzó las caderas para poder bajarle el pantalón y quitárselo como si quemara, y tiró de los calzoncillos hasta conseguir lo mismo. Ya estaban desnudos uno encima del otro, aspirando sus aromas y el tacto de sus enmarañados cabellos, y abrazándose sin ningún tipo de prisa, como si no tuviesen que irse de ese hotel en menos de una hora y media, como si todo el tiempo que hubiese transcurrido esos infernales días solo pudiese desembocar en ese momento. Dieron dos pequeñas vueltas sobre el colchón y cayeron bruscamente al suelo, riendo entrecortadamente entre beso y beso. Gerard se incorporó en la moqueta y, colocándose frente a Frank, le separó las piernas y las enroscó en torno a su cintura. Ahora que se fijaba bien, su amigo lucía un moratón en medio del esternón; recordó haberle tirado una taza de té justo en ese punto cuando discutieron, y ahí lo besó a modo de disculpa. El guitarrista sonrió y se preparó para ofrecerse y complacer a Gerard, era su turno de desfogarse. Cerró los ojos y sintió cómo vacilaba unos segundos antes de comenzar a introducirse en él con suavidad; parecía querer controlar bien la pasión que le dominaba para no hacerle daño. Ambos suspiraron casi al unísono, uno concentrado mientras le resbalaban gotas de sudor por la nariz y otro tumbado y atento a las sensaciones.



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122ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Dic 05, 2008 1:07 am

greynail


Headfirst for halos
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Aquí sigue dee*

El reparo que pudiesen tener al principio de que alguno de sus compañeros de grupo les oyese al pasar casualmente por ahí pareció desaparecer cuando Gerard aumentó el ritmo de sus movimientos y no pudieron contener los gemidos que salían cada vez más fuertes de sus gargantas. Intentaban controlar el volumen, pero era jodidamente imposible, como algo ajeno a su voluntad. El vocalista cargó su peso por completo en el cuerpo de Frank mientras jadeaba al lado de su oído, y sintió como si un ejército de hormigas le empezase a recorrer el cuerpo, subiendo por la espina dorsal, alojándose en su nuca y haciéndole arquear la espalda con temblores. Se preparó para el punto cumbre, y por fin con una última embestida, más fuerte que las demás, soltó un prolongado sonido afónico, dejándose caer, que anunció que había llegado al orgasmo. No puso oposición cuando su amigo se adueñó de su boca, y se dejó abrazar y acariciar durante un largo rato en el que permaneció con los párpados fuertemente cerrados.

_________________________


Bien, de nuevo se encontraban al amparo de su autobús, viajando por carreteras comarcales rumbo a nuevos escenarios, nuevas ciudades, nuevos hoteles. El conflicto con el último hotel de Moscú no había llegado a mayores por suerte para todos: ni una sola mención sobre la pelea con la seguridad en las revistas ni en los tablones de internet; podían respirar tranquilos por el momento. Dejaban atrás a Eva, la recepcionista que tantos problemas había dado, “de una puta vez”, como se había encargado de remarcar Gerard mientras cruzaban el vestíbulo cargando con las maletas.
Una pregunta que ya se había hecho permanente para todos los miembros del grupo flotaba en el ambiente: ¿les estaría siguiendo Mr. White en esos momentos? No había nada que no se esperasen ya. Debían estar preparados para todo.

123ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Dic 05, 2008 1:12 am

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capitulo28



Sintió que le faltaba el aire. Pero no era como otras veces en las que quedaba exhausto por algún esfuerzo y con pararse unos segundos a recuperar el aliento bastase. No, esta vez era diferente, notaba un dolor punzante en el comienzo de la tráquea que le impedía coger oxígeno con comodidad, y emitía un silbido involuntario al expulsar el aire. Sabía que no era buena idea subirse los cuatros pisos por la escalera, pensó chascando la lengua mientras se secaba con el dorso de la mano el sudor que había empezado a nacer en su frente.
- ¿Frank? –pegó un salto en el sitio y levantó la mirada asustado. Era Mikey, que subía los últimos peldaños detrás suyo- ¿Estás bien?
- Eh sí… -contestó tosiendo como haría el mismísimo Polifemo si tuviese un constipado y se dobló por la mitad cuando el dolor volvió a atenazarle los pulmones- Bueno, un poco cansado, ya me ves –dijo volviendo a toser.
- Estás rojísimo tío, y… silbas al respirar –comentó frunciendo el ceño- ¿Es por lo de…?
- ¡Sshh! ¡Cierra la boca!
- Madre mía, Frank, dentro de unos pocos años al geriátrico ¿eh? –gritó Bob apareciendo por la escalera seguido de Charley- No estamos ya para estas andadas.

Frank rió forzadamente mientras controlaba con movimientos espasmódicos las terribles ganas de toser. La joven enfermera se acercó con gesto preocupado y le levantó el rostro para examinarlo mientras el batería se alejaba por el pasillo. En un susurro que solo él escuchó le dijo “¿Estás bien?”, haciendo con esa pregunta otras tantas que venían incluidas sin siquiera hacerlas. Asintió palpándose el pecho y le guiñó un ojo para tranquilizarla. “Luego me paso por tu habitación”, comentó ella a la vez que Gerard y Ray llegaban riendo de subir la escalera.
Estaban en el nuevo hotel, un Cinco Estrellas, como se había encargado de informarles Brian, y para inaugurarlo nada más cenar, no se les había ocurrido mejor cosa que subir los cuatro pisos que separaban al comedor de sus respectivas habitaciones a pie, obviando el ascensor. El guitarrista pensó que se merecía el mal rato que estaba pasando por irresponsable. Charley le había advertido ya que no debía hacer ningún tipo de ejercicio que le exigiera un mínimo esfuerzo, y se había pasado las precauciones por el forro.
Sus pulmones habían empeorado notablemente desde que retomasen la Gira. Algún ínfimo ataque de asma en determinados momentos le había hecho sentarse hasta recuperar el ritmo respiratorio, y es que el stress influía de manera sobrehumana en el funcionamiento de su cuerpo. Obviamente, de la evolución de sus pulmones solo tenía noticia Charley, que era la que llevaba su caso mientras estaban fuera del hospital, administrándole los medicamentos y controlando sus reacciones físicas, y Mikey y Ray, a los únicos a los que había sido capaz de confesarle su estado. No se veía con ánimos de entablar una conversación seria con Bob últimamente, cada vez era más difícil acceder a él en ese sentido, y Gerard… ¿iba a involucrarle en su preocupación? Él se lo tomaría mucho peor que cualquier otro, dado que se sentía culpable de que sus pulmones se hubieran jodido. Era absurdo, ya que él no había tenido culpa de nada, ni había provocado el accidente del bus, ni le había pedido que le buscara dentro de él, pero así estaban las cosas. Gee tenía muchas cosas con las que cargar psicológicamente hablando, sería muy egoísta por su parte informarle del estado de su salud, cuando era más que probable que en cuanto Charley le aplicase un tratamiento más fuerte, mejoraría. Al menos hasta que llamase el hospital dándole los resultados definitivos de sus radiografías y concertándole una cita para el quirófano, lo cual tardaría dado que tenía a unas ciento cincuenta personas por delante suyo en la lista de pacientes a operar.
- ¿Te has mareado, Frankie? –dijo la voz de Gerard cerca de su oído. Le miró y contempló su sonrisa picarona- Eso te pasa por querer ganar siempre en todas las carreras.

El guitarrista le sacó la lengua y todos se dispusieron a caminar alegremente hacia las habitaciones, comentando lo que habían echado en falta de los lujosos hoteles de Cinco Estrellas, y riéndose de la emoción de Charley por ser ese el primero que pisaba. “¡Oh, Dios mío, las luces se encienden a mi paso!”, gritaba casi saltando y agarrándose su corta melena pelirroja con los ojos abiertos por la sorpresa.

_________________________



El móvil de Gerard vibró en el bolsillo de su pantalón, sobresaltándole. Descolgó sin mirar la pantalla murmurando algo relativo a tirar el teléfono por la ventana y contestó de mal humor mientras daba una calada a su cigarro:
- Quién.
- ¿Qué tal el hotel, Way? –contestó al otro lado de la línea una voz alegre.
- Brian –sonrió expulsando el humo por la nariz- ¡Fantástico, tío! Gracias por el pequeño capricho que nos has dado, en serio. Es bestial, el servicio increíble, la decoración… todo.
- El mejor en toda la línea de hoteles de Nizni Nóvgorod, puntualizo.
- Wow. Pero escucha, ¿la agencia no estaba mal de pasta? Con lo del quiebre de la bolsa en New York y tal.
- Vaya, vemos las noticias ¿eh? –rió- Está mal para lo que quiere, como todas las empresas. Me las sé agenciar, tú tranquilo, esto apenas supone un gasto. Con media hora de concierto que deis está amortizado.
- No me tientes –dijo mientras llegaba a la salita de ocio del hotel y se sentaba en una mullida butaca de cuero- En fin, yo solo espero que esto no sea un regalo por interés.
- ¿Cómo por interés?
- Bajada de sueldo, por ejemplo –absolvió dando otra calada. Oyó a su amigo reír al otro lado y sonrió. Se alegraba de que se le hubiese pasado ya el enfado y todo volviese a la normalidad.
- No, en ese sentido la agencia no se puede quejar. Sois el grupo que más pelas estáis dándoles.
- Espero que lo tengan en cuenta. ¿Y cuántas provincias de Moscú nos quedan para volver a América?
- Pues… espera que llame a Hugo, que es él el que lo lleva ahora.
- ¿Hugo?
- Mi sobrino. Quiere aprender de este mundillo, ha terminado el máster de Economía y Empresariales y dice que le gustaría llevar la gestión de algún grupo. Me está ayudando con vosotros desde hace tres meses más o menos.
- ¿Y aún tienes la cara de decir que te estresa tu trabajo, teniendo ayudante? ¡Yo no tengo ayudante para cantar, que lo sepas!
- Tampoco tienes que encargarte de salvarle el culo a un divo que no hace más que meterse en problemas.
- Noto cierta intención en tus palabras –ironizó- ¿Y cómo lo lleva el enchufado?
- Sorprendentemente bien, la verdad, yo no sabía tanto a su edad. Se encarga de las finanzas, las facturas, supervisa el recorrido de la Gira, hace las gestiones con los patrocinadores… vamos, que gracias a él no os he mandado a la mierda en más de una ocasión.
- Que reciba mi bendición por hacerte todo el trabajo sin rechistar, entonces.
- Ah, aquí me lo trae. Gracias Hugo –dijo dirigiéndose a alguien que obviamente debía ser su sobrino- A ver, os queda por recorrer… Udmurtia, a unas tres horas y media de donde estáis… Samara, a dos de Udmurtia… Ástrajan, a dos de Samara, y… Chechenia, a tres de Ástrajan. Y ya desde allí os traemos para acá.
- Tengo ganas de terminar –murmuró tras un breve silencio.
- Lo sé. Pero te mentiría si te dijese que os queda poco.
- Ya. Han pasado tantísimas cosas que parece increíble que sólo llevemos cuatro meses de Tour. Se me está haciendo una vida, te lo juro tío.
- ¿Qué me vas a contar que no sepa? He adelgazado cinco kilos desde que apareció Mr. White.
- ¿Tengo protección aquí, por cierto?
- Tienes protección allá donde vayas. Entre la Seguridad y los medios de comunicación, es imposible que contacte contigo –Gerard contuvo un escalofrío al escuchar las dos últimas palabras- Nos estamos encargando de él a cada segundo, olvídate tú del tema.
- Eso es imposible –añadió con una sonrisa triste mientras apagaba la colilla en el cenicero. Se frotó el puente de la nariz sintiéndose de pronto terriblemente cansado- Escucha Brian… voy a ver si duermo algo ¿eh? Mañana tengo que estar despejado para pronunciar bien el puto nombre de esta ciudad –bromeó.
- Entrénate antes, no vayas a quedar en ridículo –respondió su amigo.
- Sí, anda, descansa tu también del trabajo que YA no haces, capullo.
- Yo también te quiero. Y llamadme con cualquier novedad.
- Descuida. Nos vemos, tío, cuídate.
- Ciao, bambino.

‘Click’. Se cortó la comunicación. Gerard se quedó mirando la pantalla del móvil con una extraña sensación en el estómago. Era algo contradictorio: sentía felicidad por el buen rollo que había reinado en la conversación, y en cambio se removía inquieto en el sofá, consciente de que había algo raro. La costumbre de que siempre haya algo malo, pensó encogiendo ligeramente los hombros. Levantó la vista y se quedó unos minutos contemplando a los numerosos jóvenes (y no tan jóvenes) que se abarrotaban en torno a las mesas de billar, gritando y riendo con la chispa del alcohol en sus pupilas. Se acercaron dos parejas a donde estaba él para pedirle un autógrafo, extasiados por su presencia, y al poco rato, subió a la habitación.

_____________________________



Estaba recién duchado, tumbado en la cama boca abajo, semidesnudo, con Frank a su lado acariciándole la espalda. Quedaba una hora para que marchasen al estadio en el que iban a tocar, y ni siquiera habían hecho una puta prueba de sonido con los instrumentos. Qué indiferencia se gastaban aquí sus amigos los rusos. Quedaba poco para dejar ese país, y no podía decir que le apenase: ni siquiera los fans tenían el calor que le daban en otros sitios de Europa, como Inglaterra o España. Debe de ser por el frío, que les encoge los cojones, pensó lanzando un suspiro.
En tres horas, el concierto dio su comienzo. Gerard no recordaba haber sudado tanto para conseguir mover a la audiencia con él, eran realmente difíciles de motivar. Pero contaba con la ayuda de sus compañeros. Los solos de Ray despertaban gran interés, así como los movimientos casi epilépticos de Frankie por el escenario o sus provocaciones sexuales -Frerard incluído- tan a menudo confundidas por padres conservadores con intentos de perversión de menores. Interpretaron todo su repertorio del último disco, arrancando gritos con ‘I don’t love you’, la cual Gerard dedicó a “ese tipo que persigue mi bonito trasero”, refiriéndose sarcásticamente a Mr. White. El escenario se tiñó de rojo cuando saltaron a la etapa Revenge, y antes de decir un último adiós a un público que no volverían a ver ya, el vocalista pidió un minuto de atención con su brazo en alto.
- Mis compañeros y yo hemos terminado nuestro repertorio, amigos –con estas palabras, la gente gritó ofuscada pidiendo que no, que jamás se fueran de allí, y Gerard con un puchero se frotó los ojos imitando el llanto de un niño al que le hubieran quitado el chocolate- Peeeero… -dijo cortando sus sollozos de golpe y abriendo exageradamente las pupilas- …hay una canción, una última canción que quiero añadir a la lista, si la promotora no me asesina en el intento. La conocéis, aunque es de una era ya bastante olvidada para nosotros. ‘Demolition Lovers’, hermanos –el auditorio vapuleó sus gargantas al unísono mostrando su aprobación mientras los componentes de la banda reían por el atrevimiento de su amigo de añadir una canción más a su antojo- Se la quiero dedicar a alguien. Alguien muy especial… más especial para mí de lo que yo seré jamás para vosotros. Sí, oh sí, ya lo creo. Me ha regalado tanto en estos últimos meses, que creo que jamás podré devolvérselo. No al menos en esta vida, aunque quizás con dos reencarnaciones más consiga amortizar mi deuda -a Frank se le secó la boca y sintió un nudo en la garganta. Habría jurado que si se hubiese puesto en esos momentos a buscarse el pulso, no habría encontrado latido- Mantendré su nombre en el anonimato mientras haya gente que busque hacerme daño a mí y a mi gente… -silencio repentino- …¡soy como Spiderman, hijos de puta! Como Batman y Superman… un maldito superhéroe contemporáneo. ¿Soy un héroe? –rió para sí mismo ante la ironía de su propia pregunta retórica y ante los auténticos alaridos que sus fans lanzaban al aire para convencerle de que eso es lo que era para ellos- No, lo cierto es que no. Tengo un don que creé por y para vosotros, podéis tomarlo si así queréis, es vuestro. Pero… los héroes no existen, por la sencilla razón de que ningún humano podría soportar la condición de ser héroe. ¿Atento y dispuesto las 24 horas del día? Ni hablar. No esperéis que sea un héroe con vosotros si me exigís vuestra entera dedicación recién levantado de la siesta, porque lo más seguro es que os patee el culo con mucho gusto. Necesitaría primero un cigarro, y por Dios, ¡los héroes no fuman! ¡Porque ellos son perfectos! –se escucharon risas por parte de la audiencia- Pero es igual, en estos últimos minutos estoy dispuesto a fingir para vosotros que sí soy perfecto, que no fumo, que soy virgen, que nunca probé las drogas, que soy enteramente vuestro y que no amo con todo mi jodido corazón a la persona a la que va dedicada esta canción…

Se giró para coger la botella de agua que tenía a dos metros y en el trayecto cruzó una breve mirada con Frank, que le miraba en mitad del escenario sin saber qué hacer, si reír o llorar, si besarle o empezar a tocar los primeros acordes de la canción. Gerard negó casi imperceptiblemente con la cabeza para que se quedase donde estaba; bien sabían ambos que todo se analizaría después en Internet, y el guitarrista no podía formar parte de ese análisis a ojos de nadie más que de ellos dos.
El cantante se entregó en cada nota y en cada sílaba del tema, haciendo especial énfasis al entonar “…I’d end my days with you in a hail of bullets…”, frase en la que se arrodilló en mitad del escenario apretando en su puño varios mechones de su cabello. El público calló cuando llegó el silencio que precedía a la melancólica guitarra de Ray, la cual bailó entonces alrededor de tres solitarias notas que se repetían desordenadas. Al aproximarse los últimos momentos de la canción, Gerard corrió hasta el filo del tablado, levantó el brazo con el que sujetaba micrófono para que los miles de personas cantasen al unísono “I mean this…”, y acto seguido, desgarró su voz gritando “…FOREVER!!”.
El eco de esta última palabra vibró un segundo en los oídos de todo el mundo antes de ser engullida por los aplausos y los vítores desenfrenados de los fans que, amontonados en el estadio, lloraban y saltaban ante la posiblemente mejor actuación en vivo de sus ídolos, sin siquiera sospechar que, por contratiempos del destino, acababan de presenciar una de las que serían las últimas actuaciones que el mundo vería ya de sus héroes.

124ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Vie Dic 05, 2008 6:13 pm

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capitulo29



- Bueno, Gerard, estamos esperando a que nos digas quién es esa persona –dijo Bob con un tono divertido mientras los cinco componentes del grupo se dirigían con sus instrumentos hacia el autobús por la estancia trasera del escenario.

El vocalista sonrió para sus adentros mientras sacaba un cigarro de la cajetilla y se lo colocaba entre los labios. Era obvio que se sucederían las preguntas por parte de sus amigos después de su actuación, pero ya había decidido que, por el momento, no estaban preparados para asimilar el nombre de esa persona que tanto les intrigaba. Frank y él habían hablado hacía tiempo de ese dilema, y el guitarrista no había mostrado convencimiento en que fuera pronto: tenía miedo de una reacción parecida a la que tuvo en su día Mikey al enterarse de todo. Y él… bueno, era obvio que no era partícipe de que lo supiese mucha gente por miedo a que la noticia pudiese propagarse, pero confiaba en sus compañeros de grupo, la verdad. En fin, tiempo al tiempo; cuando Frank estuviese más seguro darían el paso. Dio una larga calada y se giró para mirar a la cara a Bob, dispuesto a representar el teatrillo que se había preparado esa misma tarde en la habitación del hotel.
- ¿Qué persona? –contestó con el ceño fruncido en un intento de parecer confuso.
- ¿Cómo que qué persona, vacilón? La de 'Demolition Lovers'. Declaraciones de ese tipo no se hacen en público si luego no las vas a aclarar, que la gente se pone loca. Ya me estoy imaginando el Myspace mañana a rebosar de preguntas.
- Y las crónicas en Internet llenas de hipótesis –suspiró Mikey.
- Vaya, no sabía que se había interpretado de esa manera. Lamento deciros que me refería a mi padre; quería dedicarle algo en público.
- ¡Y una mierda! –replicó riendo Bob- “Me ha regalado tanto en estos últimos meses, que creo que jamás podré devolvérselo”. Eso es lo que has dicho. Y tú no has estado con tu padre en estos últimos meses.
- No, si ya me venía oliendo algo yo –comentó Ray con una ceja enarcada- Esos chupetones tapados con pañuelos, esas huidas repentinas a tu habitación… lo que no me explico es cómo has hecho para que no la viéramos. Te lo has currado, desde luego.
- Bueno, bueno –rió Gerard, mientras daba otra calada al cigarro- Está bien, tiempo al tiempo ¿ok? Voy con mucha cautela desde que Mr. White nos ronda. Además, no depende solo de mí que lo diga o no –miró con disimulo a Frank, que se sonrojó con violencia y bajó la mirada a los zapatos con una breve tos incómoda- Sé que a la otra persona no le haría gracia que lo supierais.

Tras estas palabras continuó un debate de opiniones que se alargó hasta el momento de llegar al aparcamiento, donde un agrio hombrecillo de pequeñas medidas se presentó como el nuevo chófer que habría de transportarles hasta el hotel. Una vez acomodados dentro del autocar, todos permanecieron callados cavilando en sus suposiciones mientras el bus se deslizaba por el asfalto como una serpiente. Frank apoyó su frente contra el cristal mientras sopesaba las opciones antiguas y las opciones nuevas: según Ray y Bob, los únicos que no sabían la respuesta del “enigma”, la persona con la que estaba Gerard -osea, él- no tenía nada que temer puesto que se consideraban gente de mente abierta sin derecho a juzgar a nadie. Claro que una cosa era que el vocalista se presentase en su habitación con una bonita y tímida chica de la mano, y otra muy diferente (aquí sintió su estómago contraerse) era que se presentase con él. No, se resistía a pasar por el mal trago de que sus amigos les tomasen en broma. ¿Y qué pensarían si supiesen que habían empezado con la relación pocos días después de cortar con Jamia, el supuesto amor de su vida, cuando estaban convencidos de que no tardarían en volver? ¿Volverían los prejuicios que tuvo que soportar ya en su día por parte de Mikey? ¿Las acusaciones de que utilizaba a Gerard por despecho? ¿De que no durarían porque no eran lo suficientemente maduros como para saber llevar las riendas de una relación tan complicada? Cerró los ojos por unos segundos con un nudo en la garganta. Se sentía repentinamente presionado. Una parte suya quería contarle todo a sus amigos, confiarles el secreto para poder respirar tranquilo por una vez en mucho tiempo. Otra se echaba irremediablemente atrás al imaginarse sus expresiones en el momento de la revelación.
Volvió la vista al paisaje que se extendía tras la ventana. Estaban cruzando una extensión seca cuyos raquíticos arbustos parecían mantenerse en pie por una mera cuestión de amor propio. A lo lejos dormitaba el fantasma de un gran lago. Pudo distinguir varios botes flotando sobre su plana superficie, con personas dentro de ellos, tal vez conversando plácidamente. Los envidió por dentro. Las estrellas yacían dormidas sobre las barcas y extendían su pequeño aporte de luz a lo largo de la negrura que dominaba los cielos. Sintió la presencia de alguien sentado al lado suyo, e intuyendo quién debía ser, abrió los ojos, los cuales había cerrado por el sueño sin apenas darse cuenta.
- Te vas a dormir –le susurró Gerard al oído. Se giró para mirarle mientras un nuevo revuelo en su pecho le agitaba la respiración con el recuerdo de lo que había pasado en el concierto. Tuvo unas ganas terribles de besarle hasta desgastarle los labios.
- No –contestó con una sonrisa de medio lado- Prefiero esperarme a llegar al hotel y dormir contigo.
- Ah, ¿con que eso es lo que quieres hacer conmigo en la habitación, dormir?

El vocalista inclinó su cuerpo ligeramente sobre el de Frank y rozó imperceptiblemente la nariz con la suya. El guitarrista contuvo un suspiro al sentir el olor de su amigo tan cerca de él. Si por él fuera, le habría cogido ahí mismo del pelo y se habría hundido en su boca con toda la fuerza que tenía, habría apretado su cuerpo contra el suyo hasta quitarle el aliento, le habría aprisionado las muñecas sobre su cabeza y… bien, vale, lo mejor era no torturarse con las escenas que se sucedían en su mente al mirar a su compañero, que le observaba con un brillo palpitante en sus pupilas. No debían olvidar que los demás miembros del grupo descansaban desperdigados por el autobús. Miró instintivamente por encima de la cabecera de su asiento, y fue localizándolos uno a uno. Estaban todos dormidos. Sin previo aviso, Gerard levantó su mano y la posó sobre su rodilla pillándole desprevenido. Oh oh, pensó el guitarrista. Ya sabía lo que venía ahora. Efectivamente: la mano comenzó a ascender por el muslo lentamente, juguetona, haciendo presión al llegar cerca de la ingle. Subió hasta la cadera y… volvió a bajar, deteniéndose unos segundos desafiante. Frank notó arder la zona que acababa de ser acariciada, y no tardó en sentir la desorientación que le atacaba cuando comenzaba a excitarse. Reconocía que no podía haber un momento más morboso que aquél, rodeados de gente que en cualquier momento podía despertarse y descubrirles, con la boca de Gerard a dos centímetros de la suya, o con un conductor que de vez en cuando lanzaba cortas miradas por el retrovisor para vigilar que no incumpliesen ninguna norma del estilo de no comer dentro del autobús ni poner los pies encima del asiento.
Ni siquiera le hubo dado tiempo a imponer algo de raciocinio y cordura en la situación cuando volvió a sentir la mano del vocalista trepando por la parte interna de su muslo hasta colocarse estratégicamente sobre… sus partes. A la mierda, pensó con un resoplido. Su cuerpo decidió por él que más tarde se castigaría por rendirse de esa manera al tacto de su amigo; y además, ¿qué había de malo en acariciarse un poco, en que jugasen a provocarse para poder luego dar rienda suelta a todo el desenfreno en la habitación del hotel? Tampoco iban a llegar a más estando dentro del auto, sería una locura… ¿no? Sonrió mientras lanzaba una nerviosa mirada al chófer, que parecía inmerso en una canción folklore y estrepitosa emitida por la radio local. Contempló entonces los labios de su amigo, húmedos, blandos, conformando una sonrisa pícara que no hacía otra cosa que acelerarle aún más el ritmo cardíaco. Era increíble la capacidad que tenía Gerard para alterarle con cosas tan insignificantes como una simple mueca con la boca, una carcajada, la proximidad de su cuerpo con el suyo… no pudo evitar morder con brusquedad esos labios que tenía tan al alcance de su boca pillando por sorpresa a su amigo, que reprimió un pequeño gemido mezcla de sorpresa y dolor. Pero le daba igual hacerle daño, y de hecho apretó con su mano la nuca para atraerle más hacia él, tirando de los mechones de pelo que le caían por la mitad del cuello. El vocalista frunció el ceño al notar los dientes de Frank clavársele en los labios, y antes de que pudiese apartarse, notó la cálida lengua de su amigo colarse en su boca tranquilamente y rozar la suya con parsimonia en contraste con la brusquedad del gesto anterior. No pudo explicar lo que le produjo en el cuerpo ese contacto. No había sido apasionado ni desenfrenado, había sido simplemente… ¿cuál era la palabra? Erótico. Un roce lento y lascivo que en la vida le había visto hacer a su amigo con él y que le creó un cosquilleo que se le extendió por cada célula de su sistema nervioso, por la espina dorsal, la nuca. Se separó para mirarlo con curiosidad.
- ¿Y eso? –susurró saboreando la saliva que se le había adherido a los labios.
- Son cosas que se aprenden estando contigo –contestó enarcando una ceja- Y… ¿tu mano no estaba… haciendo algo?

Oh, lo había olvidado: su mano seguía colocada sobre el paquete de Frank. Rió con su atrevimiento. ¡Realmente estaba aprendiendo de él! Ahora sé cómo se me ve desde fuera, pensó parpadeando. Acarició la cremallera con el dedo índice y la bajó sin ningún miramiento. El guitarrista cerró los ojos con un suspiro acomodándose en el asiento; ahora Gerard tenía una mayor accesibilidad a esa zona, por lo se quedó observando el triángulo de tela negra que quedaba al descubierto de los calzoncillos de su amigo. Se inclinó sobre él para lamer su hombro; pegó los labios a su cuello y pudo sentir el calor que desprendía su piel. En el momento en el que comenzaba a distinguir el característico olor de su amigo, ese que le volvía tan loco, sintió las manos de Frank adentrarse en su pantalón y apretar con fuerza sus nalgas. Jadeó contra su cuello, mientras introducía los dedos dentro de los calzoncillos del guitarrista y comenzaba a moverlos con ligereza, acariciando la suavidad de su miembro y notando la dureza que este iba adquiriendo según lo iba tocando.
Sin previo aviso, un grito por parte del chófer y un ruido agudo y desagradable rompió la dimensión que habían creado en esos pocos segundos. El autobús se tambaleó peligrosamente haciendo despertar sobresaltados a los componentes de la banda que dormían. Pegó un tremendo frenazo que pareció no terminar en la vida y que tiró a Frank y Gerard al suelo, uno encima del otro, respectivamente. El vocalista se golpeó fuertemente en la cabeza con la caída y gimió bajo el peso de su compañero, que se puso de rodillas y se abrochó los pantalones rápidamente con el corazón a mil por hora golpeándole en el pecho.
- ¡Gerard! –exclamó al ver un hilo de sangre que salía desde la boca de su amigo- ¿¿Estás bien?? ¡Mierda, lo siento, no quería caer encima tuya!
- Mmmm… -gimió palpándose con torpeza el labio y mirándose los dedos manchados. Parecía aturdido por la caída. Ciertamente, el golpe había sido brutal, se había dado en un costado de la cabeza sin siquiera poder frenar la caída con las manos, y ahora aparecían unas pequeñas manchas de color rojo en su ojo derecho- ¿Qué… qué coño ha pasado?
- N-No lo sé.
- ¿Estáis bien? –apareció Mikey asustado, deteniendo su mirada en el labio de su hermano, que seguía tirado en el suelo con la mirada perdida en el techo del autocar.

El aludido volvió a gemir al sentir una punzada atravesarle el cráneo de lado a lado. ¿Se lo habría partido en dos, como un coco? Podría ser, había sonado un ‘PAM’ fortísimo al golpearse con lo que fuera que se hubiese golpeado, y apenas podía abrir los ojos sin que se le nublara la vista de color sangre. Unas manos le golpearon suavemente en la mejilla para despejarle, incrementando el dolor de su cabeza. Dios, realmente era como tener un clavo semi-metido mientras un martillo lo iba introduciendo a golpes. Alguien le agarró de las axilas y le tumbó en los asientos. Más voces se arremolinaron en torno a él, y un pañuelo le limpió la brecha que se había hecho en el labio inferior. Volvió a recibir las palmadas en sus mejillas, y abrió los ojos con el ceño fruncido.
- ¿Podéis dejar de… darme en la cabeza, mamones?
- Vale, creo que ya está recuperado –rió Bob a su lado.

__________________________



Charley aplicaba una bolsa llena de hielos a Gerard en la zona lastimada. Era impresionante el chichón que tenía, justo encima de la oreja; parecía crecer por minutos. El vocalista gruñía por el contacto del frío con el bulto, era desagradable, y dolía. Pero estaba demasiado mareado como para articular una queja decente. Al parecer, lo que había ocurrido para que el autocar derrapase de esa manera era que se había cruzado una furgoneta en el carril por el que circulaban, haciéndole pegar ese volantazo al chófer. Mikey y Ray habían acabado también en el suelo, dado que estaban durmiendo tumbados en el momento del frenazo, mientras que Bob en cambio, se había golpeado en el pómulo con el cenicero del asiento de delante y lucía un feo moratón en la zona. De todas maneras, el peor parado había sido Gerard. Aún se le aparecía en la retina una mancha de forma irregular que le distorsionaba la visión del ojo derecho. La enfermera chascaba la lengua impaciente al comprobar que el anti inflamatorio no daba resultado. Miró a Frank, que observaba la escena de brazos cruzados con un gesto de preocupación en el rostro.
- ¿Los demás están durmiendo? –preguntó la joven. El guitarrista asintió.
- Sí, les he dicho que se fueran a dormir, que Gerard ya se encontraba mejor.
- No deberías hacer nada esta noche, Gee. Acuéstate y deja reposar la cabeza.
- Me encuentro mucho mejor, Charley –murmuró el vocalista masajeándose los párpados- Me doy una ducha fría y listo.
- ¡No, ni se te ocurra salir por ahí esta noche!
- Oh, no no… no pensaba salir de la habitación esta noche, la verdad –contestó mirando a su amigo, que le guiñó un ojo con media sonrisa.
- Frank, le dejo bajo tu supervisión –absolvió la pelirroja señalándole con un dedo amenazador- Que no salga de la habitación esta noche. Estate encima de él.
- Bien, intentaré… -rió por las palabras de la enfermera- …intentaré estar encima de él toda la noche –carraspeó- Te lo prometo.
- Confío en ti ¿de acuerdo? Tiene que descansar, por su bien.

Recogió las cajas de medicamentos que había dejado en la mesilla de noche y salió, dándoles un beso en la mejilla a cada uno y dejándoles solos. Ambos se miraron conteniendo la risa, y acto seguido el guitarrista se lanzó sobre su amigo, cubriéndole la boca de castos besos.
- Hmmm… ya has oído lo que ha dicho Charley ¿eh? –susurró Frank retirándole el flequillo de la frente- Tengo que estar encima de ti toooda la noche.
- Y no me puedes dejar salir de la habitación.
- Exacto –dijo cogiendo las muñecas de Gerard y sujetándolas por encima de su cabeza- Eres mi prisionero.
- Eso suena muy bien –sonrió provocativamente.

125ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] - Página 5 Empty Re: ºo0 Memorias de una Gira 0oº [G&F] Dom Dic 07, 2008 7:23 pm

x_Tefy_x

x_Tefy_x
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish
It's not a fashion statement, it's a fucking deathwish

Blanka, te juro que cuando acabe Queer as folk (me quedan solo 5 o 6 capítulos T_T) leo tu fic! I love you
Jajaja, he visto lo de tu fotolog, de las series que te estás descargando
Death note (L)(L)(L)(L)(L)
Prácticamente las he visto/veré próximamente todas XD

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